A sólo dos meses de dejar el cargo, Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, viajó a la Amazonía. Una visita que hizo junto con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y en la que anunció la entrega de diversos fondos para detener la pérdida de los bosques amazónicos. Por primera vez un presidente estadounidense en funciones visitó la selva amazónica.
Sin embargo, esta administración demócrata está de salida y en su lugar, el 20 de enero de 2025, asumirá el cargo Donald Trump, del partido Republicano, quien durante su primer gobierno —del 2017 al 2021— mostró fuertes posturas negacionistas sobre el cambio climático, una posición que ha abierto dudas y preocupaciones con relación a las decisiones que pueda tomar su administración sobre los temas ambientales.
A ello se suma que Trump decidió colocar a Lee Zeldin como jefe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), un excongresista republicano del estado de Nueva York, quien votó en contra del proyecto de ley sobre el clima de Joe Biden y contra un mejor control de las emisiones de metano, uno de los gases de efecto invernadero. “Él establecerá nuevos estándares en materia de revisión y mantenimiento del medio ambiente que permitan a Estados Unidos crecer de forma sana y bien estructurada”, dijo Trump tras la designación de Zeldin.
Otra de las designaciones cuestionadas ha sido la del multimillonario Elon Musk para liderar, junto con Vivek Ramaswamy, el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Musk es considerado un líder de la transición energética por sus empresas Tesla, dedicada a la fabricación de vehículos eléctricos, y Tesla Energy, que produce paneles solares, sin embargo, estas compañías han sido notificadas por la EPA en varias oportunidades por violar regulaciones ambientales.
En la lista del equipo de gobierno de Trump figuran otros personajes controvertidos como Robert F. Kennedy Jr., en la Secretaría de Salud y Servicios Humanos, quien es un conocido antivacunas; Chris Wright como Secretario de Energía, director de una empresa petrolera que promueve y utiliza el fracking; y Doug Burgum como Secretario del Interior, quien sería clave para impulsar la producción de petróleo, gas y carbón y desmontar regulaciones.
“Hay una preocupación global porque Trump mencionó que hará exactamente lo que hizo en su primer mandato: salir del Acuerdo de París y autorizar inmediatamente un gran número de exploraciones de petróleo y gas natural. También ha mencionado que va a reducir la financiación del gobierno norteamericano para la conversión a energías renovables. Es un discurso político muy peligroso”, dice el científico brasileño Carlos Nobre, miembro de la Academia Mundial de la Ciencia.
En junio de 2017 Donald Trump anunció el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, un tratado internacional que busca frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de 2°C con respecto a la etapa preindustrial, con un esfuerzo adicional para evitar que supere los 1,5°C. Sin embargo, por las reglas de las Naciones Unidas, esta decisión sólo entró en vigencia en noviembre del 2020.
Meses después, con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, el país regresó nuevamente al Acuerdo de París. El 20 de enero de 2021, en su primer día en el cargo, Biden firmó la reincorporación de Estados Unidos a este tratado internacional.
Durante esta última campaña para llegar a la Casa Blanca, Donald Trump también ha anunciado un segundo retiro del acuerdo climático.
Alicia Guzmán, asesora senior de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) coindice con Nobre. “Podemos comparar el primer y segundo periodo de Trump y sabemos lo que podría pasar a nivel ambiental, es decir, se retira del Acuerdo de París. Pero hay otro tema, y es que Estados Unidos ha incumplido sus promesas de financiación climática y es seguro que la presidencia de Trump reducirá aún más sus contribuciones al financiamiento climático”.
David Purkey, director para Latinoamérica del Stockholm Environment Institute, da por sentado que “Estados Unidos se retire de todos los acuerdos internacionales”. En ese sentido, Purkey considera que esta decisión de Trump va a tener dos impactos. Por un lado está el liderazgo, dice el experto, pues considera que esta decisión “va a frenar todo el compromiso global en todos los demás países para implementar este acuerdo y respetar sus compromisos de sus NDC [Contribuciones Determinadas Nacionales]”, aunque, quizás, agrega, “otros país reaccionen y tomen el liderazgo de la transición para implementar cambios. Pero definitivamente va a cambiar la dinámica del liderazgo y de los compromisos”.
El segundo impacto es el de financiamiento, dice Purkey, “porque Estados Unidos contribuía mucho”, por tanto, considera que fondos como el Green Environmental Facility GEF (Fondo Mundial para el Medio Ambiente) se van a reducir.
Óscar Soria, cofundador de Common Initiative, un colectivo de expertos y activistas de los movimientos sobre biodiversidad, clima, tierra, derechos humanos y nueva economía, asegura que “uno de los desafíos que vamos a tener si Trump vuelve a salir del Acuerdo de París es que esto puede generar un efecto cascada con otros gobiernos de la región que están ideológicamente alineados con Trump como es el caso de Javier Milei en Argentina; Daniel Noboa en Ecuador y Nayib Bukele en El Salvador. Esto va a tener implicaciones importantes para la para la sociedad civil en esos países”.
Soria recuerda, sin embargo, que cuando Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París en el primer gobierno de Trump, los estados subnacionales del país norteamericano continuaron con las ambiciones establecidas en este acuerdo internacional, “obviamente, sin la representación del país, pero aún así, la mayoría de los estados en Estados Unidos continuaron con sus planes de reducción de emisiones de carbono y con todas sus metas climáticas”. Para Soria, la salida del Acuerdo de París lo único que logró fue debilitar la posición negociadora de Estados Unidos en el foro internacional. “La Convención [Marco de la Naciones Unidas para el Cambio Climático] ya sufrió este revés anteriormente, pero la ambición climática y la ambición por la transición energética continúan con o sin Estados Unidos”.
El cofundador de Common Initiative también hace referencia a la relación de Estados Unidos con los países de la región. En ese sentido, Soria considera que la administración de Trump va a tener una relación “mucho más cercana” con Ecuador, Argentina y El Salvador en toda la agenda anticlimática. “Estamos hablando desde una perspectiva completamente simbólica y de la estructura de la comunicación en cuanto a la batalla cultural y mediática que hacen estos líderes contra la agenda climática”. La cuestión climática va a ser un elemento transversal en las relaciones o en las tensiones diplomáticas entre varios países de la región.
“Que Trump haya ganado las elecciones tiene una serie de desafíos para los países de la región. Su política ambiental siempre ha sido hostil a las políticas ambientales adoptadas por su país y a la ley internacional ambiental. En ese contexto, creo que están en riesgo todos los avances que Estados Unidos generó en la región, relacionados a la cooperación en materia ambiental”, agrega Soria y pone como ejemplo la cooperación de Estados Unidos con varios países de Centroamérica para generar políticas que puedan mitigar el cambio climático e incluso mitigar los procesos migratorios de Centroamérica hacia Estados Unidos.
El domingo 17 de noviembre, Joe Biden sobrevoló la selva amazónica y aterrizó en Manaos, Brasil. Durante esta visita, el aún presidente estadounidense anunció que su país aportará 50 millones de dólares al Fondo Amazonía, un mecanismo para captar recursos con el fin de prevenir, monitorear y combatir la deforestación en este bioma.
“Me parece que fue una posición política de Biden para mostrar cómo un presidente que va a salir en dos meses es una mejor opción para la protección ambiental en el planeta, cómo combate la emergencia climática y vela por la protección de la biodiversidad. Me parece más un mensaje político”, dice el científico brsileño Carlos Nobre, quien estuvo con Biden durante el sobrevuelo.
Nobre comenta que durante el vuelo le explicó a Biden todo lo que está ocurriendo en la Amazonía: la sequía más fuerte de la historia, las áreas deforestadas cerca de Manaos y las cicatrices de los incendios forestales. Incluso lograron ver dos incendios en la zona norte de Manaos.
Alicia Guzmán considera que se debe poner atención en la visita de Biden a la selva amazónica y analiza este viaje desde una perspectiva estratégica y geopolítica. “Que Biden viaje a la Amazonía 60 días antes de la transferencia de gobierno tiene que ver con la relación política entre Estados Unidos y China. Creo que el talón de Aquiles de Estados Unidos es China”.
Guzmán explica que en este milenio China ha pasado de ser un aliado marginal de América Latina a convertirse en el “más importante aliado comercial” de la región, además “financia, por ejemplo, el Yasuní”. Con esto se refiere a la presencia de empresas chinas que operan en el sector petrolero dentro del Parque Nacional Yasuní en Ecuador.
China ya no es sólo el que vende productos, agrega Guzmán, sino que, por la falta de políticas hacia la región por parte de Estados Unidos y de la Unión Europa, diría que China termina siendo el mayor jugador geopolítico para la Amazonía en América Latina.
En cuanto al financiamiento ofrecido por el presidente de los Estados Unidos, Guzmán cree que “se quedará solamente en el anuncio, porque el próximo gobierno [Donald Trump] no va a cumplir”.
Otro tema preocupante para la región con la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, según Óscar Soria, de Common Initiative, es la carrera por la explotación de los minerales críticos para la denominada transición energética y las implicaciones para las comunidades del triángulo de litio, Argentina, Bolivia y Chile, que tendrán mucha más presión. “La sociedad civil y, en particular las comunidades indígenas, van a tener un enorme desafío legal y social, incluso de seguridad”, debido a los proyectos de explotación de litio.
En este tema, Soria considera que se debe poner atención a la participación de la nueva burguesía empresarial, que están básicamente relacionados con la tecnología, en la administración de Trump, en referencia a la elección de Elon Musk en el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. “Vamos a ver una política muy agresiva con respecto a la explotación de los minerales críticos, principalmente la cuestión espacial, la energía solar y los autos eléctricos”.
Para David Purkey, director para Latinoamérica del Stockholm Environment Institute, la designación de Elon Musk resulta ser un tanto irónica. “Me pregunto cuál va a ser el argumento de Elon Musk, porque él no va a dejar de argumentar que existe la crisis climática para su negocio, pero si está dentro de una administración que está negando la realidad de cambio climático y de la necesidad de migrar a un nuevo modelo de transporte, un nuevo modelo económico y energético ¿Cuál será su argumento?”.
Purkey considera, además, que Elon Musk podría aprovechar su cercanía con Trump para promover cambios con los países productores de los minerales de la transición energética, como el litio y el cobre, para la fabricación de sus vehículos eléctricos.
Por eso para Purkey existe preocupación por la explotación de estos minerales. “Estamos trabajando específicamente sobre la explotación de litio en Argentina, Bolivia y Chile, donde ya van 30 años de producción y 30 años de conflicto con comunidades locales”. La idea del proyecto, dice Purkey, es mostrar los protocolos para ayudar con los impactos potenciales en términos de recursos hídricos y ecosistemas acuáticos debido a la producción de litio, con la idea de que estos países, que tienen más de la mitad de los recursos conocidos del litio en el mundo, tengan una producción responsable.
“Si [Javier] Milei y [Elon] Musk firman un acuerdo de que Musk va a construir una planta de fabricación de baterías en Argentina, si Milei elimina todas las regulaciones y reportes de impacto para las buenas prácticas comerciales y adelanta todos los proyectos de producción de litio, eso lo va a cambiar todo”.
Un número récord de soldados rusos está siendo procesado por deserción. Muchos están siendo ayudados y ocultados por sus familias.
Los tribunales rusos han registrado un número récord de casos de soldados que desertan de sus unidades o no regresan a casa tras su tiempo de permiso, según una investigación del servicio ruso de la BBC. Muchos desertores se refugian en casa de familiares, quienes también corren el riesgo de ser procesados.
En la mañana del 23 de marzo de 2023, en un pueblo de la región de Stavropol en el sur de Rusia, un joven llamado Dmitry Seliginenko llevó a su novia en motocicleta para que pagara sus facturas en las oficinas de la autoridad local.
Seis meses antes había sido llamado a filas para combatir en Ucrania, en el marco de la movilización militar del presidente ruso Vladimir Putin.
En marzo de ese año debería haber vuelto al frente de combate.
Pero no regresó a su unidad tras 10 días de baja médica y ahora figuraba en la lista de personas buscadas por Rusia.
De camino por el pueblo, el joven fue localizado por su antiguo compañero de clase Andrei Sovershennov, que se había unido al cuerpo de policía tras terminar los estudios.
Sovershennov alertó a la policía militar y, poco después, tres hombres intentaron detener a Seliginenko mientras esperaba a su novia.
Seliginenko consiguió ponerse en contacto con su madre y su padrastro, que se dirigieron al pueblo para intervenir. Hay dos versiones diferentes de lo que ocurrió después.
Según la versión oficial de la policía, el padrastro de Seliginenko, Aleksandr Grachov, agarró las esposas de Sovershennov y gritó: “Arréstenme a mí”. A continuación, supuestamente empujó a un oficial al suelo y empezó a golpearle.
Según la versión de la familia, fue Aleksandr Grachov quien supuestamente fue empujado al suelo y golpeado tras exigir ver una orden de detención contra su hijastro.
Ambos acabaron en el hospital, y Grachov fue acusado posteriormente de agresión a un policía.
Seliginenko, por su parte, se subió al coche de sus padres y se marchó.
El incidente generó un acalorado debate en un grupo de chat creado por los habitantes del pueblo.
La familia de Seliginenko afirma que su hijo ni siquiera estaba destinado a alistarse en el ejército; que no se le sometió a un examen médico adecuado para ver si realmente era apto para el servicio, y que fue enviado al frente a pesar de dar positivo en las pruebas del coronavirus.
En enero de 2023, Seliginenko presentó afecciones en su piel, causadas por el frío extremo, y se le dio tiempo libre para descansar. Dos días después de llegar a casa, fue sometido a una operación gástrica. La familia argumentó que Dmitry no era apto para el servicio militar y que debería haber sido evaluado por una comisión médica militar.
No todos en el grupo de chat simpatizaban con sus argumentos, y en respuesta la familia publicó este emotivo llamamiento a sus vecinos.
“Aquí estás viviendo cómodamente en nuestro pueblo, pero ¿quién de ustedes vendrá con nosotros a un hospital de Pyatigorsk, Budyonnovsk o Rostov para ver cuántos soldados heridos yacen ahí?… Antes de juzgar a los demás, pónganse en la piel de la madre y su hijo que ya han sufrido tanto… Tienen a sus maridos e hijos a su lado; ¡será mejor que recen para que a ustedes no les pase lo mismo!”.
En marzo de 2024, Aleksandr Grachov fue encontrado culpable de agresión y multado con 150.000 rublos (US$1.500).
Dmitry Seliginenko no ha vuelto a su unidad militar y se desconoce su ubicación actual.
Ninguno de los involucrados quiso hablar con la BBC.
A cientos de kilómetros del pueblo de la región de Stavropol, otros dos casos han sido llevados ante el juez en un tribunal de Buriatia, una república al otro lado de Rusia.
En el banquillo estaban el soldado Vitaly Petrov, que había desertado de su unidad, y su suegra, Lidia Tsaregorodtseva, que había intentado impedir que la policía local lo detuviera.
La BBC ha reconstruido lo sucedido a partir de documentos judiciales y del testimonio de personas familiarizadas con el caso, que no nombramos por razones de seguridad.
Vitaly Petrov, de 33 años, padre de dos hijos y originario de Sharalday, fue llamado a filas para combatir en Ucrania en 2022.
La región es una de las más pobres de Rusia. En otoño de 2022, tenía uno de los índices de movilización más altos del país, y también uno de los índices de muertes más elevados, según una investigación de la BBC y el medio de noticias independiente ruso Mediazona.
En junio de 2023, Petrov escapó de un hospital militar al que había sido enviado tras ausentarse previamente sin permiso y ser devuelto a la fuerza a su unidad a principios del mismo año.
Su suegra dice que él no era apto para el servicio militar y que sufría dolores de cabeza. Ella también declaró ante el tribunal que Petrov había sido objeto de violencia y extorsión en su unidad militar.
Los fiscales militares afirman que Petrov simplemente intentaba evitar ser enviado de nuevo al frente.
Durante el verano y el otoño de 2023, Petrov se escondió en casa de su suegra. Pasaba la mayor parte del día en el bosque cercano, buscando piñones, setas y frutos rojos, y volvía a casa de vez en cuando por la noche para dormir.
Grigory Sverdlin, activista de la ONG Run to the Forest, que ayuda a los soldados que han desertado a huir del país, calcula que alrededor del 30% de los desertores se quedan dentro de Rusia, mientras que el resto se va al extranjero. Según Mediazona, hay más de 13.000 casos en los tribunales rusos por cargos de deserción y ausencias sin permiso.
En diciembre de 2023, la policía armada se presentó en la casa por la noche para detener a Petrov.
Lo que ocurrió después tiene de nuevo versiones diferentes.
Tsaregorodtseva afirma que la policía derribó la puerta e irrumpió en la casa, apartándola a ella y a sus dos nietas pequeñas aterrorizadas mientras empezaban a registrar la vivienda y a levantar las tablas del suelo con un hacha.
También afirma que la policía no le mostró su identificación ni una orden judicial, algo que las autoridades niegan, según los documentos judiciales. También señalan que no registraron la casa ni movieron nada.
Tanto la familia como la policía afirman que Petrov salió de su escondite en el sótano y sus hijas corrieron hacia él.
En los documentos judiciales, tanto la familia como la policía se acusan mutuamente de violencia, ya que se produjo un altercado mientras los policías intentaban detener a Petrov.
Él fue arrastrado afuera de la casa y, según sus hijas pequeñas, la policía lo golpeó con una pistola eléctrica. El investigador principal del caso fue trasladado al hospital con quemaduras producidas por agua hirviendo durante el altercado.
Tanto Petrov como Tsaregorodtseva fueron procesados. Petrov fue condenado a seis años de prisión por ausentarse sin permiso. Su suegra fue condenada a dos años de cárcel y a pagar una indemnización de 100.000 rublos (casi US$1.000) al agente de policía que resultó herido durante el altercado.
Una fuente familiarizada con el caso declaró a la BBC que la esposa de Vitaly Petrov se sentía aliviada de que su marido estuviera en la cárcel y no de vuelta en el frente de guerra.
Una fuente de la BBC también dijo que la guerra estaba pasando factura a los habitantes de las zonas rurales.
“Nos han quitado a todos los hombres de los pueblos, no queda nadie para hacer el trabajo duro, cuidar de los animales y prepararse para el invierno. Un niño está enfermo, el otro está muerto de miedo. Si me perdonan la expresión, en los pueblos sólo quedan las mujeres silbando al viento”.
La misma fuente dijo que muchos hombres de la localidad se sentían en “una situación imposible”: enviados a la guerra quisieran o no, mientras sus familias se quedaban luchando solas en casa.
Otro caso visto por la BBC fue el de un soldado condenado.
En enero de 2023, Roman Yevdokimov, de un pueblo de la frontera ruso-mongola, fue condenado a siete años de prisión por desertar de su unidad.
Este hombre de 34 años, que había sido condenado en dos ocasiones por robo, fue llamado al servicio militar en octubre de 2022 como parte de la movilización nacional de Putin.
Yevdokimov pasó sólo un mes en el ejército antes de ausentarse sin permiso y regresar a casa. Pasó un tiempo escondido en el bosque y sus familiares lo ocultaron en el sótano de la casa de su suegra, hasta que finalmente las autoridades militares lo atraparon y fue enviado a prisión.
Pero como delincuente convicto, le ofrecieron la oportunidad de ir a luchar a Ucrania, en lugar de cumplir su condena. Yevdokimov sobrevivió seis meses como soldado de asalto y, según las normas de entonces -que se han modificado-, fue liberado y regresó a casa en abril de 2024.
Su familia dice que los seis meses que pasó en el frente le han dejado traumatizado e incapaz de volver a su vida anterior. Ahora pasa gran parte del tiempo en el bosque, donde antes se escondía de la policía militar.
Como soldado de asalto reclutado en prisión en 2023, cuenta con un indulto oficial que anula su condena de siete años de cárcel por deserción, pero no hay documentos que demuestren que luchó en el ejército y resultó herido en acto de servicio.
Muchos veteranos de combate reclutados en prisión intentan ahora llevar al Ministerio de Defensa ruso ante los tribunales para exigir el reconocimiento de su estatus.
Pero para Yevdokimov, el viaje de cuatro horas a la oficina de reclutamiento más cercana para tratar de resolver sus problemas es simplemente demasiado como para considerarlo.
“Cuando lo fui a ver, él con algunos tragos encima, dijo: ‘¿Quizás debería inscribirme para ser un soldado por contrato?'”, dijo su hermana a la BBC.
“No lo dejaré ir y tiene miedo de dejarme porque sabe lo mucho que me preocupo por él. Pero quiere volver con sus compañeros, porque algunos se están muriendo y está preocupado por ellos. Está sufriendo por estar allí”.
Estos casos son sólo una pequeña fracción del elevado número que llega ahora a los tribunales.
Los registros oficiales muestran que en 2024, alrededor de 800 soldados fueron condenados cada mes por ausentarse sin permiso, no cumplir órdenes o desertar de sus unidades. Según Mediazona, esta cifra duplica la del año anterior y multiplica por más de 10 el número de condenas antes de la guerra.
No hay estadísticas oficiales sobre cuántos familiares han sido también condenados por ayudar a soldados que se han fugado.
*Información adicional de Olga Ivshina
Editora: Olga Shamina
Ilustraciones del equipo de periodismo visual ruso de la BBC
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