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Años sin celebrar: madres buscadoras recuerdan al Estado que sus hijos siguen desaparecidos
Años sin celebrar: madres buscadoras recuerdan al Estado que sus hijos siguen desaparecidos
Familias y colectivos llenaron de velas la explanada del Monumento a la Madre para dar forma a un árbol de vida en memoria de sus personas desaparecidas. Foto: Silvana Flores
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Años sin celebrar: madres buscadoras recuerdan al Estado que sus hijos siguen desaparecidos

Madres buscadoras honran a fallecidas en la búsqueda de sus hijos; al menos 15 asesinatos han ocurrido este sexenio, de acuerdo con la Plataforma por la Paz y la Justicia.
10 de mayo, 2024
Por: Marcela Nochebuena

Antonia Ávila Mendieta llegó desde Yecapixtla, Morelos, con otras integrantes del colectivo Regresando a Casa Morelos para recordarle al Estado, en la víspera del 10 de mayo, que su hijo Oswaldo Zameza Ávila está desaparecido desde el 24 de julio del 2020.

La noche anterior a la Marcha de la Dignidad Nacional Madres buscando a sus Hijas, Hijos, Verdad y Justicia –convocada cada año el Día de las Madres por las que buscan a sus hijos desaparecidos– familias y colectivos llenaron de velas la explanada del Monumento a la Madre para dar forma a un árbol de vida en memoria de sus personas desaparecidas, pero también de aquellas que han perdido la vida en la búsqueda de sus hijos. 

madres buscadoras 10 de mayo
Foto: Silvana Flores

 

No hay nada que celebrar en casa. Al contrario, es cuando más lloramos porque es día de abrazos, es día de ir a festejar a la mamá, que nos dio la vida, y nosotras a nuestro pedazo de carne, pero qué creen: que está sola la mesa, ahí está un plato, una silla vacía, porque una familia está destruida y eso es irremediable, aun cuando lo encontremos vivo, porque es como lo buscamos, a todos los buscamos vivos, porque vivos se los llevaron y vivos los queremos”, señaló Yolanda Morán al iniciar la jornada.

Antonia, madre buscadora de Morelos

Pese a que existe una denuncia, a Antonia solo le ha quedado esperar, pues la investigación sigue en proceso, pero no hay respuestas. Acudió a la velada para pedirle a las autoridades que sean más empáticas con el tema, porque no solo es su hijo, sino miles, y las familias necesitan tener por lo menos la paz de saber dónde están, dice.

Para Antonia, el Día de las Madres es muy triste: “No festejo, realmente estamos incompletas, necesitamos encontrarlo para que sea por lo menos un día tranquilo. El hecho de saber dónde está nos va a dar tranquilidad, para a partir de ahí tener tal vez una vida un poco más estable”.

La mamá de Oswaldo relata que las autoridades tienen ya información sobre el contexto de la desaparición de su hijo, quien tenía 20 años en ese momento y una hija de 5 meses que hoy tiene 4 años, pero aún no se sabe qué va a proceder. Aunque hay una persona identificada, no se ha hecho nada al respecto. 

“Ese día fue un día normal, esta persona (que se hizo pasar por su esposa) le habla a su patrón, le dice que necesita regresar a casa porque tienen problemas, pero no era la esposa, era otra chica, y ya de ahí nunca regresó”, lamenta Antonia. Incluso se han emprendido búsquedas en varias zonas de Morelos, pero aún sin resultados.

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Antonia busca a su hijo Oswaldo. Foto: Silvana Flores

“En ese camino se han ido quedando muchas”

La noche del jueves 9 de mayo la lucha es colectiva –dice Antonia al igual que otras– para que al Estado no se le olvide que siguen en espera de justicia y que necesitan encontrar a sus familiares. Siguen siendo muchos hijos, mamás, hermanas, papás, esposas y niños buscando, que dieron forma, en la explanada del Monumento, a un árbol de la vida y de la memoria.

Al pie de la figura central del Monumento, una madre con su hijo, reposaban en el primer escalón las imágenes de las madres que fueron asesinadas en la búsqueda de sus hijos. La Plataforma por la Paz y la Justicia ha registrado más de 20 asesinatos de madres buscadoras desde 2010, 15 de ellas durante este sexenio. Solo desde 2019, la ONU tiene documentados al menos nueve casos. 

“Nosotras estamos presentes, pero también cada uno de nuestros desaparecidos. Esta acción se da con las familias, para las familias y desde las familias, y nos está llevando a recordar desgraciadamente a las madres que ya no están aquí con nosotros, que han quedado en el camino de la búsqueda de sus hijas, de sus hijos”, remarcaron durante su mensaje inicial. 

madres buscadoras 10 de mayo
Foto: Silvana Flores

 

Después de hacer un reconocimiento a las madres de Centroamérica, Morán les recordó a las familias presentes que no están solas. También hizo referencia a que las madres que buscan le han pedido al crimen organizado, “y al crimen con charola, que son las autoridades, que nos digan en dónde están”. Recalcó que no son cifras, sino seres humanos y que más de 114 mil siguen desaparecidos oficialmente, mientras más de 50 mil cuerpos están sin identificar. 

Tania Ramírez, de H.I.J.O.S México, recordó que la víspera y el 10 de mayo son para honrar a las madres buscadoras que no solo han estado en busca de noticias de sus hijos, sino en busca de justicia. 

Lee más | Madres buscadoras denuncian que crimen organizado limita sus labores de búsqueda en Chilpancingo

“No solo en busca del paradero de dónde quedaron, sino en busca también de quiénes fueron quienes se los llevaron, a dónde, por qué, en busca de que pueda haber un juicio en muchos casos inexistente, en un cuarto vacío de justicia, que también tiene esta historia, y en ese camino se han ido quedando muchas, por eso quisimos dedicar hoy un espacio especial en esta velada que irá cobrando significado según las luces de estas velas vayan iluminando esta noche y esta tarde previa al 10 de mayo”, señaló.  

Las madres desearon que esa sea también la luz que ilumine en su lucha y en su vida a todas las que buscan, enseñándoles el camino de la dignidad. Después, el pase de lista incluyó los nombres de personas desaparecidas y también de quienes han perdido la vida en su búsqueda. “Presente, ahora y siempre”, se escuchó detrás de cada nombre. “A todas ellas, no las olvidamos”, se oyó al finalizar.

madres buscadoras 10 de mayo
Foto: Silvana Flores

La Marcha de la Dignidad seguirá siendo símbolo de digna rabia

Durante la velada también se dio lectura a la carta abierta a los partidos políticos difundida la tarde del jueves por el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, así como el pronunciamiento de las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México. 

En este último, se recordó que en mayo de 2010 por primera vez familiares de 34 personas desaparecidas en el estado de Coahuila se manifestaron en Ciudad de México para exigir a las autoridades la presentación con vida de sus desaparecidos, y en 2012 decidieron convocar, junto con colectivos de otros estados, a la Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia.

Con los años, esa manifestación se convirtió –señala el pronunciamiento– en un espacio de lucha, de denuncia, de memoria y digna rabia, de persistencia y resistencia, de memoria viva contra las políticas gubernamentales de olvido e impunidad. 

“Este año decidimos no convocar ni participar en la marcha que se organizó en la CDMX porque en tiempos electorales, no queremos convertirnos en botín político para nadie. Sin embargo, respetamos los diferentes procesos de madres y familiares que viven también nuestro dolor”, indicaron.

Entérate | “Te cambio mi voto por mi desaparecido”, madres buscadoras protestan en Chiapas

madres buscadoras
Foto: Silvana Flores

 

Durante la velada, como parte de su mensaje las madres buscadoras le recordaron a las autoridades que no están pidiendo un favor: “Cumplan con su responsabilidad, con respeto y cercanía a las víctimas. En este Día de las Madres les exhortamos a abonar para que este presente, donde la ausencia persiste, se transforme en un mañana de encuentros, en que cada uno de nuestros desaparecidos estén de regreso con sus familias”.    

Pidieron que todas las autoridades, de cualquier extracción política, hagan ese compromiso y que lo honren el día de mañana, y sobre todo después del 2 de junio, donde sea que estén, para que nunca más una madre mexicana deba salir a buscar. 

Por la tarde, la carta abierta a los partidos políticos del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México había subrayado ese mismo mensaje. Ahí se consignó que en una de las conmemoraciones más importantes, las familias recordaban que la responsabilidad en la función pública trasciende la afinidad política y debe priorizar el bienestar más allá de las coyunturas electorales.

“Exigimos que la causa de la búsqueda de nuestros seres queridos no sea utilizada en el contexto de estrategias comunicacionales de denostación y ataques durante sus campañas electorales. Nuestro dolor no es un espectáculo, es el motor que nos permite continuar nuestra lucha por la verdad y la justicia, y el regreso de quienes amamos”, se escuchó durante su lectura por la noche en el Monumento. 

madres buscadoras
Foto: Silvana Flores

 

A los mensajes de las madres, se sumaron los de organizaciones como Fundar, el Alto Comisionado de la ONU, Serapaz, Elementa DDHH, embajadas y otras asociaciones, que agradecieron a las madres permitirles caminar a su lado y todos los aprendizajes. 

“La Marcha de la Dignidad Nacional Madres buscando a sus Hijas, Hijos, Verdad y Justicia seguirá siendo un símbolo de digna rabia, fortaleza en la adversidad y esperanza viva en nosotras y con quienes nos acompañan en la búsqueda”, concluyó el pronunciamiento en el que las Fuerzas Unidas decidieron volver a participar hasta 2025.

El resto, incluida Antonia, con el término de la velada daban inicio al mismo tiempo a los preparativos que las llevarán a reunirse de nuevo este viernes a las 9:00 de la mañana con rumbo al Zócalo capitalino. Al cierre de esta publicación, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas contabilizaba 116 mil 301.

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Imagen BBC
¿Se te perdieron las fotos de los 2000? Esto puedes hacer para cuidar las de ahora
12 minutos de lectura

Si usaste una cámara digital a principios de la década de los 2000, es muy probable que se hayan borrado capítulos enteros de tu vida. Una generación de fotos ha desaparecido en discos duros dañados y sitios web inactivos.

22 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Según estimaciones recientes, se calcula que se toman alrededor de 5.300 millones de fotografías digitales cada día en el mundo.

Para mi 40 cumpleaños, les pedí a mis amigos y familiares un regalo: fotos mías de mis veintipocos. Mi colección de fotos de esa época —aproximadamente de 2005 a 2010— es terriblemente escasa.

Hay un espacio en blanco entre mis álbumes de fotos impresas de la universidad y mi carpeta de Dropbox con las instantáneas de mis primeros años como madre. Lo único que pude encontrar de aquellos años fue un puñado de fotos de baja resolución de mí en un bar haciendo algo raro con las manos.

¿Y el resto? Quedaron atrás debido a una computadora muerta, cuentas de correo electrónico y redes sociales inactivas y un mar de pequeñas tarjetas de memoria y memorias USB perdidas en el caos de múltiples mudanzas internacionales. Es como si mis recuerdos no fueran más que un sueño.

Resulta que no soy la única. A principios de la década de los 2000, el mundo experimentó una transición repentina y drástica de la fotografía analógica a la digital, pero tardó un tiempo en encontrar un almacenamiento fácil y fiable para todos esos nuevos archivos.

Hoy en día, tu smartphone puede enviar copias de seguridad de tus fotos a la nube en cuanto las tomas. Muchas fotos capturadas durante la primera ola de cámaras digitales no tuvieron la misma suerte. A medida que la gente cambiaba de dispositivo y los servicios digitales prosperaban y decaían, millones de fotos desaparecieron en el proceso.

Hay un agujero negro en el registro fotográfico que se extiende por toda nuestra sociedad. Si tenías una cámara digital en aquel entonces, es muy probable que muchas de tus fotos se perdieran al dejar de usarla.

Incluso ahora, los archivos digitales son mucho menos permanentes de lo que parecen. Pero si tomas las medidas adecuadas, no es demasiado tarde para proteger tus nuevas fotos del mismo olvido.

Una par de tarjetas SD y un pendrive azul en el teclado de un laptop.
Getty Images
Tarjetas SD, pendrives y discos duros externos era el almacenaje favorito en la década de los 2000

Este año se celebra el 50º aniversario de la fotografía digital. La primera cámara digital era un dispositivo descomunal y poco práctico que parecía más bien una “tostadora con lente”, como explica su inventor Steve Sasson a la BBC.

Pasaron décadas antes de que se convirtieran en un producto de consumo viable, pero todos mis conocidos tenían una cámara digital a principios de la década de los 2000.

Tomamos miles de fotos y las compartimos en álbumes online con nombres como “¡Martes por la noche!” o “Viaje a Nueva York – parte 3”. ¿Seguro que alguien de mi círculo tenía estas fotos 20 años después? Cuando pregunté, resultó que muy pocos las tenían. Todos acumulaban los mismos problemas que yo. ¿Cómo podía haber tan poco de una época tan llena de fotos?

Al observar nuestra relación con las fotos, el período 2005-2010 se percibe como un microcosmos de la Era de la Información. Es toda una vida de innovación, disrupción y acceso condensada en un lapso de cinco años en la cronología de la historia humana.

La revolución digital

El año 2005 fue un buen momento para ser un usuario de cámaras digitales. Ese año, el auge digital arrasó con las ventas de cámaras de película, según datos de la Asociación de Productos de Cámara e Imagen (Cipa).

La feroz competencia redujo el precio de las cámaras digitales compactas básicas lo suficiente como para que se compraran por impulso. La calidad de las cámaras mejoró rápidamente, lo que dio a algunos consumidores una excusa para actualizar sus compactas una o incluso dos veces al año.

Piensa en esto: durante un siglo, la fotografía personal fue un proceso lento y deliberado. Tomar fotos requería dinero. Cada rollo de película ofrecía un número limitado de fotos. Y si querías ver tus fotos, tenías que dedicar tiempo a revelar la película o pagar a un laboratorio para que hiciera el trabajo, y luego repetir el proceso si querías copias.

Un dependiente sostiene una cámara digital Kodak en unos grandes almacenes de Pekín
Getty Images
Kodak lanzó muchos modelos de cámaras digitales en las décadas de 1990 y 2000.

Sin embargo, a partir de 2005, todas esas barreras se derrumbaron en un abrir y cerrar de ojos. Pronto, los consumidores producían millones de fotos digitales al año. Pero lo que parecía una época de abundancia fotográfica fue, en realidad, un momento de extrema vulnerabilidad.

“[Los consumidores] desconocían lo que no conocían”, afirma Cheryl DiFrank, fundadora de My Memory File, una empresa que ayuda a sus clientes a organizar sus bibliotecas de fotos digitales. “La mayoría de nosotros no nos tomamos el tiempo necesario para comprender a fondo las nuevas tecnologías. Simplemente descubrimos cómo usarlas para hacer lo que necesitamos hoy… y el resto lo resolvemos después”.

La gente no lo sabía en ese momento, dice DiFrank, pero no pudieron “averiguar el resto más tarde”.

La memoria del consumidor promedio se encontraba dispersa de forma precaria en una amplia gama de tecnología portátil de primera generación, susceptible a pérdidas, robos, virus y obsolescencia: cámaras, tarjetas SD, discos duros, memorias USB, cámaras Flip Cam, CDs y una maraña de cables USB que funcionaban con algunos dispositivos, pero no con otros.

Una persona con las uñas de color blanco mira fotos impresas en una mesa
Getty Images
La gran mayoría de las fotos hoy en día se hacen con smartphones.

Al mismo tiempo, las laptops comenzaban a superar a las computadoras de escritorio por primera vez en la historia. La gente podía almacenar y ver fotos exclusivamente en sus laptops, un dispositivo que, por desgracia, también era más fácil de romper o extraviar.

Las ventas de cámaras digitales se dispararon en 2005, alcanzaron su punto máximo en 2010 y luego se desplomaron, según la Cipa. El iPhone de Apple se lanzó en 2007, y pronto los teléfonos móviles revolucionaron por completo la incipiente explosión de las cámaras digitales. Los consumidores adoptaron rápidamente la nueva tendencia fotográfica, a menudo sin detenerse a proteger las fotos que ya habíamos tomado.

El “agujero negro”

El dolor de perder fotos es personal para Cathi Nelson. En 2009, le robaron de casa su ordenador y su disco duro externo de respaldo. Ante la falta de almacenamiento en la nube accesible en ese momento, perdió gran parte de los recuerdos de su familia para siempre. Es irónico, ya que Nelson se gana la vida ayudando a otras personas a recuperar sus fotos desaparecidas.

Ese mismo año, Nelson fundó The Photo Manager”, una organización de miembros para organizadores profesionales de fotos digitales. Para entonces, las colecciones de fotos ya estaban tan desordenadas que se despertó una enorme demanda de ayuda profesional, afirma. “La gente está abrumada por las opciones, la tecnología y los datos”, escribió Nelson en un informe técnico que detallaba el problema.

Los miembros de The Photo Managers ayudan a sus clientes con el “agujero negro” de 2005-2010 constantemente. “Lo veo una y otra vez, todo el asunto del ‘agujero negro’ digital”, dice Caroline Gunter, miembro del grupo. “Hubo un período, desde principios de la década de 2000 hasta 2013, en el que era muy difícil para la gente organizarse y se perdían fotos”.

Nelson, Gunter y otros miembros de The Photo Managers dicen que recuperan fotos pixeladas de bebés de teléfonos Nokia plegables, recuperan fotos de CDs de fotos y lidian con el servicio de atención al cliente en sitios web de álbumes de fotos en línea como Snapfish o Shutterfly.

“Nuestros miembros siempre dicen que es el único trabajo que hacen en el que la gente llora cuando les devuelven todo”, dice Nelson.

Primer plano de una cámara Kodak Instamatic 100, circa 1965, con formato 126, aislada sobre fondo blanco
Getty Images
En 1975, un joven ingeniero de la empresa que fabricaba la película Kodak tomó la primera fotografía con una cámara digital portátil.

Al mismo tiempo, se produjo otro cambio radical: el intercambio gratuito de fotos online. No solo teníamos la capacidad de generar millones de fotos, sino que también podíamos compartirlas con toda la humanidad, de una forma que parecía mucho más permanente de lo que realmente era.

En 2006, la plataforma de redes sociales MySpace era el sitio web más popular de Estados Unidos y, para muchos, se convirtió en el servicio predilecto para compartir y almacenar fotos. Pero su reinado duró poco.

Facebook se lanzó en 2004 y, para 2012, contaba con más de 1.000 millones de usuarios. Pronto, MySpace cayó en el olvido, dejando atrás innumerables fotos y otros recuerdos digitales.

En 2019, MySpace anunció que 12 años de datos se habían borrado en un fallo accidental del servidor. La compañía afirmó que “todas las fotos, vídeos y archivos de audio” publicados antes de 2016 se habían perdido para siempre, toda una generación de imágenes perdidas en el tiempo.

Sin embargo, MySpace no era el único centro para almacenar fotos. Kodak, Shutterfly, Snapfish, la cadena de farmacias Walgreens y muchas más apostaron por los servicios de fotografía en internet.

Los clientes obtenían galerías de fotos online gratuitas, y las empresas podían generar ingresos mediante impresiones y regalos. Al principio, el modelo fue un éxito rotundo. Shutterfly, por ejemplo, salió a bolsa en 2006 con una oferta pública de venta de acciones de gran repercusión que recaudó US$87 millones.

Perdidas para siempre

El resto de lo que sucedió queda para los libros de historia y para los estudios de casos de las escuelas de negocios. Kodak, por ejemplo, se declaró en quiebra (aunque la empresa resurgió tiempo después).

Shutterfly adquirió todas las fotos de la Galería Kodak EasyShare, pero mi propia experiencia demuestra que no fueron buenas noticias para mis fotos. Para transferir mis fotos de Kodak EasyShare a Shutterfly, necesitaba vincular ambas cuentas, una tarea que nunca completé a pesar de los múltiples correos electrónicos de Shutterfly instándome a hacerlo.

Los correos electrónicos de marketing de la empresa prometían a los clientes que Shutterfly nunca las eliminaría. Tiempo después, inicié sesión en mi cuenta y descubrí que las fotos estaban archivadas y eran inaccesibles.

Un portavoz de Shutterfly afirma que mi historia es conocida y que la empresa hizo todo lo posible para ayudar a los clientes con la transición a Kodak. Sin embargo, lamentablemente, algunas fotos se volvieron irrecuperables con el tiempo.

Shutterfly aún conserva algunas fotos, pero la empresa no las entrega. Según un portavoz, no se puede acceder, descargar ni compartir las fotos almacenadas en Shutterfly a menos que se compre algo cada 18 meses. Puedo usar esas fotos para crear un producto como un calendario de fotos que Shutterfly me vende con gusto, pero no puedo tener mis archivos a menos que haga compras regulares. Casi siento que mis recuerdos están secuestrados.

“Lo que la gente no comprende es que uno de los mayores gastos de los negocios en línea es el almacenamiento”, afirma Karen North, profesora de la Facultad de Comunicación Annenberg de la Universidad del Sur de California. “Había tanto entusiasmo por las nuevas tecnologías que no se prestó atención real —y mucho menos atención pública— a la necesidad de un modelo de negocio sostenible”.

Fotos al lado de una taza de café vacía.
Getty Images
La gran mayoría (más del 90 %) de estas fotos se toman con smartphones.

En la década de los 2000, el costo del almacenamiento digital era considerablemente mayor que en la actualidad. El almacenamiento en la nube externo para empresas apenas comenzaba a surgir en ese momento, y muchas compañías tenían que construir y operar sus propios servidores, lo que suponía un gasto enorme.

Los consumidores producían millones de fotos digitales, pero a largo plazo, las empresas en línea no podían permitirse almacenarlas, afirma North.

“A principios de la década de los 2000, se creía que si subías algo a internet, debía ser gratis”, dice North. “Todos vivíamos nuestras ‘segundas vidas’ gratis. Gmail era gratis. Ahora, al recordarlo, piensas en cómo una pequeña cuota de suscripción a Kodak, o a cualquiera de estos sitios, podría haber protegido nuestros recuerdos”.

En cambio, ahora los clientes pagan un precio diferente: todas esas fotos que se cargaron y compartieron rápidamente (pero no se imprimieron ni se hizo una copia de seguridad en un disco duro externo) entre 2005 y 2010 están gravemente comprometidas.

“Estamos maravillados con todo esto que nos dan gratis”, dice Sucharita Kodali, analista de mercado minorista de Forrester Research. “Nadie se pregunta: ‘¿Qué pasará en cinco o diez años?’. Perdimos por completo nuestro pensamiento crítico porque estábamos deslumbrados por el internet gratuito”.

Las soluciones actuales de almacenamiento de fotografías pueden parecer más permanentes, pero expertos como Nelson dicen que aún existen los mismos riesgos.

“Psicológicamente, la gente no entendía la diferencia entre los datos digitales y una fotografía física”, dice Nelson. “Creemos que estamos viendo una fotografía real. Pero no es así. Estamos viendo un montón de números”. Puedes tener una imagen en la mano, pero los datos están a un clic de desaparecer.

Cómo proteger tus fotos

“Todo se reduce a la redundancia”, dice Nelson. “Corremos un riesgo mucho mayor que cuando las fotos simplemente se imprimían”. Si los consumidores dependen demasiado de la nube, el destino de sus fotos está en manos de una empresa que podría quebrar o decidir borrarlas todas.

“O mi ejemplo del robo de un disco duro externo, que pensé que era la copia de seguridad ideal”, añade Nelson. “Por eso la redundancia es clave”.

Los administradores de fotos se adhieren a la regla del “3-2-1” para el almacenamiento de fotografías. Según esta lógica, siempre deberías tener tres copias de cada foto: dos almacenadas en diferentes medios (como la nube y un disco duro externo) y una copia guardada en una ubicación física separada (como un disco duro externo en casa de un familiar). Es la mejor protección contra fallas tecnológicas y desastres naturales.

Un técnico realiza una verificación en un quiosco de impresión de fotografías Kodak.
Getty Images
Imprimir fotografías tiene un coste muy bajo hoy en día.

Aprendí ese mensaje a las malas. Hoy, guardo todas las fotos que me envían por SMS o correo electrónico en mi dispositivo, que se respalda automáticamente en Google Fotos. Una vez al mes, hago una copia de seguridad de Google Fotos en mi disco duro externo.

También es buena idea editar tus fotos a diario. Sentir que tienes una cantidad manejable de fotos significa que es más probable que tengas el control. “El volumen [de fotos] ahora mismo es una locura”, dice Gunter. “La selección de fotos es lo que está metiendo a la gente en problemas, porque no tienen tiempo. Simplemente siguen acumulando el desorden”.

En cuanto a mi 40 cumpleaños, recibí algunas joyas que nunca había visto. Yo con un corte de pelo increíblemente corto, el extraño futón que no pudimos vender y lo abandonamos en la acera, los azulejos de un baño que ya no existe, bolsos enormes e innecesarios. Incluso descubrí un video granulado de mi perro grabado con un teléfono plegable mientras se oye a un amigo diciendo que estaba enamorado de “un chico cualquiera”, el mismo con el que se casó 15 años después.

Hay algo que sabemos ahora y que desconocíamos entonces: las redes sociales, o cualquier servicio online, podrían no ser guardianes fiables de nuestras fotografías. Somos los únicos que podemos asumir la verdadera responsabilidad de nuestros recuerdos y mitigar los riesgos asociados.

Línea gris de separación
BBC

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