La vida en la montaña es muy cabrona, muy pero muy cabrona, y les pega más a las mujeres.
Como tenemos limitaciones muy jodidas, todos estamos con anemia y desnutrición. Pero aparte en las mujeres jóvenes se da la pérdida de sangre de la regla. Se joden mucho, y en cuestiones de higiene les pega también muy duro. Pero los que se rajan, que decimos nosotros, los que no aguantan la montaña y piden bajarse al pueblo, son los hombres. Las mujeres dicen: “¿A qué me voy a regresar si estoy peor en mi pueblo?”. Están mejor aquí, aunque estén jodidas, anémicas. Regresar sería regresar siglos atrás.
En las comunidades, si una mujer se va con un hombre a hacer todo lo que deben hacer cuando se quieren, o sea acostarse juntos sin estar casados, los amarran a los dos en la cancha de basquetbol, en un poste a él y en otro poste a ella, y les ponen multas a los dos. Si hay cárcel, los meten a la cárcel. La multa consiste en ponerlos a hacer trabajo colectivo, el que haya acordado la comunidad: reparar la escuela, hacer brecha o hacer guardia. Aparte el hombre tiene que pagarle multa al papá de la mujer.
Cuando llegaban las insurgentas a sus pueblos, hacían un desmadre para presionar a las mujeres sobre estas cosas.
Si los agarran en adulterio, también los multan. Le tienen que pagar multa al marido (ofendido). Son muy radicales en eso. Todo lo que no es acuerdo de la comunidad es delito. No hay acuerdo de la comunidad para que puedan andar uno con otra y otra con uno.
La homosexualidad no es penada. Lo que yo sé es que se ríen de ella, bromean. Pero que los encarcelen, los multen o los castren, no.
La mayoría de las bodas son por la Iglesia, no hay nada por lo civil. En la relación de pareja ya empiezan a tomar en cuenta a la muchacha. Ahora ya se les pregunta si están de acuerdo en casarse con alguien. Antes no. Antes era un trato entre el que quería casarse y el papá de la muchacha. Era un negocio de compraventa. Ya arreglado el asunto le decía a la muchacha:
—Mañana te casas.
—¿Con quién?
—Con tal y punto.
Ahora no, ahora tiene que dar su acuerdo la muchacha y si no se quiere casar no la pueden obligar para nada. Antes no.
Aquí en las comunidades la muchacha casadera está entre los 13 y los 16 años. Ya a los 20, “ya se quedó”, ya no agarra ni el autobús. Los hombres entre los 17 y los 18 se casan. Ya a los 25 años, ya tienen cuatro o cinco hijos.
Las insurgentas por lo regular usan pastillas anticonceptivas, más que condón. El condón lo usan para tapar la boca del cañón (del rifle) para que no le entre agua y lodo. De veras, para eso lo usan, para proteger el arma. La carabina cuando está lloviendo se moja, entonces le ponen el condón ahí.
El problema con las pastillas es que como casi todas las mujeres de aquí son muy chavitas, les hace daño. Algunas probaron los dispositivos (intrauterinos) pero también las chinga mucho. ¿Qué si las mujeres no han tratado de convencer a los hombres de que usen condón, convencerlos de que usen impermeable? Ese va a ser un trabajo exclusivo de las mujeres como lo fue hacer valer la Ley de Mujeres. Por lo general las mujeres son más radicales y dicen que hay que castrar a todos los compañeros.
El primer alzamiento zapatista no fue el 1º. de enero de 1994. Cuando en marzo de 1993 se reunió el Comité Clandestino Revolucionario Indígena [CCRI], a la compañera Susana le tocó leer las propuestas que había juntado del pensamiento de miles de indígenas. Empezó a leer y conforme avanzaba en la lectura, la asamblea del CCRI se notaba más y más inquieta. Susana dijo: “Queremos que no nos obliguen a casarnos con el que no queremos. Queremos tener los hijos que queramos y podamos cuidar. Queremos el derecho a tener cargos en la comunidad. Queremos derecho a decir nuestra palabra y que se respete. Queremos derecho a estudiar y hasta de ser choferes”.
Al final dejó un silencio pesado. Las leyes de mujeres que acababa de leer Susana significaban para las comunidades indígenas una verdadera revolución. Esa es la verdad: el primer alzamiento del EZLN fue en marzo de 1993 y lo encabezaron las mujeres zapatistas. No hubo bajas y ganaron. Cosas de estas tierras.
Se usa que el hombre en el trabajo vaya en burro o caballo y la mujer no. Pero eso es un acuerdo porque, por lo regular, el hombre tiene que arrosar, tumbar el monte a machete, limpiar el terreno; y esto es un trabajo muy pesado, te deja hecho mierda. Si tuviera que ir caminando, no le alcanzarían las fuerzas para trabajar. Esto lo hacen los tzeltales, pero con los choles, cuando hay muchas mujeres en la familia, ellas son las que van a arrosar. Entonces, entre las compañeras que son insurgentas, o sea, que son del ejército regular, hay unas que no saben nada de la milpa, pero hay otras que sí saben y te dicen: “Este terreno hay que arrosarlo así”, y la chingada. Son las choleras, las choles, porque así las ponen desde chavitas a hacer trabajo de hombre.
El promedio de vida de las mujeres aquí en la selva es entre los 40 y 45 años, y el de los hombres, entre los 50 y 60. Las mujeres se acaban más rápido porque se paran unas chingas…
No es que se mueran por no tener qué comer, pero es tan malo lo que comen que no tienen ninguna resistencia a las enfermedades. Una infección las consume en horas.
¿Que si los papás les pegan a los niños cuando se por tan mal?
Sí, se los suenan, pero no los machetean. Por lo regular el padre y la madre no lo hacen, sino el hermano. Eso es muy cabrón; las niñas de seis o siete años son las mamás de los recién nacidos, son las que los cargan. Si te fijas, muchas compañeras están, así como jorobadas porque desde que estaban chavillas tenían que cargar a su hermanito. Por lo regular quien educa al niño no es la madre ni el padre, es su hermana o su hermano, que es el que le suena.
La niñez es algo muy escaso aquí. Es un periodo muy corto y que más vale olvidar. Hay familias que tienen 12 o 14 hijos y se les mueren de cuatro a seis, así de cajón. No encuentras a ninguna familia que tenga vivos a todos. Por eso la niñez dura unos cuantos años. Prácticamente cuando adquieres uso de razón dejas de ser niño y tienes que entrarle. Tampoco tienes adolescencia: los hombres se están casando a los 16 o 17 años y las mujeres a los 13 o 14.
La vida aquí es pareja. Como la guerra es para todos, también lo es para los niños. Los niños juegan a que están peleando porque su gente está peleando. Y el niño quiere ser como su hermano que es zapatista y juega a que es zapatista, como el niño de la ciudad juega a que es un Caballero del Zodiaco.
Hay elementos en la forma de gobierno de las comunidades indígenas, en la forma en que se organizan, que no corresponden al proyecto federal, ni estatal, ni municipal, por lo que entran en contradicción con ellos, imponiéndose uno: el del gobierno. Los compañeros dicen: “No solo nos tienen que respetar nuestras formas de gobierno, sino que incluso deberían aprender de nosotros”. En todo caso, si no va a haber autonomía, dicen, “lo que debería haber es que las estructuras jurídicas federales, estatales y municipales deben sujetarse al gobierno de nosotros, porque nosotros tenemos más avances democráticos que los que ellos nos proponen”. Nosotros no podemos imponer una ley o aplicarla en contra de la voluntad de la comunidad. Si alguno de nosotros no cumple la encomienda que le da la comunidad, lo remueven, lo quitan. ¿Qué presidente de la República o qué presidente municipal o gobernador ha entrado con esa disposición? Se aferran al poder y se quedan a costa de lo que sea.
Voy a poner un ejemplo de cómo se impone el poder federal sobre el poder de las comunidades: si tú te emborrachas y destruyes la casita de tu vecino porque su coche (su cerdo) se metió a tu milpa y se comió tu maizal y tu quisiste matar al puerco, pero él corrió y entonces fuiste y le rompiste la casa al vecino, el Código Penal dice “allanamiento de morada, daños a propiedad ajena, a terceros”, etcétera, y te meten a la cárcel. La comunidad no va a hacer eso; te va a decir: “Tú rompiste la casa, entonces la vas a reparar y vas a trabajar un tiempo para reponer el daño que hiciste. Tú seguirás en libertad física pero condenado moralmente, vas a tener que reponerle a tu vecino el mal que le hiciste, pero a la vista de todos”.
Todos te juzgan, te ponen en evidencia, que es lo que pesa mucho.
Al que mató al hombre, el Código Penal lo agarra preso y lo lleva Cerro Hueco, por lo que quedan dos viudas: la del muerto y la del asesino. La comunidad dice: “No. Libertad física, pena moral. El que mató tiene que trabajar para la viuda y los hijos; y también para su propia mujer y sus propios hijos”, y queda exhibido, lo despojan de toda autoridad moral y derechos como asesino que es. Ese es el mayor castigo. Si la viuda y la comunidad están de acuerdo con el castigo, ¿por qué vienen los judiciales y se llevan al asesino? Son estas cosas las que no acepta el gobierno federal.
Nosotros pensamos que la solución del problema indígena no es solamente parte del gobierno, sino de la sociedad civil. Por ejemplo, en el caso de los Altos de Chiapas no basta con que el gobierno diga: “Habrá respeto y no habrá discriminación”. Tiene que haber un cambio en la forma de ser y en la educación, en la forma de conducirse, de vivir, de la sociedad civil no indígena, por no llamar le mestiza o ladina. En la ciudad hay gente muy noble, muy honesta, pero también hay gente muy déspota, muy racista a la hora de conducirse con los indígenas. Y eso se acumula. Son odios que se acumulan.
En ese sentido, la posición del EZLN no es solo dialogar con el gobierno federal o estatal o local, sino dialogar con la sociedad civil y decirle que tiene que haber un cambio también en su forma de relacionarse con el indígena. Aunque haya una ley que diga que ya no se discriminará al indígena, esto debe ocurrir. Mientras las causas subsistan, el 1º. de enero de 1994 se va a repetir cualquier día de cualquier año, de cualquier década, de cualquier siglo, aunque hayan tenido que pasar cinco para que llegara el 1º. de enero de 1994.
No se trata de que el que mande en lugar de tener la piel blanca la tenga morena, o de que hable con dificultad el español. Puede ser moreno o blanco, pero tiene que ser honesto; realmente tiene que dar respuesta a lo que dicen los compañeros. No se trata de que quitemos a todos los mestizos y ladinos y pongamos a puros indígenas. Si las causas de los males subsisten, aunque el poder sea indígena, este se va a corromper y se va a vender.
Los compañeros no insisten tanto en que el gobierno sea de sangre indígena sino en que tomen en cuenta sus necesidades. Los que dicen “A Marcos se le va a voltear la gente porque no es indígena y la gente solo acepta líderes indígenas” están mal, no es cierto. Eso no es lo que a los indígenas les preocupa. Que, si el gobernador de Chiapas es indígena o no, eso no les preocupa, porque igual puede ser un hijo de puta; o que el presidente municipal sea indígena, igual puede ser un corrupto, un bastardo. Los compañeros dicen: “Puede ser un mestizo, un ladino, un universitario, un profesor, lo que sea, pero tiene que responder a los intereses de nosotros”. No es la sangre la que va a definir las cosas sino la orientación. En ese sentido un gobierno indígena es el que reconoce las necesidades indígenas, sus condiciones de vida.
Los indígenas de otros lados, los del golfo de México, por ejemplo, dicen que cuando digamos nosotros “¡ya!” ellos se alzan; o si les decimos que hay que hacer algo, lo hacen. Pero no solo en México. Otros grupos de indígenas extranjeros nos habían ofrecido que, si se rompía el cese al fuego, ellos iban a hacer un desmadre del otro lado. Yo tuve que avisarles que no. Por eso la orden de prórroga al cese al fuego fue una orden para las fuerzas en el territorio nacional y en el extranjero; si no, se hubiera hecho un desmadre.
La relación que hay entre los indígenas es muy cabrona; se da por unos medios que no se tiene ni idea. Tienen un potencial bélico muy cabrón. Por eso yo decía que, si van a querer guerra, van a tenerla para rato, para mucho rato.
Aquí en la selva es igual que en las ciudades: un desmadre. La única ventaja que los veo es que ceden a la presión del colectivo. Pero sueltos son un desmadre. Igual se emborrachan, matan, violan. Igual que en cualquier parte del mundo se desaniman, se sienten derrotados, se levantan y se sienten los dueños del mundo; todo como cualquier ser humano. La única ventaja es que le ceden al colectivo el control social y lo respetan, porque si no, te chingan. O sea que el mismo colectivo de la comunidad te obliga a cumplir y te presiona o te reprime si no cumples. Pero no, no son superiores a otros mexicanos; no es que sean más seres humanos que otros, no.
Yo pienso que las circunstancias los pusieron en este papel, pero cualquiera lo hubiera hecho si se hubiera visto en estas circunstancias como nosotros.
El espejo en que se está viendo la nación es un espejo nuevo, que más que resolverle una pregunta, le plantea más preguntas que tiene que resolver. El espejo del país ahora es un pasamontaña; el país pregunta qué hay detrás, por qué esos pasamontañas. Lo que los lleva a la conclusión de que el problema no es el pasamontaña, que finalmente nosotros vamos a desaparecer como aparecimos, que pronto nos vamos a esfumar y que el país se va a dar cuenta de que sus problemas son otros, son más grandes, que tiene la posibilidad de resolverlos de muchas maneras, con muchas luchas.
Lo que tal vez ahorita no entiende el país es que ese pasamontaña no quiere ser el poder hegemónico. Esto es lo que lleva a desconfiar de nosotros. Como que estaría más contento si dijéramos: “Nosotros queremos el poder y queremos poner una dictadura donde el Subcomandante Marcos sea el nuevo dictador”. Pero como nosotros decimos que no queremos nada de eso, entonces se desconfía. Cuando uno quiere ser más honesto provoca más desconfianza que si dice claramente que es deshonesto.
Democracia es que cada quien pueda decir lo que quiera, ofrecer una opción política y tener la libertad de escoger a uno y a otro sin que te metan a la cárcel, sin que te maten. La base de todos los problemas de salud, educación, vivienda y alimentación es que no hay democracia ni libertad. Se necesita que haya democracia y libertad para que puedan resolverse los otros problemas.
La democracia en las comunidades es muy sencilla: si alguien no cumple, lo remueven y ponen a otro. Nosotros decimos que así debería ser en el país: si alguien no está cumpliendo tiene que ser removido y tiene que entrar otro de tal forma que el que queda elegido tiene que obligarse a sí mismo y obligar a su partido a cumplir lo que ha prometido.
Los compañeros se refieren en su pliego petitorio al problema de la tierra en dos sentidos. El problema de la tierra no es la extensión o la tenencia en el sentido estricto, porque hay tierras de buena calidad. Ni siquiera la expropiación de fincas o latifundios, porque cuando menos en el estado no alcanza a cubrir las necesidades.
Ellos han insistido mucho en que el problema de la tierra es de productividad. Sería necesario no solo el reparto agrario o regularizar la tenencia; tendría que haber una fuente inversión, una infraestructura que hiciera que la tierra que ya existe produjera más del promedio por hectárea, que en la Selva Lacandona es de media tonelada de maíz; el promedio nacional, hasta hace unos años, era de ocho toneladas por hectárea.
La presidenta de México superó su primera gran crisis con Donald Trump. BBC analizó su estrategia; una que probablemente tendrá que volver a usar.
“Lo que logró hoy la presidenta es algo totalmente insólito. Ayer esto era imposible. Entonces yo sí la felicito, presidenta, es un orgullo”.
Con estas palabras el secretario de Hacienda mexicano, Marcelo Ebrard, se refirió al acuerdo alcanzado este lunes entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, el cual, entre otras cosas, logró suspender los aranceles impuestos este sábado a las exportaciones mexicanas por el estadounidense.
Palabras que pueden sonar a la adulación típica de un subalterno a su jefe, pero recordemos que no hace mucho Ebrard era el gran oponente —y crítico— de Sheinbaum en las internas de su partido para la presidencia. “Yo no me voy a someter a esa señora”, llegó a decir el otro peso pesado del oficialismo.
Las cosas, por supuesto, han cambiado: ahora Sheinbaum no solo lleva las riendas de Morena, la coalición de gobierno, sin muchas alteraciones al orden, sino que goza de un inusual 80 % de aprobación entre los mexicanos, y eso antes de esta rencilla con Trump.
El mandatario puso los aranceles del 25 % a las importaciones de México —lo que sería un golpe inédito a las economías de ambos países, pero sobre todo de México, que exporta el 80 % de su producción a ese país— con el argumento de que hay una crisis de seguridad en la frontera que permite el tráfico de fentanilo y de migrantes hacia el norte.
Pero tras la conversación con Sheinbaum este lunes, Trump accedió a suspender los aranceles por un mes a cambio de que la presidenta mande 10 mil agentes de la Guardia Nacional a la frontera.
Cualquier conocedor del tema sabe que, a juzgar por la historia, México no tiene mucho margen de maniobra frente a una contraparte que es más grande y poderosa.
Hace ocho años, por ejemplo, Trump puso aranceles del 5 % a las exportaciones mexicanas y el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, no tuvo otra opción que acceder a militarizar el tema migratorio.
Pero esta vez Trump viene con una agenda más drástica y por eso es esperable que las amenazas de aranceles o incursiones militares contra los carteles o deportaciones masivas de mexicanos vuelvan más pronto que tarde.
Dicho eso, el primer impase se superó. Y la estrategia que usó Sheinbaum para atenderlo, la misma que probablemente use de acá en adelante, combina varios frentes que aquí analizamos.
Desde que Trump fue electo, y las alarmas se prendieron en México debido a la agenda dura contra el país vecino planteada por el republicano en la campaña, Sheinbaum ha hecho diferentes llamados a la calma.
“Habrá una buena relación”, dijo al día siguiente de la elección. “Estamos preparados, estamos listos”, aseguró cuando él se juramentó el 20 de enero. “No hay que acelerarse”, indicó la semana pasada. “Serenidad y paciencia”, añadió.
Y este lunes, en la rueda de prensa tras la conversación, le preguntaron cómo fue el trato con Trump, y ella, pese a la notable distancia ideológica y de estilo, dijo: “No quiero calificarlo, todos los presidentes merecemos respeto, yo no quisiera entrar a un tema personal”.
El sábado, cuando se le vio su versión más vehemente ante los aranceles, Sheinbaum aseguró: “No es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando”.
La mandataria dialogó y, al menos por ahora, logró evitar unos aranceles que generarían una recesión en México.
Sheinbaum, como todos sus antecesores en el pasado, tuvo que ceder ante el deseo de Washington, que en la última década, en parte por el efecto político de Trump, ha ido acentuando su preocupación por la entrada de migrantes al país.
En ese sentido, anunció el despliegue de 10 mil soldados de la Guardia Nacional a la frontera. Ella dijo que era para detener el tráfico de drogas; Trump añadió que era para los migrantes.
En cualquier caso, será para ambas cosas. Y la pregunta es si esta vez será diferente al pasado, cuando los derechos humanos de cientos de migrantes fueron violados.
Sheinbaum, por si acaso, prometió que no será así.
Y al tiempo que cede en el tema prioritario de Trump, Sheinbaum ha mandado mensajes a sus bases: “La soberanía no es negociable”, dijo el sábado; “el trato tiene que ser entre iguales”, añadió este lunes.
Sus críticos, sin embargo, aseguran que la militarización de la frontera y del tema migratorio son precisamente formas de ceder la soberanía, así como lo hicieron todos sus antecesores, incluido López Obrador.
La firmeza retórica de Sheinbaum, sin embargo, no se quedó en los mensajes de corte nacionalista: también ha puesto sobre la mesa el hecho de que, según el Departamento de Justicia de EU, el 75 % de las armas que usan los carteles mexicanos son vendidas por empresas estadounidenses.
Un tema que suele pasar inadvertido para presidentes en Washington y en el que AMLO había hecho hincapié con una demanda “sin precedentes” de su gobierno en 2021 contra empresas de armas del país vecino.
En su rueda de prensa de este lunes la mandataria también aseguró, con una sonrisa quizá irónica, que le había propuesto a Trump revisar su política de salud pública para atender la crisis de consumo de estupefacientes, que es, según ella, lo que está detrás del tráfico de fentanilo.
Como profesora convertida en política, Sheinbaum tiene una especial tendencia a planificar y gestionar los diagnósticos con la rigurosidad de una académica laureada.
Por eso parte de su respuesta a la llegada de Trump al poder ha sido desarrollar planes detallados de contención.
Uno es, por ejemplo, en materia migratoria: se llama “México te abraza” y espera, por un lado, atender a los migrantes que estén en peligro de deportación en EU con programas de ayuda legal, y por el otro darles bonos, becas, seguro y demás beneficios sociales a quienes terminen retornando a México.
“A los hermanos y hermanas mexicanos quiero decirles que aquí está su presidenta y un pueblo entero para defenderlos”, aseguró en un video el domingo. “Si desean regresar a México, aquí los abrazamos”, aseguró mientras se ponía la manos en los hombros en señal de fraternidad.
Además del plan para los migrantes, Sheinbaum desarrolló un ambicioso plan económico, el Plan México, que busca reindustrializar la economía mexicana y atraer inversiones extranjeras con el objetivo, no precisamente declarado, de depender menos del intercambio con EU, tan volátil ahora con Trump al otro lado.
Ebrard, el secretario de Hacienda, se ha reunido con decenas de empresarios de ambos países en los últimos días. Sheinbaum anunció que la idea es seguir colaborando con el sector privado.
Durante el fin de semana Trump publicó una gráfica del número de encuentros de las autoridades estadounidenses con migrantes indocumentados en la frontera en la que se registra un descenso del 94 % desde la llegada del republicano al poder.
“La gráfica que el presidente Trump ha estado subiendo a sus redes sociales sobre la disminución de la migración fue elaborada por mi equipo de trabajo, que ha estado en constante comunicación con el suyo”, reveló Sheinbaum el domingo.
Viri Ríos, una analista mexicana, escribió apropósito en su columna de Milenio: “El equipo mexicano tiene completa conciencia de que la principal forma de apaciguar a Trump no es mediante políticas públicas exitosas, sino mediante la implementación de acciones que le permitan dar anuncios espectaculares y mensajes extraordinarios”.
Vistos hoy, los aranceles del 25 % del sábado parecen más un gesto de Trump que una medida concreta; una forma del apostador para llegar con margen a la negociación. Quien lo conoce sabe que esta es una movida clásica del manual trumpista.
Y Sheinbaum, al parecer, sabe con quién está tratando. Por eso reitera sobre lo que viene: “Estoy convencida de que vamos a llegar a muchos acuerdos”.
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