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Jóvenes fuera del estudio y el trabajo: ocho de cada 10 adolescentes que se embarazan dejan la escuela para cuidar
Jóvenes fuera del estudio y el trabajo: ocho de cada 10 adolescentes que se embarazan dejan la escuela para cuidar
Diseño: Andrea Paredes @driu.paredes
11 minutos de lectura

Jóvenes fuera del estudio y el trabajo: ocho de cada 10 adolescentes que se embarazan dejan la escuela para cuidar

En México, más de 30 millones de jóvenes enfrentan desafíos significativos en educación y empleo. Más de la mitad se encuentran fuera de la escuela y el trabajo, en empleos precarios o en situación de pobreza por ingresos, lo que afecta especialmente a las mujeres.
04 de marzo, 2025
Por: Eréndira Aquino y Marcela Nochebuena

Georgina Álvarez tiene 28 años y vive en el Estado de México. Con ayuda de su mamá, hasta donde puede porque es una persona mayor, ella se hace cargo de su hija de 5 años. Aunque terminó su carrera universitaria poco antes de embarazarse, tuvo que interrumpir su proceso de titulación y hoy solo cuenta con ingresos laborales informales

Durante sus estudios universitarios, relata, conoció a un escultor que con el tiempo se volvió famoso e incluso colaboró en el diseño del Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria. Fue una relación de abuso y todo tipo de violencias: económica, familiar, psicológica, patrimonial e incluso física. Vivió brevemente con él, y durante ese periodo pudo titularse cuando la niña tenía un año y seis meses. Pero al poco tiempo, él se fue. 

Fue entonces cuando su mamá, de 66 años, comenzó a ayudarla con la crianza de su hija. Georgina explica que su madre tiene una tarjeta de Bienestar y con eso colabora para pagar algunos servicios, pero para el resto, la joven se las arregla sola, mediante dos ingresos que no son fijos. 

Ocho de cada 10 jóvenes que se embarazan dejan la escuela para cuidar

Por un lado, da clases de arte a niños en la casa de cultura de Real del Valle en el Estado de México, sin contrato ni prestaciones, pues es un trato en el que median documentos, pero se cierra solo de palabra: “Ellos no reciben dinero; todos los padres que quieren inscribir a sus hijos nos dan el dinero directamente, pero, a cambio, para poder trabajar, básicamente hay que asistir a eventos políticos, ferias, festivales y otros como intercambio”. Ella cobra por clase.

Allegarse ingresos ha sido muy difícil, incluso ha tenido que pedir dinero prestado a sus hermanos, pero el bazar al que asiste hoy, un domingo en la colonia Roma, es “una ayudadota”, dice, aunque tampoco representa un ingreso fijo. Su emprendimiento solo lo puede desarrollar cuando hay bazares, y ahora busca cómo insertarlo en los tianguis de su colonia. Algunos servicios también los ofrece por redes sociales mediante cooperación voluntaria. 

Como mujer, ha encontrado un ambiente laboral muy difícil, particularmente desfavorecedor. En su último trabajo incluso vivió acoso sexual. Además, en su profesión, como artista visual, percibir ingresos fijos es aún más complicado. Apenas ahora que su hija ya tiene 5 años ha podido empezar a desarrollarse un poco más profesionalmente o mediante emprendimientos, porque antes su hija requería todo el tiempo. 

“No he podido dedicarme tanto a mi salud física, emocional, y sobre todo a un trabajo fijo, formal; no he podido”, lamenta. En el bazar de jóvenes emprendedores al que asiste hoy permanece detrás de una mesa llena de collares y artesanías de piedra, obsidiana y un servicio de oráculo de ángeles. Georgina cuenta que surgió como una actividad secundaria para tener ingresos, dado que es la única que aporta recursos a su casa, además del programa social que recibe su mamá.

“Soy madre soltera, solo yo trabajo, mi hija tiene 5 años y mi mamá es la que se encarga de ayudarme a cuidarla, pero ahorita está enferma, por ejemplo; también cuido de mi madre, ya que también es adulta mayor y en eso estamos”, dice entre resignada y entusiasta por el día de venta que se avecina.

Aunado a que la mayoría de jóvenes que no estudian y no trabajan son mujeres que no pueden buscar empleo por estar dedicadas a labores domésticas o de cuidados, por otro lado hay 605 mil jóvenes que no trabajan, pero están disponibles para hacerlo, y 494 mil que están buscando trabajo sin éxito, estima la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno a partir del análisis de datos de encuestas del INEGI. 

Esteban Álvarez, coordinador de la Alianza, enfatiza que en el caso particular de las mujeres, se enfrentan a la falta de servicios de cuidado infantil y esquemas laborales flexibles que dificultan su incorporación al trabajo. A esto se suma la discriminación y el acoso laboral y sexual, que también afecta de manera desproporcionada a las mujeres. 

“Estamos trabajando en entender qué tipo de recomendaciones de políticas públicas podemos acercar a los tomadores de decisión en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo para que se instalen acciones efectivas para la inclusión económica de las personas jóvenes que están fuera de la escuela y fuera del trabajo, y que en su gran mayoría son mujeres”, apunta. 

Lluvia y María, que abandonaron sus estudios por diferentes razones, también forman parte de esas mujeres jóvenes que no encontraron una respuesta en el trabajo formal, pero ahora la buscan con sus emprendimientos. La primera tiene 18 años, la segunda 21; una echó a andar un negocio de aguas artesanales y la otra, una panadería casera. Ante la falta de alternativas escolares y laborales, encontraron esa salida, que desde su perspectiva, no es menor, e incluso las ha ayudado a superar el juicio social por dejar sus estudios.

“Me gusta mucho emprender porque siempre he creído que sí, la escuela es algo muy importante, nunca debes de dejar de prepararte, pero hay otros caminos, siempre hay otros caminos, la escuela no es la única opción. Entonces el emprendimiento también me parece algo muy viable, porque es algo tuyo, algo que tú vas construyendo”, sostiene Lluvia. 

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Eso ha sido posible gracias a una iniciativa de la Red Global Jóvenes Oportunidad (GOYN), que impulsa un cambio de narrativa mediante un grupo de jóvenes que asesora iniciativas de otros jóvenes, para poner al centro la perspectiva de eliminar los estereotipos y estigmas negativos que existen hacia la juventud, particularmente dirigidos a la que no estudia ni trabaja. 

Se refieren en específico a jóvenes entre 15 y 29 años que enfrentan contextos adversos y falta de acceso al ámbito educativo y laboral, o que están en este último solo de forma informal y precaria, pero cuyas barreras estructurales no los definen. Dada una oportunidad, pueden explotar su creatividad, resiliencia y capacidad de resolución.

Atena, quien forma parte de esa red, puntualiza que particularmente en la Ciudad de México –donde trabaja la red– se refleja la estadística global del gran porcentaje de mujeres jóvenes que no pueden acceder al empleo y la capacitación por el tema de labores de cuidados. Es una problemática transversal, por lo que la Red trabaja la perspectiva de género en todas sus líneas de acción, asegura, pues las barreras son particularmente desproporcionadas en su caso. 

Álvarez recuerda que el universo total de jóvenes en México supera los 30 millones de personas, de los que más de la mitad están fuera de la escuela y el trabajo, en trabajos precarios o son jóvenes en pobreza por ingresos, lo que afecta particularmente a las mujeres. Se trata de trabajos precarios porque no tienen ingresos suficientes ni seguridad social, así como un salario suficiente. “Muchas veces no tienen ni lo uno ni lo otro”, enfatiza.

Georgina representa el futuro de muchas mujeres jóvenes y adolescentes que se convierten en madres a temprana edad, lo que desde ese momento limita u obstaculiza sus posibilidades de continuar con estudios o trabajar. Por eso, otro componente fundamental para cambiar la realidad de las jóvenes mexicanas es atender el fenómeno del embarazo adolescente.  

8 de cada 10 adolescentes dejan estudios por embarazo; Xochimilco emprende propuesta de cambio

Maya es una niña, ahora de 14 años, que vive en Xochimilco. Cuando tenía 11, acudió embarazada a un centro de salud de la jurisdicción sanitaria de esa demarcación para pedir consejería sobre métodos anticonceptivos para su hermanita, un año menor. Maya sabía que, tal como le había sucedido a ella, su hermanita tarde o temprano sería violada por su primo.

Su contexto de violencia se entrevera con las condiciones económicas en las que vive, que orillan a su familia nuclear a compartir el mismo predio con la ampliada. A la larga, Maya dejó la escuela y tampoco tuvo acceso a alguna otra forma de allegarse ingresos. No quiso el apoyo de alguna organización; se resignó a que su realidad y destino era cuidar.

Como ella, el contexto de las niñas y adolescentes madres en Xochimilco, segunda alcaldía con mayores índices en la Ciudad de México, está estrechamente relacionado con contextos de marginación y violencia, explica la doctora Mirna Vara Aguirre, directora jurisdiccional, quien al conocer en 2017 las preocupantes cifras, usó lo que tenía a mano para echar a andar un programa que hoy cuenta con la participación del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y de Petit Files. 

“Nadie quería hablar del tema, y por eso vimos la necesidad de trabajar con madres, padres, responsables de crianza y con el personal docente. Ahí fue donde detonamos el proyecto… Un tema que estamos trabajando con ellas y ellos es la importancia de tener un proyecto de vida: que más allá que vayas o no vayas a la escuela, la vida sigue y pueden hacer otras actividades”, subraya Vara Aguirre.

niñas embarazadas

El proyecto, puesto en marcha en 2022, forma parte de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) que México implementó en 2015 y que, según las autoridades, ha conseguido reducir en 30% la tasa de fecundidad de niñas y jóvenes. El Consejo Nacional de Población estima que en la capital del país han disminuido en un 20%.

El proyecto consta de ferias y talleres interinstitucionales en planteles educativos y espacios deportivos, en los que profesionales capacitados en consejería de métodos anticonceptivos, derechos sexuales y reproductivos, marco normativo y desarrollo de opciones de autoempleo orientan a jóvenes y adolescentes para evitar embarazos tempranos, principalmente aquellas que viven en las zonas más marginadas de la alcaldía.

César Guevara, director de la asociación Petit Fils, explicó que este proyecto busca llegar a jóvenes dentro de los planteles escolares donde estudian, pero también se enfoca en la población que deja la escuela, ya que 8 de cada 10 adolescentes que se embarazan abandonan su trayectoria escolar para criar a sus hijos e incorporarse, generalmente, al comercio informal en mercados o al trabajo en la zona chinampera.

Por ello, Petit Fils trabaja con estas jóvenes el empoderamiento económico a través de la elaboración de productos de amaranto, una semilla que forma parte de la cultura de Xochimilco. “Con esta labor artesanal, las mujeres se liberan del yugo económico que viven dentro de sus hogares; también trabajamos un componente artístico con talleres de muralismo y graffiti, así como con torneos de futbol en los que desarrollamos temas como derechos de adolescentes y los concientizamos de la realidad que se vive dentro de la alcaldía”, explica. 

Dentro de las escuelas, el proyecto refuerza la educación integral: “No sólo con adolescentes y jóvenes, sino también con padres de familia, con quienes quitamos mitos y tabús de los que está rodeada la sexualidad, porque somos una comunidad con usos y costumbres muy marcados, en los que estas pláticas no son tema de la vida cotidiana, aunque no está cerrada a recibir esta información”.

Ariadna Morales, integrante de Petit Fils, dice que en el caso de los adolescentes y jóvenes que no estudian, se les invita de puerta en puerta, o en zonas donde trabajan, a que acudan a los talleres, así como a actividades culturales en las que se habla de métodos anticonceptivos, se regalan preservativos y se resuelven sus dudas.

“Citamos a los chicos en un embarcadero donde abordamos trajineras para llegar a una cancha que está en medio de los canales de Xochimilco, normalmente los partidos y talleres se realizan los sábados, porque a veces los jóvenes tienen actividades en la semana, y hasta ahora les ha gustado; han generando un espacio seguro al que llegan más personas por invitación de amigos”, relata Morales.

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Además de hablar sobre derechos sexuales y reproductivos, Adriana destacó que en los talleres se toca el tema de la violencia, “y algunas veces, al estar platicando con ellos, se dan cuenta que la han sufrido, pero también que pueden frenarlo y que hay espacios seguros que los pueden apoyar, como en Petit Fils, en donde también buscamos combatir el rezago educativo y contamos con un comedor comunitario para quienes no tienen trabajo o no cuentan con recursos”.

Con todo esto, Adriana reconoce que para las adolescentes que han tenido un embarazo es difícil continuar con su proyecto de vida, “porque les han dicho que su maternidad es un castigo, que por no cuidarse les toca cuidar a sus hijos, pero nosotros les recordamos que no merecen ser violentadas y que con apoyo de familiares e instituciones pueden cambiar su situación”.

Fernanda y Dulce, de 17 años, han conseguido encontrar una alternativa distinta a Maya. Son ejemplo de cómo con apoyo familiar y de asociaciones como Petit Fils y la UNFPA las adolescentes que son madres pueden continuar con su proyecto de vida. 

Fernanda, por ejemplo, se embarazó a los 16 años. Lo supo cuando tenía ya cinco meses de gestación, lo que al principio la desconcertó, pero gracias al apoyo de su madre pudo continuar con sus estudios de bachillerato, e incluso tiene tiempo de acudir a las actividades deportivas y talleres de Petit Fils.

“Mi mamá me dijo que siguiera estudiando para acabar una carrera y tener un trabajo estable, y en las actividades de la organización he aprendido que es importante cuidarse y saber sobre métodos anticonceptivos”, señaló la joven.

Dulce no se ha embarazado, pero encuentra útil la información sobre sexualidad que recibe en la escuela y en los talleres de Petit Fils: “Son cosas que no sabía sobre la variedad de métodos anticonceptivos, su uso y los riesgos que hay de enfermedades o embarazos no deseados, y que ahora puedo compartir con más personas que tampoco sepan”.

Para la UNFPA, es importante continuar con el proyecto en Xochimilco, que prevé abrir dos clínicas para atención de salud sexual y reproductiva para llegar a unos 35 mil adolescentes que aún no forman parte de las actividades. Aunque la ENAPEA ha disminuido la tasa de fecundidad adolescente –jóvenes de entre 15 y 19 años–, estas acciones no han impactado en los embarazos de niñas menores de 15 años: en el país, una de ellas da a luz cada hora.

mujeres trabajo

En un intento por cambiar esta realidad, la UNFPA buscará replicar los componentes del modelo integral de prevención del embarazo en adolescentes en otras partes del país, comenzando con cinco municipios de Yucatán –Halachó, Kanasín, Umán, Chemax y Progreso–, e incorporar en sus proyectos la autonomía corporal como forma de promover el libre ejercicio de los derechos humanos, particularmente los sexuales y reproductivos.

Ante una realidad en la que las jóvenes se convierten en madres a edades muy tempranas, y con frecuencia abandonan estudios y se enfrentan a escasas oportunidades laborales, precarias o marcadas años después por brechas salariales profundas, que son más grandes entre más hijos tienen, se evidencia de manera más marcada la deuda eterna de un Sistema Nacional de Cuidados que no llega.

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Imagen BBC
Victoria regia: la asombrosa planta sudamericana que transformó los espacios en los que vivimos (y sigue inspirando revoluciones)
11 minutos de lectura

Un encuentro en la selva desencadenó una carrera entre jardineros, nobles, inventores… y transformó los espacios en los que vivimos.

06 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Victoria amazonica (Victoria regia) fotografiada en Guyana: flor blanca abierta y hojas flotando
Getty Images
Unos nenúfares que no solo fascinan por su increíble tamaño, capaz de soportar el peso de un niño, sino también por cómo transformaron la arquitectura.

El 1 de enero de 1837, mientras luchábamos contra las dificultades que las plantas del río Berbice presentaban a nuestro avance, vi en un pequeño arroyo una hoja gigantesca, cuyo borde se alzaba unos centímetros sobre el agua; y al acercarme más, me impresionó la aparición de una flor que, por su magnífica belleza, superaba todo lo que había visto hasta entonces“.

Así relató Sir Robert H. Schomburgk, explorador y botánico alemán al servicio del Imperio británico, en el Journal de la Real Sociedad Geográfica, su primer encuentro con la majestuosa planta acuática que pronto cautivaría a sus contemporáneos.

Schomburgk no fue el primero en maravillarse con semejante espectáculo.

Décadas antes, el naturalista checo-alemán Thaddäus Haenke ya había registrado sus hojas colosales cerca de la frontera entre Bolivia y Paraguay, y poco después el francés Alcide d’Orbigny también la describió durante sus viajes por Sudamérica.

Aun así, ni entonces ni ahora se atenúa el asombro que provoca contemplar por primera vez esta extraordinaria creación de la naturaleza.

Al Museo Nacional de Historia Natural de París llegaron hojas, flores y semillas, pero no les prestaron mucha atención.

En Reino Unido sucedió todo lo contrario.

El país estaba obsesionado por la botánica, con nuevas plantas llegando a diario, a medida que se exploraban nuevos territorios que se sumaban al que llegaría a ser el Imperio más grande del mundo.

La Guyana, en ese entonces llamada British Guiana, había sido cedida por los neerlandeses a los británicos dos décadas antes, pero hasta el viaje de Schomburgk aún era virtualmente desconocida para los europeos.

El hallazgo en ese lugar de tan formidable especimen coincidió con el ascenso al trono de la joven Victoria, así que no extraña que llevara su nombre: Victoria regia (más tarde Victoria amazonica).

Fue instantáneamente aclamada como una de las maravillas de la época victoriana y no sólo provocó una fascinación entre sus súbditos, sino también una feroz competencia entre los aristócratas por lograr que esa joya tropical floreciera lejos de su tierra natal.

Pero además, sus hojas inspiraron el diseño del Crystal Palace (el Palacio de Cristal) de Londres, un hito por su audacia y ligereza cuyo uso pionero de hierro y vidrio a gran escala así como su nueva concepción del espacio interior lo convirtió en piedra fundacional de la arquitectura moderna.

Imagen de la época mostrando panorámica del Crystal Palace
Getty Images
El Crystal Palace fue construido en apenas unos seis meses. Tenía más de medio kilómetro de largo y casi 300.000 paneles de vidrio, cada uno soplado artesanalmente.

Hoy seguimos viviendo su legado.

Su influencia -tanto técnica como conceptual- perdura en la mayoría de los edificios contemporáneos que privilegian la ligereza, la transparencia, la funcionalidad y la industrialización de los materiales.

La obsesión

Cuando las semillas de Victoria regia llegaron a Inglaterra, el reto de cultivarlas absorbió a algunos de los personajes más eminentes y emprendedores de la época.

No era porque se esperara que la nueva planta fuera fuente de algún remedio desconocido para la medicina o de alguna gran riqueza hasta entonces inexplotada, subraya Tatiana Holway en su libro “La flor del Imperio”.

La razón era la pasión… por las flores.

Todas las flores, desde las más comunes hasta las más raras, enloquecían a la sociedad británica de esa era, al punto que, quienes se podían dar el lujo, no dudaban en pagar más del equivalente de US$10.000 por un nuevo especimen.

Agrégale, en el caso de ese nenúfar amazónico, otros ingredientes: la aventura de encontrarla, traerla a Inglaterra y el desafío de hacerla crecer, lo que implicaba ambición hortícola, visión científica y fascinación por lo exótico.

Encima, por mucho que lo intentaron, resultó dificilísimo cultivarlas.

Aunque en el famoso jardín botánico londinense Kew Gardens los especialistas lograron que las semillas germinaran, no pudieron mantener vivas a las plantas durante los inviernos.

Crucialmente, allí y en los otros jardines botánicos y colecciones privadas que recibieron algunas de las semillas que envió Schomburgk, los horticultores y botánicos fracasaron en su empeño por que la Victoria regia floreciera.

Eso añadió un nuevo ingrediente que alimentó la obsesión: la gloria que supondría ser el primero en despertar la floración.

Así se desató una feroz competencia entre los aristócratas más acaudalados, cada uno empeñado en verla abrir sus pétalos en sus dominios.

Hoja vista por el revés
Getty Images
Las flores se convirtieron en objeto de deseo, pero fueron las hojas las que inspirarían una transformación.

La carrera por conseguirlo se tornó en un espectáculo cuyo público era internacional, y su escenario, los invernaderos desplegados por toda Inglaterra.

El más grande de todos, de hecho el edificio acristalado más grande del mundo en esa época, se llamaba el Great Stove (literalmente ‘la gran estufa’), y estaba en los jardines de Chatsworth House, el hogar ancestral de la familia Cavendish, cuyos varones primogénitos heredan el título de duque de Devonshire.

El duque y el jardinero

William Cavendish, el duque de Devonshire, dedicaba su atención a las plantas exóticas de su invernadero, asistido por un joven jardinero que pronto se haría célebre: Joseph Paxton.

Paxton era el hijo de un agricultor, y había sido uno de los primeros jóvenes en pedir una plaza en los jardines de entrenamiento de la nueva Sociedad Hortícola.

Fue una idea tremendamente atinada, porque de ahí fluyó su futuro.

El duque lo había contratado cuando tenía 23 años, y le había concedido la libertad de entregarse a sus pasiones en todos los aspectos de la horticultura, incluida la nueva y muy exclusiva ciencia de la construcción de invernaderos.

Ambos rebosaban de entusiasmo y planes ambiciosos, y con el dinero del duque y la imaginación del jardinero, comenzaron a experimentar con el vidrio, creando espacios que recreaban lugares distantes y ampliando la ciencia de la horticultura de formas novedosas.

Fue para resolver el problema de acomodar la creciente colección de plantas exóticas del duque que Paxton diseñó y construyó el Great Stove, que se extendía casi 70 metros de un extremo a otro y se alzaba más de 20 metros.

El costo fue enorme, pero el resultado, mágico, como comprobó en una visita la reina Victoria.

Quedó encantada con un paseo en carruaje en su interior, iluminado por 5.000 velas, con aves tropicales volando entre la exótica vegetación, peces en los estanques, cristales de roca y escaleras en espiral para poder ver las cimas de los árboles.

Nunca se había hecho nada parecido.

Foto del siglo XIX del conservatorio
Dominio Público/Foto: Charles Latham
Cuando Charles Darwin visitó el Great Stove en 1845, escribió: “Quedé cautivado por el deleite… La parte acuática se asemeja más maravillosamente a la naturaleza tropical de lo que hubiera imaginado”.

Lo que ni la reina, ni ninguno de los otros visitantes veían era lo que generaba ese calorsito que sentían al entrar al lugar.

Era una hazaña silenciosa.

Con ocho calderas ocultas, se mantenía la temperatura para simular una zona templada en un extremo y una zona subtropical en el otro.

Había túneles para transportar el carbón que alimentaba las calderas sin que los encargados fueran vistos, y tenía ventiladores en los cimientos de mampostería y en el techo para hacer circular el aire.

Las chimeneas también estaban escondídas para que el humo y vapor salíera lejos, en lo alto de una colina.

Así que cuando empezaron los intentos de cultivar Victoria regia en Inglaterra, entre todos los invernaderos importantes del país, incluido el de Kew Gardens, el Great Stove no sólo era el más grande, sino también el más avanzado.

Eso, y la fórmula de éxito: Paxton estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que floreciera, y Cavendish, dispuesto a pagar para que así fuera.

Pero el horticultor y el duque sólo recibieron semillas de esa planta amazónica por primera vez en 1849, más de una década después de que Schomburgk se topara con ella en Guyana y enviara un lote pequeño a Londres.

Capullos

En sus años de experiencia, Paxton había comprendido que si quería hacer que una planta floreciera, tenía que entender de dónde venía.

Sabía que para la Victoria regia necesitaba crear un entorno donde el agua se mantuviera en movimiento, así que instaló unas pequeñas ruedas en el estanque en el que las iba a cultivar.

Para mantener la temperatura adecuada, colocó tuberías bajo la tierra en el fondo.

Y se aseguró de que el agua tuviera lo necesario para alimentar las plantas.

Pronto sus plántulas empezaron a crecer, con la rapidez impresionante que las caracteriza: en su habitat natural, sus hojas pueden alcanzar un diámetro de unos tres metros a una velocidad increíble, de hasta 2,5 centímetros por hora.

En los invernaderos no alcanzaban semejantes proporciones, pero aun así desplegaban expansiones sorprendentes en poco tiempo.

Cuando el verano terminó, y las noches se hicieron más largas, Paxton supuso que sus Victoria regia morirían, como había sucedido hasta entonces.

No obstante, canceló un viaje que tenía previsto y le pidió al duque que le permitiera quedarse con ellas.

Y a principios de noviembre, le escribió para contarle que había salido un botón, que se había abierto, y que luego un tinte rosado se había extendido desde el centro hasta los bordes del pétalo.

Dibujo de la hija de Paxton sobre una hoja y él mirando
Dominio Público
Paxton demostró cuán asombrosas eran las hojas de la Victoria regia poniendo a su hija a flotar sobre una de ellas.

Paxton había ganado la competencia, y su premio era el prestigio.

Ufano, le escribió al director de Kew Gardens, Sir William Jackson Hooker.

“Estimado Sir William:

“La Victoria regia está ahora en plena floración en Chatsworth y continuará así, creo yo, durante una quincena o más, pues hay una sucesión constante de capullos asomando.

“Lo más probable es que sus plantas ya estén mostrando algo para este momento. Y si no, contemplar esta planta merece un viaje de mil millas.

“Tenemos hojas de casi cinco pies de diámetro (≈ 1,5 metros), y en este momento la planta tiene trece hojas”.

Un mundo acristalado

Con el tiempo se descubriría cuán extraordinarias eran estas flores que tanto esfuerzo había costado cultivar en Inglaterra y luego en Europa.

En 24 horas, cambian de género.

La primera vez que se abren, cuando se oculta el Sol, las flores son blancas, femeninas y receptivas al polen de otras plantas.

Atraen a una especie de escarabajos con un aroma dulce y envolvente, y lo animan a quedarse en su interior con un nectar delicioso y una temperatura más cálida que la ambiental, para que dejen el polen que traían.

Pero ser polinizada es solo la mitad de la batalla.

El nenúfar ahora debe asegurarse de que su propio polen sea transportado a otra flor.

Así que se cierran cuando sale el Sol, con los escarabajos adentro, y se transforman en flores masculinas, con polen.

Cuando las flores se abren la segunda noche, ya no son blancas sino rosadas, sin aroma ni calidez en su interior, todo para obligar a su inquilino nocturno a irse en busca de otra flor blanca a la cual polinizar.

Flor rosada
Getty Images
La segunda noche, las flores son rosadas y su género es otro.

Si bien las flores y otras características de la Victoria regia son fascinantes, fueron sus hojas, vastas y perfectamente estructuradas, las que llevaron a Paxton a intuir un principio capaz de transformar no solo los invernaderos, sino la arquitectura misma.

Deslumbrado por el entramado íntimo de aquellas hojas, no se conformó con admirarlas: las estudió con la precisión de un ingeniero.

Le maravillaba su extraordinaria capacidad de carga, sostenida por una red de venas acanaladas que formaban vigas y arcos naturales.

En 1849, tras lograr la primera floración en Chatsworth, colocó a su hija Annie, de 7 años, sobre una de las hojas gigantes para demostrar su solidez; la imagen apareció poco después en el Illustrated London News, una suerte de declaración pública de lo que aquella planta le había revelado y de lo que imaginaba construir.

“La naturaleza fue la ingeniera”, declararía en 1850 ante la Royal Society of Arts, mientras mostraba una hoja de Victoria regia como ejemplo de un principio estructural perfecto.

“La naturaleza ha dotado a la hoja de vigas y soportes longitudinales y transversales que yo, inspirándome en ella, he adoptado en este edificio”.

Se refería al Crystal Palace, una estructura que parecía desafiar las nociones mismas del espacio y la materia: vasta, transparente, casi ingrávida.

Paxton había pasado de ser un innovador en la jardinería al creador de un proyecto arquitectónico único.

Crystal Palace por dentro
Getty Images
El Crystal Palace fue el primer gran edificio que creó un “clima artificial” a escala masiva, y era desmontable, modular y totalmente prefabricado.

Su sistema de crestas y surcos, inspirado directamente en la geometría de la hoja, era capaz de sostener grandes superficies de vidrio con una ligereza inaudita y a su vez resistente, formada por piezas estandarizadas de hierro y vidrio que podían fabricarse en serie y ensamblarse como un gigantesco mecanismo.

El resultado fue algo sin precedentes: un colosal universo acristalado, casi irreal.

Es difícil imaginar la sensación de asombro que debieron experimentar los visitantes de ese entonces al contemplar aquel prodigio de vidrio y hierro que alojaba la Gran Exposición de 1851.

Su transparencia desorientaba la mirada; apenas proyectaba sombra, y su vastedad parecía desafiar las nociones mismas de espacio y materia.

La prefabricación, el diseño modular, el uso de la luz como material arquitectónico, inauguró una nueva manera de concebir los edificios, y vivimos en su legado.

El Crystal Palace brotó de la Victoria regia, “tan naturalmente como los robles crecen de las bellotas”, escribió Charles Dickens, y las hojas que lo inspiraron han alimentado la imaginación de artistas y arquitectos durante más de un siglo y medio.

Los científicos continúan estudiándolas, desentrañando sus secretos en busca de nuevas lecciones de ingenio.

Ligeras pero extraordinariamente fuertes y eficientes en el uso de la luz, sus estructuras sugieren caminos para la ingeniería, las construcciones flotantes y las tecnologías energéticas.

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