Georgina Álvarez tiene 28 años y vive en el Estado de México. Con ayuda de su mamá, hasta donde puede porque es una persona mayor, ella se hace cargo de su hija de 5 años. Aunque terminó su carrera universitaria poco antes de embarazarse, tuvo que interrumpir su proceso de titulación y hoy solo cuenta con ingresos laborales informales.
Durante sus estudios universitarios, relata, conoció a un escultor que con el tiempo se volvió famoso e incluso colaboró en el diseño del Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria. Fue una relación de abuso y todo tipo de violencias: económica, familiar, psicológica, patrimonial e incluso física. Vivió brevemente con él, y durante ese periodo pudo titularse cuando la niña tenía un año y seis meses. Pero al poco tiempo, él se fue.
Fue entonces cuando su mamá, de 66 años, comenzó a ayudarla con la crianza de su hija. Georgina explica que su madre tiene una tarjeta de Bienestar y con eso colabora para pagar algunos servicios, pero para el resto, la joven se las arregla sola, mediante dos ingresos que no son fijos.
Por un lado, da clases de arte a niños en la casa de cultura de Real del Valle en el Estado de México, sin contrato ni prestaciones, pues es un trato en el que median documentos, pero se cierra solo de palabra: “Ellos no reciben dinero; todos los padres que quieren inscribir a sus hijos nos dan el dinero directamente, pero, a cambio, para poder trabajar, básicamente hay que asistir a eventos políticos, ferias, festivales y otros como intercambio”. Ella cobra por clase.
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Allegarse ingresos ha sido muy difícil, incluso ha tenido que pedir dinero prestado a sus hermanos, pero el bazar al que asiste hoy, un domingo en la colonia Roma, es “una ayudadota”, dice, aunque tampoco representa un ingreso fijo. Su emprendimiento solo lo puede desarrollar cuando hay bazares, y ahora busca cómo insertarlo en los tianguis de su colonia. Algunos servicios también los ofrece por redes sociales mediante cooperación voluntaria.
Como mujer, ha encontrado un ambiente laboral muy difícil, particularmente desfavorecedor. En su último trabajo incluso vivió acoso sexual. Además, en su profesión, como artista visual, percibir ingresos fijos es aún más complicado. Apenas ahora que su hija ya tiene 5 años ha podido empezar a desarrollarse un poco más profesionalmente o mediante emprendimientos, porque antes su hija requería todo el tiempo.
“No he podido dedicarme tanto a mi salud física, emocional, y sobre todo a un trabajo fijo, formal; no he podido”, lamenta. En el bazar de jóvenes emprendedores al que asiste hoy permanece detrás de una mesa llena de collares y artesanías de piedra, obsidiana y un servicio de oráculo de ángeles. Georgina cuenta que surgió como una actividad secundaria para tener ingresos, dado que es la única que aporta recursos a su casa, además del programa social que recibe su mamá.
“Soy madre soltera, solo yo trabajo, mi hija tiene 5 años y mi mamá es la que se encarga de ayudarme a cuidarla, pero ahorita está enferma, por ejemplo; también cuido de mi madre, ya que también es adulta mayor y en eso estamos”, dice entre resignada y entusiasta por el día de venta que se avecina.
Aunado a que la mayoría de jóvenes que no estudian y no trabajan son mujeres que no pueden buscar empleo por estar dedicadas a labores domésticas o de cuidados, por otro lado hay 605 mil jóvenes que no trabajan, pero están disponibles para hacerlo, y 494 mil que están buscando trabajo sin éxito, estima la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno a partir del análisis de datos de encuestas del INEGI.
Esteban Álvarez, coordinador de la Alianza, enfatiza que en el caso particular de las mujeres, se enfrentan a la falta de servicios de cuidado infantil y esquemas laborales flexibles que dificultan su incorporación al trabajo. A esto se suma la discriminación y el acoso laboral y sexual, que también afecta de manera desproporcionada a las mujeres.
“Estamos trabajando en entender qué tipo de recomendaciones de políticas públicas podemos acercar a los tomadores de decisión en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo para que se instalen acciones efectivas para la inclusión económica de las personas jóvenes que están fuera de la escuela y fuera del trabajo, y que en su gran mayoría son mujeres”, apunta.
Lluvia y María, que abandonaron sus estudios por diferentes razones, también forman parte de esas mujeres jóvenes que no encontraron una respuesta en el trabajo formal, pero ahora la buscan con sus emprendimientos. La primera tiene 18 años, la segunda 21; una echó a andar un negocio de aguas artesanales y la otra, una panadería casera. Ante la falta de alternativas escolares y laborales, encontraron esa salida, que desde su perspectiva, no es menor, e incluso las ha ayudado a superar el juicio social por dejar sus estudios.
“Me gusta mucho emprender porque siempre he creído que sí, la escuela es algo muy importante, nunca debes de dejar de prepararte, pero hay otros caminos, siempre hay otros caminos, la escuela no es la única opción. Entonces el emprendimiento también me parece algo muy viable, porque es algo tuyo, algo que tú vas construyendo”, sostiene Lluvia.
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Eso ha sido posible gracias a una iniciativa de la Red Global Jóvenes Oportunidad (GOYN), que impulsa un cambio de narrativa mediante un grupo de jóvenes que asesora iniciativas de otros jóvenes, para poner al centro la perspectiva de eliminar los estereotipos y estigmas negativos que existen hacia la juventud, particularmente dirigidos a la que no estudia ni trabaja.
Se refieren en específico a jóvenes entre 15 y 29 años que enfrentan contextos adversos y falta de acceso al ámbito educativo y laboral, o que están en este último solo de forma informal y precaria, pero cuyas barreras estructurales no los definen. Dada una oportunidad, pueden explotar su creatividad, resiliencia y capacidad de resolución.
Atena, quien forma parte de esa red, puntualiza que particularmente en la Ciudad de México –donde trabaja la red– se refleja la estadística global del gran porcentaje de mujeres jóvenes que no pueden acceder al empleo y la capacitación por el tema de labores de cuidados. Es una problemática transversal, por lo que la Red trabaja la perspectiva de género en todas sus líneas de acción, asegura, pues las barreras son particularmente desproporcionadas en su caso.
Álvarez recuerda que el universo total de jóvenes en México supera los 30 millones de personas, de los que más de la mitad están fuera de la escuela y el trabajo, en trabajos precarios o son jóvenes en pobreza por ingresos, lo que afecta particularmente a las mujeres. Se trata de trabajos precarios porque no tienen ingresos suficientes ni seguridad social, así como un salario suficiente. “Muchas veces no tienen ni lo uno ni lo otro”, enfatiza.
Georgina representa el futuro de muchas mujeres jóvenes y adolescentes que se convierten en madres a temprana edad, lo que desde ese momento limita u obstaculiza sus posibilidades de continuar con estudios o trabajar. Por eso, otro componente fundamental para cambiar la realidad de las jóvenes mexicanas es atender el fenómeno del embarazo adolescente.
Maya es una niña, ahora de 14 años, que vive en Xochimilco. Cuando tenía 11, acudió embarazada a un centro de salud de la jurisdicción sanitaria de esa demarcación para pedir consejería sobre métodos anticonceptivos para su hermanita, un año menor. Maya sabía que, tal como le había sucedido a ella, su hermanita tarde o temprano sería violada por su primo.
Su contexto de violencia se entrevera con las condiciones económicas en las que vive, que orillan a su familia nuclear a compartir el mismo predio con la ampliada. A la larga, Maya dejó la escuela y tampoco tuvo acceso a alguna otra forma de allegarse ingresos. No quiso el apoyo de alguna organización; se resignó a que su realidad y destino era cuidar.
Como ella, el contexto de las niñas y adolescentes madres en Xochimilco, segunda alcaldía con mayores índices en la Ciudad de México, está estrechamente relacionado con contextos de marginación y violencia, explica la doctora Mirna Vara Aguirre, directora jurisdiccional, quien al conocer en 2017 las preocupantes cifras, usó lo que tenía a mano para echar a andar un programa que hoy cuenta con la participación del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y de Petit Files.
“Nadie quería hablar del tema, y por eso vimos la necesidad de trabajar con madres, padres, responsables de crianza y con el personal docente. Ahí fue donde detonamos el proyecto… Un tema que estamos trabajando con ellas y ellos es la importancia de tener un proyecto de vida: que más allá que vayas o no vayas a la escuela, la vida sigue y pueden hacer otras actividades”, subraya Vara Aguirre.
El proyecto, puesto en marcha en 2022, forma parte de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) que México implementó en 2015 y que, según las autoridades, ha conseguido reducir en 30% la tasa de fecundidad de niñas y jóvenes. El Consejo Nacional de Población estima que en la capital del país han disminuido en un 20%.
El proyecto consta de ferias y talleres interinstitucionales en planteles educativos y espacios deportivos, en los que profesionales capacitados en consejería de métodos anticonceptivos, derechos sexuales y reproductivos, marco normativo y desarrollo de opciones de autoempleo orientan a jóvenes y adolescentes para evitar embarazos tempranos, principalmente aquellas que viven en las zonas más marginadas de la alcaldía.
César Guevara, director de la asociación Petit Fils, explicó que este proyecto busca llegar a jóvenes dentro de los planteles escolares donde estudian, pero también se enfoca en la población que deja la escuela, ya que 8 de cada 10 adolescentes que se embarazan abandonan su trayectoria escolar para criar a sus hijos e incorporarse, generalmente, al comercio informal en mercados o al trabajo en la zona chinampera.
Por ello, Petit Fils trabaja con estas jóvenes el empoderamiento económico a través de la elaboración de productos de amaranto, una semilla que forma parte de la cultura de Xochimilco. “Con esta labor artesanal, las mujeres se liberan del yugo económico que viven dentro de sus hogares; también trabajamos un componente artístico con talleres de muralismo y graffiti, así como con torneos de futbol en los que desarrollamos temas como derechos de adolescentes y los concientizamos de la realidad que se vive dentro de la alcaldía”, explica.
Dentro de las escuelas, el proyecto refuerza la educación integral: “No sólo con adolescentes y jóvenes, sino también con padres de familia, con quienes quitamos mitos y tabús de los que está rodeada la sexualidad, porque somos una comunidad con usos y costumbres muy marcados, en los que estas pláticas no son tema de la vida cotidiana, aunque no está cerrada a recibir esta información”.
Ariadna Morales, integrante de Petit Fils, dice que en el caso de los adolescentes y jóvenes que no estudian, se les invita de puerta en puerta, o en zonas donde trabajan, a que acudan a los talleres, así como a actividades culturales en las que se habla de métodos anticonceptivos, se regalan preservativos y se resuelven sus dudas.
“Citamos a los chicos en un embarcadero donde abordamos trajineras para llegar a una cancha que está en medio de los canales de Xochimilco, normalmente los partidos y talleres se realizan los sábados, porque a veces los jóvenes tienen actividades en la semana, y hasta ahora les ha gustado; han generando un espacio seguro al que llegan más personas por invitación de amigos”, relata Morales.
Además de hablar sobre derechos sexuales y reproductivos, Adriana destacó que en los talleres se toca el tema de la violencia, “y algunas veces, al estar platicando con ellos, se dan cuenta que la han sufrido, pero también que pueden frenarlo y que hay espacios seguros que los pueden apoyar, como en Petit Fils, en donde también buscamos combatir el rezago educativo y contamos con un comedor comunitario para quienes no tienen trabajo o no cuentan con recursos”.
Con todo esto, Adriana reconoce que para las adolescentes que han tenido un embarazo es difícil continuar con su proyecto de vida, “porque les han dicho que su maternidad es un castigo, que por no cuidarse les toca cuidar a sus hijos, pero nosotros les recordamos que no merecen ser violentadas y que con apoyo de familiares e instituciones pueden cambiar su situación”.
Fernanda y Dulce, de 17 años, han conseguido encontrar una alternativa distinta a Maya. Son ejemplo de cómo con apoyo familiar y de asociaciones como Petit Fils y la UNFPA las adolescentes que son madres pueden continuar con su proyecto de vida.
Fernanda, por ejemplo, se embarazó a los 16 años. Lo supo cuando tenía ya cinco meses de gestación, lo que al principio la desconcertó, pero gracias al apoyo de su madre pudo continuar con sus estudios de bachillerato, e incluso tiene tiempo de acudir a las actividades deportivas y talleres de Petit Fils.
“Mi mamá me dijo que siguiera estudiando para acabar una carrera y tener un trabajo estable, y en las actividades de la organización he aprendido que es importante cuidarse y saber sobre métodos anticonceptivos”, señaló la joven.
Dulce no se ha embarazado, pero encuentra útil la información sobre sexualidad que recibe en la escuela y en los talleres de Petit Fils: “Son cosas que no sabía sobre la variedad de métodos anticonceptivos, su uso y los riesgos que hay de enfermedades o embarazos no deseados, y que ahora puedo compartir con más personas que tampoco sepan”.
Para la UNFPA, es importante continuar con el proyecto en Xochimilco, que prevé abrir dos clínicas para atención de salud sexual y reproductiva para llegar a unos 35 mil adolescentes que aún no forman parte de las actividades. Aunque la ENAPEA ha disminuido la tasa de fecundidad adolescente –jóvenes de entre 15 y 19 años–, estas acciones no han impactado en los embarazos de niñas menores de 15 años: en el país, una de ellas da a luz cada hora.
En un intento por cambiar esta realidad, la UNFPA buscará replicar los componentes del modelo integral de prevención del embarazo en adolescentes en otras partes del país, comenzando con cinco municipios de Yucatán –Halachó, Kanasín, Umán, Chemax y Progreso–, e incorporar en sus proyectos la autonomía corporal como forma de promover el libre ejercicio de los derechos humanos, particularmente los sexuales y reproductivos.
Ante una realidad en la que las jóvenes se convierten en madres a edades muy tempranas, y con frecuencia abandonan estudios y se enfrentan a escasas oportunidades laborales, precarias o marcadas años después por brechas salariales profundas, que son más grandes entre más hijos tienen, se evidencia de manera más marcada la deuda eterna de un Sistema Nacional de Cuidados que no llega.
El próximo gobierno de Alemania que saldrá de las urnas este domingo tendrá el difícil reto de relanzar su economía y robustecer su defensa.
Alemania elige este domingo a su nuevo gobierno en un momento crítico.
Con una economía estancada, un contexto internacional cada vez más hostil por el giro de la política exterior de Estados Unidos con Donald Trump y una ultraderecha en auge que cuestiona algunos de los consensos que han sustentado su modelo en las últimas décadas, los alemanes acuden a las urnas este domingo con la extendida sensación de que su país necesita cambios profundos y urgentes.
Las encuestas pronostican que la fuerza más votada serán los democristianos de la CDU, con Friedrich Merz como candidato, seguidos de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AFD), que obtendría los mejores resultados de su historia.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz caería a la tercera plaza y pagaría el desgaste de los enfrentamientos y la división que ha sufrido su gobierno de coalición con liberales y ecologistas.
La gran incógnita que se perfila en los sondeos es si Merz será capaz de formar un gobierno lo bastante estable para acometer las reformas que requiere un país que fue durante décadas ejemplo de éxito y liderazgo europeo y cuyo modelo económico y papel global parecen ahora agrietarse.
¿Cómo llegó Alemania a la encrucijada actual?
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca le ha dado un giro radical a la política exterior de Estados Unidos que ha obligado a Alemania, como a los otros miembros europeos de la OTAN, a replantear rápidamente la suya.
Trump es muy crítico con sus aliados europeos, a los que acusa de no gastar lo suficiente en defensa y abusar del paraguas militar de Estados Unidos desde hace décadas.
En menos de un mes en el poder, el presidente ha hecho temblar el suelo que pisaba Alemania con su decisión de iniciar una negociación sobre Ucrania con la Rusia de Vladímir Putin al margen de los europeos y ha dejado claro que ni Alemania ni el resto de los países de la UE pueden dar por sentado que Estados Unidos acudirá en su ayuda en caso de ataque a su territorio.
El discurso pronunciado por su vicepresidente, J. D. Vance, en Múnich el 14 de febrero, en el que lanzó duros ataques contra los líderes europeos causó perplejidad en Alemania y fue rechazado como “inaceptable” por su ministro de Defensa, Boris Pistorius.
Karl-Heinz Kamp, de la Academia Federal Alemana para Políticas de Seguridad, le dijo a BBC Mundo que “el modelo por el que los estadounidenses daban la seguridad y Alemania podía dedicarse a crecer y prosperar se ha acabado” con la segunda presidencia de Trump.
En un país en el que los gobiernos fueron durante décadas muy reticentes a invertir en su ejército por el traumático recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y el militarismo nazi, la invasión rusa de Ucrania de 2022 ha obligado a replantearse las cosas a los políticos y la población.
Alemania ha incrementado en los últimos años su gasto en defensa y el gobierno de Scholz rompió en 2022 con décadas de tradición pacifista al aprobar el envío de armamento letal a Ucrania para repeler la invasión rusa, un cambio histórico que, según las encuestas fue bien acogido por la ciudadanía.
Merz señaló que “fue un cambio fundamental en la política de Alemania, pero luego se detuvo”.
“El próximo canciller tendrá que profundizar en él y llevarlo al siguiente nivel”, indica el experto.
El gran problema estriba en que Alemania se ve obligada a invertir más en defensa en un momento malo para su economía.
El gasto social y la financiación de sus generosos servicios públicos han sido tradicionalmente la prioridad, pero las amenazas de un mundo en que las garantías de seguridad de Estados Unidos y la OTAN están en duda podrían obligar a los alemanes a tomar decisiones presupuestarias dolorosas si el próximo gobierno no logra reactivar el crecimiento económico.
Alemania lució muchos años con orgullo el título de “locomotora europea”, una etiqueta que a menudo le colgaba la prensa internacional para reflejar que lideraba e impulsaba el crecimiento económico en la Unión Europea.
Impulsada por su industria y la energía barata que llegaba de Rusia, Alemania crecía dinámicamente y generaba empleo principalmente gracias a la exportación de autos y otros productos de alto valor añadido a sus socios europeos y a los mercados masivos de Estados Unidos y China.
Pero ese crecimiento se ha detenido en los últimos años.
El Producto Interno Bruto de Alemania se redujo un 0,3% interanual en 2023 y se estima que un 0,1% en 2024. Según las previsiones de la Comisión Europea, el crecimiento se recuperará lentamente y este año no superará el 0,7%.
Wolfgang Münchau, economista y director del medio especializado Eurointelligence, le dijo a BBC Mundo que “el milagro económico alemán se ha terminado” debido a decisiones tomadas en la época de bonanza de la canciller Angela Merkel.
“En la década de 2010, Alemania aumentó su dependencia del gas ruso, invirtió menos en fibra óptica e infraestructura digital, e incrementó su dependencia de las exportaciones”, dijo Münchau, que cree que su país no ha sabido adaptarse a tiempo a la era digital y ahora ve cómo su hasta hace poco prestigiosa industria del motor se ve superada en la carrera hacia los autos eléctricos por una mejorada competencia china.
La guerra de Ucrania y la rivalidad abierta de la UE con Putin llevaron a un encarecimiento del gas y el petróleo rusos que alimentaban los hogares y fábricas del país, contribuyendo a la inflación, uno de los problemas que más mella han hecho en los alemanes.
Hoy España un país mucho menos dependiente de los gasoductos que conectan Rusia con la Europa occidental, ha desplazado a Alemania como líder del crecimiento de la UE.
Diana Luna, asesora de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, le dijo a BBC Mundo que “Alemania es uno de los países donde quienes quieren generar riqueza tienen que enfrentar más impuestos y burocracia”, lo que se suma a los costes de la energía como uno de los lastres de la actividad.
Sin embargo, Kamp recuerda que Alemania conserva fortalezas fundamentales que deberían ayudar al nuevo gobierno en la búsqueda de una nueva senda de prosperidad.
“Tenemos una mano de obra muy bien formada y una deuda pública muy por debajo de la de la de otros países, lo que nos da margen de maniobra”.
Merz ha abogado en la campaña por reducir la burocracia, las regulaciones ambientales y los impuestos para relanzar la economía.
Pero antes que nada Merz tendrá que lograr formar un gobierno estable. Las encuestas pronostican que tendrá que formar una coalición con socialdemócratas o liberales para tener suficiente apoyo parlamentario.
También tendrá que evitar las desavenencias y contradicciones que acabaron tumbando la liderada por Scholz.
En 2015 la entonces canciller Merkel decidió abrir las puertas de Alemania a los refugiados que huían de la guerra en Siria, mientras otros vecinos europeos llenaban sus fronteras de alambradas y tropas.
Inmigrantes de otros países también se instalaron en Alemania y más de 2 millones de personas llegaron al país aquel año.
La población no ha dejado de crecer en los últimos años como resultado de la inmigración, lo que ha contribuido a compensar la caída de la natalidad y el envejecimiento entre los autóctonos.
Sin embargo, la inmigración masiva ha traído consigo también problemas de integración y algunos ataques masivos cometidos por solicitantes de asilo musulmanes han causado consternación en el país, el último hace solo unos días en Múnich.
La actitud favorable de los alemanes hacia la inmigración parece haber variado en los últimos años.
Si en 2016 Alemania resultaba con un 7,1 en el índice de Aceptación de la Inmigración de la encuestadora Gallup, había caído a un 6,4 en 2023. Según Gallup, Alemania es la única de las principales economías europeas en las que la aceptación de los inmigrantes es significativamente inferior a la de 2016.
Diana Luna cree que “fue un error abrir totalmente las fronteras en 2015 sin haber logrado un consenso europeo sobre cómo hacer frente a la crisis de refugiados provocada por la guerra en Siria”.
“Hay pueblos que están sobrepasados y sus servicios colapsados”, indica.
Esto ha engordado a la ultraderecha de la Alternativa por Alemania (AFD), que concurre a estas elecciones con las mejores perspectivas de su historia y con el apoyo del millonario estadounidense Elon Musk, estrecho aliado de Trump.
Después de haber alcanzado varias esferas de poder local y regional en comicios recientes, la AFD se ha convertido ya en una fuerza de referencia nacional y su discurso antiinmigración ha obligado a otros partidos a adoptar también un tono más duro.
El resto de partidos siguen aplicando el veto a la ultraderecha que ha sido uno de los consensos de la política alemana durante décadas por la aversión a todo atisbo de reedición del trauma del nazismo, por lo que parece improbable que la AFD vaya a ser parte de la futura coalición de gobierno.
Sin embargo, cree Luna, “la ultraderecha es especialmente fuerte en la antigua Alemania oriental y tras estas elecciones va a tener una voz cada vez más fuerte”.
“Si el nuevo gobierno logra ser estable, generar empleos y ordenar la inmigración, le quitará a la ultraderecha el capital político que ha acumulado y volverá demostrarles a los alemanes que su democracia es un sistema que sigue dando resultados”, sostiene la experta.
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