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A cinco años de la golpiza que dejó a Roberto cuadrapléjico, los amparos del presunto agresor han frenado juicio
A cinco años de la golpiza que dejó a Roberto cuadrapléjico, los amparos del presunto agresor han frenado juicio
Cuartoscuro
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A cinco años de la golpiza que dejó a Roberto cuadrapléjico, los amparos del presunto agresor han frenado juicio

A cinco años de los hechos, pese a los videos, y a que Roberto acudió a la vía legal, simplemente no hay consecuencias. “Qué más prueba necesitan que yo”, reclama al referirse al sistema de justicia.
26 de abril, 2022
Por: Nayeli Roldán
@nayaroldan 

El 20 de enero de 2017 la vida de Roberto González y su familia nunca volvió a ser la misma. Entonces, él tenía 41 años y vivía con su esposa y su hijo de 10 años en Playa del Carmen, Quintana Roo. Ese día, un perro del fraccionamiento había entrado a su departamento y asustó a la perrita ciega que tenía en casa. Tuvo un intercambio de reclamos con su vecina, la dueña de la mascota, pero el incidente menor tardó solo unos minutos en tener un desenlace terrible.

La vecina regresó con su esposo, Rodrigo Galán, quien enfurecido tocó la puerta y en cuanto Roberto abrió, se le lanzó a golpes, según se observa en el video de la cámara de seguridad del lugar. Roberto no volvió a aparecer en la imagen porque después de caer al suelo, las patadas y los golpes que recibió le provocó lesiones en la columna vertebral que lo dejó inconsciente e inmóvil de manera instantánea.

Han pasado cinco años y decenas de cirugías a las que Roberto ha sido sometido para salvarle la vida. Sin embargo, las lesiones impiden que su cerebro pueda enviar las señales al resto de su cuerpo, por lo que perdió movilidad del cuello hacia el resto de su cuerpo, es decir, tiene cuadraplejia. 

#JusticiaCotidiana | Cuando resolver los conflictos que afectan cada día al ciudadano, no importa

El camino ha sido tortuoso desde entonces en todos los sentidos. Sobre todo porque el caso sigue en impunidad: cinco años después, el presunto agresor no ha sido juzgado. 

Roberto interpuso dos demandas, una civil y una penal, explica su abogado Alejandro Aguirre en entrevista. La primera, por daño material, que llegó a fin a principio de 2021, con una sentencia de responsabilidad civil que le obligaría al presunto agresor, Rodrigo Galán, al pago por las intervenciones quirúrgicas que Roberto a enfrentado tras la agresión. 

Sin embargo, Galán recurrió a apelaciones y amparos para no hacer efectiva la pena, lo que le dio casi un año de extensión del proceso. Y solo hasta agotados los procedimientos, a final del año pasado la sentencia fue confirmada por lo que deberá proceder el embargo de bienes. 

En la parte penal, se avanzó hasta la vinculación a proceso es decir, el juez encontró elementos suficientes para que fuese sometido a un juicio, y le impuso como medida cautelar retenerle el pasaporte y que acuda a firmar cada mes, para evitar una fuga. Y la primera audiencia de juicio oral en 2020, pero a través de amparos y el uso de todos los medios de impugnación posibles, el presunto responsable ha logrado frenar el juicio por otros dos años. En este abril de 2022, Roberto y su abogado están a la espera de otra fecha de audiencia. 

La ausencia del Estado 

Roberto pide justicia en su caso, para también evitar el riesgo de que ese hombre pueda agredir a alguien más de esa manera. “No esperen a que mate a alguien”, dice. 

“Que se haga justicia, es lo único que pido. Necesito cerrar este círculo, porque esto me destrozó la vida. Antes practicaba triatlón, ahora tengo que estar pidiendo ayuda para todo. A nadie le desearía pasar por esto. Me ha costado muchas lágrimas, angustia, desesperación. He tocado fondo, pero aquí estoy”, dice Roberto al teléfono. 

A cinco años de los hechos, pese a los videos, y a que Roberto acudió a la vía legal, simplemente no hay consecuencias. “Qué más prueba necesitan que yo”, reclama al referirse al sistema de justicia “tan deficiente. No es posible que se tarden tanto. Es decepcionante”. 

Tampoco encontró eco en Presidencia. En 2018, Roberto fue trasladado en una ambulancia con su entonces esposa, a la casa de transición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador con la esperanza de que su caso no quedara impune. Su esposa fue recibida por quien sería secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien le prometió dar seguimiento al caso, pero después de ese encuentro no volvieron a tener comunicación. 

Y aunque tras la agresión fue atendido en el Instituto Nacional de Rehabilitación, una institución pública, su situación requiere de terapia permanente que ya no fue posible seguir recibiendo en el sitio, según argumentaron los médicos, por falta de personal y presupuesto ante las medidas de austeridad del gobierno federal, explica Rosalía González, hermana de Roberto. 

Pero la condición de Roberto necesita terapias a diario, por eso es que entre los tres hermanos solventan el pago de un lugar particular en la que recibe terapia de 9 a 6 de la tarde, además del pago de dos cuidadoras porque él requiere atención las 24 horas para atender necesidades fisiológicas, vigilar sus signos, alimentación, suministro de las 24 pastillas que debe tomar a diario, además de los traslados a las terapias. 

Roberto tampoco ha podido conseguir ni el programa social de este gobierno dirigido a personas con discapacidad. En dos ocasiones ha dado sus datos a los servidores de la nación, el personal que inscribe a los solicitantes a programas sociales, ni siquiera por su evidente situación ha tenido alguna respuesta. La última vez le pidieron que acudiera a una oficina para hacer el trámite. 

Por lo pronto él y su familia tienen la esperanza en una cirugía que, aunque no está aprobada por la FDA, se ha realizado en Tailandia, y cuyo costo asciende a 2 millones de pesos, que podría ‘reconectar’ una parte de la columna para intentar conseguir movilidad en los brazos. De ser exitoso, podrían intentarlo con las piernas. Aunque aún faltan una serie de costosos análisis para considerar si es candidato y luego conseguir el dinero para pagar el procedimiento.  

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El exmilitar detrás de la operación “Dinamita dorada”, el plan secreto para sacar de Venezuela a María Corina Machado
6 minutos de lectura

El líder de la operación asegura que su organización está construyendo infraestructura en Venezuela para extraer a personas del país en caso de que comience una guerra con Estados Unidos.

12 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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La operación de rescate para sacar de Venezuela a la líder opositora y premio Nobel María Corina Machado incluyó disfraces, dos barcos en mares agitados y un vuelo, según ha contado a la BBC el hombre que dice haberla dirigido.

Bautizada como “Operación Dinamita Dorada”, el peligroso viaje fue frío, húmedo y largo, pero la “formidable” Machado no se quejó ni una sola vez, según Bryan Stern, fundador de la Grey Bull Rescue Foundation.

“El mar está muy agitado. Está completamente oscuro. Usamos linternas para comunicarnos. Da mucho miedo, pueden salir mal muchas cosas”.

A pesar de los riesgos, todo salió bien. Machado llegó sana y salva a Oslo, Noruega, para recoger su Premio Nobel de la Paz justo antes de la medianoche del miércoles.

Tras haber vivido escondida en su propio país desde las controvertidas elecciones del año pasado en Venezuela, Machado no había aparecido en público desde enero. Sus hijos adultos, a quienes no había visto en dos años, estaban en Oslo para recibirla.

Grey Bull se especializa en misiones de rescate y evacuaciones, especialmente en zonas de conflicto y desastre. Un representante del equipo de Machado confirmó a CBS News, socio mediático de la BBC en Estados Unidos, que la organización estaba detrás de su operación de rescate.

Stern explicó que Grey Bull llevaba meses consolidando su presencia en el Caribe, incluida Venezuela y la vecina isla de Aruba, para prepararse para posibles operaciones en Venezuela.

“Hemos estado construyendo infraestructura sobre el terreno en Venezuela diseñada para sacar a estadounidenses, aliados, británicos y otras personas en caso de que comience la guerra en Venezuela”, declaró a la BBC.

Las especulaciones sobre una posible acción militar de Estados Unidos contra Venezuela han ido en aumento después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, pidiera al presidente Maduro que abandonara el cargo, acusándolo de enviar narcóticos y asesinos a Estados Unidos.

Según Stern, el reto en este caso consistía en sacar del país a alguien tan conocido como María Corina Machado, un nombre muy popular en Venezuela para la oposición.

Ninguna de las infraestructuras que su empresa había construido en el país, dijo, estaba “diseñada para la segunda persona más popular del maldito país con una diana en la espalda”.

María Corina Machado detrás de unos micrófonos y con un cartel del premio Nobel de la Paz detrás.
Lars Martin Hunstad/Bloomberg via Getty Images
María Corina Machado logró llegar a Oslo en la madrugada del jueves.

Cuando entró en contacto por primera vez con el equipo de Machado, al principio no le revelaron su identidad, pero afirmó que fue capaz de adivinarla.

Se pusieron en contacto con él a principios de diciembre, a través de un contacto que conocía al equipo de Machado, y este era al parecer el segundo intento de sacarla de Venezuela, después de que el plan inicial “no saliera bien”, según dijo.

La operación se denominó “Dinamita Dorada” porque “(Alfred) Nobel inventó la dinamita” y Machado intentaba llegar a Oslo para recoger el Premio Nobel de la Paz.

Las cosas se movieron rápidamente. Stern dijo que habló con el equipo el viernes, que se desplegaron el domingo y que el martes ya habían completado su misión.

Su equipo había explorado varias posibilidades para sacar a Machado del país y se decidió por un plan que implicaba un tumultuoso viaje por mar.

Para proteger su futuro trabajo en Venezuela, Stern solo puede revelar algunos detalles del viaje.

Por tierra, trasladaron a Machado desde la casa donde se escondía hasta el punto de recogida de una pequeña embarcación, que la llevó frente a la costa hasta un barco un poco más grande, donde se reunió con él.

El viaje se realizó en “mares muy agitados”, con olas de hasta 3 metros de altura, en “una oscuridad total”, según contó.

“El viaje no fue agradable. Hacía frío, llovía mucho, estábamos empapados, las olas eran muy fuertes, y eso lo aprovechamos. La llevamos a tierra firme, hasta donde estaba su avión, y ella voló a Noruega”.

A lo largo del viaje, se tomaron varias medidas para ocultar y disimular su rostro y su perfil “digital”, ya que se trata de una política muy conocida.

“La amenaza biométrica es muy real”, señaló, y añadió que se tomaron medidas para asegurarse de que no pudiera ser localizada a través de su teléfono.

Stern dijo que María Corina Machado se comportó de manera “impresionante” a pesar de las dificultades durante el viaje, aceptando un jersey para abrigarse cuando él se lo ofreció, pero sin pedir nada más.

“Estaba empapada y helada, pero no se quejó ni una sola vez”, dijo riendo, reconociendo que la operación era muy peligrosa porque el agua “no perdona”.

“Si conduzco un barco y se me avería el motor, tendré que nadar hasta Venezuela”.

Cuando se le preguntó cómo podía garantizar la seguridad de los venezolanos que ayudaron en la operación, Stern respondió que mantuvieron sus identidades en secreto y que “nosotros [Grey Bull] realizamos muchas operaciones encubiertas”.

El portaaviones USS Gerald Ford.
Alyssa Joy/U.S. Navy via Getty Images
Stern asegura que Estados Unidos, que ha desplegado una enorme fuerza naval en el Caribe desde donde ha atacado embarcaciones que supuestamente salían de Venezuela con droga, no financió la operación, pero que fueron contactados de manera “informal”.

Muchos de los que ayudaron ni siquiera se dieron cuenta de que estaban trabajando para él, dijo Stern, mientras que otros creen que “conocen toda la historia”, pero en realidad no es así.

“Hay personas que hicieron cosas que eran benignas desde su perspectiva, pero que desde la nuestra eran fundamentales para la misión”.

Afirmó que la operación fue financiada por donantes, y no por el gobierno de Estados Unidos: “Nunca hemos recibido una nota de agradecimiento del gobierno de Estados Unidos, y mucho menos un dólar”.

Stern aseguró que se coordinó con algunos Estados nacionales y con los servicios de inteligencia y diplomáticos de varios países. Esto incluyó alertar a Estados Unidos de manera “informal”.

Machado ha dicho que tiene la intención de regresar a Venezuela, pero el Stern afirma que le aconsejó que no lo hiciera.

“Le dije: ‘No vuelvas. Eres madre. Te necesitamos’. Ella hará lo que tenga que hacer… Entiendo por qué quiere volver, porque es una heroína para su pueblo.

“Ojalá no volviera, pero tengo la sensación de que lo hará”.

BBC

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