La Fiscalía General de la República (FGR) intentó recabar a mediados de mayo una declaración de la extitular de Sedesol y Sedatu Rosario Robles Berlanga, sobre la presunta participación de altos funcionarios del sexenio pasado –entre ellos el expresidente Peña Nieto y el exsecretario de Haciendo Luis Videgaray– en hechos de corrupción como La Estafa Maestra.
Pese a que desde noviembre de 2019 la exfuncionaria había ofrecido a la FGR colaborar en la búsqueda de un posible criterio de oportunidad, fue hasta seis meses después, el 18 de mayo de 2020 –dos semanas antes de las elecciones federales– cuando la Fiscalía dio respuesta a su solicitud pidiéndole que exhibiera que elementos tenía y que testificara.
Se trató de un cambio de posición de la FGR luego de que por meses se negó siquiera a ver a Robles bajo el argumento de que no habría negociación si no pagaba cinco mil millones de pesos de reparación de daño.
Animal Político tiene copia del documento que la Fiscalía le envió a la exfuncionaria firmado por David Luz Macgluf, fiscal comisionado a la Unidad Especializada en investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y de Falsificación de Moneda de la SEIDO.
En dicha misiva los fiscales le plantean a Robles la posibilidad de concederle un criterio de oportunidad, como ella lo había solicitado en su escrito enviado el 25 de noviembre de 2020, seis meses antes. Pero para ello le advierten que es necesario que primero detalle que elementos tiene y testifique.
“A efecto de hacer la valoración conjunta de la información y datos de prueba oportunos con los que cuente respecto a hechos, autores y partícipes respecto de la carpeta de investigación… resulta necesario de conocer de la misma. Por lo que se deberá notificar el presente acuerdo a los abogados de la promovente para que lo hagan de conocimiento de su representada… y así se estén en la posibilidad de recabar su testimonial con la condición de que aporte toda la documentación e información con la que respalde su dicho”, indica el oficio de la Fiscalía.
[dax id=811535]
Aunque no se dan mayores detalles en el oficio, la FGR deja en claro que la petición hecha a la exfuncionaria tenía como finalidad analizar la posible concesión de un criterio de oportunidad, como ella misma lo había solicitado dentro de la carpeta de investigación iniciada en su contra por lavado de dinero y delincuencia organizada, con el número FED/SEIDO/UEIORPIFAM-CDMX/0000605/2020. Se trata de una indagatoria relacionada con el caso de La Estafa Maestra.
En su momento, fue la propia defensa de Robles la que hizo público que buscaba esta posibilidad de colaboración. Su entonces abogado, Sergio Arturo Ramírez, declaró públicamente que la exfuncionaria contaba con información que mostraba que se habían desviado recursos a la campaña del expresidente Enrique Peña Nieto, y que el exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, estaba supuestamente implicado.
De acuerdo con autoridades federales consultadas por este medio, la información que se había requerido a Robles a través del referido abogado debería estar relacionada con los roles que específicamente tuvieron Videgaray Peña en los supuestos esquema de corrupción.
Esta semana, en diversas entrevistas, la propia exfuncionaria ha señalado que las autoridades le habían pedido, a través de sus abogados rendir declaraciones para inculpar a otros, de forma similar a como ocurrió con el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, en el caso Odebrecht.
Pese a que el 24 de noviembre de 2020 Robles oficializó a través de un oficio entregado a la FGR su intención de colaborar, por meses no hubo ninguna respuesta.
En diversas audiencias relacionadas con el proceso abierto en su contra por omisiones, los abogados de la exfuncionaria argumentaron que habían ofrecido a la FGR la posibilidad de colaborar, pero sin éxito. El juez del caso llegó a exhortar en varias ocasiones a la Fiscalía para que buscara a Robles y le recabara una declaración, pero dicha institución se opuso bajo el argumento de que no entraría en ningún tipo de diálogo si la exfuncionaria no se comprometía a reparar el daño.
Ante ese escenario, la exfuncionaria decidió en abril pasado retirar cualquier intento de colaboración y acusó a la Fiscalía de solo favorecer a aquellos que se prestaban a fabricar historias con fines políticos.
En ese contexto llegó el oficio de la FGR fechado 18 de mayo en donde se le pedía rendir su declaración, dos semanas y media antes de la elección federal del 6 de junio. La funcionaria ya no dio respuesta. Un mes después, en julio, Sergio Arturo Ramírez –quien había negociado con la FGR la posible colaboración– anunció que dejaba la defensa de la exfuncionaria ante su decisión de ya no buscar el criterio de oportunidad.
Una situación diametralmente distinta es la que ocurrió con el que fuera Oficial Mayor de Sedesol y Sedatu, Emilio Zebadúa, quien de acuerdo con investigaciones de la FGR, es corresponsable de las omisiones que permitieron los millonarios desvíos con el esquema de La Estafa Maestra, pero que además está acusado por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de lavado de dinero.
A este exfuncionario la FGR sí le recabó una declaración ministerial desde noviembre del año pasado. En dicho testimonio Zebadúa acusa a Videgaray de haber instruido el esquema de desvío de recursos en múltiples dependencias, y que el dinero se había usado en diversas campañas electorales.
A diferencia de Rosario Robles –quien ya acumula más de dos años en prisión preventiva– Emilio Zebadúa ha permanecido en libertad pese a los señalamientos e indagatorias en su contra.
Rosario Robles buscará a través de una nueva demanda de amparo revocar la medida cautelar de prisión preventiva que un juez federal decidió mantener en su contra la semana pasada. Esto bajo el argumento de que no existen ya elementos que justifiquen que siga encarcelada en el penal de santa Martha Acatitla.
De acuerdo con fuentes de la defensa se optará por esta vía en vez de tramitar una apelación. Lo anterior ya que consideran que se incurrió, nuevamente, en violaciones a los derechos constitucionales de la extitular de Sedesol y Sedatu.
Rosario Robles cuenta con un plazo de 15 días hábiles para la presentación de dicha demanda de amparo que comenzaron a correr a partir de que se ratificó la prisión preventiva en su contra. Dicho plazo vence el próximo 12 de noviembre.
Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.
Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.
Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.
Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.
La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.
Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.
Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.
Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.
Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.
Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.
La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.
Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.
Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.
Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.
“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.
Una muerte, pues, entendida a la mexicana.
Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.
Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.
Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.
Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.
Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.
La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.
Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.
Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.
Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.
Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.
Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.
Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.
La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.
Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.
Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.
Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.
“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.
Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.
“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.
Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.
Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.
“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.
Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.
“Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.
Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.
Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.