Un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM tomó las instalaciones en señal de protesta por la muerte de un joven de la FES Acatlán, quien falleció tras una riña registrada en el CCH Naucalpan.
A través de un comunicado, la Facultad informó que será hasta este 14 de mayo, después de las 21:00 horas, cuando los alumnos liberen las instalaciones.
“Nuevamente un grupo de estudiantes tomó las instalaciones de nuestra facultad, expresando que las mismas serían devueltas el día de mañana 14 de mayo de 2024, a las 21:00 horas, por lo que las actividades académicas y administrativas quedan suspendidas en su totalidad”, se lee en el comunicado.
Otra facultad que suspendió sus actividades fue la de Filosofía y Letras, para que los alumnos pudieran asisitir a las actividades planeadas en solidaridad por lo ocurrido en el CCH Naucalpan.
Los alumnos de distintas facultades de la UNAM convocaron a una marcha desde Ciudad Universitaria hasta el CCH de Naucalpan para exigir la salida de los llamados “porros” de las distintas facultades, colegios y preparatorias de la máxima casa de estudios.
Además exigen mayor seguridad tanto en los planteles como en los alrededores.
El pasado 8 de mayo se registró un enfrentamiento entre presuntos “grupos porriles” que dejó una persona fallecida y varias lesionadas en las inmediaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan.
De acuerdo con los reportes, los supuestos agresores llegaron en microbuses al plantel ubicado en calzada de Los Remedios y arremetieron contra alumnos.
Ante los hechos, la UNAM dijo que la agresión en el CCH “tiene el objetivo de desestabilizar a la institución“.
La Fiscalía del Estado de México detuvo a 9 personas; sin embargo, los liberó horas después debido a que se confirmó que la causa de la muerte del estudiante no fue por golpes, sino por causas naturales.
A través de un comunicado, la Fiscalía detalló que el cuerpo del joven de 19 años no presentó huellas de contusiones, arrastramiento, hematomas o manchas de sangre.
La ausencia del ejército regular en la crisis actual plantea interrogantes sobre la capacidad de las instituciones del Estado libanés para enfrentar un conflicto de grandes dimensiones.
El conflicto actual entre Israel y el grupo armado chiita Hezbolá se basa en dos posiciones claramente definidas, que se han mantenido afianzadas durante más de cuatro décadas.
Israel dice que está decidido a eliminar la amenaza que Hezbolá representa desde el vecino Líbano, mientras que Hezbolá sigue atacando posiciones israelíes en un esfuerzo por destruir el Estado de Israel.
Durante los últimos 11 meses, las hostilidades transfronterizas diarias entre ambos bandos han aumentado aún más la tensión.
Ahora que está en marcha una invasión israelí en Líbano, por primera vez desde 2006, muchos se preguntan dónde está el ejército libanés en toda esta situación y qué hizo para evitar que esto sucediera, dadas las ramificaciones de tal escalada para toda la región.
A primera vista, el ejército libanés ha estado ausente de las hostilidades, mientras que Israel y Hezbolá (que está proscrito como organización terrorista por Estados Unidos, el Reino Unido y otros países) han asumido el centro de atención.
En teoría, es tarea del ejército luchar contra el enemigo de la nación, e Israel es oficialmente el enemigo de Líbano.
Pero el ejército libanés carece de equipo y del arsenal necesario para semejante enfrentamiento.
El ejército israelí está sólidamente equipado y posiblemente cuenta con el mayor apoyo de las potencias occidentales, tanto financieramente como en términos del arsenal más avanzado.
Además, existe una creencia generalizada, apoyada por testimonios de varios exoficiales de alto rango, que acusa a Estados Unidos de presionar activamente a sucesivos gobiernos libaneses para impedir que el Estado adquiera armas sofisticadas que puedan suponer una amenaza para Israel.
Una profunda crisis económica, agravada por la devastadora explosión del almacén de fertilizantes de Beirut en 2020, ha empeorado mucho las cosas para el ejército libanés.
La falta de fondos ha afectado a su personal y a sus necesidades operativas más básicas, como el combustible.
Para complicar aún más las cosas, EE.UU., considerado por Hezbolá como su mayor enemigo, es el principal donante del ejército libanés.
Durante un tiempo, Washington contribuyó a los magros salarios del personal de este ejército.
Pero su ayuda se limita a vehículos, accesorios y armas individuales y no se compara con la ayuda que proporciona a Israel.
Mientras tanto, algunos observadores señalan que la ineficacia del ejército libanés contra Israel es similar a la de todos los demás ejércitos nacionales de la región.
“Ni el ejército libanés ni ningún ejército árabe tiene la capacidad para enfrentarse al enemigo israelí”, señala el general Mounir Shehade, excoordinador del gobierno libanés en la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL).
“Con el ejército israelí, ninguna lucha es adecuada, salvo la guerra de guerrillas, similar a la que ocurrió en Gaza”.
Khalil El Helou, general retirado del ejército libanés, afirma que “el papel del ejército libanés es mantener la estabilidad interna, porque hoy la situación interna es delicada”.
“El desplazamiento de medio millón de partidarios libaneses de Hezbolá a zonas que están en contra de Hezbolá crea fricciones que podrían derivar en disturbios de seguridad y quizás en una guerra civil”, agrega.
Tras la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, a manos de Israel, el ejército libanés se desplegó en gran medida en muchas zonas consideradas “sensibles” donde había una gran posibilidad de tensión entre los diferentes grupos del país.
El domingo también emitió un comunicado en el que instaba a “los ciudadanos a preservar la unidad nacional”, subrayando que seguía tomando medidas para preservar la paz civil en el país.
¿Tiene entonces el ejército algún papel en las hostilidades actuales? En realidad no.
Sin embargo, está presente en el sur y en cantidades significativas.
El ejército anunció recientemente que un soldado libanés murió por un dron israelí que atacó una motocicleta cuando pasaba por un puesto de control.
Además, es probable que cualquier alto el fuego futuro implique un mayor despliegue del ejército en el sur, algo que el primer ministro libanés ha insinuado recientemente.
Todo esto, sin embargo, implicará su propio conjunto de desafíos. Se necesita más personal y, para ello, se requiere más dinero, fondos que el ejército simplemente no tiene.
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