En México, hasta el momento cinco estados han prohibido las corridas de toros.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), las corridas de toros fue una actividad instaurada por los españoles en sus territorios transatlánticos: aún sin haber lidiadores profesionales, la primera corrida de la Nueva España se celebró en 1529 en lo que hoy es el Zócalo de la Ciudad de México.
Poco después, los regidores de la ciudad ordenaron que todos los años la fiesta de San Hipólito, celebrada el 13 de agosto, se concluyera con una corrida de toros. Dicho evento también se haría recurrente desde 1535 para conmemorar, por tres días, la llegada de un nuevo virrey.
La primera entidad en decirle NO a las corridas de toros fue Sonora desde mayo de 2013.
Tras Sonora, Guerrero prohibió la fiesta brava el 31 de julio de 2014. Después lo hizo Coahuila el 21 de agosto de 2015. Siguió Quintana Roo el 28 de junio de 2019, y hasta el momento el último ha sido Sinaloa en enero del 2022.
Sin embargo, esta práctica ha sido declarada como bien cultural y material en estados como Aguascalientes, Tlaxcala, Hidalgo y Zacatecas.
Aguascalientes, por ejemplo, tiene un reglamento de los espectáculos taurinos en el cual se detalla que “las plazas de toros que se
podrán ser de dos categorías: aquellas cuyo cupo sea de siete mil o más espectadores; y las de segunda de menor capacidad”.
Los estados de Aguascalientes, Querétaro, Zacatecas, Colima, Guanajuato, Hidalgo, Nayarit, Tlaxcala y Nuevo León no consideran maltrato animal las corridas de toros.
En 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el decreto de Nayarit que declaraba las corridas de toros y las peleas de gallos como patrimonio cultural inmaterial porque los animales son “merecedores de un trato decente”.
Además, en 2018 la SCJN concluyó que “cualquier práctica que suponga el maltrato y el sufrimiento innecesario de los animales no puede considerarse una expresión cultural amparada por el derecho a la participación en la vida cultural”.
Por medio de un amparo y el otorgamiento de una suspensión provisional, frenaron otra vez las corridas de toros en la Plaza México, en la Ciudad de México, a días que el inmueble reabrió sus puertas para reanudar los “espectáculos” taurinos.
El pasado 26 de enero, la asociación Todas y Todos por Amor a los Toros presentó ante el Poder Judicial de la Federación un juicio de amparo con la finalidad de detener las corridas de toros en la Plaza México.
Dicho asunto fue radicado al Juzgado Quinto de Distrito en Materia Administrativa, donde la jueza concedió la suspensión provisional de las corridas de toros; el objetivo de la asociación es la abolición definitiva de estos “espectáculos”.
Se tratan de cerca 300 mil ampollas de fentanilo clínico que resultaron infectadas y han causado incertidumbre en miles de familias en Argentina.
Cuando tenía 5 años Leonel Ayala recogió los restos de una pelota de fútbol que habían destrozado mientras jugaban en su casa de Florencio Varela, en la provincia de Buenos Aires, y con la ayuda apenas de una aguja e hilo lo reparó en pocos minutos.
“Una de las cosas que más recuerdo de mi hermano es que era la persona más recursiva e ingeniosa que he conocido”, le dice a BBC Mundo David, su hermano mayor.
Leonel es una de las víctimas fatales que ha dejado la aplicación clínica de un lote de fentanilo contaminado en Argentina, en el que ha sido calificado de uno “los escándalos más grandes de la salud en la historia del país”.
Son 87 muertos, de acuerdo al juez que lleva el caso, aunque la prensa local indica que hay otros nueve casos en investigación.
De acuerdo a las autoridades que investigan las muertes, desde finales del año pasado se presentaron casos de pacientes ingresados a distintos hospitales del país para ser tratados por distintas dolencias que, tras recibir fentanilo como analgésico contra el dolor, murieron debido a una grave infección bacteriana.
Sin embargo, no fue hasta mayo de este año que, tras las denuncias de varias instituciones médicas, se tuvo conocimiento de estas irregularidades con el fentanilo clínico.
Las investigaciones señalan que al menos 300.000 ampollas de fentanilo resultaron infectadas por bacterias ultrarresistentes y fueron distribuidos en distintos centros médicos de Argentina.
La mayoría de esas ampollas fueron producidas por los laboratorios HLB Pharma Group y Ramallo, que están siendo investigados por las autoridades locales.
Según informó el juez federal a cargo de la causa, Ernesto Kreplak, los peritos médicos pudieron detectar la presencia de las bacterias Klebsiella pneumoniae y Ralstonia pickettii tanto en las personas que murieron como en los frascos que contenían el fentanilo.
“Fueron dos lotes, uno de los cuales tuvo alta circulación y se aplicó ampliamente. Del otro no se llegó a administrar ninguna dosis”, dijo el juez a la cadena radial Radio con vos.
Los familiares, en tanto, reclaman no solo que se haga justicia contra los responsables de la negligencia médica, sino que se elaboren protocolos que permitan la trazabilidad de ciertos medicamentos.
“El fentanilo no se consigue en una farmacia. Es de uso directo, por lo que no hay manera de determinar con precisión qué lote fue usado o cuáles ampollas siguen infectadas”, explica David.
A mediados de marzo de este año, Leonel Ayala, un licenciado en educación musical, comenzó a sentir un dolor abdominal que poco a poco se fue agravando.
“El 15 de marzo, lo internan en el hospital porque le habían encontrado un cálculo, pero por una falla en un procedimiento terminan causándole una pancreatitis”, recuerda David.
Inicialmente, Leonel estaba siendo tratado en la clínica Ranelagh, pero tras las complicaciones fue derivado al Hospital Italiano de la ciudad de La Plata.
El 4 de abril fue sometido a una intervención quirúrgica. Es en ese momento que comienza un tratamiento para el dolor con fentanilo.
“Durante días vimos un progreso en su estado de salud, empieza a hablar por su celular, a hablar de lo que va a hacer cuando se recupere. Porque verdaderamente se estaba recuperando”, señala el hermano.
Pero pronto la situación dio un giro: “Hasta el 8 de abril estuvo perfecto. Después empezó un deterioro que no entendemos: fiebre primero, después dejan de funcionarle algunos órganos”, recuerda David.
Es entonces cuando los médicos explican que hay una infección bacteriana que no pueden controlar ni con los medicamentos más poderosos.
“Fue cuestión de horas. Una vez la bacteria había alcanzado su cerebro, el médico nos dijo que lo mejor era despedirnos de él. Murió el 8 de abril”, señala el hermano.
Fueron las muertes en dicho hospital las que dispararon la investigación. Además de Leonel, en el Hospital Italiano murieron al menos ocho personas en un corto lapso de tiempo, lo que levantó las sospechas.
“Revisaron todos los implementos médicos, las instalaciones, y no encontraron nada. Hasta que decidieron revisar las ampollas de fentanilo, que era un factor común que tenían todas las víctimas, y se dieron cuenta de que estaban infectadas”, relata David.
BBC Mundo pudo acceder a un chat de familiares de las víctimas del fentanilo infectado. Se llama “Unidos por la justicia de las víctimas del fentanilo mortal”.
Allí se acercan personas con la misma pregunta: buscan descubrir si se trata de un caso de posible infección.
“Mi padre tuvo una cirugía de la cual salió bien. El domingo le detectaron una bacteria muy agresiva y ahora está en coma”, se lee en uno de los testimonios.
La hija quiere saber si es víctima del fentanilo infectado.
“La incertidumbre es enorme. Hay más de 150.000 ampollas infectadas, la mayoría de las cuales no sabemos dónde y cómo fueron utilizadas porque no hay registros”, le explica a BBC Mundo Sandra Altamirano, cuyo hijo murió presuntamente por cuenta del fentanilo contaminado.
“Mi hijo, Daniel Sebastián Oviedo, 42 años, murió después de ser tratado con fentanilo infectado en el Hospital Italiano de la Plata. Entró para ser tratado por un problema con su diálisis y terminó muerto”, reclama la madre.
Sandra indica que tiene una historia clínica de 600 hojas. En el chat grupal lo que intentan es orientar a los familiares para que busquen la historia clínica de los pacientes en cuestión, para poder determinar si se trata de una víctima de las ampollas infectadas.
“Lo que queremos es Justicia, no solo con los laboratorios sino con toda la cadena de producción, porque no entendemos cómo pudo haber pasado una cosa así a esta escala sin ningún tipo de control”, señala Sandra.
Actualmente, la investigación se encuentra en etapa indagatoria.
El juez Kreplak ordenó la incautación de todos los lotes de fentanilo sospechosos e informó que hay más de 24 personas bajo investigación por este caso.
Los familiares, por su parte, se han reunido con líderes políticos en el Congreso de la Nación, donde reclaman acciones para evitar que algo similar se vuelva a repetir.
“Yo sé que no tenemos el tiempo de la Justicia. O no en la velocidad en que queremos que se resuelva. Pero queremos que las personas responsables de esta tragedia respondan por sus delitos”, concluyó Sandra.
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