A lo largo de todo el país, principalmente en las entidades ubicadas en la frontera con Estados Unidos, autoridades han anunciado acciones para la atención de los migrantes que resulten expulsados en las “deportaciones masivas” que prometió en campaña el presidente Donald Trump, aunque especialistas alertan que hacen falta políticas públicas más robustas para atender a esta población que enfrenta dificultades para su integración y proyecto de vida.
Asociaciones civiles reportaron que en las últimas semanas se redujo el número de personas deportadas, sin embargo, los espacios se mantienen llenos, debido a que muchos migrantes llegaron a la frontera para intentar cruzar hacia Estados Unidos previo a la segunda toma de posesión como presidente de Trump, por lo que están contemplando medidas extraordinarias para los siguientes días, en los que podrían ser expulsados miles más.
“Ha llegado mucha gente con cita y poca deportada porque probablemente están esperando a que llegue Trump para expulsar a muchos en un solo evento. Afortunadamente, parece que en México las autoridades se están poniendo las pilas para recibir a cientos de personas que van a ser expulsadas en los distintos puntos de migración”, señaló Pat Murphy, director de la Casa del Migrante de Tijuana.
En el caso de la asociación que dirige, así como otros albergues, el sacerdote detalló que, además de contemplar la necesidad de ampliar los espacios de pernocta, los apoyarán con programas educativos, para la búsqueda de empleo y de información en el caso de quienes quieran volver a sus lugares de origen.
Por parte de gobiernos estatales y municipales, autoridades han informado que se habilitarán albergues para recibir cantidades masivas de personas en Chihuahua, Baja California, Coahuila y Tamaulipas –donde se ubican los puertos migratorios de expulsión–, además de otros que serán instalados en San Luis Potosí, Puebla y Ciudad de México, algunos de los cuales atenderán únicamente a mexicanos deportados.
De acuerdo con Arturo Fabián Jiménez, doctor en estudios culturales por el Colegio de la Frontera Norte (Colef), desde 2003 Estados Unidos ha tenido una política de deportaciones masivas que se ha ido intensificando con el paso de los años, tiempo en el que nuestro país no ha diseñado políticas públicas para atender a las personas expulsadas, por lo que “es difícil pensar que estamos preparados; no han querido hacer caso a lo que dice la academia o las organizaciones de la sociedad civil”.
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“En Estados Unidos estas personas son detenidas y llevadas a unas prisiones y de ahí son trasladados a la frontera donde los ingresan hacia México sin ningún tipo de acompañamiento, y en muchos casos son identificados por integrantes del crimen organizado, quienes se aprovechan de la vulnerabilidad en la que están”, agregó el investigador.
Fabián explicó que las estrategias de los distintos niveles de gobierno deben ir más allá de brindar albergue temporal, que también se enfoque en la experiencia post deportación, “que tiene que ver con una serie de situaciones sociales bajo las cuales viven estas personas una vez que son expulsadas que los llevan a crisis de ansiedad y de depresión, y que pueden llevar de un día a 10 años, o incluso más porque no hay un acompañamiento como el que requiere esta población”.
Sandra Álvarez, directora de la asociación Sin Fronteras, alertó que los discursos promovidos por el gobierno de Trump ya han provocado la llegada masiva de migrantes a las fronteras del norte y el sur de México que mantienen saturados los albergues disponibles, por lo que se requiere que actúen para combatir la desinformación y para que quienes ingresen al país no sean víctimas de delitos como extorsión, trata y desaparición de personas.
“Aplaudimos que hay apertura cuando menos de algunos gobiernos locales, y que la administración federal ha tomado en cuenta las amenazas que podrían hacerse tangibles en los próximos días, con el fortalecimiento de los consulados y los botones de pánico para detenciones arbitrarias en Estados Unidos, pero se está dejando desprotegida a la población extranjera y que seguramente serán deportados a México, no solamente los connacionales”, comentó la especialista.
Al respecto, Graciela Zamudio, de la asociación Alma Migrante, dijo que es necesario que México acepte que el fenómeno de la migración “es humano y va a perdurar en nuestro país porque estamos en el paso hacia los Estados Unidos, y más allá del plan de hacer muchos más centros de acogida de personas en contexto de movilidad, es importante fortalecer el punto de vista técnico para que se consigan buenos resultados a largo plazo”.
Arturo Fabián explicó que hay un número importante de personas deportadas, principalmente mujeres, que se quedan en ciudades fronterizas “para permanecer cerca de sus familias, sin arriesgarse a las repercusiones legales que implica intentar ingresar de nuevo a los Estados Unidos, donde son consideradas como delincuentes y un riesgo a la seguridad nacional”.
Actualmente, “los primeros contactos con la autoridad migratoria y la sociedad suelen ser insultos y vejaciones, particularmente en el caso de las mujeres, y no les dan la oportunidad de decidir dónde quieren quedarse, lo que convierte a las personas deportadas en potenciales víctimas del crimen organizado o los destinan a seguir en la espiral de violencia que los hizo salir de su lugar de origen, lo que se convierte en una situación muy difícil”, expuso Fabián.
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Por ello, indicó que es necesario que “las autoridades se preparen para reaccionar a este tipo de problemas que va a enfrentar la población deportada, para que no sea estigmatizada y se garanticen todos sus derechos durante su estancia en el país”.
Para Sandra Álvarez, es necesario que el Estado mexicano “entienda la dimensionalidad de la migración, que no es sólo la población mexicana de retorno, sino de otras características que requiere de una especialización de las distintas autoridades, por lo que será importante que incluso instituciones que no trabajan directamente con el tema de migración colaboren para la atención de estas personas”.
“Debe haber especial atención a las infancias, incluso aquellas ya nacidas en Estados Unidos con familiares mexicanos, y medidas que contemplen la transversalidad del género y las necesidades particulares de la población LGBT”, apuntó Álvarez.
Con el fin de evitar riesgos y desinformación, los especialistas llamaron a la población migrante a buscar apoyo y recibir información de instituciones y asociaciones formalmente establecidas, “para brindarles la seguridad de que se encuentran protegidos, independientemente de cuál sea la decisión que tomen sobre su futuro”.
Las llamas han dejado al menos cinco personas muertas, más 130.000 evacuados y la destrucción de 2.000 edificaciones. Unos vientos particulares, la falta de agua y el cambio climático son las causas de la ferocidad del fuego.
Al menos cinco incendios forestales están azotando la ciudad de Los Ángeles, en la costa oeste de Estados Unidos, de los cuales tres han sido descritos por las autoridades de socorro como “incontrolables”.
De acuerdo con varios organismos locales, los incendios han causado la muerte de cinco personas y decenas de heridos, así como la destrucción de más de 2.000 viviendas y edificios.
Cerca de 130.000 personas han tenido que evacuar sus hogares y se estima que las pérdidas económicas podrían alcanzar los US$10 mil millones.
Los damnificados por los feroces incendios van desde famosos actores de Hollywood como Billy Cristal y James Wood y personalidades como Paris Hilton hasta habitantes de la zona costera y los barrios más al oeste de la ciudad.
Los jefes de bomberos que están liderando las labores de control de fuego han señalado que, dada la dimensión de las llamas en algunas zonas – como por ejemplo Hollywood Hills, donde está ubicado el famoso cartel de Hollywood-, existe “cero posibilidades” de contener el desastre.
De acuerdo con Anthony Marrone, uno de los principales coordinadores de bomberos, la baja humedad de la zona, los llamados vientos de Santa Ana – con velocidades cercanas a las de un huracán- y la falta de infraestructura han sido las principales causas para la enorme devastación.
“No tenemos suficientes bomberos para atender cuatro incendios de esta dimensión a la vez. Tal vez uno o dos incendios forestales medianos, pero no esto”, explicó.
En BBC Mundo te explicamos tres claves que han hecho que los incendios en Los Ángeles estén siendo considerados como los más destructivos en la historia de la ciudad.
Tal vez la principal razón por las que los bomberos no han podido contener el fuego en Los Ángeles tiene nombre de santa: los vientos de Santa Ana, que de acuerdo con las autoridades han alcanzado hasta 161 kilómetros por hora en las zonas de los incendios.
Y esto tiene dos efectos que multiplican la fuerza de las llamas.
Por una parte, de acuerdo con el meteorólogo Simon King, presentador del tiempo de la BBC, se trata de vientos secos que eliminan la humedad de la vegetación y facilitan que se inicien los fuegos y se propaguen más rápidamente.
Y una vez que empiezan, los mismos vientos ayudan a que se propaguen fácilmente.
Además, según Marrone, esto obliga a que la estrategia para apagar un incendio de esta magnitud solo se pueda basar en los hidrantes que tiene la ciudad, ya que no se pueden utilizar aviones y helicópteros debido a la fuerza de los vientos.
Los vientos de Santa Ana ocurren cuando una gran área de alta presión se establece sobre el oeste de EE.UU., alrededor de la Gran Cuenca, un área que incluye gran parte de Nevada y Utah, Idaho y el sureste de Oregón, explica Matt Taylor, meteorólogo de la BBC.
Por su parte, una publicación del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) estadounidense anota que estas regiones son generalmente secas y desérticas, lo que significa que allí se generan vientos secos que fluyen de este a oeste y llegan a California carentes de humedad.
Este fenómeno ocurre numerosas veces durante el año.
“Un evento de Santa Ana generalmente surge durante los meses más fríos, desde fines de septiembre hasta mayo, y dura solo un par de días. Pero en raras ocasiones puede continuar hasta una semana”, agrega Taylor.
Uno de los problemas que han señalado los bomberos que luchan contra las llamas ha sido el sistema de suministro de agua.
Debido a que no hay apoyo aéreo por los vientos y el humo, los bomberos se han visto obligados a apoyarse únicamente con el sistema de hidrantes urbanos para controlar el avance de las llamas.
Y aunque las autoridades de la ciudad han aceptado que el sistema de acueducto del que hacen parte los hidrantes funciona adecuadamente para el ámbito urbano, no son los más aptos para luchar contra incendios forestales.
“Un combate contra incendios con múltiples hidrantes extrayendo agua del acueducto durante varias horas es insostenible”, explicó en rueda de prensa Mark Pestrella, director de Obras Públicas del condado de Los Ángeles.
Y puso como ejemplo la lucha contra los incendios en la zona de Palisades.
Esta parte de la ciudad tiene tres tanques para surtir los hidrantes. El martes, cuando comenzaron los incendios, el primer tanque se vació a las 16, hora local. El segundo cuatro horas más tarde y el tercero, a las tres de la madrugada del miércoles.
A esa hora los bomberos se quedaron sin agua debido a que el consumo era mucho mayor que la velocidad con la que se podía reabastecer el tanque. Y el fuego seguía imparable.
El profesor de ingeniería ambiental de la Universidad de California Jay Lund añade que los tanques de agua en Los Ángeles están diseñados para combatir incendios localizados en casas, no en espacios abiertos.
“No es un problema de que no haya suficiente agua en el sur de California, es un problema de que no hay suficiente agua en esa zona particular del sur de California en las pocas horas que se necesita para combatir los incendios”, le explicó Lund a la agencia de noticias Reuters.
Pestrella recuerda que los incendios forestales se controlan con descargas aéreas, que en este caso no se pueden utilizar.
“El apoyo aéreo es crítico para combatir el fuego y, lamentablemente, el viento y la visibilidad aérea lo impiden”, dijo.
Según el corresponsal de la BBC para temas ambientales Matt McGrath, una de las razones detrás de la ferocidad de los incendios en Los Ángeles está relacionada con lo que los científicos denominan “latigazo meteorológico”.
“Si bien los poderosos vientos de Santa Ana son el componente clave en el impulso de los incendios, las condiciones extremadamente secas han hecho que la vegetación local sea muy vulnerable a la ignición”, señala McGrath.
Y cita un estudio de la Universidad de California, que afirma que el calentamiento global ha hecho que la oscilación de las condiciones climáticas en esta región tenga como efecto un aumento en la intensidad de los incendios forestales.
El estudio anota que esto está relacionado con episodios cada vez más frecuentes del “latigazo meteorológico”, en el que se produce un cambio súbito entre condiciones extremadamente húmedas y extremadamente secas.
Por lo tanto, después de décadas de sequía en California, hubo un par de años de lluvias extremadamente intensas, y luego volvieron a producirse condiciones muy secas en los últimos meses.
Eso hizo que la vegetación creciera rápidamente en los años húmedos, pero ahora esta vegetación abundante está seca y es más proclive a quemarse.
Los autores afirman que el cambio climático ha aumentado este tipo de condiciones de “latigazo” a nivel mundial entre un 31% y un 66% desde mediados del siglo XX.
“Con el planeta calentándose, esto significa que el ritmo de aumento de este latigazo se está acelerando en muchas regiones del mundo, no solo en California”, agregan.
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