El Mar de Cortés (islas del Golfo de California) son una de las regiones ecológicas de mayor biodiversidad en México y el mundo, tal es así que fue declarada Patrimonio Natural Mundial de la Humanidad en 2005.
Sin embargo, una falla en las válvulas de las tuberías de Grupo México, empresa de Germán Larrea, provocó una fuga de 3 mil litros de ácido sulfúrico en aguas del Mar de Cortés.
Aunque la empresa aseguró que se aplicaron de inmediato las medidas necesarias y la situación se controló rápidamente, esta área es muy importante, tanto que la zona es considerada por la comunidad científica internacional como “el laboratorio más grande del mundo”.
A sus costas arriba la ballena gris para reproducirse y más de 56 especies de aves marinas, 26 de ellas migratorias y seis casi endémicas, además de 154 especies de aves terrestres de 30 familias.
Otro grupo de coloridos animales que viven en el área son los Nudibraquios, pequeños moluscos, tóxicos para sus potenciales depredadores pero inofensivos para los humanos. La mayoría de ellos no crecen más de 2 pulgadas y su tamaño invita los turistas a bucear con una lámpara, una regla y una lupa en mano.
Otra muestra de su riqueza son sus reptiles: de las 864 especies descritas para México, 115 se desarrollan en aguas y costas del mar de Cortés, de las cuales 48 son endémicas.
En sus aguas habita el 39% de los mamíferos marinos conocidos en el mundo y un tercio de los cetáceos, además de peces emblemáticos como el tiburón ballena, el más grande del mundo, y la totoaba, depredada por su alto valor comercial.
La mariposa limón o mariposa barbero es una de las especies que habitan en este mar.
Los archipiélagos de Ángel de La Guarda y de Bahía de los Ángeles, así como la zona costera frente a los canales de Ballenas y Salsipuedes, que forman parte del Mar de Cortés son áreas de apostadero, previo a la reproducción, para miles de gallitos, gaviotas, pelícanos, cormoranes, garzas y pájaros bobos, entre otros.
Además constituye una zona de refugio importante para un gran número de aves playeras, marinas y de presa durante su periodo de reproducción o en sus rutas de migración.
La morena castaña es otra especie que habita en el Mar de Cortés.Vive en las rocas, y construcciones viejas, cuevas, hoyos y resguardos oscuros durante el día. Constantemente abren y cierran la boca para respirar, en ocasiones se ocultan bajo la arena.
El Tigre, o pargo pitero, se encuentran en la zona y vive en aguas someras y profundas en arrecifes rocosos siendo camuflageados por las rocas.
Tres de las 13 colonias reconocidas de lobo marino de California (Zalophus californianus californianus) se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera de Bahía de Los Ángeles, en las costas de las Islas de Ángel de la Guarda y Granito.
Ahí habitan pelícanos, lobos marinos, delfines y muchos peces. Enfrente están Los Almagres, islas con mucha vida silvestre.
Estos delfines nadaban en el área del derrame de ácido sulfúrico la semana pasada. A unos 100 metros de donde cayó ese veneno ! pic.twitter.com/LGqAqOxTSD
— expresion guaymas (@expresiongyms) July 11, 2019
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), sus islas y costas se recrean con el follaje de casi 700 especies de plantas vasculares, como los cactus columnares más altos del mundo –más de 25 m de altura— y las biznagas, así como la medicinal Larrea tridantata. Más especies que cualquier otra región insular y marina incluida en la Lista del Patrimonio Mundial.
Sus zonas de conservación son hogar de especies protegidas por la NOM-059-ECOL-2001 por su baja densidad poblacional y alto valor de servicios ecosistémicos: la vaquita marina, el único cetáceo endémico; la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la ballena jorobada (Balaenoptera physalus), más de 700 especies de peces y poco más de 6 mil macroinvertebrados.
Con información de Semarnat
Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero lo que lo ha alejado de la desesperación es que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El célebre naturalista y divulgador científico británico David Attenborough presenta este martes una de las películas más importantes de su carrera, en vísperas de cumplir 99 años.
Su nuevo largometraje, Océano, puede ser decisivo para salvar la biodiversidad y proteger al planeta del cambio climático, dice, asegurando que aún estamos a tiempo de hacerlo.
“Después de casi 100 años en el planeta, ahora entiendo que el lugar más importante del planeta no está en la tierra, sino en el mar“, señaló.
El océano es el sistema de apoyo del planeta y el mayor aliado de la humanidad contra la catástrofe climática, argumenta la película, que muestra cómo los océanos del mundo se encuentran en una encrucijada.
El estreno del filme tendrá lugar en el Royal Festival Hall, en Londres, y contará con una alfombra azul (y no roja).
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Toby Nowlan, productor de Océano, afirma que esta nueva producción no es la típica película de Attenborough: “No se trata de ver nuevos comportamientos en la historia natural. Es el mensaje más importante que ha comunicado”.
La película documenta cómo el estado de los océanos del mundo y nuestra comprensión de su funcionamiento ha cambiado a lo largo de la vida del naturalista, que cumple los 99 años este 8 de mayo.
David Attenborough recuerda su primera inmersión en la Gran Barrera de Coral en 1957: “Me quedé tan sorprendido por el espectáculo que tenía ante mí que momentáneamente olvidé respirar”.
Desde entonces, se ha producido un declive catastrófico en la vida en los océanos del mundo. “Casi no nos queda tiempo”, advierte.
Océano contiene algunas de las imágenes más gráficas jamás vistas del daño que la pesca de arrastre de fondo —una práctica pesquera habitual en todo el mundo— puede causar en el lecho marino.
Según el naturalista, es un claro ejemplo de cómo la pesca industrial puede acabar con la vida de los océanos del mundo.
Las nuevas imágenes muestran cómo la cadena que estos barcos arrastran tras de sí socava el lecho marino, obligando a las criaturas que perturba a introducirse en la red que queda detrás.
Con frecuencia buscan una sola especie, de manera que más de tres cuartas partes de lo que capturan puede ser desechado.
“Es difícil imaginar una forma más derrochadora de capturar peces”, comenta Attenborough.
El proceso también libera grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento de nuestro planeta.
No obstante, la pesca de arrastre de fondo no solo es legal, sino que muchos gobiernos la fomentan activamente.
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Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero, lo que lo ha alejado de la desesperación es lo que él llama “el descubrimiento más extraordinario de todos”: que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El naturalista dice también que la historia de las ballenas del mundo ha sido para él una fuente de enorme optimismo.
Se calcula que la industria ballenera mató 2,9 millones de ballenas solo en el siglo XX. Los científicos afirman que se trata de la mayor matanza de animales de la historia en términos de biomasa total. Esto llevó a casi todas las especies de ballenas al borde de la extinción.
Solo quedó un 1% de ballenas azules, dice David Attenborough: “Recuerdo que pensé que eso era todo. No había vuelta atrás. Habíamos perdido las grandes ballenas”.
Pero en 1986 los legisladores cedieron a la presión pública y prohibieron la caza comercial de ballenas en todo el mundo. Desde entonces, la población de ballenas se ha recuperado rápidamente.
Uno de los directores de la película, Keith Scholey, trabajó con el naturalista durante 44 años. “Cuando conocí a David, yo iba en pantalón corto”, bromea. Fue en 1981, dos años después de que dimitiera como director de programas de la BBC, uno de los puestos más altos de la corporación. “Había hecho una carrera y se iba a la siguiente”.
A pesar de estar a punto de cumplir 99 años, Attenborough sigue mostrándose extraordinariamente enérgico, comenta Scholey. “Cada vez que trabajas con David, aprendes algo nuevo”, dice. “Es muy divertido. Pero además, David te mantiene alerta, porque él está muy alerta y, ya sabes, siempre es un proceso muy creativo”.
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El mensaje de David Attenborough en la película es que no todo está perdido.
Los países prometieron proteger un tercio de los océanos del mundo y él espera que su nueva película anime a los líderes a actuar con firmeza para cumplir esta promesa en una conferencia de la ONU el mes próximo.
Él cree que eso podría ser transformador.
“El océano puede volver a la vida”, dice. “Si se lo deja en paz puede no solo recuperarse, sino prosperar más allá de lo que nadie vivo haya visto jamás”.
Un ecosistema oceánico más sano también podría atrapar más dióxido de carbono, y ayudar así a proteger al mundo del cambio climático, según los científicos.
“Tenemos ante nosotros la oportunidad de proteger nuestro clima, nuestros alimentos, nuestro hogar”, concluye Attenborough, quien, a sus casi 99 años, continúa luchando por proteger el mundo natural del que a lo largo de su vida nos ha mostrado en todo su esplendor.
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