En México, cada 24 horas hasta 38 personas dejan sus hogares a causa del crimen organizado, los proyectos mineros, y los efectos climáticos, llegando a un total de al menos 379 mil desplazados en el país al corte de 2021.
De acuerdo con organizaciones civiles como Serapaz, estas cifras, que fueron documentadas por el Observatorio de Desplazamiento Interno, dan cuenta de “una crisis humanitaria” en México; país que ocupa el primer lugar de naciones que, sin estar oficialmente en guerra, suman más víctimas de desplazamiento en el mundo.
Sin embargo, todo lo anterior no ha sido suficiente para que los legisladores del Senado de la República aprueben el proyecto de Ley General en Materia de Desplazamiento Forzado, misma que sí recibió luz verde por todos los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados desde el 19 de septiembre de 2020, día en el que se turnó al Senado. Desde entonces, hace ya prácticamente tres años, el proyecto ha permanecido en la congeladora, a pesar de la gravedad de la situación que enfrentan cientos de miles de mexicanos.
Se trata de una iniciativa de ley que prevé una respuesta integral para un problema que apenas fue reconocido por el Estado mexicano desde el pasado 2019, con la entrada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Entre otros puntos, proyecta que la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) se haga cargo de las personas que se ven obligadas a abandonar su lugar de residencia a causa de acciones violentas, y además el reconocimiento de quienes huyen como víctimas de desplazamiento a las que el Estado debe atender con ayuda humanitaria, acceso a vivienda digna, trabajo, y educación para los niños.
Pero años después, nada de eso está sucediendo, denunció en entrevista León Alberto Pérez, integrante de Serapaz y del Colectivo de Personas Víctimas de Desplazamiento Forzado, que aseguró que las comisiones en el Senado de Gobernación, Hacienda y de Estudios Legislativos, son las que “están frenando la iniciativa”.
“No sabemos ni entendemos por qué no se aprueba. Para ellos, la excusa es que no hay presupuesto suficiente para atender una crisis humanitaria. Pero para nosotros eso no tiene sentido, porque el presupuesto lo aprueba la Cámara de Diputados, y ahí ya se aprobó esta iniciativa de Ley porque ya la revisaron y ya dijeron que sí podría haber un presupuesto suficiente para operarla”, expuso el activista, que consideró que el motivo por el que no avanza la ley puede ser de falta de voluntad política.
“El Estado no lo está manejando como una crisis humanitaria, no lo está reconociendo como tal, porque hacerlo implica aceptar que has perdido el control en muchos territorios indígenas y rurales, y también en las poblaciones urbanas. Y no sé si, aprobando esta ley, se estaría reconociendo esta crisis, y quizá por ello los senadores no quieran aprobarla en este momento”, apuntó León Pérez.
Teodomira Rosales es directora del Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José María Morelos, con sede en Chilapa de Álvarez, en Guerrero. Y es también desplazada por la violencia desde 2020, cuando, como resultado de su activismo en las comunidades expulsoras de personas por la violencia, autoridades municipales y el crimen organizado la amenazaron hasta el punto que tuvo que abandonar su lugar de residencia en la costa chica de Guerrero.
“Este gobierno va de salida y pues está claro que ya no le interesa este tema, ni hacer acuerdos con las víctimas ni los colectivos, pero nosotros seguiremos luchando para que las víctimas tengan un lugar digno para vivir y para morir, y para que los niños tengan acceso a la educación y a las becas”, subrayó en entrevista la activista, que además denunció que, debido a que miles de personas tienen que huir de sus lugares de residencia “solo con lo puesto”, éstas tampoco pueden acceder a las becas y apoyos gubernamentales porque no tienen documentos.
Por ello, los colectivos de víctimas consideran fundamental dos cosas, además de la aprobación de la ley: primero, la tipificación del delito de desplazamiento forzado, para que las personas sean, formalmente, reconocidas como víctimas directas o indirectas de violencia. “Esto ayudaría mucho a reconocer la crisis humanitaria del desplazamiento forzado como una situación de violencia generalizada, sin que las personas hayan tenido que ser agredidas directamente, pues hay muchos casos en los que la gente huye después de que amenazaron, secuestraron o mataron a sus vecinos o familiares”, señaló el activista León Pérez.
Mientras que el otro punto es la creación de un carnet de personas víctimas de desplazamiento, que ayude, por ejemplo, a que, ante la pérdida de documentación como actas de nacimiento o boletas escolares, los hijos de personas desplazadas puedan volver a las escuelas, o que las personas desplazadas puedan acceder a trabajos sin necesidad de contar con todo el papeleo burocrático.
Pero, de nuevo, nada de lo anterior se ha materializado a cinco años de que el Estado mexicano admitió la situación de desplazamiento forzado interno que viven miles de personas en el país, y a casi tres de la aprobación en Diputados.
Hasta el momento, solo se han dado algunos pasos. Por ejemplo, en estados como Guerrero, Michoacán, o Oaxaca, ya tienen leyes estatales, o las están discutiendo, en materia de desplazamiento forzado, mientras que otras entidades como Chihuahua tienen protocolos de actuación.
“Sin embargo, esto no es suficiente. Se necesita un protocolo federal, porque lo que pasa ahora es que muchas personas acuden a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), o a la Comar, y ahí les dicen que no tienen competencia para ayudarlos, y los van rebotando de un lado para otro porque no hay claridad de quién debe atender y resolver la situación de estas personas”, explicó el activista de Serapaz.
La activista y desplazada Teodomira Rosales, no obstante, no se mostró optimista de que esta ley o protocolo federal vaya a ver la luz antes de que termine este sexenio el próximo año.
“Yo perdí la esperanza”, lamentó. “Porque si este gobierno, que yo lo vi sensible al inicio, y en el que hay personas que vienen de la lucha social, como (el subsecretario de Derechos Humanos) Alejandro Encinas, o el propio presidente López Obrador, no pudieron o no han querido hacer nada con este problema tan grande, que nos rebasa, pues ahora no sé en manos de quién vamos a dejar esta lucha por las víctimas de desplazamiento forzado”, agregó la activista guerrerense, que concluyó diciendo: “Falta mucha voluntad para atender esta crisis humanitaria, y sin eso, no se puede hacer nada”.
Por otra parte, este martes se realizó un foro en la Cámara de Diputados sobre los retos del desplazamiento forzado interno. Durante su intervención, la senadora Néstora Salgado dijo que este “es un tema principalmente de recursos”.
“Sí hay intención política, pero es un tema de presupuesto. Y necesitamos que esto se mire desde abajo, desde los pueblos, y no desde los escritorios”, señaló la legisladora, que pidió públicamente una reunión con la Secretaría de Gobernación, al frente de la cual ahora está Luisa María Alcalde, la Secretaría de Hacienda federal, los legisladores, junto con los activistas y las víctimas.
“La parte del presupuesto es muy importante”, abundó. “Pero los derechos humanos también lo son, y ya no podemos argumentar un retraso (en la aprobación de la Ley) por falta de presupuesto, pues el propio presidente López Obrador ha dicho que no hay tope de gasto cuando se trata de defender derechos humanos. Por eso, tenemos que encontrar una ruta para que esta Ley se haga ya realidad”.
Por su parte, Ramón Coria, activista e integrante del Colectivo de Personas Víctimas de Desplazamiento, recordó que cuando se desplaza a una comunidad indígena, “no solo se rompe su patrimonio, sino que se rompe toda su visión biocultural. Hay un etnocidio, aunque la gente siga viva”.
Además, advirtió que “el Estado mexicano no controla muchas partes del país”, lo que está generando cientos de miles de desplazados, a pesar de lo cual, criticó, el gobierno de López Obrador ha sido muy crítico con las organizaciones civiles que atienden en su mayoría a esas personas que no tienen respuesta del Estado.
“Este gobierno ha sido muy ingrato con la sociedad civil. Hizo tabla rasa y a todos nos metió en el mismo saco de saqueadores del erario”, criticó.
A partir de 2025, todas las personas que deseen viajar a este país para una estadía corta necesitarán solicitar previamente un permiso ETA.
El gobierno británico afirma que es un paso más hacia su objetivo de digitalizar el sistema de fronteras e inmigración de Reino Unido.
Para ello, a partir de 2025, todas las personas que deseen viajar a este país para una estadía corta necesitarán solicitar previamente un permiso ETA (siglas en inglés de Autorización Electrónica de Viaje).
Hasta ahora, la mayoría de los visitantes a Reino Unido no necesitaban pasar por el complejo proceso de solicitar una visa. Sólo necesitaban su pasaporte para cruzar la frontera.
Pero en enero de 2025, esos viajeros -cuyos países formaban parte del programa libre de visa en Reino Unido- deberán solicitar una ETA, incluidos aquellos que viajen en tránsito para cambiar de aviones en ese país.
Posteriormente, en abril de 2025, el programa se extenderá a todos los ciudadanos de los países europeos.
El esquema comenzó a ser implementado en noviembre de 2023 para los nacionales de Bahréin, Jordania, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
Según el Ministerio del Interior británico, el programa ETA está en línea con el enfoque que muchos otros países, como Estados Unidos y Australia, han adoptado en materia de seguridad fronteriza.
Las autorizaciones electrónicas de viaje están vinculadas digitalmente al pasaporte del viajero y, según el gobierno británico, ayudarán a que se lleven a cabo controles de seguridad más estrictos antes de que las personas comiencen su viaje a Reino Unido.
La medida, dice el gobierno, ayudará también “a evitar el abuso del sistema de inmigración”.
El plan fue anunciado en marzo de 2023 por el ministro de Inmigración del entonces gobernante partido Conservador, Robert Jenrick, quien declaró que “las ETA mejorarán nuestra seguridad fronteriza al aumentar nuestro conocimiento sobre quienes buscan venir a Reino Unido y evitar la llegada de quienes representan una amenaza”.
“También mejorará los viajes para los visitantes legítimos”, agregó.
La nueva autorización ETA es similar al ESTA (Sistema Electrónico para Autorización de Viaje) de Estados Unidos para los ciudadanos de países que no requieren visa para entrar a ese país.
La ETA requerirá que el viajero envíe al sitio web del Ministerio del Interior sus datos biográficos, biométricos y de contacto, que incluirán fotos de su rostro, antes de viajar.
Cuando el viajero llegue al país, los agentes fronterizos comprobarán la ETA y podrán hacer preguntas complementarias antes de decidir si permite la entrada al viajero.
Lo que se intenta, dicen los funcionarios, es que con la tecnología de reconocimiento facial se puedan crear eventualmente “corredores sin contacto” en los que algunos pasajeros puedan entrar al país sin hablar con los agentes fronterizos.
Con ello, agregan, se “reducirán las filas en la frontera y se ayudará a acelerar los viajes legítimos a Reino Unido“.
La ETA tendrá un costo de £10 (unos US$13,20) y permitirá múltiples viajes a Reino Unido para estadías de hasta 6 meses a la vez durante 2 años o hasta que caduque el pasaporte del titular, lo que ocurra primero.
Por lo general, el viajero podrá esperar una decisión sobre su ETA en un plazo de tres días, y en caso de que el permiso sea rechazado, se deberá solicitar una visa.
Los viajeros de países que no tienen acuerdos de entrada sin visa con Reino Unido deberán seguir solicitando la visa correcta para entrar al país.
Asimismo, las personas que intenten viajar a Reino Unido para vivir, trabajar o estudiar deberán solicitar una visa electrónica que proporcione una prueba digital de su estado migratorio.
Los permisos ETA – que podrán ser solicitados por ciudadanos no europeos a partir del 27 de noviembre de 2024- serán requeridos para viajar al país a partir del 8 de enero de 2025.
Los ciudadanos europeos podrán comenzar a solicitar las ETA a partir del 5 de marzo de 2025 para viajar a partir del 2 de abril de ese año.
La decisión de incluir en el nuevo programa de ETA a los pasajeros que pasan por Reino Unido en tránsito ha generado críticas de agentes de viaje y administradores de los aeropuertos británicos.
Un informe de Heathrow, el principal aeropuerto de Londres, indicó en agosto pasado que ha experimentado una reducción de 90.000 pasajeros en las rutas que comenzaron a ser incluidas en el programa ETA en noviembre pasado (en siete países de Medio Oriente).
Y describió el sistema ETA como “devastador para la competitividad de nuestro centro de operaciones”.
Como informó la revista Aviation Week, el aeropuerto londinense advirtió que el sistema de ETA hará que el país sea “menos competitivo y perjudicará el crecimiento económico” al aplicarlo a los pasajeros en tránsito.
“Queremos trabajar en colaboración con los ministros del Ministerio del Interior durante los próximos meses para abordar esta cuestión y aprender de las lecciones de los países en los que se ha puesto a prueba, donde ya hemos visto la pérdida de una cantidad significativa de pasajeros en tránsito”, dijo un portavoz del aeropuerto.
Los programas de permisos de viaje no son nuevos.
La autorización electrónica de viaje ESTA de Estados Unidos, que ahora cuesta US$21 y dura dos años, se introdujo por primera vez en 2009.
Mientras tanto, la Unión Europea anunció que tiene previsto introducir un programa similar de autorización de viaje en 2025.
El programa europeo se llamará ETIAS (Sistema de Información y Autorización de Viaje Europeo).
El ETIAS tendrá un costo de 7 euros (US$7,82) y será requerido para ciudadanos que no pertenecen a la UE, incluido Reino Unido, para viajar a 30 países de Europa.
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