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Megaproyecto Kuni busca desalinizar el agua en Baja California Sur ante falta de regulaciones; el proceso afecta a la fauna marina
Megaproyecto Kuni busca desalinizar el agua en Baja California Sur ante falta de regulaciones; el proceso afecta a la fauna marina
Manifestación contra el megaproyecto Kuni, Baja California Sur| Foto: Daniela Reyes
10 minutos de lectura

Megaproyecto Kuni busca desalinizar el agua en Baja California Sur ante falta de regulaciones; el proceso afecta a la fauna marina

Pese a que el megaproyecto turístico e inmobiliario Kuni fue cancelado, el riesgo de que otros privados intenten realizar sus propios proyectos con desalinizadores en Baja California Sur sigue latente ante la falta de una correcta regulación.
05 de octubre, 2024
Por: Daniela Reyes / Causa Natura Media

El proyecto inmobiliario y turístico Kuni que pretendía construir más de 20 mil cuartos de hotel y viviendas a una distancia de 19 kilómetros de la ciudad de La Paz, en el noroeste de México, obtuvo un resolutivo negativo por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de acuerdo con la Gaceta Ecológica, donde se dan a conocer los proyectos que ingresan a evaluación de impacto ambiental y el sentido de los resolutivos.

Aunque se desconoce el motivo del rechazo del proyecto, este se da después de una gran presión ciudadana por el grupo Acción Urgente La Paz que convocó a manifestaciones en contra del proyecto e ingresó masivamente solicitudes para que Semarnat convocara a una reunión pública donde la empresa promovente respondiera las dudas ciudadanas sobre las posibles afectaciones ambientales.

Baja California Sur es un estado en el noroeste de México con la extensión más grande de litoral y el mayor estrés hídrico del país. Ante ese escenario, los proyectos inmobiliarios y turísticos como Kuni plantean abastecerse de agua a través de plantas desaladoras, las cuales ya fueron autorizadas anteriormente y por separado a la actual Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). No obstante, especialistas señalan que hace falta una mejor regulación y valoración de los impactos socioambientales de esta tecnología antes de buscar el crecimiento urbano con ella.

El proyecto Kuni tiene un cárcamo y una línea de conducción que fueron autorizadas en una MIA ingresada en el 2010; así como dos desaladoras autorizadas a favor de la empresa El Coyote Baja Resort, una en julio de 2008 que no está en operación y otra en diciembre del mismo año que no ha sido construída, y que juntas suman un suministro de un poco más de 7 mil 500 metros cúbicos por día.

El proceso de construcción del proyecto de Kuni requeriría más de mil pipas, mientras que la desalación del agua descargaría 5 mil 300 metros cúbicos de salmuera, el equivalente a dos piscinas olímpicas a diario, advirtieron a través de un comunicado la alianza de organizaciones conformada por BCSicletos, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro de Energías Renovables y Calidad Ambiental, Cómo Vamos La Paz y el Center for Biological Diversity.

Predio donde se pretendía instalar Kuni
Predio donde se pretendía instalar Kuni| Foto: Cemda

Las desaladoras serían la fuente de dotación de agua para los hoteles y residencias que se pretenden construir en el futuro, pero aún con estas dos desaladoras no alcanzaba a cubrir la demanda total de 9 mil 913 metros cúbicos diarios. Para esto el promovente señalaba en la MIA que propondría alternativas como el suministro a través de pipas o la construcción de una tercera desaladora.

“Las desaladoras son una forma de privatización porque solamente ciertos grupos con cierto poder adquisitivo pueden tener acceso al agua desalinizada. Y además, como el agua que produce es insuficiente, siempre van a requerir otra desaladora o una nueva concesión del acuífero o pipas, afectando la disponibilidad de agua para el resto de la población”, señaló Jorge del Ángel, presidente del Colectivo de Académicos Sudcalifornianos, una asociación civil dedicada a la defensa del territorio con argumentos socioambientales.

Para este reportaje se contactó al representante legal de la empresa Maravia, promovente del proyecto, así como a los accionistas, sin embargo hasta el momento de la edición no se logró concretar una entrevista.

Contaminación del aire y del mar en Baja California Sur

Las desaladoras tienen el objetivo de eliminar la cantidad de sales y minerales del agua de mar o salobre (de pozos playeros), para convertirla en potable. El proceso más utilizado es la ósmosis inversa, que aumenta la presión del agua y filtra el agua a través de membranas permeables.

Sin embargo, este proceso genera aguas de rechazo con altas concentraciones de sal, conocidas como salmuera, y con químicos que se usan para aumentar la vida útil de la infraestructura. Estos últimos si no se manejan correctamente pueden ocasionar graves daños ambientales, según especialistas.

“El agua de rechazo que va de regreso al mar pone en estrés a los organismos por la salinidad en tan altas concentraciones y por la alta temperatura en la que va. Los compuestos a base de cloro y de cobre en concentraciones altas dañan a la fauna, sobre todo la que no se puede mover, como las esponjas, los corales, las anémonas, y a los de poca movilidad como los crustáceos, que son el alimento de las aves marinas. De tal manera que afectan todo ese ciclo, toda esa estructura de la comunidad”, explicó Laura Carreón, responsable técnica del laboratorio de análisis espacial, ecología y conservación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor).

El proceso de ósmosis inversa requiere de un alto consumo de energía, al que se sumaría el consumo de luz de las residencias que se pretendía instalar Kuni. No queda claro para los expertos cómo esta energía sería suministrada ya que en uno de los apartados la MIA refiere que se instalarían celdas solares en cada lote de más de mil metros cuadrados (macrolote) mientras que, en otro, se dice que sería a través de plantas generadoras.

Manifestación contra el megaproyecto Kuni el día 1 de septiembre en el Malecón de La Paz
Manifestación contra el megaproyecto Kuni el día 1 de septiembre en el Malecón de La Paz| Foto: Daniela Reyes

Jaqueline Valenzuela, directora ejecutiva del Centro de Energías Renovables y Calidad Ambiental (Cerca), advirtió que el espacio de los techos de las residencias no alcanza para los paneles solares que requiere el proyecto inmobiliario para autoabastecerse, ni se plantea una central fotovoltaica interna, por lo que eventualmente, el proyecto va a aumentar la presión sobre la disponibilidad de energía en un sistema vulnerable como el de Baja California Sur, que no está conectado al Sistema Eléctrico Nacional.

“Lo que va a pasar es que cada propietario de las residencias u hoteles va a buscar el suministro de la electricidad a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que dentro de sus atribuciones está obligada a suministrarla. Las residencias de este megaproyecto son altamente consumidoras de electricidad. En comparación con el promedio doméstico, las residencias pueden consumir hasta diez veces más. En el municipio de Los Cabos en 2019 había registro de 27 mil cuartos de hotel y representaban el 70% de la electricidad que generaba la Central de Combustión Interna (CCI) Baja California Sur, entonces, sin contar las desaladoras, necesitaríamos prácticamente otra Central de Combustión Interna”, señaló Valenzuela.

La generación de energía implica combustibles fósiles y, con ello, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático, como dióxido de carbono y otros contaminantes criterio, conocidos así por sus impactos a la salud humana, de acuerdo con Del Ángel.

También lee: Proyectos turísticos e inmobiliarios amenazan manglares de El Mogote, Baja California Sur

“Creo que hay bastante que cuestionarnos en tener que agregar al menos dos chimeneas (plantas generadoras de energía) que van a contaminar más nuestro aire por un proyecto que no tiene beneficios a la población. Se habla de empleos y beneficios en términos económicos, pero creo que debe tenerse un estudio integral de cómo se modificaría la cuenca atmosférica de La Paz en términos de emisiones, para saber cómo afectaría la calidad del aire”, señaló Valenzuela.

Cerca estima que el consumo estatal anual del sector turístico es de aproximadamente 822 gigawatts, los cuales representan casi el 40% del consumo total de Baja California Sur que es de dos mil 500 gigawatts. Sin embargo, no hay forma de saber cuánto consumo energético implican, particularmente, las desaladoras ni sus emisiones de GEI.

“Mientras no se reconozca que las desaladoras producen problemas ambientales, nadie se va a preocupar por entender cuántas podemos poner porque se vende como si fuera una solución infinita, cuando en realidad va a haber efectos acumulativos, entendidos como efectos combinados de acciones pasadas, presentes y futuras”, señaló Del Ángel.

Una solución sin registros ni verificación en el megaproyecto Kuni

En Baja California Sur hay 11 plantas desalinizadoras de uso público con una capacidad instalada total de 22 mil 267 metros cúbicos por día que abastecen a comunidades aisladas para uso doméstico, y cuya operación está en manos de la Comisión Estatal del Agua (CEA BCS) o de los Organismos Operadores Municipales.

Sin embargo es más difícil rastrear las plantas desalinizadoras privadas. Sarahí Gómez, especialista ambiental para la oficina noroeste del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), apuntó que en su mayoría se usan para abastecer proyectos de tipo turístico e inmobiliario y que no existe un registro de cuantas están en operación.

Las desaladoras, por situarse en zona costera, están obligadas a presentar una MIA ante la Semarnat para el Proceso de Evaluación de Impacto Ambiental. Sin embargo, es difícil rastrear cuántas desaladoras ingresan a evaluación debido a que a veces son un complemento de un proyecto turístico o inmobiliario más amplio y tampoco se monitorea si operan correctamente una vez que se autorizan, apuntó Gómez.

Para obtener un estimado se pueden revisar los permisos de toma de agua y de descarga de aguas de rechazo, así como los proyectos autorizados por Semarnat, pero ninguno de los tres reflejan cuántas plantas están operando actualmente ni cuál es el volumen de aguas de rechazo que están generando. Por ejemplo, en la base de datos de la Conagua, sólo hay cuatro títulos de permisos de descarga de aguas que provienen de desalinizadoras en La Paz por parte de privados.

Reunión ciudadana donde se conformó el grupo Acción Urgente La Paz el 1 de septiembre en el Malecón de La Paz
Reunión ciudadana donde se conformó el grupo Acción Urgente La Paz el 1 de septiembre en el Malecón de La Paz| Foto: Alejandro Olivera

Tampoco hay claridad respecto a los permisos que debe obtener una desaladora para poder operar ni el orden en el que deben conseguirse. Por ejemplo, Kuni presentó un proyecto de desaladora sin tener asegurado el suministro eléctrico.

“Los proyectos tienen la concesión de extracción de agua de mar antes de promover incluso la desaladora. Entonces todavía no hemos logrado establecer qué es lo que (las autoridades) tienen que dar primero, si la concesión o la desaladora. En nuestra lógica, debería primero someterse al proyecto de la desaladora para ver si es viable o no, y entonces ya luego Conagua debe dar la concesión correspondiente y los volúmenes”, señaló Gómez.

A lo anterior se suma que muchos particulares instalan desaladoras sin ninguna de estas tres autorizaciones.

“Hay que reconocer que pues muchas veces desarrollos turísticos o casas incluso particulares que colindan con el mar, instalan desaladoras pequeñas que nadie lleva el control de ni de cuánta agua sacan y cuánta desala ni qué le hacen al desecho”, señaló Tatiana Davis, directora general de la Comisión Estatal del Agua (CEA) de Baja California Sur.

Para subsanar la falta de información, el Cemda realiza un análisis de todos los proyectos con desaladoras para estimar cuántas operan y con qué permisos cuentan para tomar decisiones ambientales basadas en esta información.

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“Consideramos que esa información debería ser del conocimiento de los tomadores de decisiones y debería ser información pública. Ahorita no tenemos la certeza de cuántas son las desaladoras que están operando y tienes al gobernador diciendo que siempre y cuando tengan desaladoras, los proyectos son viables, pero qué significa eso en términos ambientales, económicos y sociales. Justo lo que queremos visibilizar es que se necesita información para llegar a esas conclusiones”, señaló Gómez.

El Cemda ha confirmado que el problema de fondo con las desaladoras tiene que ver con la falta de un marco regulatorio específico para el establecimiento y funcionamiento de las mismas a nivel federal, estatal y municipal.

De la regulación estatal y municipal, solo el Programa Municipal de Desarrollo Urbano del 2023 incluye un apartado que menciona que la desalación es el último recurso y debe priorizarse el uso del agua desalinizada para la población, señaló Carreón.

Sin embargo, de acuerdo a las especialistas consultadas, un apartado debería de incluirse también en los Programas de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) para blindar zonas ecológicamente sensibles, y en la propuesta de Ley de Aguas Nacionales.

“Es un problema regionalizado en el noroeste y por eso la parte normativa no es muy clara. Hemos platicado con Conagua para que la propuesta de la nueva Ley de Aguas Nacionales incluya los temas de desalación porque no están incluidos para fines administrativos y ambientales. Y tiene que ser dentro de la normatividad nacional porque las descargas van a dar a aguas y a suelos que son propiedad de la nación”, señaló Davis.

La directora señaló que desde el CEABCS buscarán impulsar dentro de la normatividad estatal la obligatoriedad de que los particulares inscriban las desaladoras a un padrón para contar con un inventario actualizado.

El futuro de los megaproyectos y de La Paz

Aunque Kuni fue rechazado, nada impide que puedan presentar un nuevo proyecto ante la Semarnat o que otras empresas propongan proyectos con desaladoras en Baja California Sur.

Desde el punto de vista de la funcionaria Tatiana Davis, lo mejor que se puede hacer es eficientar el uso del agua que hay disponible y aplazar el uso de desaladoras, en la espera de que la tecnología mejore para que sea más eficiente tanto en consumo de energía como en el manejo de las aguas residuales en el tema ambiental.

Mientras que en la parte social, deben considerarse medidas que eviten la desigualdad social, señaló Gómez, como garantizar un porcentaje de la producción a la población y el otro porcentaje para el proyecto particular.

“El tema de la desalación yo sé que es polémico, pero creo que la clave es la regulación, la limitación y este enfoque que se le debe de dar de seguridad hídrica, de garantizar el derecho al agua de la población, pero que al mismo tiempo se conserven los atributos naturales ambientales del lugar”, señaló Gómez.

Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.

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Imagen BBC
Los extraordinarios paisajes descubiertos bajo el hielo de la Antártida
12 minutos de lectura

Un sumergible no tripulado exploró más de 1.000 kilómetros de ida y vuelta bajo una plataforma de hielo en la Antártida. El resultado fue el descubrimiento de un paisaje de hielo de otro mundo.

05 de diciembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Cuando los científicos miraron debajo de una de las plataformas de hielo flotantes de la Antártida, se sorprendieron al encontrar un paisaje invertido de picos, valles y mesetas.

“Nos sorprendió; tuvimos que comprobar dos veces que era real”, dice Anna Wåhlin, profesora de oceanografía física en la Universidad de Gotemburgo, Suecia.

“Pero nos dimos cuenta de que realmente se ven así: existen estas formas. Hay un paisaje de hielo ahí abajo del que antes no teníamos ni idea“, agrega.

En 2022, un equipo internacional de científicos dirigido por Wåhlin bajó un sumergible no tripulado debajo de un hielo antártico de 350 metros de espesor.

Durante 27 días, viajó más de 1.000 kilómetros de ida y vuelta bajo la plataforma de hielo Dotson en la Antártida occidental, escaneando el hielo sobre ella con un sonar avanzado.

El resultado fue el primer mapa de la parte inferior de una plataforma de hielo y el descubrimiento de un paisaje de hielo de otro mundo, que Wåhlin compara con ver el lado oscuro de la luna por primera vez.

Los remolinos y hendiduras nunca antes vistos trazan el recorrido del agua de deshielo a medida que fluye bajo el hielo, lo que nos brinda una nueva comprensión de cómo el océano derrite el hielo de la Antártida y cómo su destino podría afectarnos a todos.

“La capa de hielo de la Antártida occidental (WAIS, por sus siglas en inglés) es como llamamos a todo lo que está al oeste de las montañas Transantárticas”, afirma Wåhlin.

“Es una cantidad enorme de hielo; sería dramático si terminara en el océano“, sostiene.

Sabemos que el hielo se está derritiendo gracias a décadas de imágenes satelitales. La pregunta, según Wåhlin, es a qué velocidad.

Anna Wåhlin
En 2022, un equipo internacional de científicos dirigido por Anna Wåhlin envió un sumergible para explorar bajo una plataforma de hielo antártico de 350 metros de espesor. Foto: Anders Sjövall

Mientras los líderes mundiales discutían los efectos potencialmente devastadores del aumento del nivel del mar en la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre de 2024, a unos 16.000 kilómetros de distancia, en el fondo de la Tierra, científicos estaban ocupados estudiando las plataformas de hielo de la Antártida.

Esperan que, al profundizar en la comprensión de cómo se derrite el hielo marino, podamos predecir mejor cómo su destino podría afectar a las ciudades de todo el mundo.

“Estamos muy preocupados”

La WAIS es una zona de hielo del mismo tamaño que India.

Desemboca en el océano a través de varios glaciares (Isla Pine, Thwaites, Haynes, Smith, Pope y Kohler) y está perdiendo masa a un ritmo acelerado.

“En los últimos 30 años, la tasa de derretimiento del glaciar Thwaites prácticamente se ha duplicado, y sabemos que se está acelerando. Creemos que seguirá acelerándose y en algún momento podría ser mucho más rápida”, advierte Alex Brisbourne, geofísico de glaciares del British Antarctic Survey (BAS), el instituto nacional de Reino Unido dedicado al estudio de la Antártida.

“Estamos muy preocupados por la rapidez con la que la Antártida va a depositar todo este hielo adicional en el océano. Pensemos en todas las grandes ciudades costeras: Londres, Nueva York”, señala.

Uno de los glaciares más dinámicos del WAIS, el Thwaites, es un río de hielo congelado aproximadamente del tamaño de Uruguay y es uno de los sistemas de hielo y océano que cambia más rápidamente en la Antártida, que actualmente se afina a un ritmo de varios metros por año.

“Si se derrite todo el hielo del glaciar Thwaites, se elevarán los niveles del mar en 65 centímetros, que es el aumento medio del nivel del mar en todo el planeta”, plantea Brisbourne.

A diferencia de los glaciares, que descansan sobre la tierra, las plataformas de hielo, como la Dotson, flotan y, por lo tanto, ya forman parte del océano.

Pero, si bien el derretimiento de las plataformas de hielo no contribuye directamente al aumento del nivel del mar, estas capas de hielo flotantes refuerzan el hielo en la tierra, lo retienen y evitan que fluya hacia el océano.

A medida que las plataformas de hielo se derriten, este hielo terrestre puede comenzar a deslizarse hacia el mar, con el tiempo se derrite y contribuye al aumento del nivel del mar.

Remolinos y hendiduras nunca antes vistos trazan el recorrido del agua de deshielo a medida que fluye bajo el hielo.
Remolinos y hendiduras nunca antes vistos trazan el recorrido del agua de deshielo a medida que fluye bajo el hielo. Foto: Filip Stedt/Universidad de Gotemburgo

Se cree que el aumento del flujo de los glaciares en la Antártida occidental se debe al adelgazamiento de las plataformas de hielo que las sostienen, que se están derritiendo a medida que el agua cálida se extiende hacia el sur desde el océano Antártico a lo largo de la fosa Dotson-Getz y hacia las cavidades debajo de las plataformas de hielo.

Sin embargo, se sabe muy poco sobre las plataformas de hielo de la Antártida, dice Wåhlin, ya que el acceso puede ser complicado.

“No tenemos muchos datos del interior de las cavidades, y casi nada de la interfaz océano-hielo”.

La plataforma Dotson

En 2022, cuando el equipo de Wåhlin no logró llegar a la plataforma de hielo Thwaites, ya que el hielo marino y los icebergs bloquearon su ruta, en su lugar hicieron su investigación en Dotson.

La plataforma de hielo Dotson, ubicada al suroeste en la bahía del mar de Amundsen, sostiene los glaciares Kohler y Smith, y se está adelgazando aproximadamente un 30% más rápido que cualquier otra plataforma de hielo en el citado mar.

Ahora, los expertos dicen que comprender la circulación del agua de mar cerca de la plataforma de hielo es esencial para entender cómo los cambios en las temperaturas oceánicas impulsan el derretimiento de las plataformas de hielo.

El sumergible sin tripulación del equipo, llamado Ran, fue programado mientras estaba en el barco, con “cientos de líneas de comandos que le decían qué hacer, adónde ir, qué sensores encender”, explica Wåhlin.

Y cuando el equipo de la Colaboración Internacional del Glaciar Thwaites vio que Ran se hundía fuera de la vista debajo de la plataforma de hielo, estaban “realmente nerviosos”, recuerda.

Pero cuando el sumergible regresó con imágenes detalladas de la parte inferior de la plataforma de hielo, Wåhlin se sorprendió por lo que vio: picos, valles, mesetas y formaciones con forma de lágrima.

El hielo puede derretirse a diferentes velocidades a lo largo de la misma plataforma de hielo, dependiendo del movimiento del agua, y las imágenes de Ran revelaron que la topografía basal de la plataforma de hielo Dotson varía significativamente de este a oeste.

En el este, el hielo es grueso y se derrite lentamente.

“Allí fue donde vimos la mayor sorpresa”, asegura Wåhlin. “Parecía el Gran Cañón. Había mesetas y patrones en espiral fundidos en el hielo”.

Al avanzar hacia el centro de la plataforma de hielo, las imágenes mostraban formaciones en terrazas.

Mientras tanto, en el oeste, el hielo era notablemente más delgado con formas suaves, lo que indica corrientes de movimiento más rápido y, por lo tanto, tasas de fusión más altas.

“[Aquí] la superficie era bastante lisa y se podían ver claramente vetas en el hielo que parecían erosión causada por el agua que se movía debajo de ella”, describe Wåhlin.

Bolas de helado

“Lo que nos sorprendió, en la parte occidental, fueron estas bolas de hielo. Era como si un gigante hubiera tomado una bola de helado y la hubiera sacado. Vimos muchas, estaban por todas partes, creo que contamos 75, con forma de lágrimas o mejillones azules. Tenían hasta 300 metros de largo (o incluso más) y su extensión vertical era de hasta 20 metros”, relata.

Las imágenes también revelaron fracturas verticales que se extendían hacia arriba a través de la plataforma de hielo.

“Vimos estas fracturas por toda la plataforma de hielo”, dice Wåhlin. “Ya lo esperábamos porque son visibles desde el espacio, pero lo sorprendente fue cómo se veían desde abajo”.

Debajo del lado este de la plataforma de hielo Dotson, el agua ha erosionado varias capas de hielo y ha creado estructuras.
Debajo del lado este de la plataforma de hielo Dotson, el agua ha erosionado varias capas de hielo y ha creado estructuras. Foto: Filip Stedt/Universidad de Gotemburgo

La base de las fracturas, explica Wåhlin, no era lisa como esperaba el equipo, sino que también tenía cavidades que corrían casi en ángulo recto con la fractura principal.

Cuanto más antiguas eran las fracturas (la más antigua tenía unos 40 años según los datos satelitales), más cavidades tenían. “Se podía ver claramente que habían sido erosionadas. Eran redondas en la base”, afirma Wåhlin.

Por el contrario, las fracturas más nuevas (las que tenían entre dos y tres años, señala Wåhlin) no tenían cavidades visibles y sus bordes eran abruptos. “No teníamos idea de que se vería una diferencia tan clara entre las fracturas antiguas y las nuevas”, según Wåhlin.

“Esta nueva riqueza de procesos, todos activos bajo una única plataforma de hielo, debe tenerse en cuenta para predecir con precisión el futuro derretimiento de la plataforma de hielo antártica”, escribieron Wåhlin y sus coautores en un artículo científico sobre lo que encontraron.

Afectaciones al ecosistema

El derretimiento del hielo afecta no solo el nivel del mar.

El mar de Amundsen es un punto de interés biológico y la polinia de la región –una zona de agua abierta rodeada de hielo marino– es la cuarta más grande de la Antártida y tiene la mayor productividad primaria.

Los productores primarios, normalmente fotosintetizadores como el fitoplancton, son la puerta de entrada a través de la cual la energía entra en la red alimentaria y forman la base de la cadena alimentaria.

Ahora, el aumento del derretimiento del hielo está alterando el estado físico del océano y los ecosistemas que lo habitan.

“Está muy lejos. Se tarda una eternidad en llegar allí [a la Antártida]”, dice Patricia Yager, oceanógrafa de la Universidad de Georgia, que ha visitado la Antártida cuatro veces para su investigación sobre los vínculos entre los ecosistemas marinos y el cambio climático.

“Cuando el rompehielos rompe el hielo y se da vuelta, está cubierto de hermosas algas doradas y krill alimentándose de ellas. Es colorido y lleno de vida, como un arrecife de coral”.

Esto no es un desierto biológico, apunta Yager.

Era diciembre de 2010 cuando Yager llegó a la Antártida y vio un océano verde de vida.

En la mayor parte del océano Antártico, el fitoplancton suele tener dificultades para crecer porque carece de los nutrientes necesarios.

Pero en el mar de Amundsen, el agua de deshielo que fluye desde la plataforma de hielo Dotson trae consigo hierro, lo que podría permitir que estas algas marinas microscópicas prosperen.

El fitoplancton es la base de la red alimentaria marina y en las regiones polares, donde la disponibilidad limitada de luz puede inhibir las floraciones de fitoplancton, el hielo marino estacional desempeña un papel vital en el impulso del ecosistema.

El agua de deshielo que fluye desde la plataforma de hielo Dotson arrastra hierro a la superficie, lo que permite la proliferación del fitoplancton.
El agua de deshielo que fluye desde la plataforma de hielo Dotson arrastra hierro a la superficie, lo que permite la proliferación del fitoplancton. Foto: Patricia Yager

Regulación del clima del planeta

Además de ser comida de los animales de la cadena alimentaria que se encuentran por encima, el fitoplancton desempeña un papel importante en la regulación del clima.

Esta alga marina microscópica consume tanto dióxido de carbono como todas las plantas terrestres, incluidos todos los árboles de los bosques de la Tierra.

El derretimiento primaveral del hielo marino estacional suele estabilizar la capa superficial del océano, lo que ayuda al fitoplancton a permanecer en la zona iluminada por el sol, donde puede realizar la fotosíntesis y florecer siempre que haya suficientes nutrientes.

Sin embargo, el aumento del derretimiento del hielo está provocando un cambio “significativo”, según una investigación de científicos portugueses y brasileños.

Esto plantea preguntas, alegan, sobre cuáles podrían ser las consecuencias para la captura global de carbono y las redes alimentarias antárticas en el futuro, si los componentes vitales del suministro de nutrientes, la exposición a la luz y la estabilidad del derretimiento del hielo marino no coinciden.

“Este lugar no parece haber sido tocado por los humanos”, dice Yager, “pero está muy tocado”.

Una década después de su primera visita, Yager regresó y encontró que se había vertido “mucha más agua dulce” en el océano a medida que el hielo se derretía cada vez más rápido.

“La salinidad del océano era mucho menor que antes”, afirma.

“Hay una cantidad de agua caliente que invade los primeros 100 metros del océano. Y eso es bastante chocante. Hace que sea más difícil que se forme el hielo marino, porque éste depende de que el agua esté lo suficientemente fría como para congelarse”, afirma Yager.

“Hay lugares donde el hielo no vuelve a formarse tan pronto como debería en otoño, y lugares donde desaparece antes de lo que debería en primavera”.

¿El fin del hielo marino?

Si el cambio climático continúa aumentando la disponibilidad de agua de deshielo y hierro en la polinia del mar de Amundsen, el fitoplancton seguirá floreciendo a corto plazo, explica Yager.

Pero si no se controla, podría significar el fin del hielo marino por completo.

Si el hielo desaparece, las delicadas capas del mar se mezclarán y el viento mezclará el fitoplancton hasta el punto en que ya no podrá florecer, continúa Yager.

Entonces, agrega, el hierro adicional del agua de deshielo glacial no ayudará.

En 2024, el equipo de Wåhlin regresó a la Antártida para seguir cartografiando la parte inferior de la plataforma de hielo Dotson, pero después de solo dos inmersiones, Ran desapareció en la oscuridad y se perdió sin dejar rastro.

“La dificultad aquí está en la programación”, dice Wåhlin.

“Hay que pensar en todos los escenarios posibles: qué podría encontrar [el sumergible no tripulado] y cómo reaccionará si se topa con algo que no se ha previsto. Por ejemplo, comprueba constantemente: ‘¿A qué distancia estoy del fondo marino y a qué distancia estoy del hielo que hay encima?'”.

En 2024, el sumergible llamado Ran desapareció en la oscuridad y se perdió sin dejar rastro.
En 2024, el sumergible llamado Ran desapareció en la oscuridad y se perdió sin dejar rastro. Foto: Real Instituto de Tecnología de Suecia

La teoría de Wåhlin es que el sumergible pudo haber chocado con algunos mamíferos marinos curiosos, lo que lo hizo cambiar de rumbo para evitar la colisión.

“Notamos muchas focas de Weddell en la zona”, cuenta. Si las focas giraran alrededor del vehículo, agrega, se desencadenaría una nueva maniobra, y otra y otra.

“Al final podría quedarse atascado, lo que apagaría todos los sistemas y detendría la hélice para intentar conservar energía. Si eso sucediera bajo el hielo, no volvería a salir”.

Pero también quedan preguntas sin respuesta sobre las estructuras que encontró el sumergible. Los investigadores vieron patrones en la base de la plataforma de hielo que no esperaban, tal vez formados por agua fluyendo bajo la influencia de la rotación de la Tierra, de acuerdo a Wåhlin.

Los modelos actuales no pueden explicar estos descubrimientos, afirma, y queda una gran cantidad de procesos por descubrir en futuras misiones de investigación bajo los glaciares.

“Esperamos poder reemplazar a Ran y continuar con este importante trabajo”, anhela Wåhlin.

“Me encantaría volver atrás y mirar nuevamente los patrones, para ver cómo cambian a lo largo de los años”.

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