
A más de una semana de la denuncia pública sobre la existencia del grupo “Zorritas de la UAM” -en referencia a la Universidad Anáhuac Mayab-, colectivas de las distintas escuelas cuyos estudiantes se encuentran relacionados con él, dicen que no hay avances en las investigaciones, y se muestran desconfiadas en que exista una sanción contra los responsables.
Autoridades de Yucatán y de varias universidades del estado investigan la existencia del grupo en la aplicación de mensajería Telegram, donde mil 280 usuarios compartían contenido íntimo de universitarias, así como sus datos personales.
En todos los casos -dentro de las universidades y por parte de la Fiscalía-, las investigaciones se han iniciado por las denuncias públicas realizadas desde el anonimato. Según las organizaciones estudiantiles, las jóvenes afectadas no han querido iniciar procedimientos formales, pues tienen miedo de ser estigmatizadas o amenazadas, y que al final los responsables queden impunes.
Cristina, integrante de la colectiva Violetas de Anáhuac, reclama que, desde que se dieron las denuncias sobre la existencia del grupo de Telegram, la universidad ha tratado de silenciar los cuestionamientos que ha habido por parte de estudiantes, quienes no cuentan con información de qué hacer en caso de ser víctimas, o de tener datos que pudieran contribuir a las investigaciones.
“La universidad lo único que ha hecho hasta ahora es publicar un comunicado en redes sociales y un video en el que tratan de promover la imagen de la institución como un espacio seguro. Pero todo ha seguido normal… nosotras seguimos esperando respuestas”, señala en entrevista.
A esta falta de información y el acallamiento de los reclamos se suma el hecho de que la Universidad Anáhuac Mayab no cuenta con un protocolo específico para atender casos de violencia contra las mujeres, menos de violencia digital.
María Paula Balam, del Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad (Cejudi) -organización ha mantenido contacto estrecho con colectivas de universitarias y con víctimas- señala que ante la falta de protocolos, se ha buscado que den seguimiento del caso a través de otras figuras institucionales.
“En la Anáhuac hay un reglamento que contempla faltas y violencias dentro de la comunidad, es muy general, no está diseñado para atender violencia contra las mujeres, pero sí la que se da entre alumnos o por parte de profesores. Con él estamos buscando que se atiendan los casos”, explica.
COMUNICADO
Sobre los hechos de Violencia Digital por una red de alumnos de diversas universidades de Yucatán ‼️ pic.twitter.com/MexAIHzQin— CEJUDI (@cejudimx) January 19, 2022
Sin embargo, aún con esta alternativa, que se proceda y no haya impunidad no es sencillo, pues tal como menciona Cristina “hay miedo, las compañeras se sienten intimidadas porque la universidad pueda tomar represalias, que se afecten las actividades académicas o los procesos de titulación… Por eso preferimos seguir asesorándonos”.
En respuesta a las denuncias anónimas, la Universidad Anáhuac Mayab se limitó a emitir un comunicado en el que expresa su “rechazo a este tipo de acciones (la existencia del grupo de Telegram) y cualquier otra que vulnere los derechos humanos y la dignidad de la persona”.
ℹ️ COMUNICADO OFICIAL ℹ️ pic.twitter.com/nJkWM7deTE
— Anáhuac Mayab (@UniAnahuacMayab) January 19, 2022
La institución dijo estar comprometida a identificar a los responsables y, en caso de ser alumnos, aplicar las sanciones correspondientes incluida la expulsión definitiva. Además, ofreció acompañamiento y apoyo psicológico y legal a las afectadas.
Por su parte, integrantes de la cuenta @SororidadAnahuac en la red Instagram, desde donde se compartieron las capturas de pantalla del grupo “Zorritas de la UAM”, denunciaron ser víctimas de amenazas.
Otra de las universidades cuyos alumnos se encuentran presuntamente involucrados en el grupo de Telegram es la Autónoma de Yucatán (UADY).
Esta, de acuerdo con Rosa Cruz, directora de la organización UADY sin acoso, fue la primera institución educativa del sureste en contar con un mecanismo específicamente diseñado para investigar y resolver casos de violencia contra mujeres, aunque se ha denunciado en múltiples ocasiones que no funciona.
“UADY sin acoso ha registrado en tres años más de 500 casos que tienen que ver con violencia sexual y discriminación, pero son situaciones constantes que luego se lleva el viento y no queremos que esto pase de nuevo”, afirma.
Por ello, señala que actualmente exigen la renovación del protocolo existente, para que esté más apegado a derechos humanos, ya que tal como está “es muy revictimizante y eso provoca que las estudiantes que se encuentren en situación de violencia no quieran denunciar de manera formal”.
Para Rosa, es importante que las autoridades universitarias garanticen espacios seguros para la comunidad, pero también para la ciudadanía, “considerando que los presuntos implicados son futuros profesionistas, van a ser los abogados, maestros, psicólogos o médicos… eso es lo preocupante”.
Tras darse a conocer las denuncias públicas, la rectoría de la UADY emitió un comunicado en el que expresó su rechazo a toda manifestación de violencia con las mujeres, y pidió que se esclarezcan los posibles hechos delictivos.
La UADY llamó a las estudiantes a acercarse e iniciar procesos a través de su “Protocolo para la prevención, atención y sanción de la violencia de género, discriminación, hostigamiento, acoso y abuso sexuales. Hasta ahora, según las autoridades escolares, no hay una sola denuncia por el caso referido.
El pasado 18 de enero, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán informó que, desde que tuvo conocimiento del caso de violencia digital que involucra a instituciones públicas, inició una investigación de oficio, con el número de expediente G8 258/2022, en colaboración con la Policía Cibernética.
Asimismo, la Secretaría de las Mujeres, “se ha mantenido en comunicación desde el conocimiento del caso con las autoridades de cada una de dichas instituciones educativas involucradas para brindar asesoría legal y psicológica a las posibles víctimas”, indicó la dependencia en un comunicado.
La Secretaría indicó que cada universidad, con base en sus protocolos y procedimientos internos, canalizará a las mujeres que hayan sido víctimas a la dependencia, para que se les brinde de manera gratuita acompañamiento para interponer las denuncias correspondientes.
En el caso de la Universidad Marista -cuyos alumnos no han sido señalados como integrantes del grupo de Telegram-, emitió un comunicado en el que expresó su rechazo a la violencia contra las mujeres y llamó a las estudiantes a acercarse a las autoridades escolares en caso de haber sido víctimas.

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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