En ambulancia, postrado en una camilla y con oxígeno, José tuvo que acudir el pasado miércoles a una sucursal del banco HSBC ubicada en la colonia Roma Norte para poder realizar la actualización de su aplicación bancaria, con el fin de que su familia pudiera disponer del dinero en su cuenta para pagar los gastos médicos que ha implicado la cirugía de cadera que requirió a los 87 años.
Su esposa Blanca intentó por mes y medio realizar la actualización de la aplicación bancaria en el teléfono celular de José, pero no pudo, y al consultar con ejecutivos bancarios le dijeron que la única forma de realizar el trámite era llevar al señor a la sucursal “en la condición que estuviera”, o esperar a su fallecimiento.
Después de agotar las opciones para conseguir la actualización de la aplicación sin exponer al señor, que implicaron el pago de un poder notarial de 8 mil pesos y el desembolso de otros 6 mil pesos para una ambulancia particular, Blanca acudió al banco y consiguió completar el trámite solicitado, sin embargo, acusa que el trato recibido por el banco fue discriminatorio y señala que buscará que se investiguen los hechos.
Animal Político consultó a HSBC su postura sobre el caso, sin que hasta el momento de la publicación haya recibido respuesta.
Como jubilado, la principal fuente de ingresos de José es el dinero que recibe cada mes, del que su familia disponía para cubrir los gastos de su domicilio y de su recuperación médica, pero durante el tiempo en que estuvo hospitalizado en Magdalena de las Salinas, su celular dejó de funcionar y con ello se pausó la disposición de efectivo desde su cuenta bancaria.
Ante esa situación, Blanca acudió a la sucursal bancaria de HSBC ubicada en la calle de Oaxaca, colonia Roma Norte, donde se abrió la cuenta, para que la apoyaran con la actualización de la aplicación bancaria en otro dispositivo, y ante su explicación de que el cliente del banco se encuentra en estado de postración, le pidieron presentar un poder notarial, el cual tramitó con un costo de 8 mil pesos, y al final cuando lo presentó le rechazaron el documento.
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“Luego de haber gastado ese dinero, acudí ante la Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros), y lo único que me dijeron era que tenía que solicitar los mismos trámites que había ido a gestionar en el banco, o sea, no resolvieron nada, y en la sucursal insistieron que tenía que presentarse mi marido, o esperar a su fallecimiento“, lamentó.
Fue por ello que, finalmente, tras agotar todas las opciones, tuvo que gastar 6 mil pesos para que una ambulancia llevara al señor desde Los Dinamos hasta la colonia Roma, y batallar en los espacios reducidos de la sucursal para que el personal bancario pudiera tomar los datos del cliente y concretar los trámites.
“Llegamos en la ambulancia, que además no tenía espacio dónde estacionar frente a la sucursal, y tuvimos que bajarlo en la camilla con oxígeno, porque los ejecutivos señalaron que no podían ir hasta la unidad a tomar los datos, entonces tuvimos que entrar por una puerta angosta donde apenas y cabíamos, y mover algunas mamparas para llegar hasta el lugar donde nos pudieron atender”, cuenta Blanca.
Una vez que consiguieron ingresar a la sucursal con la camilla, Blanca detalla que “nos atendieron de maravilla, muy rápido, hicieron lo necesario para actualizar la aplicación y poder disponer del dinero sin tarjeta, pero no recibimos ni siquiera una disculpa, y me parece que se trató de un acto de discriminación en contra de quienes tienen edad avanzada o se encuentran enfermos, porque no creo que sea la única ni la última persona a la que esto le sucede”.
Para la mujer de 67 años “es indignante lo que nos hicieron pasar, incluso que hicieran a mi esposo firmar documentos pese a que por lo hinchado de sus manos le era difícil y que teníamos afuera a la ambulancia con el temor de recibir una infracción de tránsito, porque era un vehículo alquilado y el personal no estaba preparado para apoyar en una situación así”.
“Los del banco argumentaron temas de seguridad, pero considero que deben contar con protocolos que se adecúen a personas enfermas, con alguna discapacidad, porque hay gente que no tiene recursos para gastar en una ambulancia o en un poder notarial que al final, aunque ahí lo dan como opción, resulta que no sirve cuando este llega con el departamento jurídico”, señaló Blanca.
Al terminar con los trámites, que llevaron unas tres horas entre el traslado José y la atención recibida en la sucursal, acompañado de su esposa volvió a su domicilio en ambulancia, con un agotamiento severo y tos, provocados por el desgaste que implicó tener que acudir hasta la sucursal.
Aunque después de varias vueltas y gastos al fin concluyeron con los trámites que requerían, Blanca indicó que acudirá ante las instancias correspondientes para que se investigue y se sancione al banco por no contar con protocolos para atender a personas que se encuentran en estado de postración.
“Esto no se trata de ningún acto de propaganda, yo no hubiera querido exponer a mi esposo ni mucho menos, para mí se trató de un acto de discriminación, y todavía tuvimos que lidiar con la incomodidad de las miradas sorprendidas de trabajadores y clientes del banco que se quedaban viendo… Fue muy incómodo y cansado, pero este es apenas el comienzo de la búsqueda de justicia”, apuntó.
Desde agosto de 2021, la Condusef exhortó a todos los bancos a adherirse a los “Principios básicos a observarse en la atención de las personas adultas mayores”, que considera que las instituciones financieras deben contar con protocolos híbridos que consideren las vulnerabilidades de las personas adultas mayores.
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Sin embargo, en el caso de HSBC, hasta ahora sólo ha incorporado algunos elementos de accesibilidad para personas con discapacidad física o visual.
De acuerdo con un comunicado de HSBC de diciembre pasado, la institución financiera estableció que en la apertura o reapertura de sucursales, estas deberán contar con “la mayor cantidad de elementos de accesibilidad de una lista preestablecida, que incluye rampas de acceso, puertas que abren de manera automática, ventanillas al público a una altura más baja, piso con relieves en el suelo para personas con debilidad visual y aparatos para maximizar el sonido de quienes utilizan aparatos de sordera”.
Otros elementos a incorporar son “sillas en el módulo de atención inicial para mujeres embarazadas o de la tercera edad y espacios de atención secundaria más amplios o accesibles para una mejor circulación de silla de ruedas”, pero aún no cuentan con adaptaciones para personas en estado de postración.
El entonces obispo Robert Prevost fue uno de los jerarcas católicos que tuvo que gestionar la crisis provocada por el escándalo del Sodalicio en la iglesia peruana.
El papa León XIV es recordado en Perú por su tiempo allí como obispo de Chiclayo y por su desempeño en otros cargos eclesiásticos.
Tras conocerse que el elegido para ocupar el trono de San Pedro sería el cardenal Robert Prevost, abundaron los testimonios de personas que lo trataron y destacaban su humildad, cercanía y compromiso.
Pero Prevost tuvo que lidiar con un asunto especialmente incómodo para la comunidad católica peruana: las denuncias de abusos y agresiones en el Sodalicio de Vida Cristiana, un influyente grupo religioso en el centro de un escándalo que la Iglesia trataba de zanjar y que dio lugar a un pulso interno en la jerarquía católica local.
El Sodalicio fue finalmente disuelto por el papa Francisco solo unos días antes de morir.
Según cuentan varias personas que vivieron el asunto desde dentro, el cardenal Prevost jugó un papel fundamental en la eliminación de un movimiento al que muchas de sus presuntas víctimas consideraban tan corrupto como invencible.
El grupo religioso Sodalicio de Vida Cristiana se fundó en 1971 por el laico peruano Luis Fernando Figari y llegó a tener más de 20 mil seguidores en 25 países.
Figari y otros fundadores buscaban crear un movimiento que contrarrestara el auge que en aquella época vivía en América Latina la llamada Teología de la Liberación.
En 1997 el papa Juan Pablo II le dio reconocimiento oficial y quedó integrado en la estructura de la Iglesia.
Según testimonios de quienes formaron parte del Sodalicio, la vida comunitaria estaba regida por una estricta disciplina y se exigía una obediencia total a los líderes.
En 2015, el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, de los periodistas Pedro Salinas y Pao Ugaz, recogió los testimonios de una treintena de antiguos miembros del grupo que decían haber sido víctimas de abusos físicos, sexuales y psicológicos perpetrados por Figari y otros responsables de la organización.
La publicación del libro provocó una gran escándalo en Perú y removió los cimientos del mundo católico allí.
Óscar Osterling, antiguo sodálite que denunció haber sido víctima de Figari y los otros líderes, le dijo a BBC Mundo: “Durante años nadie nos hizo caso y queríamos que alguien adentro de la Iglesia tomara la bandera de la lucha de las víctimas”.
La Fiscalía peruana comenzó a investigar en 2015, pero nunca se produjo ninguna condena y las víctimas protestaban porque tanto la iglesia peruana como el Vaticano ignoraban sus denuncias.
El periodista Pedro Salinas, que ha seguido el tema todos estos años, asegura que “el Sodalicio parecía intocable, pero todo cambió después de un viaje del papa Francisco a Chille en 2018”.
El pontífice se encontró con una respuesta muy fría o incluso hostil.
Gran parte de la sociedad chilena estaba indignada por el escándalo de abusos sexuales a menores por el que había sido condenado el conocido sacerdote Fernando Karadima y que salpicó al obispo emérito de Osorno, Juan Barros, al que se acusaba de encubrir a Karadima.
En medio de la polémica por el destacado papel de Barros en la visita papal, varias iglesias fueron atacadas y en algunas los descontentos escribieron la palabra “pedofilia” y consignas críticas con la jerarquía católica.
Salinas estuvo en ese viaje a Chile y afirma que la actitud de Francisco “cambió radicalmente después de aquel desastre”.
El Papa expulsó del sacerdocio a Karadima y se abrió una crisis en la iglesia chilena que llevó al cese de siete obispos.
El efecto de lo ocurrido en Chile llegó hasta Perú.
“En 2019 Pedro Salinas me avisó de que la Conferencia Episcopal nos iba a atender en una reunión y me pidió que convocara a los antiguos sodálites que pudiera”, recuerda Osterling.
Según cuenta, una veintena de ellos, también de fuera de Perú, participaron en una reunión en la que, recuerda, estuvieron cinco obispos, entre ellos Robert Prevost.
“Era la primera vez que nos escuchaban en años”, asegura Osterling.
Según Salinas y Osterling, de aquella reunión surgió la propuesta de redactar una carta que sería enviada al Papa, pero que nunca se concretó porque el arzobispo Miguel Cabrejos, entonces presidente de la Conferencia Episcopal peruana, se echó atrás después.
BBC Mundo intentó sin éxito contactar con monseñor Cabrejos.
A partir de ahí, las cosas empezaron a moverse.
“Prevost se puso en la piel de las víctimas y comenzó a actuar de manera muy discreta y efectiva”, señala Salinas.
“En una ocasión recibí un mensaje de un sodálite que me decía que se iba a quitar la vida. Se lo hice llegar a Prevost y a Carlos Castillo (hoy arzobispo de Lima) y esa persona finalmente no se suicidó”, asegura Salinas.
En 2023 el papa Francisco llamó a Roma a Prevost, que asumió el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos.
El nuevo prefecto forzaría la renuncia del obispo emérito de Piura, José Antonio Eguren, uno de los miembros de la élite que fundó el Sodalicio y que fue implicado en investigaciones periodísticas en un presunto caso de tráfico de tierras.
“La caída de Eguren fue un signo de que la cosa estaba girando y se estaba haciendo algo de justicia”, afirma Osterling.
Ese mismo año, el Papa enviaba a Perú al arzobispo de Malta Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu con la misión de investigar los abusos en el Sodalicio.
El año siguiente, el Vaticano expulsó del Sodalicio a su fundador, una decisión que fue valorada entonces por la periodista especializada Pao Ugaz como “el anuncio del principio del fin de una organización que hasta ahora había gozado de impunidad”.
El fin se concretó solo días antes de la muerte del papa Francisco y su sucesión por Léon XIV. El 14 de abril de 2025 se firmaba en el Vaticano el decreto de supresión del Sodalicio por “la falta de carisma de origen divino en el fundador (Luis Fernando Figari) así como en los abusos y el comportamiento impropio y abusivo de Figari y de muchos de sus colaboradores”.
“Prevost fue fundamental en los últimos pasos, porque entre 2015 y 2023 no se hizo nada y es a partir de que él llega al Dicasterio para los Obispos que las cosas empiezan a moverse”, asegura Osterling.
El padre Bertomeu lo corroboró en unas recientes declaraciones a El Periódico de Tarragona: “El papel del nuevo papa León XIV en la supresión del Sodalicio es imprescindible: fue él mismo, como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, quien estudió y valoró nuestras investigaciones y, en nombre de Francisco, exigió la renuncia del arzobispo José Antonio Eguren”.
Salinas sostiene que las acusaciones de que Prevost no elevó las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que recibió en su etapa como obispo de Chiclayo, que volvieron a aparecer en los medios en los días previos al cónclave que lo eligió Papa, responden a “una campaña de sectores conservadores vinculados al Sodalicio que buscaban desprestigiarlo ante la perspectiva de que fuera él quien sucediera a Francisco”.
Osterling cree que “las denuncias volvieron a surgir como venganza del Sodalicio, pero la Diócesis de Chiclayo aseguró que se enviaron al Vaticano y se tramitaron según el manual; otra cosa es que ese manual sea insuficiente y ese sea uno de los lastres que debe sacudirse la Iglesia en los próximos años”.
Ese será uno de los retos del nuevo Papa.
José Enrique Escardó, primer exsodálite que denunció públicamente abusos, mostró en sus redes su confianza en él y compartió el mensaje que le envió a Prevost tras conocer su elección como papa.
“Si bien no soy católico, creí en Francisco y en lo que hizo y creo en usted. Ojalá que pueda escuchar este mensaje. Creo que usted puede hacer muchísimo, muchísimo más. Estoy sumamente emocionado y espero poderlo visitar”.
Escardó también compartió la que dijo era la respuesta de León XIV: “Cuenta conmigo. ¡Fuerza y vamos adelante!”
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