La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) construye un edificio a las orillas de la laguna de Bacalar, sin consulta ciudadana previa y con un impacto ambiental que ha sido calificado como ecocidio por ambientalistas.
Inconformes con el proyecto, habitantes de este municipio de Quintana Roo clausuraron de manera simbólica las obras de la Sedena e instalaron el pasado jueves un plantón, el cual ya fue retirado, para frenar el desarrollo, que consideran una amenaza grave para el ecosistema del principal atractivo turístico del sur de Quintana Roo y su patrimonio histórico.
El empresario y representante de la Asociación Agua Clara, Sandro Ciccarelli, explicó que las obras de la Sedena vulneran la Ley General de Equilibrio Ecológico, ya que el proyecto no fue sometido a consulta pública, impidiendo que la ciudadanía conozca la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y analice adecuadamente los efectos que la obra pueda causar. Además, se atenta contra el patrimonio histórico de Bacalar, por lo que exigen su reubicación.
“Se propone que la Sedena reubique su proyecto y que este terreno, que se encuentra en un lugar tan icónico, pase al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y quede abierto al público”, señaló Ciccarelli.
Advirtió que la construcción de un edificio con habitaciones para los empleados en la Base de los Marinos, frente al Fuerte de Bacalar y a la orilla de la laguna, representa una agresión al patrimonio histórico del municipio y pone en riesgo la inversión millonaria que cientos de empresarios han destinado para consolidar Bacalar como el principal atractivo turístico del sur de Quintana Roo.
“Iniciativas como estas frustran las inversiones y, lo más grave, causan un daño irreparable al ecosistema. Queremos que, antes que nada, se detenga la obra de inmediato y que se lleven a cabo labores para mitigar el daño ambiental creado”, enfatizó.
Habitantes y turistas se han unido a las protestas en rechazo al proyecto, reiterando que la Sedena no informó a la población sobre los trabajos de relleno en la orilla de la laguna, lo que podría ocasionar un ecocidio irreversible en una de las lagunas más importantes del país.
“La laguna no se toca, es un ecosistema vital, la están matando, es un ecocidio sin permiso”, protestó Zen, una turista que se unió a los manifestantes.
La construcción del Ejército se encuentra frente al Museo del icónico Fuerte de San Felipe del “Pueblo Mágico”.
El Fuerte de San Felipe fue construido en 1733 para proteger Bacalar de los piratas ingleses, franceses, holandeses, y de otras nacionalidades. Durante la Guerra de Castas, el fuerte fue tomado por los indígenas insurrectos el 21 de febrero de 1858. Con el paso de los años tuvo diversos usos de carácter militar hasta que en 1965 uno de sus cuatro baluartes fue adaptado como museo y declarado Patrimonio Histórico Nacional. Desde 1974, último año de Quintana Roo como territorio, ha sido un símbolo histórico.
“Están en una zona totalmente endeble, vulnerable a derrames, al suelo inestable, al drenaje que ya es un problema. Seguir compactando el terreno solo agrava la situación”, explicó Armando, habitante de Bacalar.
Empresarios, habitantes e incluso servidores públicos propusieron la recaudación de firmas de personas que rechacen la construcción para entregarlas a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en los próximos cinco días.
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No obstante, reiteraron que continuarán las manifestaciones y exigirán la eliminación de las tablas que obstruyen la visibilidad a la Laguna de Bacalar.
Sandro Ciccarelli insistió en que la zona donde se ubica el Fuerte de San Felipe debe ser protegida para evitar la alteración del patrimonio histórico y la destrucción del frágil ecosistema de la laguna en el futuro.
Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero lo que lo ha alejado de la desesperación es que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El célebre naturalista y divulgador científico británico David Attenborough presenta este martes una de las películas más importantes de su carrera, en vísperas de cumplir 99 años.
Su nuevo largometraje, Océano, puede ser decisivo para salvar la biodiversidad y proteger al planeta del cambio climático, dice, asegurando que aún estamos a tiempo de hacerlo.
“Después de casi 100 años en el planeta, ahora entiendo que el lugar más importante del planeta no está en la tierra, sino en el mar“, señaló.
El océano es el sistema de apoyo del planeta y el mayor aliado de la humanidad contra la catástrofe climática, argumenta la película, que muestra cómo los océanos del mundo se encuentran en una encrucijada.
El estreno del filme tendrá lugar en el Royal Festival Hall, en Londres, y contará con una alfombra azul (y no roja).
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Toby Nowlan, productor de Océano, afirma que esta nueva producción no es la típica película de Attenborough: “No se trata de ver nuevos comportamientos en la historia natural. Es el mensaje más importante que ha comunicado”.
La película documenta cómo el estado de los océanos del mundo y nuestra comprensión de su funcionamiento ha cambiado a lo largo de la vida del naturalista, que cumple los 99 años este 8 de mayo.
David Attenborough recuerda su primera inmersión en la Gran Barrera de Coral en 1957: “Me quedé tan sorprendido por el espectáculo que tenía ante mí que momentáneamente olvidé respirar”.
Desde entonces, se ha producido un declive catastrófico en la vida en los océanos del mundo. “Casi no nos queda tiempo”, advierte.
Océano contiene algunas de las imágenes más gráficas jamás vistas del daño que la pesca de arrastre de fondo —una práctica pesquera habitual en todo el mundo— puede causar en el lecho marino.
Según el naturalista, es un claro ejemplo de cómo la pesca industrial puede acabar con la vida de los océanos del mundo.
Las nuevas imágenes muestran cómo la cadena que estos barcos arrastran tras de sí socava el lecho marino, obligando a las criaturas que perturba a introducirse en la red que queda detrás.
Con frecuencia buscan una sola especie, de manera que más de tres cuartas partes de lo que capturan puede ser desechado.
“Es difícil imaginar una forma más derrochadora de capturar peces”, comenta Attenborough.
El proceso también libera grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento de nuestro planeta.
No obstante, la pesca de arrastre de fondo no solo es legal, sino que muchos gobiernos la fomentan activamente.
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Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero, lo que lo ha alejado de la desesperación es lo que él llama “el descubrimiento más extraordinario de todos”: que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El naturalista dice también que la historia de las ballenas del mundo ha sido para él una fuente de enorme optimismo.
Se calcula que la industria ballenera mató 2,9 millones de ballenas solo en el siglo XX. Los científicos afirman que se trata de la mayor matanza de animales de la historia en términos de biomasa total. Esto llevó a casi todas las especies de ballenas al borde de la extinción.
Solo quedó un 1% de ballenas azules, dice David Attenborough: “Recuerdo que pensé que eso era todo. No había vuelta atrás. Habíamos perdido las grandes ballenas”.
Pero en 1986 los legisladores cedieron a la presión pública y prohibieron la caza comercial de ballenas en todo el mundo. Desde entonces, la población de ballenas se ha recuperado rápidamente.
Uno de los directores de la película, Keith Scholey, trabajó con el naturalista durante 44 años. “Cuando conocí a David, yo iba en pantalón corto”, bromea. Fue en 1981, dos años después de que dimitiera como director de programas de la BBC, uno de los puestos más altos de la corporación. “Había hecho una carrera y se iba a la siguiente”.
A pesar de estar a punto de cumplir 99 años, Attenborough sigue mostrándose extraordinariamente enérgico, comenta Scholey. “Cada vez que trabajas con David, aprendes algo nuevo”, dice. “Es muy divertido. Pero además, David te mantiene alerta, porque él está muy alerta y, ya sabes, siempre es un proceso muy creativo”.
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El mensaje de David Attenborough en la película es que no todo está perdido.
Los países prometieron proteger un tercio de los océanos del mundo y él espera que su nueva película anime a los líderes a actuar con firmeza para cumplir esta promesa en una conferencia de la ONU el mes próximo.
Él cree que eso podría ser transformador.
“El océano puede volver a la vida”, dice. “Si se lo deja en paz puede no solo recuperarse, sino prosperar más allá de lo que nadie vivo haya visto jamás”.
Un ecosistema oceánico más sano también podría atrapar más dióxido de carbono, y ayudar así a proteger al mundo del cambio climático, según los científicos.
“Tenemos ante nosotros la oportunidad de proteger nuestro clima, nuestros alimentos, nuestro hogar”, concluye Attenborough, quien, a sus casi 99 años, continúa luchando por proteger el mundo natural del que a lo largo de su vida nos ha mostrado en todo su esplendor.
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