Tras siete años de litigio entre la empresa estadounidense Vulcan Materials y el gobierno de México, el pasado 23 de septiembre, el expresidente Andrés Manuel López Obrador declaró como Área Natural Protegida (ANP) “Felipe Carrillo Puerto” a más de 53 mil hectáreas en Quintana Roo. Sin embargo, expertos consideran que la declaración es insuficiente si se considera la falta de presupuesto y vigilancia que adolecen estas áreas en el país.
La disminución del monto asignado a las áreas naturales protegidas en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) entre el 2018 y el 2024 corresponde a 148 millones 472 mil 702 pesos nominales, al tiempo que el sexenio sumó 50 nuevas ANP para llegar a un total de 232.
“Esta administración saliente del expresidente Andrés Manuel López Obrador inició un sexenio, si mal no recuerdo, con 180 áreas naturales protegidas (182), y terminó este sexenio con 232 áreas naturales protegidas. Y vaya, todavía hasta el año pasado, hasta diciembre de 2023, con el número de ANP que existían en ese entonces, que ya llegaban a las 200, sólo se tenía de presupuesto contemplado alrededor de 10.7 pesos por hectárea… ni para la gasolina, ni para 1 litro de gasolina que requiere que un área protegida sea vigilada”, menciona Gina Ileana Chacón Fregoso, directora de política pública para la organización civil Wildlands Network.
La carencia del presupuesto para los Planes de Manejo es resultado del insuficiente financiamiento para la Conanp y que también se traduce en menos apoyo a los programas de manejo. La nueva ANP Felipe Carrillo Puerto ha surgido sin uno y, con ello, sin las indicaciones de lo que se debe realizar dentro de la misma.
“Es ni más ni menos, el documento primordial para poder manejarlas, conservarlas. Y sería como una receta, digamos, si estuviéramos hablando en términos médicos, como una prescripción de lo que necesita, de lo que se puede hacer en ellas y de lo que no se debe de hacer en ellas”, explica Chacón Fregoso.
En términos generales, el presupuesto destinado al medio ambiente y recursos naturales se redujo un 11% en 2024. De esta bolsa el 89% se destina a Conagua, que contrasta con el 1.40% a la Conanp y el 1.28% a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), institución federal que se encarga de procurar justicia y vigilancia ambiental, de acuerdo con el Análisis de Presupuesto para el sector ambiental 2018-2024 de Oceana.
Profepa destina un tercio de ese presupuesto para su único programa de vigilancia, apunta el análisis. El papel de vigilancia de la institución es indispensable, debido a este, en el 2018 se determinó que la empresa Vulcan Materials Company en su filial Sac-Tun (antes Calica), ubicada en los municipios de Solidaridad, Cozumel y Tulum, de Quintana Roo, hizo un aprovechamiento mayor al permitido de roca caliza, de acuerdo con la relatoría del Gobierno de México tras una audiencia del Tribunal Arbitral del Capítulo XI del T-MEC. Por ello fue clausurada y sancionada.
Vulcan, el mayor productor de agregados de construcción de Estados Unidos respondió a esta clausura con una demanda contra el Estado mexicano que reclamó una compensación de más de mil 500 millones de dólares.
La empresa alegó que el acuerdo celebrado en 1986 entre el Gobierno Federal, las secretarías de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue) y de Comunicaciones y Transportes, el Gobierno de Quintana Roo y la empresa Calizas Industriales del Carmen, S.A. de C.V (Calica) era suficiente para realizar sus actividades de manera ilimitada temporalmente. Sin embargo, en México no existe una autorización en materia de impacto ambiental que sea indefinida.
Además de la falta de un plan de manejo, no hay intenciones de restauración dentro del área. Guillermo DChristy, activista de 59 años, miembro del colectivo de Ciencias Ciudadanas, Cenotes Urbanos y el movimiento Sélvame del Tren, ha sido testigo de los estragos que la empresa Sac-Tun (antes Calica) ha dejado en su cantera de aproximadamente dos mil hectáreas.
“No hay ningún plan para restaurar… restaurar el agua que ves en esas grandes lagunas… Aquí, Sac-Tun ha estado extrayendo tanto material pétreo que ya llegó al nivel del manto acuífero. Entonces, lo que se ve ahí es el acuífero. ¿Cómo resarcir eso?”, explicó DChristy.
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Los mantos acuíferos están naturalmente protegidos por capas de suelo o roca que impiden la contaminación. Sin embargo, al exponer el agua al ambiente exterior, se abre la posibilidad de que entren contaminantes.
El número de las nuevas ANP en este sexenio aún es incierto. De acuerdo con Chacón, es necesario esperar dos documentos para saber un aproximado. El primero es el presupuesto de 2025 destinado para la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en el Proyecto de Egresos de la Federación (PPF).
Si bien no es obligatorio que en éste se contemple el número de ANP estimadas a declarar, sí ha ocurrido anteriormente.
“En los documentos anteriores del Proyecto de Presupuesto de Egresos ha aparecido como dentro de la Conanp algunos de los objetivos. Dice ‘bueno, esto será para dar seguimiento a la creación de tantas áreas naturales protegidas el año fiscal siguiente’. Pero al final se vio, por ejemplo, que en el 2024 se decretaron más de lo que decía el PPF del 2024. Entonces ese sería un primer documento para tener una aproximación”, expuso Chacón.
El segundo documento, detalló, sería el Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas disponible a finales de 2025 que podría ofrecer una proyección de los objetivos de trabajo del comisionado nacional de ANP, Pedro Álvarez Casa.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
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