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Al final somos simios desnudos: Daniel Aguilar
Al final somos simios desnudos: Daniel Aguilar
6 minutos de lectura

Al final somos simios desnudos: Daniel Aguilar

07 de enero, 2012
Por: Moisés Castillo
@WikiRamos 

El escritor Jorge Ibargüengoitia lanzó una certeza incuestionable: quien creyó que todo lo que dije fue en serio, es un cándido, y quien creyó que todo fue broma, es un imbécil. Así se puede resumir la obra del dibujante Daniel Aguilar Ruvalcaba. Sus imágenes y collages son una descarga eléctrica de humor que cuestiona la solemnidad de la vida cotidiana. El humor es su principal ingrediente para exhibir actitudes absurdas de personajes absurdos.

La energía de las estrellas me da vida. Collage: Daniel Aguilar.

El oriundo de León, Guanajuato, tiene un ojo casi mágico para plasmar con su trazo delirante las alegrías o las desgracias que ofrece la vida, pero sin amargura y sin odio. La irreverencia se puede observar precisamente en el collage dedicado a Emilio Azcárraga Jean titulado “El diamante es el engaño más precioso”. O en las hojas de la revista TV Notas intervenidas digitalmente, donde las declaraciones de Jordi Rosado se convierten en una verdadera obra de arte.

“No soy pintor pero siento que es una de las piezas que he hecho de manera azarosa y caprichosa. Dije ‘me gustan estas páginas de la revista porque tienen ese circulito que es la idea principal de la nota’. Entonces empecé a trabajar algunas páginas, escanearlas, las intervine y quedaron como pinturas”.

Daniel Aguilar Ruvalcaba, oriundo de León.

Su collage favorito es el que se llama “El pulgar de Dios está al final del arcoíris”. En la imagen se puede observar la voluntad del Todopoderoso como si fuera el “me gusta” de Facebook. Daniel no le debe nada a nadie. Sólo sería atento y responsable ante Dios, claro, si existiera.

“Es como esa imagen fantasmal o esa última decisión que puede tomar ese ser supremo, puede ser Dios, puede ser el Estado, puede ser cualquier institución. Nunca sabes cuándo se va a presentar el visto bueno o el visto malo, por eso me gustó la idea del pulgar al final del arcoíris, porque nadie lo ha visto, nadie ha estado al final del arcoíris”.

Su mirada molesta y descubre falsedades o podredumbres. Quizás dibuja para hacer al mundo más soportable a su vista. Escupe un poco de cólera ardiente cristalizada en imágenes sugerentes e irónicas. Algunos de sus  personajes ficticios se comportan como ciudadanos del bajo mundo y toman la cruda realidad con un optimismo envidiable: cuando van a romperte la boca, ¿de qué sirve cepillarse los dientes?

Otaku Body Snatchers. Collage. 2010.

Desde la secundaria siempre le ha gustado cuestionar lo que pasa a su alrededor, contar una historia divertida o trágica a través del dibujo: el arte funciona paralelamente a la realidad y articula un discurso a través de diversas estrategias lúdicas para simular o hundirse en el aquí y ahora.

Empezó a dibujar porque quería imitar a su hermano que tenía una gran colección de la revista Mad. Esa legendaria publicación gringa fue su primera gran y definitiva influencia, por lo que nunca dejó de satirizar e imaginar juegos absurdos con la realidad, hasta crear sus propias revistas impresas y digitales. En colaboración con otros editores e ilustradores nacieron “Balbuceo” (2007-2009) y “Gallina Volteada” (2009-2010).

“Balbuceo” fue una publicación literaria que dirigió y editó junto con Eduardo Martín del Campo. Sólo se publicaron 6 números y se inspiró en las revistas que leía como Moho, La Tempestad y Replicante. En sus páginas colaboraron escritores prestigiosos como Guillermo Fadanelli, Heriberto Yépez, Antonio Ortuño, entre otros.

Sin embargo, no le gustaban ciertas cosas que se publicaban, por lo que decidió sacar un fanzine en línea de experimentación gráfica. A contracorriente, hizo una revista sin texto, sin diseño editorial y sin tema de portada. “Gallina Volteada” sólo sobrevivió 9 números. Como dice el co-editor de “La Tempestad”, Óscar Benassini: “las revistas son la última resistencia moderna”.

Furia Grupera. Collage.

“La onda del dibujo la empecé a trabajar más de manera autodidacta, siempre he sido como muy independiente, no me gusta que me digan las cosas. Me gusta más atreverme y buscar otros caminos y a ver qué pasa”.

SOMA y Los Astros

A sus 23 años, Daniel pasó por cuatro universidades y desertó del mundo académico. Su formación universitaria fue apenas de un mes y una semana. Tuvo coqueteos con la carrera de Diseño Gráfico, pero era muy limitada para lo que quería expresar a través del dibujo y como editor de revistas underground.

En León, donde literalmente huele a suela de zapato, la cultura está en desuso como las viejas televisiones de bulbos que presumían nuestros abuelos. Sin darse cuenta, Daniel se convirtió en una especie de promotor cultural y, en uno de tantos eventos que organizó en WARE, dio una plática el polémico artista visual Joaquín Segura.

El hincha del uniforme y del escudo de los “panzas verdes” de León, no dudó en pedirle al artista chilango que lo invitara a SOMA para desarrollar sus proyectos editoriales y visuales. Segura y otros artistas crearon SOMA como una necesidad de seguir con la experiencia de espacios de arte contemporáneo como lo fue “La Panadería”, pero como un espacio formativo y de discusión, sin que se convierta en una galería o lugar de exposiciones.

 

“El arte no se puede enseñar, se puede aprender historia del arte y su parte teórica, pero la parte de cómo crear algo es totalmente distinto. Muchos de los problemas que tienen las escuelas de arte es que los maestros que dan clases muchas veces no son artistas”.

Así fue como llegó en mayo pasado al DF “donde pasa todo”. En SOMA cursa el diplomado pero no descuida sus labores en Bikini Wax, un pequeño oasis en el desierto, un espacio de arte contemporáneo ubicado en su tierra natal y donde exponen artistas jóvenes con la única pretensión de que la gente conozca su práctica artística.

Percibe que en la ciudad de México existe una sobre oferta de artistas y puro bluf, arte por encargo, arte maquila. Es decir, crear objetos-arte de forma casi automática, carente de imaginación y crítica. Una especie de ganar todas las becas, todas las residencias, ser reconocido y famoso.

“Percibo en el mundo del arte la palabra ‘carrera’, desarrollar una ‘carrera’ como un abogado o un dentista. Aquí depende mucho la postura del artista: si quiere crear obra o crear un currículum de 200 páginas. Siento que eso no es lo importante, lo trascendente es generar una obra con discurso propio: cómo lo dices, cuándo lo dices y desde dónde lo dices”.

Le gustan mucho los ilustradores de DC Comics de los 40’s pero también le fascinan dibujantes mexicanos como José Ignacio Solórzano “Jis”, José Luis Sánchez Rull y Daniel Guzmán. Sus imágenes son un reflejo de lo ordinario y traslada situaciones de libros que está leyendo a la tinta y al papel.

En su familia nadie se dedicó a cuestiones del arte o del dibujo en un plano profesional, pero su padre fue bajista del famoso grupo de baladas románticas “Los Astros”, que en la década de los setenta tuvo varias rolas con éxito como “Por qué no fui tu amigo”, “Dile” y “Morir contigo”.

“Me gustan las canciones de ‘Los Astros’ porque están enamorados del fracaso. Me parece que para ellos estar enamorado es pederlo todo. Estar condenado al fracaso y aún así seguir fracasando. Me gustan las canciones de purgatorio”.

Actualmente desarrolla otro proyecto editorial: se resiste a editar, a seleccionar material e invitar a otros colegas a “Carita feliz”. En momentos en que existe una crisis de las publicaciones impresas por la avasalladora hegemonía del Internet, planea y plantea problematizar la figura del editor y la función de las ediciones en la cultura contemporánea.

Este taller impreso terminará en una exposición colectiva y “Carita feliz” realizará 6 publicaciones caseras con artistas invitados que trabajarán con temas y líneas editoriales específicas.

Su plan inmediato es seguir dibujando con su mirada peligrosa y carcajeándose de todos y de sí mismo. No busca importunar a todo el mundo. Sabe que la vida es cruel, y más cruel será para los que son imbéciles. No quiere ser foco de atención como tantos artistas jóvenes que buscan deslumbrar sin una obra consistente. Como dice el escritor F. G. Haghenbeck “Darwin tenía razón: al final somos simios desnudos” y Daniel no golpea su pecho para impresionar.

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Imagen BBC

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