Después de un sexenio de bajo perfil en negociaciones internacionales ambientales, México reivindicó su peso en esta arena con la participación de Alicia Bárcena, la nueva secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), designada hace un mes por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Bárcena hizo valer su experiencia como extitular de la agenda ambiental y exjefa diplomática de México en una agenda de dos días hacia el final de la Conferencia de las Partes número 16 del Convenio de Diversidad Biológica, mejor conocida como COP16.

El martes fijó la postura de México en la sesión plenaria, participó en discusiones sobre el Acuerdo de Escazú —del que fue su principal impulsora como jefa de la CEPAL— y sobre la ruta de países como México y Chile en el cumplimiento de la meta 3 del Marco Global de Biodiversidad para conservar 30% del territorio global para el año 2030. Terminó el día con un encuentro con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, con el que discutió medidas financieras para canalizar financiamiento internacional a las metas de biodiversidad.

El miércoles se reunió con periodistas, visitó el río Cali -donde se realizaron la mayoría de los encuentros de la sociedad civil de la COP16- y por la tarde asistió a la presentación del proyecto Mx30x30, el primer proyecto mexicano financiado por el nuevo Fondo Global para la Biodiversidad (BGFF, por sus siglas en inglés).

El mensaje de Bárcena en el Centro de Eventos Valle del Pacífico de Cali fue un golpe de timón en la dirección de la política ambiental de México: un nuevo equipo integrado mayoritariamente por mujeres, de alto nivel técnico y que plantea a los países de la región la posibilidad de volver a contar con México —uno de los 10 países más biodiverso del mundo y miembro fundador de la Convención de Biodiversidad de la ONU— para impulsar proyectos conjuntos para frenar el colapso de ecosistemas y especies, el calentamiento global y la contaminación, entre otros asuntos mundiales urgentes.

“Alicia es un animal político y tiene toda la experiencia del mundo. Lo curioso es que la gente la conoce como diplomática y no como ambientalista, pero muchos de nosotros que la conocemos desde la cumbre de Río de 1992 estamos fascinados de tenerla de vuelta, porque significa un empuje duro a la agenda y a la región”, aseguró en entrevista un negociador latinoamericano que pidió no ser identificado para no interferir con las negociaciones.

Rescatar las dependencias ambientales

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Estas dependencias “sufrieron muchos problemas presupuestales porque, lógicamente, había otras prioridades. Como siempre, compiten sectores de gobierno”, aseguró.

De cara a la agenda de biodiversidad discutida en Cali, destacó el trabajo de evaluación hecho por estas instituciones para actualizar la información necesaria para atender los objetivos y metas de conservación y restauración de ecosistemas planteados en el nuevo Marco Global de Biodiversidad.

“México tiene sistemas de evaluación muy importantes, de instituciones de larga data que necesitamos recuperar para evaluar qué sitios y en dónde tenemos que hacer el trabajo”, dijo.

Una cruzada de restauración

En consonancia con la meta global no solo conservar 30% de tierras y mares para el 2030, sino también de restaurar una proporción similar, Bárcena reiteró la Campaña Nacional de Restauración Ambiental lanzada por este gobierno para sanear ecosistemas emblemáticos del deterioro ambiental en México, empezando por los ríos Lerma-Santiago, Tula y Atoyac.

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“Tenemos ríos contaminados, suelos desgastados, ciudades contaminadas y por lo tanto lo que nos toca hacer no es solo proteger y conservar, sino también sanear y restaurar nuestros ecosistemas y volver a recuperar la integridad ecosistémica”, aseguró, destacando que se trata de un trabajo conjunto en el que se necesita la colaboración de las comunidades en el territorio, el sector privado y las organizaciones sociales.

Como ejemplos de restauración ecológica, destacó el Parque Lago Texcoco, que pasó de proyectar un aeropuerto a ser un área protegida con reconocimiento tanto nacional (ANP) como internacional (Convención Ramsar). 

Además de los tres ríos señalados, también apuntó a la restauración del río Sonora -contaminado por derrames de la minera Grupo México- y del Valle del Mezquital, al que se refirió como “la zona de sacrificio de la Ciudad de México”. “Tenemos una gran deuda ambiental. Tenemos pasivos ambientales y agravios ambientales en nuestras regiones que necesitamos reparar y prevenir”, señaló.

Más allá del territorio, Bárcena destacó la importancia de la conservación y restauración de mares y costas, incluyendo los manglares, que destacó como “esenciales para la producción pesquera y para la vida, y grandes sumideros de carbono”.

“Frenaremos la frontera agropecuaria”

La titular de Semarnat fue categórica contra la principal razón de pérdida de superficie natural en México y el mundo, al afirmar que en este sexenio se frenará el avance la frontera agrícola. Es decir, la pérdida de hábitats y especies debido al desmonte para cultivos y pastoreo de ganado.

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Bárcena confirmó acercamientos con el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, para trabajar conjuntamente. En este sentido y de forma inédita para una COP de biodiversidad, entre la delegación mexicana que acompañó a Bárcena en Cali se encontraban funcionarios de la Secretaría de Agricultura (Sader) ,que confirmaron a Animal Político que ya ha habido reuniones con Semarnat para colaborar hacia esta meta.

“En México queremos realmente detener la deforestación por ganadería. Ese es un pacto que estamos haciendo con la secretaría de Agricultura. Primera vez que nos vamos a sentar el secretario de Agricultura y yo para hacer un pacto para detener la frontera agropecuaria. Esa es una medida importantísima”, afirmó.

También mencionó como ejemplos de “cultivos que se están llevando los bosques” al aguacate, la palma aceitera y el agave. 

“No tengo nada contra las vacas y a quién no le gusta un tequilita, pero lo podemos hacer mejor y eso queremos”, dijo.

Revisar permisos de medio ambiente

Bárcena reconoció opacidad e incluso corrupción en el otorgamiento de permisos de la Semarnat para proyectos de desarrollo privados, y puso como ejemplo la revocación reciente del permiso de construcción de un proyecto turístico en el área natural protegida de Cabo Pulmo, en Baja California Sur, del que aseguró “no tenía ningún sentido”.

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“Lo que vamos a hacer en México es revisar los permisos de medio ambiente, las manifestaciones de impacto ambiental, muchas de ellas aprobadas a la carrera. Eso no se vale porque la gente no merece eso. Si vamos a hacer un proyecto, lo hacemos bien”, dijo.

También destacó potencial colaboración con la Agencia de Transformación Digital liderada por José Marino para digitalizar y eficientar trámites de la Semarnat.

Vigilar la infraestructura

Después de reconocer los errores de proyectos de infraestructura tanto públicos -mencionó el Tren Maya- como privados, Bárcena consideró “de la mayor importancia” que futuros proyectos de este tipo, incluyendo trenes, carreteras, hoteles o energía, “no dejen al medio ambiente hasta el final”.

“Lo estamos viendo nosotros. La presidenta quiere hacer un tren desde México hasta Nogales y nosotros ya estamos subido en el proyecto desde el principio, pero también necesitamos ayuda porque los de infraestructura van corriendo y nosotros vamos atrás tratando de ver cómo vamos compensando, restaurando, qué vamos sugiriendo para que el proyecto no cause tanto daño, aseguró.

Bárcena, bióloga de formación, destacó esto en la aplicación de la meta de conservación del 30% del territorio para 2030. “Tenemos que generar corredores (biológicos) que van a atravesar ciudades, vías férreas, carreteras. Y en ese sentido, nos urge tener esta mirada sobre la infraestructura. No podemos hacerlo si no tenemos líneas claras de cómo podemos también apoyar los proyectos de infraestructura”, dijo.

Fin del extractivismo neoliberal

Desde su discurso en la sesión plenaria —el espacio más formal de la COP16— hasta encuentros privados con distintos actores, Bárcena destacó la instrucción de Claudia Sheinbaum de un “humanismo ambiental y ecológico mexicano” como política ambiental.

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Nombró proyectos como como ejemplos de lo que ya no se puede permitir en una era donde la economía tiene que pensarse en relación con el capital natural y el bienestar de la gente.

“Esto aborda metas muy importantes. Primero, una prosperidad compartida para generaciones presentes y futuras”, aseguró. “Creo que tenemos que desterrar el paradigma neoliberal de carácter extractivista, contaminante y perpetuador de desigualdades. El tema ambiental es muy difícil por eso, porque nos enfrentamos a muchos intereses. Por eso necesitamos traer a todos a la mesa”.

“Queremos un medio ambiente sano con igualdad, que beneficie a toda la gente. Que tenga. justicia ambiental”, añadió.