Con el objetivo en común de reducir en 50% el número de accidentes y muertes viales, activistas y autoridades internacionales se dieron cita este lunes en la Ciudad de México para compartir experiencias y proponer acciones, en el marco de la primera Reunión Regional para América Latina de la Global Alliance of NGOs for Road Safety.
En el primero de tres días que durará el encuentro, los especialistas señalaron que, a nivel mundial, las lesiones y muertes por percances viales son un problema de salud pública que en América Latina tiene una tendencia al alza que requiere de esfuerzos gubernamentales y sociales, particularmente en el caso de las motocicletas.
Ignacio Ibarra, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), destacó que, tras la pandemia, las motocicletas “se convirtieron en un elemento fundamental para que la gente sobreviviera en sus casas, pero ahora tenemos un área de oportunidad en el número de muertes que se han producido como consecuencia”.
Ante este panorama, explicó que es necesario que las autoridades de la región pongan mayor énfasis en el cumplimiento de las normas que establecen límites de velocidad y medidas de seguridad para los conductores, y que las empresas que asocian a motociclistas para servicios de reparto asuman su responsabilidad de ofrecer condiciones de seguridad, ya que actualmente incentivan “malas prácticas” como el compromiso de realizar las entregas en el menor tiempo posible.
Además de las medidas específicas que consideró que deben tomarse para atender la problemática de las lesiones y muertes de motociclistas, Ibarra planteó la necesidad de reforzar las campañas y sanciones para el uso del cinturón de seguridad, en el caso de los automovilistas, así como la prohibición del uso de teléfono celular mientras se conduce un vehículo.
El representante de la OPS insistió en que, en toda la región, los gobiernos deben trabajar en mejorar el transporte público, de tal forma que las personas tengan menor necesidad de adquirir vehículos de uso personal o familiar, y generar condiciones de seguridad vial para todo aquél que transite en cualquier modalidad por las calles.
En el caso de México, entre enero de 2018 y agosto de 2024, el parque vehicular de motocicletas aumentó 391%, mientras que el incremento de automóviles en el mismo periodo de tiempo fue de 61%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo que se ha traducido en una mayor incidencia de percances viales de motos.
El mayor crecimiento en este tipo de percances ha ocurrido en el Caribe Latino y la Zona Andina, mientras que las regiones con menor incidencia son América del Norte, seguida de Mesoamérica, el Caribe No Latino y el Cono Sur.
Al respecto, Mary Bottagisio, fundadora de la Liga contra la Violencia Vial en Colombia, subrayó que uno de los grandes retos es el cambio de cultura por parte de los usuarios, pero también, dijo, es necesario que las autoridades cambien el enfoque de la atención a las problemáticas viales que actualmente responsabiliza a los conductores y no a quienes implementan las políticas públicas.
Los especialistas coincidieron en que es necesaria la voluntad política de los gobernantes de los distintos países para disminuir las cifras de lesiones y muertes viales, “porque todavía vemos que hay intereses en conflicto que llevan a los tomadores de decisiones a preferir el inaugurar una carretera que en invertir en seguridad vial, y son temas que siguen siendo delicados de hablar”.
Bottagisio apuntó que el incremento de las lesiones de motociclistas no sólo ha representado un mayor gasto de presupuesto para la atención de los accidentados, sino que implica un impacto económico a la sociedad, debido a que en cada vez más casos en los que estos percances derivan en amputaciones.
“El costo de la mortalidad es alto, pero también nos está costando la discapacidad permanente adquirida por percances de tránsito, y eso a su vez está ampliando la brecha de desigualdad social, porque quienes se encuentran más vulnerables a esto son los pobres”, agregó.
En el caso de México, las lesiones derivadas de accidentes de motocicleta han aumentado 184% en los últimos seis años, al pasar de 22 mil 706 en 2018 a 64 mil 483 en los primeros ocho meses del 2024, según datos de la Secretaría de Salud federal.
En total, entre enero de 2018 y agosto de 2024, en hospitales públicos se han atendido a 151 mil 880 conductores de motocicleta lesionados, de los cuales 539 tuvieron una amputación como resultado del percance vial en el que estuvieron involucrados.
De acuerdo con los datos de lesiones de la Secretaría de Salud, el incremento de las atenciones a personas accidentadas en motocicleta requiere cada vez más recursos para su atención.
En 2018 hubo siete hospitales públicos en los que por cada 10 casos de lesiones atendidas, al menos tres fueron de motociclistas. Los centros en los que se brindaron más atenciones de este tipo fueron el Hospital General de Tierra Blanca, Veracruz (37%), seguido del Hospital Comunitario Cihuatlán (35%) y el Hospital Regional de la Barca (33%), estos dos últimos ubicados en el estado de Jalisco, de acuerdo con las estadísticas de Salud.
Para el periodo de enero a septiembre de 2024, en once hospitales públicos se registró que por cada diez casos de lesiones atendidas, cuatro fueron de motociclistas. En el caso del Hospital Integral Comunitario de Santos Reyes Nopala, Oaxaca, estas atenciones representaron el 78%; en el Hospital General de Tierra Blanca, Veracruz, fueron el 61%.
Sobre el caso de México, Armando Pliego, del Proyecto Céntrico, comentó que se han emprendido diversas acciones con el objetivo de atender la seguridad vial, como las reformas constitucionales para reconocer el derecho a la movilidad segura y la obligación de los estados de contar con normas con criterios mínimos para disminuir los factores de riesgo.
“Destacan actualmente el abordaje de los factores de riesgo como son la velocidad, el uso de sistemas de protección infantil y el uso obligatorio de casco en motociclistas, lo cual es un avance que se ha ido consolidando con la participación de la sociedad civil”, indicó.
Pese a los retos que persisten en materia de seguridad vial, Pliego celebró que “el trabajo de tantos años está empezando a rendir frutos porque se están sentando las bases para la política pública con la participación clave de la sociedad civil organizada, que afortunadamente hemos logrado construir una relación necesaria con las autoridades para atender los temas de movilidad, porque sabemos que es un problema grave que cuesta muchas vidas todos los días y cuesta muchos recursos”.
“Hoy se tiene que gastar en atender las consecuencias de seguridad vial lo que podría utilizarse en otros grupos claves, si no tuviéramos esta grave crisis de muertes viales podríamos atender la crisis climática… por eso es necesario preguntarnos de quién son las calles, para quién es el espacio público y cómo podemos aprovecharlo mejor, de tal forma que más personas puedan gozar de sus beneficios”, apuntó.
Los especialistas y activistas asistentes a la reunión regional concluyeron su primer día de actividades con un llamado a las autoridades responsables de la seguridad vial a trabajar en conjunto con la sociedad civil para que se cumpla con la meta de reducir un 50% los accidentes y muertes viales.
“No sólo necesitamos que las personas que hoy conducen lo hagan de modo más seguro, también necesitamos que tengan mejores alternativas para que decidan no usar vehículos personales y prefieran los colectivos. Necesitamos más y mejor transporte público para ofrecer a quienes hoy optan por otras opciones, y que ven como principal desincentivo para el uso de transporte público el miedo a la inseguridad”, expresó el representante de la OPS.
La insalubridad puede favorecer la propagación de virus y bacterias que pongan en riesgo la salud de residentes, efectivos de emergencia y voluntarios.
Casi una semana después de las mayores inundaciones en la historia reciente de España, los afectados se enfrentan a un nuevo riesgo: la insalubridad.
Las lluvias torrenciales causadas por una DANA (depresión aislada en niveles altos) en la región de Valencia desencadenaron el pasado martes enormes riadas que se llevaron todo a su paso, desde vehículos hasta mobiliario urbano, anegaron edificios y dejan por el momento 217 muertos y centenares de desaparecidos.
Los vecinos de localidades como Paiporta -la más afectada-, Picanya, Sedaví, Alfafar, Massanassa o Catarroja están muy lejos de retomar su vida normal, ya que varias zonas siguen sin electricidad o agua corriente y las calles acumulan lodo, basura y vehículos apilados.
La situación de insalubridad en varios lugares podría favorecer la propagación de virus y bacterias que afecte a residentes, efectivos de emergencia y voluntarios.
Las autoridades pidieron a quienes se hallan en la zona que tomen precauciones y emprendieron una campaña de vacunación contra el tétanos al considerar que hay riesgo de epidemia de esta enfermedad.
“Se han destruido las redes de agua sanitaria y hay contaminación ahora mismo en toda la zona. Las aguas residuales se han mezclado y se han esparcido por donde ha pasado el agua, lo que incluye bacterias patógenas o potencialmente patógenas, como E. coli, Salmonella, virus intestinales y algunos tipos de parásitos como Cryptosporidium“, le explica a BBC Mundo José Manuel Bautista, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.
Bautista advierte de que “esto puede generar brotes de diarrea, gastroenteritis y enfermedades de ese tipo”.
Por otro lado, las aguas estancadas podrían favorecer la proliferación de mosquitos, lo que causaría un riesgo adicional.
“El frío ayuda a reducir esto, pero en la zona de Valencia el clima es relativamente bueno, así que podría haber casos de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la fiebre del Nilo. Aunque no es común en esa zona, podría ser un riesgo potencial”, afirma el epidemiólogo.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, anunció que no descarta una posible epidemia.
Este lunes inició una campaña de vacunación contra el tétanos, que en este momento se considera la enfermedad de mayor riesgo en las zonas afectadas.
“El Clostridium tetani es una bacteria que se encuentra en el suelo y en lugares relacionados con el hierro y el barro. Cuando hay cortes o heridas en condiciones de poco oxígeno, esta bacteria puede crecer y contaminar las heridas, lo que aumenta el riesgo de tétanos”, explica el epidemiólogo José Manuel Bautista.
Y agrega que “todos los escombros en esta situación pueden estar expuestos al Clostridium tetani“.
Las autoridades han aconsejado especialmente ponerse la vacuna a quienes hayan sufrido alguna herida durante las labores de limpieza y reconstrucción.
Otro riesgo importante para la salud en las zonas afectadas por el temporal es la leptospirosis, una infección bacteriana transmitida por animales, especialmente en ambientes húmedos.
“Esta bacteria se encuentra en aguas fecales. Con el desbordamiento, las bacterias que estaban contenidas en sistemas cerrados ahora se han diseminado con el agua“, indica Bautista.
La leptospirosis puede entrar en el cuerpo a través de pequeñas heridas, suele tardar entre una semana y 15 días en manifestarse, y se trata con antibióticos.
“Es importante la vigilancia epidemiológica, ya que los roedores también pueden transmitir esta bacteria. Toda la comida y restos biológicos en descomposición pueden atraer ratas“, advierte el experto.
Si hay un elemento común en la mayoría de las imágenes procedentes de Valencia estos días, es el lodo.
Esta sustancia marrón que impregna las calles, los edificios y la ropa de quienes colaboran en las tareas de limpieza también plantea un importante riesgo de salud.
“Si el lodo procede de aguas fecales o aguas residuales que se han desbordado, podría contener bacterias patógenas que contaminan las manos y, al llegar a casa, los alimentos”, afirma Bautista.
Y advierte que “también podría haber residuos químicos ya que, si hay industria en la zona, el agua podría haber arrastrado sustancias químicas, lo que puede causar infecciones cutáneas”.
“Además, en ambientes muy húmedos al limpiar también puede haber riesgo de enfermedades respiratorias, ya que hay hongos y bacterias que pueden causar infecciones y esto podría agravar la condición de quienes ya padecen este tipo de enfermedades”, agrega.
Los expertos consideran prioritario retirar cuanto antes de las calles la basura y los cadáveres de animales, ya que son peligrosas fuentes de enfermedades contagiosas.
“Se trata de materia orgánica en descomposición, lo que facilita el crecimiento de bacterias y hongos, ya que encuentran nutrientes para crecer. Además, si el agua está estancada, esta contaminación se disemina”, apunta el epidemiólogo español.
La descomposición de materia orgánica, explica, “produce bacterias como estafilococos y estreptococos, entre otras, que pueden causar infecciones relacionadas con Salmonella, infecciones cutáneas y respiratorias, y toxinas gastrointestinales que producen algunas de estas bacterias, como la gastroenteritis”.
“Creo que esta será una de las afecciones más frecuentes que podríamos ver”, afirma.
El Ministerio de Sanidad español publicó una lista de recomendaciones y medidas para quienes estos días retiran de las calles el lodo y los desechos.
Entre otras cosas, les recomienda usar ropa de manga larga y pantalón largo, así como mascarilla, guantes y otros elementos para proteger la nariz, boca, ojos y manos.
También se pide a la población evitar consumir alimentos potencialmente no seguros, solo tomar agua embotellada y desinfectar sus casas en la medida de lo posible.
Del lado de las autoridades, también es fundamental “que haya una vigilancia constante para monitorear si la gente se enferma y poder actuar rápidamente en caso de brotes“, indica José Manuel Bautista.
“Por un lado, protección personal con equipos y desinfección; y por otro, vigilancia epidemiológica por parte de la administración sanitaria”, resume.
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