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El 73 % de abusadores infantiles están en la familia; llaman a reforzar prevención en época navideña
El 73 % de abusadores infantiles están en la familia; llaman a reforzar prevención en época navideña
Foto: Cuartoscuro/Archivo
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El 73 % de abusadores infantiles están en la familia; llaman a reforzar prevención en época navideña

Los factores y circunstancias que aumentan el riesgo de abuso sexual infantil son más comunes en las celebraciones navideñas, advierte especialista.
24 de diciembre, 2024
Por: Marcela Nochebuena

Dado que la mayoría de los abusadores sexuales de las infancias están al interior de las familias, el riesgo de que vivan este tipo de agresiones puede incrementar hasta un 40 % durante las fiestas decembrinas.

De acuerdo con la asociación Infancia Libre de Abuso Sexual (ILAS), esto se debe a que las circunstancias o factores que aumentan el riesgo son más comunes durante las celebraciones de estas fechas. Algunos de ellos son las reuniones sociales muy extendidas, el consumo de alcohol y drogas durante las festividades en un solo lugar, la congregación de muchos miembros de la familia nuclear y extendida en espacios reducidos e incluso para pasar la noche, y el compartir cuartos con personas con las que normalmente no se convive. 

“Nos sentimos tan en confianza porque estamos con nuestra gente más cercana, la gente que más amamos, que de manera inconsciente disminuimos la supervisión, relajamos las normas de convivencia –explica en entrevista Sofía Palacios, cofundadora de la organización–. Tal vez si tú estuvieras en una fiesta normal, estás yendo cada media hora a ver dónde están tus hijos, con quién, qué están haciendo; en una fiesta familiar pueden pasar cinco horas sin que vayas a ver”.

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El exceso de confianza, subraya, pone a las infancias en una situación muy vulnerable. Un factor adicional en esta época vacacional es el aumento del tiempo que pasan las infancias frente a un dispositivo electrónico, pues el abuso no siempre implica contacto físico. El riesgo que existe en línea es un riesgo real, alerta, y también es un abuso. Si no está supervisado con controles parentales y configuraciones sobre el tipo de contenido al que pueden acceder, es aún más riesgoso. 

“Está también demostrado que el hecho de que los niños consuman pornografía los pone en riesgo tanto para ser abusados sexualmente, porque empiezan a tener conductas hipersexualizadas que no van acorde a su edad, como también para que ellos corran el riesgo de dañar sexualmente a alguien, porque replican estas conductas que están viendo que su cabeza no acaba de entender qué son”, añade Palacios, además de la exposición al “grooming” de personas desconocidas. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

De hecho, en la actualidad el 60 % del material de abuso sexual infantil, llamado pornografía infantil, es autogenerado, es decir, las propias infancias y adolescencias se toman fotografías y videos y los comparten a alguien con quien piensan que tienen una relación afectiva en línea y que después les chantajea con hacer más cosas o involucrar a otras personas de su edad. Aunque pensemos que en casa las niñeces están protegidas, se convierte en un mundo fuera del alcance si no está bien supervisado.

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De acuerdo con datos recabados por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), los registros de lesiones 2010-2023 de la Secretaría de Salud demuestran que en los hospitales de México se atendió por violencia sexual a 9 mil 802 personas de entre 1 y 17 años durante 2023, un incremento de mil 155 % en el transcurso de ese periodo. 

Esta cifra, significa, además, que ese año ha sido el segundo con mayor incidencia desde que se tiene registro, lo que también duplicó el promedio anual de poco más de 4 mil casos entre 2010 y 2023. En tanto, las principales víctimas de violencia sexual entre 1 y 17 años son mujeres: el 92.3 % de las niñas, niños y adolescentes que son atendidos por ese tipo de agresiones.

Aunado a ello, la Redim resalta que el principal sitio donde ocurren agresiones sexuales contra niñas y adolescentes es una vivienda, con un 75.1 % de los casos a nivel nacional que ocurrieron en ese sitio. En tanto, tres de cada cuatro casos de violencia sexual corresponden a personas de entre 12 y 17 años.

Convivencia con diferencia de edades, un tema a supervisar

Por otro lado, otro tema que, de acuerdo con ILAS, a veces no viene a la mente o resulta incómodo es cuando existen adolescentes que están conviviendo con niños mucho más pequeños, porque es una edad en la que surgen impulsos sexuales que no siempre se pueden controlar o manejar adecuadamente, por lo que a falta de supervisión, pueden ser propensos a querer explorar su sexualidad “con quien esté a la mano”. 

“Esto no significa, que es algo que me interesaría aclarar, que si un adolescente tiene una conducta sexual abusiva o dañina con un niño, ni que sean pedófilos ni que sientan atracción sexual en preferente para los niños, no forzosamente. Hay muchos casos de adolescentes que tienen este impulso que no pueden controlar, que esto llega a pasar una única vez, pero con que pase una única vez ya crearon un daño tremendo”, advierte Palacios. 

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Añade que en el caso del consumo de alcohol y drogas, resulta un “arma de dos filos”, porque por un lado hay cuidadores que pierden la capacidad de estar atentos al 100 por ciento, y por otro lado, representa un factor de desinhibición para ciertas personas, mediante actitudes que quizá no harían en circunstancias de sobriedad. Más de la mitad de los abusos, subraya la fundadora de la organización, no provienen de personas que califican clínicamente al trastorno de pedofilia

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

¿Cómo reforzar la prevención al abuso infantil en la época navideña?

Frente a este incremento de factores de riesgo, ILAS propone cinco acciones fáciles y con alto impacto, para reducir el riesgo de abuso sexual infantil. La primera es garantizar que las infancias tengan un espacio separado para dormir, lo cual no implica tener espacios más grandes o más recámaras, sino que si no pueden estar en un espacio solos y deben compartir con los adultos, es mejor que duerman en un espacio público, como la sala, a la vista de todos. La mayoría de los abusos ocurren a puerta cerrada, remarca Palacios.

Además, es importante respetar los espacios de intimidad y de privacidad de los niños, por ejemplo, no permitir que un adulto entre al baño donde está un niño y que no se conviva a puerta cerrada con una sola persona adulta. La segunda es tener controles parentales y supervisar las interacciones de las infancias en línea. Aunque puede ser incómodo invadir su privacidad, la organización hace énfasis en dos aspectos importantes:

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Cuando las personas menores de edad usan dispositivos, la responsabilidad es del adulto, es decir, quien tiene el peso legal de cualquier situación que suceda a través de ese dispositivo es quien lo compró. 

Ellos no son en realidad dueños del aparato y hay muchas responsabilidades, implicaciones y reglas que tienen que cumplirse, y en cualquier momento es posible revisar el dispositivo electrónico, aunado a que los controles parentales también deben estar en los dispositivos de los adultos si están acostumbrados a prestarlos a las infancias.

Otra de las acciones es supervisar a los adolescentes cuando comparten áreas de juego con niños más pequeños y procurar que esas áreas estén a la vista de todos, y explicarles que juegos con demasiado contacto físico no son recomendables con personas que son mucho más pequeñas. “Es importante ir marcando estas diferencias cuando hay un rango de edad muy amplio”, subraya la activista.

La comunicación es otra de las acciones de prevención que proponen: antes de acudir a las fiestas o celebraciones, reforzar con las infancias sus conocimientos sobre los límites corporales, y ofrecer poner los límites por ellos si la o el niño no tiene la confianza. “Así de importante como es hablar con los niños, es igual o más importante que hablemos con los adultos, porque no le podemos dejar esta carga de autocuidado a los niños”, precisa.

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

Es decir, expresar abiertamente cuáles son los límites a la convivencia y al respeto a la privacidad, así como no obligar a saludar con besos y abrazos. Además, explicitar el tema y las medidas puede contribuir a que si hay algún abusador presente, sepa que las infancias están informadas sobre la prevención y los límites, y puede ayudar a disuadir.

La última, aunque la organización advierte que puede ser un poco idealista, es que haya dos voluntarios de observancia sin alcohol en las fiestas y convivencias, o que se turnen para ser los principales responsables de la supervisión. Es importante que sean dos porque muchas veces el abuso ocurre, precisa Palacios, justamente con el pretexto de ir a revisar qué están haciendo o cómo están las infancias.

“Entendemos que puede ser incómodo, hablar de abuso sexual infantil siempre es incómodo porque es algo que muchas veces no nos cabe en la cabeza que pueda pasar, y cuando metemos en la misma frase familia, Navidad y abuso sexual infantil es como un corto circuito que nuestra cabeza no puede tener estas ideas que se contradicen al mismo tiempo, pero justo eso es lo que impide la prevención: el sentir que en nuestra casa no pasa o que a nosotros no”, advierte. 

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La radiografía del suicidio en Chile, el fenómeno que causa más muertes que los homicidios en ese país
11 minutos de lectura

La tasa de suicidio en Chile en 2024 llegó a alrededor de 10.5 muertes por 100 mil habitantes, cuatro puntos por sobre la tasa de fallecimientos por homicidios en ese mismo periodo. Pero, ¿cómo se caracteriza este complejo problema de salud pública en el país sudamericano?

05 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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“No sé si ustedes saben que en Chile hay más suicidios al año que homicidios. En Chile se suicida más gente que la que muere en condiciones o víctima de la delincuencia”, dijo el presidente Gabriel Boric semanas atrás.

La afirmación, que podría ser simplemente un dato de salud pública, no lo es si se considera el contexto en el que se dijo: una campaña electoral donde la principal preocupación de los chilenos es la inseguridad.

“Los dos, por cierto, son terribles, no se trata de que una valga más que la otra, pero de una se habla mucho, de la otra se habla poco. Y por eso es importante hablar muy firme y muy fuerte de salud mental, es para cuidarnos, es para cuidarnos entre todos”, agregó Boric.

La sensación de inseguridad ha aumentado en los últimos años en ese país, entre otros factores, por el incremento de los niveles de violencia en delitos comunes como el robo y la reciente presencia de grupos criminales como el Tren de Aragua.

La contracara de aquello es que las cifras de delitos violentos han ido a la baja respecto del año pasado, según datos del Ministerio de Seguridad Pública de Chile.

La agenda de seguridad ha estado en el centro del debate nacional en el marco de las elecciones presidenciales, cuyo balotaje se celebrará el próximo 14 de diciembre entre la comunista Jeannete Jara y el derechista ultraconservador José Antonio Kast.

Y, aunque en mucha menor medida, el tema de la salud mental también ha sido parte de la discusión. Jara ha puesto especial énfasis en el tema. Ella tiene una historia personal al respecto: su primer marido se suicidó poco después de haberse casado.

“Un fallecimiento por suicidio es un duelo casi eterno”, ha dicho.

En su programa de gobierno propone justamente fortalecer la estrategia de prevención del suicidio y la implementación de un nuevo modelo de atención de salud mental en urgencias.

Kast, por otro lado, tiene entre sus propuestas fortalecer el plan nacional de salud mental y dar apoyo principalmente a adultos mayores.

Una tendencia sostenida

La tasa de suicidio en Chile en 2024 llegó a alrededor de 10,5 muertes por 100.000 habitantes.

El número es un poco mayor al promedio mundial (≈9,0), pero se encuentra entre los más altos de América Latina, de acuerdo al último informe de la Organización Mundial de la Salud de 2019.

Chile está por debajo de Uruguay, país que tiene de las tasas más altas de la región (21,35), pero por sobre países como México, Colombia o Brasil.

A la vez, tiene una tasa similar a las estimaciones para Europa, pero menor a la de Estados Unidos, la que ronda entre los 14 y 16 suicidios por 100.000 habitantes, de acuerdo a cifras del Centers for Disease Control and Prevention (CDC).

Más allá de la comparativa global, hace años y ya de manera sostenida se ha observado que el suicidio representa una mayor cantidad de muertes que los homicidios en el país, siendo la primera la principal forma de muerte violenta entre el 2018 y el 2024, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud de Chile.

“Esto implica que, pese a la creciente preocupación pública por la violencia interpersonal y el crimen, la violencia autoinfligida continúa representando una carga mayor desde la perspectiva de salud pública. En promedio, Chile enfrenta aproximadamente el doble de muertes por suicidio que por homicidio”, se lee en el Informe violencia autoinfligida e interpersonal, elaborado por el gobierno del país sudamericano.

En 2024 se registraron 1.984 suicidios, mientras que en el mismo periodo se registraron 1.207 víctimas de homicidios, lo que equivale a una tasa de 6,0 muertes por 100.000 habitantes.

“Eminentemente masculino”

De acuerdo a un estudio de académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez, que indagó en la evolución histórica del fenómeno del suicidio en Chile (1920-2020), este ha ido aumentando significativamente en el porcentaje total de muertes en el país.

Si a inicios del siglo XX ocupaba una parte casi insignificante en el porcentaje total de decesos (0,2%), hoy se ubica en torno a un 2%.

El perfil de quienes más se suicidan hoy en Chile se concentra en la población masculina, algo que coincide con las tendencias mundiales.

Manuel Alberto Llorca, uno de los investigadores a cargo del estudio historiográfico del suicidio en Chile, explica a BBC Mundo por qué este es un fenómeno “eminentemente masculino”.

“En Chile el suicidio afecta principalmente a hombres. De cada cinco suicidios, aproximadamente cuatro los cometen ellos”, sostiene.

Llorca explica que esta brecha se da, por un lado, porque “los hombres tienden a ser más violentos, pero también tienen más acceso a armas letales, es decir, son más efectivos al momento de intentarlo, mientras que las mujeres lo son menos”.

“También los hombres consumen mucho más alcohol que la mujeres, lo que normalmente es un gatillante. El hombre recurre menos a atención psicológica y tiene menor tolerancia a la frustración, sobre todo, en países machistas donde se espera que sea el proveedor”, agrega.

Una mujer mira hacia afuera por la ventana.
Getty Images

Según el Ministerio de Salud de Chile, los hombres de 65 y más años se han mantenido como el grupo con mayor tasa de mortalidad desde 2004, con excepción de los últimos dos años, donde de acuerdo a números preliminares los hombres de los grupos de 40 a 64 años y de 20 a 39 se suicidaron más.

En contraste con aquello, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud de Chile, la prevalencia de trastornos depresivos, por ejemplo, es mayor en mujeres que en hombres. Lo mismo si se mira el riesgo de tener una lesión autoinfligingida con intención suicida, la que es el doble en la población femenina respecto de la masculina.

En Chile también se ha reportado una disminución del suicidio entre adolescentes, aunque sigue encontrándose entre las primeras causas de mortalidad para la población entre 15 y 29 años, según el Ministerio de Salud.

La subsecretaria de Salud Pública de Chile, Andrea Albagli, explica a BBC Mundo la importancia que ha tenido la creación del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, que desde 2013 ha permitido institucionalizar una política específica a nivel estatal.

Bajo ese marco el país se fijó como meta sanitaria disminuir la mortalidad por suicidio entre los jóvenes, algo que dio resultados positivos.

“Tenemos una disminución general de la mortalidad por suicidio y, por sobre todo, una disminución mayor en la población joven”, señala Albagli.

Mayor riesgo en la vejez

A la vez, el país ha registrado un aumento en el riesgo de fallecimiento por suicidio entre la población masculina adulta y adulta mayor, y en particular en mayores de 80 años.

“Si uno mira la tasa de mortalidad por suicidio según sexo y según edad, que es otra manera de medir el riesgo específico, ahí te surge interesantemente otro grupo poblacional prioritario -y esto no solo ocurre en Chile sino que a nivel mundial- y es que es mucho mayor en población adulta mayor entre hombres”, explica Albagli.

La subsecretaria y psicóloga de profesión recalca que “la cifra es muy elocuente: para el periodo 2018-2022, la tasa de mortalidad acumulada en mujeres sobre 80 años fue de 1,4 por 100.000 habitantes, en el caso de los hombres de ese mismo tramo de edad fue de 31,1”.

Un hombre mayor se toca el cuello, en un gesto de agotamiento y agobio.
Getty Images
Los hombres de 65 y más años se han mantenido como el grupo con mayor tasa de mortalidad desde 2004.

“Si evalúas por sexo y por edad, no hay riesgo más alto que el riesgo de muerte por suicidio en población adulta mayor masculina”, agrega.

De acuerdo a la autoridad, uno de los factores de riesgo significativos entre la población de hombres adultos mayores es una mayor tendencia al aislamiento, la soledad, la ausencia de red de apoyo y la precariedad económica.

Si se mira el fenómeno desde una perspectiva geográfica, en tanto, se puede ver que las regiones del sur del país como Aysén, La Araucanía y Los Ríos exhiben tasas consistentemente superiores al promedio nacional en las últimas dos décadas, de acuerdo a cifras de la Subsecretaría de Salud Pública.

El estigma y otros determinantes

“Las causas del suicidio son múltiples, ya que incluyen factores sociales, culturales, biológicos, psicológicos y ambientales presentes a lo largo de la vida”, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre este fenómeno.

Está bien documentado en la experiencia comparada que las tasas de suicidio son mayores en países menos desarrollados.

A nivel mundial, se cometen unos 720.000 suicidios por año, y más de tres cuartas partes ocurren en países de ingreso bajo o medio, de acuerdo a la Organización Panamericana de Salud (OPS).

En el caso de los países de ingresos medios y altos, como ese el caso de Chile, la OMS ha informado sobre una relación entre el suicidio y los trastornos mentales, “en particular, la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, si bien el principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio”.

El organismo destaca que, sin embargo, muchos casos ocurren de forma impulsiva en situaciones de crisis derivadas de problemas económicos, desempleo, desigualdad, dolor crónico, suicidio de una persona cercana, exposición a la violencia, falta de acceso a los servicios de salud mental y el estigma.

Sobre ese estigma es que la administración del presidente Gabriel Boric ha enfocado su estrategia de prevención.

De hecho, en octubre pasado se lanzó la primera campaña comunicacional nacional dedicada a la salud mental. Con el lema “Estigmatizar cierra puertas. Abramos la conversación a la salud mental”, el gobierno chileno busca justamente generar mayor conciencia sobre la prevención del suicidio en ese país.

El mandatario chileno ha jugado un rol activo en hablar del tema, haciendo público su Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) e incluso abordando abiertamente una internación voluntaria en un hospital psiquiátrico antes de llega a la presidencia.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, saluda a la prensa.
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El mandatario chileno ha abordado abiertamente su salud mental.

“Durante mucho tiempo el tema de la salud mental se ha vivido en silencio, con estigmas, de manera prejuiciosa, siendo que es parte esencial de la salud integral de toda la población. Si alguien está haciendo deporte y se fractura y se va a operar lo cuenta sin ningún problema…Pero si alguien estuvo internado en un hospital psiquiátrico, como yo, que estuve internado tres semanas en un hospital psiquiátrico voluntariamente, el solo hecho de decirlo como que provoca escozor”, dijo en septiembre pasado en la inauguración de un centro de salud primaria especializado en salud mental en la capital chilena.

Los desafíos pendientes

Pese a que en sectores del mundo académico y de la salud mental se ha valorado que el gobierno chileno tenga entre sus prioridades este tema, también advierten que hay muchos desafíos pendientes.

A la administración actual se le ha cuestionado por poner demasiado énfasis en el relato y no así en políticas públicas concretas.

“Aquí no ha habido ningún aumento significativo en inversión en términos de salud mental durante este gobierno. Y la atención psiquiátrica en el sector público sigue siendo bien miserable. Eso no ha cambiado en absolutamente en nada”, dice Llorca.

Esto último coincide con las conclusiones del último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, el que detectó que “en el sistema público de salud una mujer o un hombre adulto deben esperar 236 días -en promedio- para recibir atención psiquiátrica. Mientras que un niño, niña o adolescente tiene que esperar 292 días”.

“Se trata de situación que afecta la accesibilidad a ayuda, algo fundamental para garantizar el derecho a la salud mental”, agrega un reporte del organismo.

En su informe el INDH también advierte sobre el hecho de que “pese a los esfuerzos y compromisos del Estado de aumentar el presupuesto destinado a salud mental, existe poca claridad respecto de su progreso en relación con las necesidades existentes”.

En el 2025 el Estado de Chile destinó un 4,5% de su gasto público en salud a la salud mental, por debajo del 6% recomendado por la OMS, aunque por sobre lo que destinan en promedio los países a nivel mundial.

La académica de la Universidad de Chile y Directora del Centro Colaborador OPS/OMS para el Desarrollo, Capacitación e Investigación en Salud Mental, Olga Toro, ha advertido sobre los desafíos pendientes.

“Aun cuando se reconoce que hay más conciencia, persisten la barrera del estigma, el limitado reconocimiento de la participación de personas con experiencia vivida y los débiles mecanismos de coordinación intersectorial que disminuyen la efectividad de los esfuerzos públicos”, afirmó en octubre pasado.

Otro de los desafíos pendientes que reportan expertos es la falta de especialistas en el sistema de salud pública.

Un terapeuta ofrece una consulta psicológica a su paciente.
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Las causas del suicidio son múltiples, ya que incluyen factores sociales, culturales, biológicos, psicológicos y ambientales presentes a lo largo de la vida.

La subsecretaria Albagli asegura que la estrategia adoptada por el gobierno chileno ha tenido buenos resultados.

Para ella, poner el foco en el relato va en línea con la primera prioridad en materia de salud mental: terminar con el estigma social que lo rodea y que así las personas no teman a pedir ayuda.

De hecho, destaca que entre 2021 y 2025 la red pública de salud mental experimentó un aumento histórico en su actividad asistencial, con las prestaciones ambulatorias pasando de 3,2 millones en 2021 a 6,3 millones en 2024.

Asimismo, las hospitalizaciones psiquiátricas se incrementaron de 34.000 en 2021 a más de 50.000 en 2024.

Por otro lado, la autoridad recalca que el gobierno ha impulsado políticas específicas que han tenido resultados concretos. Entre otros, el establecimiento en 2023 de la Línea de prevención del suicidio *4141, la que opera 24 horas al día y ya suma más de 227.000 llamadas gestionadas y miles de personas conectadas con atención de salud.

Si tú o alguien de tu entorno piensa en el suicidio, busca ayuda. Puedes encontrar recursos de apoyo en este enlace.

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