
Este 2024 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cumplirá dos aniversarios simultáneamente. El más conocido, la declaración de guerra que propuso vencer al gobierno mexicano, derrotar las Fuerzas Armadas y avanzar hasta la capital de la República, el 1 de enero de 1994. Y el menos visible –aunque marca su continuidad–, el inicio de las negociaciones de paz en febrero de ese año, cuando la guerrilla bajó las armas, pero no renunció a la política.
Para el antropólogo Gilberto López y Rivas, exasesor del EZLN durante los diálogos por la paz e integrante del colectivo “Es la Hora de los Pueblos”, así como para el abogado Juan Carlos Flores, integrante del Consejo Nacional Indígena (CNI) y miembro del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua–Morelos, Puebla, Tlaxcala (FPDTA-MPT), a 30 años del levantamiento armado el movimiento zapatista sigue vigente; dicen, “paz” y “vida” son dos palabras con las que es posible entender la actualidad del movimiento.
Desde finales de octubre y hasta diciembre de 2023, el EZLN lanzó una serie de comunicados donde anunció una reestructura interna y una nueva etapa en su lucha. “Nuestro silencio de estos años no fue, ni es, señal de respeto ni aval de nada [al gobierno], sino de que nos esforzamos por ver más lejos y buscar lo que buscan todos, todas: una salida de la pesadilla”, sentenciaron en una misiva enviada en noviembre pasado.

En la primera entrega, los rebeldes formalizaron la degradación de su líder militar, Marcos, quien pasó de subcomandante a capitán –cargo con el que ingresó a la guerrilla a mediados de la década de 1980–, así como un nuevo horizonte de victoria: 120 años. “Nosotros tenemos que luchar para que esa niña, que va a nacer en 120 años, sea libre y sea lo que le dé la gana ser. Entonces no estamos luchando para que esa niña sea zapatista o partidista o lo que sea, sino que ella pueda elegir, cuando tenga juicio, cuál es su camino”, escribió el ahora capitán insurgente Marcos.
En la siguiente entrega, anunciaron la disolución de las Juntas de Buen Gobierno (JBG) y Municipios Autónomos Zapatistas (Marez), que serían sustituidos por una estructura basada en unidades nombradas Gobierno Autónomo Local (GAL) y la reorganización de su estructura para aumentar la defensa y seguridad de su territorio “en caso de agresiones, ataques, epidemias, invasión de empresas depredadoras de la naturaleza, ocupaciones militares parciales o totales, catástrofes naturales y guerras nucleares”.
Por último, el EZLN ordenó establecer sus “extensiones de la tierra recuperada como del común”, es decir, terrenos en territorio rebelde ni “privados, ni ejidales, ni comunal, ni federales, ni estatales, ni empresariales, ni nada”, con invitación pública a trabajarlas.
En dicho comunicados, los zapatistas calificaron estos años como una “pesadilla” y enumeraron una serie de causales, tras solidarizarse con los afectados del huracán Otis, en Acapulco: crisis ecológica, crimen, migración, violencia, crisis política, social y cultural. Y anticiparon que la “lucha por la vida” debía pasar por una reorganización de las estructuras políticas del zapatismo. Con el objeto, añadieron, de que los pueblos indígenas sobrevivan a las nuevas circunstancias nacionales e internacionales.
Al respecto, López y Rivas afirma: “El EZLN ha creado un nuevo marco para comprender lo que llamamos la cuestión étnico-nacional, ha capturado la imaginación de diversas personas que nos formamos en la izquierda. También ha revelado el racismo y desigualdad que impera en México”.
“El EZ nos ha ayudado a comprender el país con otros ojos y mantener una postura crítica sobre diversos pasajes de la política nacional e internacional. Si bien mantiene su poder militar, aún más, la capacidad para visualizar los acontecimientos que marcarán el futuro”.
Añade Flores: “Los recientes comunicados del EZLN nos muestran una nueva fase de la compartición de la autonomía. Los pueblos zapatistas nos muestran, con su propuesta de la ‘no propiedad’, una nueva fase de lucha: la liberación de los pueblos solo puede existir en la práctica”.

“Proponen, ‘compartir la tierra’ con la sociedad civil, conocer diferentes luchas a nivel local, mundial y nacional, así como vincularse a ellas y proponer nuevos esquemas para ejercer la autonomía”.
Ambos coinciden que los nuevos comunicados del EZLN, a 30 años de su aparición pública, suceden a una rebelión indígena que renunció a disparar sus armas. La “paz”. Mantienen su postura crítica contra la clase política y la organización económica reinante, el “capitalismo”. La guerra. Ambos reafirman que los pueblos indígenas marcan la “vanguardia” –palabra que López y Rivas y Flores pronuncian con pena– hacia otros movimientos sociales a nivel nacional e internacional. La “vida”.
El 1 de enero de 1994 –fecha de entrada del Tratado de Libre Comercio–, el país amaneció con una insurrección armada protagonizada por miles de indígenas mayas que tomaron cinco cabeceras municipales en el estado de Chiapas. A decir del antropólogo López y Rivas, la aparición pública del EZLN marcó el inicio de una rebelión armada “sui generis”, donde se puso de relieve “la cuestión étnico-nacional” y una “ruptura” con las guerrillas clásicas.
La “Primera Declaración de la Selva Lacandona”, documento que marcó el inicio de la lucha zapatista, ordenó a sus tropas cumplir las funciones de una guerrilla clásica: “Avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano”, “respetar la vida de los prisioneros y entregar a los heridos a la Cruz Roja”, “iniciar juicios sumarios contra los soldados del ejército federal mexicano y la policía política” y “formar nuevas filas con todos aquellos mexicanos que manifiesten sumarse a nuestra justa lucha”.
No obstante, dicho documento también propuso un giro, que remarcó “la cuestión étnico-nacional” antecedida por Rivas: “Somos producto de 500 años de luchas”, señala la “Declaración”. “Somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años”.
Tras 12 días de combates donde el gobierno reconoció la baja de 15 miembros del Ejército y 71 insurgentes, los rebeldes emitieron una serie de comunicados en los que aceptaron dialogar con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, sin desmovilizar su capacidad militar. En dichos documentos no solo ordenó el repliegue de sus tropas, también marcó una nueva ruta a la guerra.
“Olvidan ellos que una guerra no es una cuestión de armas o de un gran número de hombres armados, sino de política”, refirió Marcos, jefe militar del EZLN, luego de conocer las movilizaciones civiles que pedían el fin de los combates en ambos lados, gobierno y guerrilla.
“La paz que ahora piden algunos siempre fue guerra para nosotros, parece que les molesta a los grandes señores de la tierra, el comercio, la industria y el dinero que los indios vayan ahora a morir a las ciudades y manchen sus calles”.
En sus memorias “México, un paso difícil a la modernidad”, el expresidente Salinas reconoció que el levantamiento provocó que su estado de ánimo transitara “de la sorpresa a la preocupación, y ahí a la duda”.
Abundó: “Hacia el final de la primera semana de enero me resultaba evidente que estábamos ante un momento decisivo. El ejército mexicano tenía el control militar de la zona y la guerrilla había fracasado militarmente, estaba en retirada. Por otra parte, los partidos políticos y el Congreso apoyaban una propuesta de diálogo ante el conflicto”.
Tras los diálogos de paz donde participó el obispo de Chiapas Samuel Ruiz, así como un representante del gobierno federal, Manuel Camacho Solís, quien además aspiraba a suceder a Salinas en lugar de Luis Donaldo Colosio, el EZLN lanzó la “Segunda declaración de la Selva Lacandona”. En dicho documento, la Comandancia General del EZLN ordenó a sus tropas una “prórroga unilateral del cese al fuego”.
Sin embargo, también convocaron a realizar una “Convención Nacional Democrática de la que emane un Gobierno Provisional o de Transición, sea mediante la renuncia del Ejecutivo federal o mediante la vía electoral”.
Dicha tarea la construirían los zapatistas junto a la “sociedad civil” – incluidos partidos de oposición, como el Partido de la Revolución Democrática (PRD)– con el objeto de redactar una nueva “Carta Magna en cuyo marco se convoque a nuevas elecciones”.

Desde la firma de los acuerdos de paz hasta el año 2001, a decir de Juan Carlos Flores, los zapatistas plantearon a la “sociedad civil como el gran protagonista para respaldar su lucha”. “No obstante, esa influencia se fue diluyendo cuando entendieron que la simpatía ganada se basaba en el racismo y el engaño de los partidos políticos, incluido el PRD, así como las bases de lo que actualmente constituye Morena”, afirma.
El 16 de febrero de 1996, la administración de Ernesto Zedillo, continuó con las negociaciones entre el gobierno y el EZLN que concluyeron en una propuesta de reforma constitucional donde el Estado se comprometía a reconocer la autonomía de los pueblos indígenas. “Los compromisos firmados por el gobierno de Zedillo, no sólo reconocía las formas de gobierno que determinaran los pueblos; también protegía los derechos de dichos gobierno y comunidades sobre las tierras donde se asentaran”, añade Flores, abogado del CNI.
Durante los siguientes años, los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), además del gobierno federal, acusaron al EZLN y a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) –instancia creada por el Congreso de la Unión– de querer crear un “Estado dentro del Estado. Acusación con la que la “clase política” rechazó la propuesta de “autonomía” que ellos mismos habían reconocido en los diálogos.
Un informe del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, fechado en 1999, refiere que en el estado de Chiapas se concentró más del 20% de los efectivos militares con los que contaba el Estado mexicano. Por una parte, el gobierno de Zedillo negociaba la paz y por la otra preparaba la guerra.
La aparente solución al “conflicto” en Chiapas, surgió en el año 2000, cuando el entonces candidato del PAN, Vicente Fox, se comprometió a negociar con los zapatistas a solucionar la guerra en 15 minutos y mandar al Congreso de la Unión la iniciativa de Ley en Materia de Derechos y Cultura Indígenas. En efecto, tras la victoria del guanajuatense, envió una iniciativa de ley, pero sus alcances no fueron bien vistos por el movimiento armado.
“Dicha reforma traiciona los Acuerdos de San Andrés (firmados el 16 de febrero de 1996) en lo general y, en lo particular, la llamada ‘iniciativa de ley de la Cocopa’ en los puntos sustanciales: autonomía y libre determinación, los pueblos indios como sujetos de derecho público, tierras y territorios, uso y disfrute de los recursos naturales, elección de autoridades municipales y derecho de asociación regional, entre otros”, reprochó el EZLN a través de una misiva publicada el 29 de abril de 2001.
Le llamaron una “traición” y “burla” contra los pueblos indígenas. Si bien el movimiento indígena no dejó las armas, comenzó a hacer a un lado el llamado a la “sociedad civil” y particularmente con el PRD, partido con el que había mantenido una “unidad táctica”, refiere López y Rivas. Cinco años después, los rebeldes lanzaron la “Sexta Declaración de la Selva Lacandona”, así como una serie de comunicados donde rechazaron a los partidos que votaron los Acuerdos de San Andrés.
La condena alcanzó al grupo político del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya primera candidatura política promovida por el PRD, parecía asegurarle la victoria contra el panista Felipe Calderón Hinojosa.
“Nos va a partir la madre”, antecedió el Subcomandante Marcos, en una misiva donde comparó a López Obrador con el expresidente Salinas. La equivalencia cayó mal en los sectores progresistas ligados a la izquierda partidista, antes simpatizantes del EZLN.
Poco tiempo después, el EZLN lanzó la “Otra Campaña”, encabezada por el subcomandante Marcos. Propuesta con la cual recorrió 32 estados de la República. En dicho recorrido, donde anticiparon luchar no sólo por los “indígenas de Chiapas” o “por los pueblos indios de México”, sino tambièn por “todos los que son gente humilde y simple como nosotros y que tienen gran necesidad y que sufren la explotación y los robos de los ricos y sus malos gobiernos”.
Pero el 3 y 4 de mayo de 2006, una brutal represión en el poblado de San Salvador Atenco, frenó la nueva iniciativa zapatista y obligó al movimiento armado a replantearse sus objetivos.

El 1 de enero de 2019, el EZLN lanzó un duro comunicado –leído por el subcomandante Moises, nuevo jefe militar del grupo armado– contra la incipiente administración de López Obrador.
Moisés calificó como un “enfrentamiento” y una “porquería” la propuesta de construcción de uno de los proyectos emblema del sexenio: el Tren Maya, cuya primera parte fue inaugurada a mediados de diciembre de 2023.
“No lo aceptamos. Que le ponga su nombre, no tiene nada que ver, si quiere así como no nos preguntó, que le ponga su nombre de su mamá”, reprochó. “Tampoco me van a cucar. O cómo se dice ahora, eso sí calienta”, respondió irónico.

Menos de mes y medio después, el activista Samir Flores Soberanes fue asesinado en el poblado de Amilcingo, en Temoac, Morelos. Flores Soberanes, líder de los opositores a la termoeléctrica de la Huexca, en el municipio de Cuautla, Morelos, a quienes previamente el presidente López Obrador llamó “radicales conservadores” por oponerse al proyecto promovido por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
No sería ni la primera ni única vez en que el mandatario se ha enfrentado con opositores a los megaproyectos promovidos por su administración.
Juan Carlos Flores, quien forma parte de la organización de Flores Soberanes, sostiene que “paz” y “vida” son dos palabras que definen la lucha zapatista y la de muchos pueblos indígenas del país agrupados en el CNI, cuya vigencia se extiende también al presente.
“López Obrador sembró la esperanza en millones de mexicanos que creían que los ‘proyectos de muerte’ no continuarían con su administración. Se equivocaron… nos equivocamos –reconoce–, porque únicamente ha mantenido al pueblo mediatizado sin que exista una verdadera liberación nacional. Hoy creo que la verdadera liberación de los mexicanos será obra de nuestras propias manos, ahí está la vigencia de la lucha zapatista”.
Por su parte, Gilberto López y Rivas, afirma que el EZLN ha podido convocar a muchas luchas dispersas, aunque por el momento no se han podido unir a la que encabezan los pueblos zapatistas. Y enumera: feministas, ecologistas, desempleados, pueblos indígenas, opositores a megaproyectos, comunistas, entre otros.
Para el antropólogo, el gobierno y Estado mexicano “han podido colocar en la población la noción de que esa lucha ya terminó y que no existe nada más que sus propias mentiras”.
“Existe una estrategia sistemática para invisibilizar el pensamiento crítico. Y hoy, los pueblos zapatistas y el EZLN conforman la conciencia crítica de la nación”, sentencia.

Entre los primeros documentos publicados por el Departamento de Justicia de EU Aparecen figuras como el expresidente estadounidense Bill Clinton, Andrew Mountbatten-Windsor y músicos como Mick Jagger y Michael Jackson.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó una primera tanda de documentos relacionados con Jeffrey Epstein.
La publicación de los documentos, que incluyen fotos, videos y documentos de investigación, era muy esperada después de que el Congreso aprobara una ley que obligaba a publicar los archivos en su totalidad antes del viernes.
Sin embargo, los demócratas y algunos republicanos acusaron al Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) de violar sus obligaciones legales después de que este anunciara que no podría publicar todos los documentos antes de la fecha límite. Muchos detalles de los miles de archivos también han sido en gran medida censurados.
En el primer lote de archivos aparecen varios rostros famosos, entre ellos el expresidente estadounidense Bill Clinton, Andrew Mountbatten-Windsor y los músicos Mick Jagger y Michael Jackson.
Aparecer en las fotografías o ser citado en los documentos no implica haber cometido actos ilícitos y algunas de las figuras públicas que aparecen en los nuevos archivos difundidos negaron en el pasado haber cometido ningún delito ni tener conocimiento de los de Epstein.
Varias de las imágenes publicadas incluyen al expresidente estadounidense Bill Clinton.
Una foto lo muestra nadando en una piscina y otra lo muestra recostado boca arriba con las manos detrás de la cabeza en lo que parece ser un jacuzzi.
Clinton fue fotografiado con Epstein varias veces durante la década de 1990 y principios de la de 2000, antes de que el financiero caído en desgracia fuera arrestado por primera vez. Él nunca ha sido acusado de ningún delito por las víctimas de los abusos de Epstein y él ha negado tener conocimiento de sus delitos sexuales.
Un portavoz de Clinton comentó sobre las nuevas fotos diciendo que tenían décadas de antigüedad.
“Pueden publicar todas las fotos borrosas de hace más de 20 años que quieran, pero esto no tiene nada que ver con Bill Clinton. Nunca lo ha tenido y nunca lo tendrá”, escribió Ángel Ureña en las redes sociales.
“Hay dos tipos de personas aquí. El primer grupo no sabía nada y rompió con Epstein antes de que sus delitos salieran a la luz. El segundo grupo continuó su relación con él después”.
“Nosotros estamos en el primero. Por mucho que lo intenten, las personas del segundo grupo no cambiarán eso”.
“Todo el mundo, especialmente MAGA, espera respuestas, no chivos expiatorios”.
El presidente de EE.UU. también aparece mencionado en la serie de documentos publicados por el Departamento de Justicia.
Los documentos judiciales detallan que Epstein supuestamente presentó a una niña de 14 años a Trump en su complejo Mar-a-Lago, en Florida.
Durante el supuesto encuentro en la década de 1990, Epstein le dio un codazo a Trump y “le preguntó en tono jocoso”, en referencia a la niña: “Esta es buena, ¿verdad?”, según el documento.
Trump sonrió y asintió con la cabeza, según la demanda presentada contra el patrimonio de Epstein y Ghislaine Maxwell en 2020.
El documento dice que “ambos se rieron” y que la niña se sintió incómoda, pero “en ese momento era demasiado joven para entender por qué”.
La víctima alega que Epstein la preparó y abusó de ella durante muchos años. En la demanda judicial, no formula ninguna acusación contra Trump.
La BBC se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para solicitar sus comentarios.
El supuesto episodio es una de las pocas menciones al presidente en los miles de archivos publicados el viernes.
El presidente aparece en varias fotos, pero su presencia es mínima en el mejor de los casos.
Trump War Room, la cuenta oficial de X para la operación política del presidente, publicó en cambio fotografías de Clinton tras la publicación.
La secretaria de prensa de Trump también volvió a publicar imágenes de Clinton, diciendo “¡Oh, Dios mío!”.
Sin embargo, aún quedan páginas por publicar.
El fiscal general adjunto Todd Blanche dijo que “varios cientos de miles” de páginas de documentos aún están siendo revisadas y aún no se han hecho públicas.
El presidente de EE.UU. declaró anteriormente que fue amigo de Epstein durante años, pero que se distanciaron alrededor de 2004, años antes de que Epstein fuera arrestado por primera vez.
Trump ha negado sistemáticamente cualquier irregularidad en relación con Epstein.
Una foto de los archivos publicados parece mostrar a Andrew Mountbatten-Windsor recostado sobre cinco personas, cuyos rostros han sido ocultados.
En la imagen se ve a Ghislaine Maxwell, cómplice condenada de Epstein, de pie detrás de ellos.
Andrew ha sido objeto de años de escrutinio por su antigua amistad con Epstein, que no aparece en la foto.
Él ha negado repetidamente cualquier irregularidad en relación con Epstein y ha afirmado que no “vio, presenció ni sospechó ningún comportamiento del tipo que posteriormente condujo a su detención y condena”.
Los documentos recién publicados incluyen la mayor variedad de celebridades que hemos visto en un archivo de Epstein hasta la fecha.
El exfinanciero era conocido por sus conexiones en el mundo del espectáculo, la política y los negocios.
Algunas imágenes publicadas por el Departamento de Justicia lo muestran con estrellas como Michael Jackson, Mick Jagger y Diana Ross.
No está claro dónde ni cuándo se tomaron las fotos, ni en qué contexto. Tampoco está claro si Epstein tenía relación con todas estas figuras o si asistió a estos eventos. Fotos previamente publicadas del patrimonio de Epstein incluyen fotos que él no tomó, de eventos a los que no asistió.
En una de las fotos recién publicadas, Epstein aparece con Michael Jackson. El ídolo del pop viste traje y Epstein aparece con una sudadera con capucha y cremallera.
Otra imagen de Jackson lo muestra con el expresidente estadounidense Bill Clinton y Diana Ross. Posan juntos en un espacio reducido y se han omitido varios rostros.
Otra foto entre los miles de archivos muestra a la leyenda de los Rolling Stones, Jagger, posando con Clinton y una mujer cuyo rostro está omitido. Todos llevan atuendo de cóctel.
Varias fotos incluyen al actor Chris Tucker. Una lo muestra posando sentado junto a Clinton en una mesa de comedor. Otra lo muestra en la pista de un avión con Ghislaine Maxwell, la convicta cómplice de Epstein.
La BBC se ha puesto en contacto con Jagger, Tucker y Ross para solicitarles comentarios. Clinton ha negado previamente tener conocimiento de los delitos sexuales de Epstein y un portavoz afirmó el viernes que se trataba de fotos de hace décadas.
Otra foto incluida en el documento publicado ayer muestra a Ghislaine Maxwell posando frente al número 10 de Downing Street (la residencia oficial y oficina de trabajo del primer ministro de Reino Unido).
Está sola y no se proporciona contexto en la foto sobre su presencia ni cuándo se tomó.
Desconocemos quién era el primer ministro en el momento de la foto ni en qué función se encontraba Maxwell visitando Downing Street.
Una de las primeras personas en denunciar a Epstein aparece en los archivos.
Maria Farmer, una artista que trabajó para Epstein, declaró al FBI en un informe de 1996 que este le había robado fotos personales que ella tomó de sus hermanas de 12 y 16 años.
En una denuncia, declaró que creía que él había vendido las fotos a posibles compradores y que la amenazó con incendiar su casa si se lo contaba a alguien.
Su nombre está omitido en los archivos, pero Farmer confirmó que el relato era suyo.
En el informe, señala que Epstein supuestamente le había pedido que tomara fotos de niñas en piscinas para él.
“Epstein ahora amenaza [censurado] con que si le cuenta a alguien sobre las fotos, le incendiará la casa”, afirma el informe.
Farmer afirmó sentirse reivindicada después de casi 30 años.
“Me siento redimida”, afirmó.
Entre los documentos publicados el viernes se encuentran muchos censurados, incluyendo declaraciones policiales, informes de investigación y fotos.
Más de 550 páginas de los archivos publicados el viernes fueron completamente censuradas, según CBS, socio estadounidense de la BBC. Estas incluyen un documento relacionado con una investigación del gran jurado, en el que 100 páginas fueron cubiertas en negro.
Como lo estipula la ley, los funcionarios podían censurar materiales para proteger la identidad de las víctimas o cualquier información relacionada con una investigación criminal activa, pero estaban obligados por ley a explicar la razón, lo cual aún no se ha hecho.
Las miles de páginas publicadas el viernes son solo una pequeña parte de lo que está por venir, según el Departamento de Justicia.
El Fiscal General Adjunto Todd Blanche afirmó que el departamento publicaría “varios cientos de miles de páginas” el viernes y que esperaba que se publicaran “varios cientos de miles más” en las próximas semanas.
Blanche declaró a Fox & Friends que el departamento estaba examinando exhaustivamente cada página del material para garantizar que “cada víctima —su nombre, su identidad, su historia, en la medida en que deba protegerse— esté completamente protegida”. Argumentó que este es un proceso que lleva tiempo.
Se desconoce cuándo se publicará más material, y legisladores de ambos partidos han expresado su frustración.
Los demócratas, incluido el congresista Ro Khanna, han amenazado con tomar medidas contra miembros del Departamento de Justicia, incluyendo un juicio político o un posible procesamiento por la demora.
Khanna, junto con el congresista republicano Thomas Massie, lideró la campaña para forzar una votación sobre la Ley de Transparencia de los Archivos Epstein, desafiando al presidente estadounidense Donald Trump, quien inicialmente instó a su partido a votar en contra de la medida.
“La filtración de cientos de miles de páginas de documentos por parte del Departamento de Justicia incumplió la ley”, declaró en redes sociales, añadiendo en un video que todas las opciones estaban sobre la mesa y que él y Massie las estaban considerando.
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