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Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, se declara inocente de cargos por narcotráfico
Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, se declara inocente de cargos por narcotráfico
Extradición de Osiel Cárdenas Guillén a EU en 2007. Foto: Cuartoscuro
4 minutos de lectura

Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, se declara inocente de cargos por narcotráfico

Será el próximo domingo 22 de diciembre cuando el juez resuelva si dicta o no auto de formal prisión en contra de Osiel Cárdenas Guillén.
18 de diciembre, 2024
Por: Redacción Animal Político

Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y fundador de Los Zetas, se declaró inocente de los cargos relacionados con narcotráfico que le fueron imputados por la Fiscalía General de la República (FGR) en la primera causa que se reanudó en su contra tras su deportación a México. 

Cárdenas Guillén, también apodado “Mata Amigos”, rindió su declaración ante Daniel Marcelino Niño Jiménez, juez Cuarto de Distrito en Materia Penal en el Estado de México, en una primera audiencia celebrada en el Penal del Altiplano, donde se encuentra recluido. 

De acuerdo a las primeras informaciones, el capo se limitó a declararse inocente y no contestó más preguntas para no autoincriminarse.

Será el próximo domingo 22 de diciembre cuando el juez resuelva si dicta o no  auto de formal prisión en contra del presunto criminal. 

Al día de hoy restan siete procesos penales y tres órdenes de aprehensión por cumplimentar en su contra. 

Los primeros son por la presunta comisión de diversos delitos, entre los que se encuentra delincuencia organizada,  delitos contra la salud, operaciones con recursos de procedencia ilícita, acopio, portación y posesión de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y cohecho.

Mientras que las órdenes de aprehensión son por su probable responsabilidad en los delitos de homicidio calificado, delincuencia organizada y contra la salud.

La Fiscalía General de la República (FGR) estima que el capo alcance una pena aproximada de hasta 730 años de prisión por estos delitos. 

Deportación a México 

La mañana del lunes 16 de diciembre, autoridades estadounidenses deportaron a México a Osiel Cárdenas Guillén como resultado de una operación conjunta entre ambos países.

El exlíder del Cártel del Golfo fue posteriormente fue recluido en el penal de máxima seguridad del Altiplano, localizado a unos 80 kilómetros de Ciudad de México.

La operación se llevó a cabo en cumplimiento de una orden de aprehensión en su contra por los delitos de delincuencia organizada en la hipótesis de delitos contra la salud, según indica un comunicado oficial. 

“Al devolver a este individuo peligroso a México, donde enfrenta cargos graves, hemos dado un paso significativo para proteger nuestras comunidades y mantener el estado de derecho”, afirmó Samuel Olson, un directivo de la Oficina de Detención y Deportación de Chicago (ERO).

Te puede interesar: FGR buscará ejercer acción penal en contra del juez que liberó a “El Contador”, sobrino de Osiel Cárdenas Guillén.

Osiel Cárdenas Guillén, fue deportado de EU a México el lunes 16 de diciembre. Foto: Cuartoscuro
Osiel Cárdenas Guillén, fue deportado de EU a México el lunes 16 de diciembre. Foto: Cuartoscuro

Salida de la cárcel 

Cárdenas Guillén fue puesto en libertad en agosto de este año, 21 años después de ser detenido y 17 años después de haber sido extraditado a Estados Unidos, donde se declaró culpable de tráfico de droga, lavado de dinero y extorsión a agentes federales estadounidenses. Pero inmediatamente después pasó bajo custodia del ICE.

Fue en ese mes cuando el capo dejó el Centro Penitenciario Terre Haute, en Indiana, donde purgaba la pena, para ser trasladado al Centro de Detención de Otay Mesa.

El Cártel del Golfo llegó a ser uno de los grupos criminales más temibles de México. Sin embargo, en los últimos años perdió influencia y se ha dividido en múltiples facciones.

Operativo en Tamaulipas, centro de operaciones del Cártel del Golfo. Foto: Cuartoscuro
Operativo en Tamaulipas, centro de operaciones del Cártel del Golfo. Foto: Cuartoscuro

Como líder, Cárdenas Guillén supervisó un imperio de narcotráfico responsable de la exportación de miles de kilos de cocaína y marihuana a Estados Unidos desde México, según fuentes judiciales.

Fue detenido en 2003 en Tamaulipas y extraditado en 2007 a Estados Unidos, donde fue condenado en 2010 a 25 años de cárcel y al pago de 50 millones de dólares.

El capo utilizó la violencia y la intimidación como medio para promover sus objetivos.

En 1999, amenazó con matar a un agente de una oficina del sheriff que trabajaba encubierto con el ICE después de que se negara a entregar un cargamento de aproximadamente 988 kilos de marihuana.

Ese mismo año, dos agentes -uno de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) y otro de la policía federal estadounidense (FBI)- fueron rodeados por Cárdenas Guillén y su banda y amenazados con pistolas mientras circulaban en un vehículo oficial por Matamoros, Tamaulipas, en cumplimiento de sus funciones.

El narcotraficante reclutó a antiguos militares de las fuerzas especiales mexicanas para que formaran su guardia personal, pero esta fuerza de protección acabó operando por su cuenta con el nombre de Los Zetas, una de las bandas más sanguinarias de México hasta su desmantelamiento.

Tras la captura de Cárdenas Guillén, en 2003, Los Zetas libraron una lucha a muerte con el Cartel del Golfo por controlar su territorio y actividades.

Los Zetas, cuyos integrantes solían vestir de negro y utilizaban rangos de tipo militar para diferenciarse, como “comandantes”, “veteranos”, “halcones” o “cobras”, abarcaron otras actividades además del narcotráfico, como el comercio de combustible robado en México hacia Estados Unidos y el secuestro de migrantes.

Con información de ABC Noticias y AFP. 

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Imagen BBC
“Son escenas apocalípticas que nunca imaginé que viviría”: el relato de la corresponsal de BBC sobre los incendios en Los Ángeles
6 minutos de lectura

La corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles narra cómo se están viviendo los históricos incendios que afectan a la ciudad californiana.

09 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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“Sube a la terraza. Dicen que el fuego es ya visible desde Santa Mónica”.

Al mediodía del martes, recibí la llamada de mi marido con incredulidad.

A pesar de que las condiciones climatológicas auguraban ya desde el domingo una receta para el desastre —los “vientos endemoniados” de Santa Ana con rachas de hasta 160km/h y una sequedad extrema por meses sin lluvias—, parecía una alerta más en una ciudad acostumbrada a ellas.

Poco podía imaginar que estaba a punto de presenciar la primera de una serie de escenas apocalípticas; una de las muchas que desde entonces siguen dejando los que ya son los peores incendios de la historia de Los Ángeles.

Subida al techo de mi bloque de apartamentos, avisté en las montañas de Santa Mónica una tímida llama.

A los cinco minutos, era ya una mancha naranja que se expandía a toda velocidad desde las colinas boscosas hacia Pacific Palisades, un área residencial de clase alta densamente poblada y salpicada de mansiones de famosos.

Mujer observa desde un banco del muelle de Santa Mónica el incendio en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025. (Marcus Ubungen / Los Angeles Times via Getty Images)
Getty Images
Sentada en un banco del muelle de Santa Mónica, una mujer observa la columna de hubo dejada por el incendio en Pacific Palisades.

Una espesa y negra columna de humo se inclinaba hacia el Pacífico, borrando de la vista viviendas, palmeras, arena, el icónico muelle de Santa Mónica y su parque de atracciones que, con 10 millones de visitantes anuales, es uno de los grandes focos del turismo de Los Ángeles.

En menos de 24 horas los incendios serían ya cuatro, unos monstruos llamados Palisades, Woodley, Eaton y Hurst que acorralaban la ciudad por distintos frentes, avanzando sin precedentes en zonas urbanas y dejando a su paso escenas dignas del peor infierno imaginado por Hollywood.

Y para la tarde del miércoles otro, bautizado Sunset, empezaría a arder en las colinas de Hollywood, cerca de donde se ubica el famoso cartel.

Un hombre huye del incendio en Pacific Palisades en bicicleta y pasa frente a un edificio en llamas en Sunset Boulevard en medio de fuertes ráfagas de viento. Los Ángeles, California, Estados Unidos, 8 de enero de 2025. (Foto: Apu Gomes/Getty Images)
Getty Images
La gente desalojó sus casas como pudo y con lo puesto.

Caos y miedo

“Es un momento trágico en nuestra historia, algo nunca antes visto”, le dijo a los periodistas el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Jim McDonnell, el martes por la noche.

Mientras, los medios locales repetían las imágenes caóticas de las primeras horas de evacuación en Pacific Palisades: un cuello de botella de cinco kilómetros en la principal vía de entrada y salida a la zona, por vecinos que huían despavoridos y bomberos que trataban de acceder.

Maquinaria pesada empujando, amontonando y dejando para el desguace los vehículos que otros residentes habían dejado atrás, obstaculizando el paso a los camiones cisterna.

Gente huyendo a pie, cargando niños y mascotas, y arrastrando maletas, con álbumes de fotos bajo el brazo.

También estaba la resistencia, aquellos que, a pesar de la orden de las autoridades, se negaban a abandonar sus hogares y los defendían —ilusos e imprudentes— de Goliat con sus mangueras desde el jardín.

“Por favor, prioricen su seguridad y el bienestar de quienes les rodean”, tuvo que repetir en una rueda de prensa el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, un mensaje en el que ya habían insistido otros funcionarios, incluido el gobernador Gavin Newsom.

Doreen Winkler en lo que era la entrada al apartamento al que se mudó en octubre de 2024, hoy abrasado por el fuego en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Foto: Jeff Gritchen/MediaNews Group/Orange County Register via Getty Images)
Getty Images
Doreen Winkler en lo que era la entrada al apartamento al que se mudó en octubre de 2024, hoy destruido por el fuego en Pacific Palisades.
Gráfico sobre los incendios de Los Ángeles.
BBC

Empezaron a reportar muertos, heridos por quemaduras, más de 1.000 edificaciones destruidas. Los evacuados se contaban ya por decenas de miles.

Algunos, como los residentes de un centro para la tercera edad de Altadena, fueron sacados en sus sillas de ruedas, muchos de ellos confundidos y asustados, para ser reubicados en un lugar seguro.

Destrucción

Mis redes sociales y mi WhatsApp se llenaron de videos con el fuego avanzando por la Autopista de la Costa Pacífica (PCH), la carretera estatal que bordea California a lo largo de cientos de kilómetros.

Por ella regresé el sábado de surfear la icónica ola de Malibú, una de las mejores del mundo cuando las condiciones acompañan.

Observando desde el auto las mansiones suspendidas sobre el océano, volvimos a uno de nuestros comentarios más recurrentes: “Con el cambio climático, en 50 años esas casas no estarán ahí”.

Muchas ya no están. Pero no fue el mar el que se las llevó por delante. Vivienda tras vivienda quedaron reducidas a cenizas, el esqueleto a la vista.

Es esqueleto de una casa de playa en la Autopista de la Costa Pacífica (PCH) en Malibú y su escalera en espiral tras ser destruida por el incendio de Pacific Palisades, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Foto: Zoë Meyers / AFP) (Photo by ZOE MEYERS/AFP via Getty Images)
Getty Images
De algunas mansiones de playa de Malibú ya solo queda el esqueleto.

La misma suerte corrió el Reel Inn, restaurante especializado en pescado a pie de carretera y que ocupa un lugar en el corazón de muchos angelinos.

“Tuve varias citas preciosas en el Reel Inn tras un día de playa. Terrible que ya no exista”, escribió en Instagram una antigua compañera.

Y las llamas llegaron a amenazar la Villa Getty, situada también sobre la PCH, réplica de una casa de campo sepultada en el año 79 d.C. por una erupción del Vesubio que el multimillonario petrolero y mecenas J. Paul Getty mandó a construir en los setenta.

Museo y centro de arte, es también conocido por acoger veladas de Hollywood y reuniones políticas de alto nivel.

La Villa Getty, museo de arte, amenazado por las llamas iniciadas en Pacific Palisades, en Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Fotos: DAVID SWANSON/AFP vía Getty Images)
Getty Images
La Villa Getty, museo de arte, amenazado por las llamas.

En contraste a ese glamour, pensé en las autocaravanas aparcadas a la orilla de la carretera que sirven de vivienda a aquellos que no tienen techo y que he visto multiplicarse desde que llegué a Los Ángeles en marzo de 2022.

“Hablé con Jose (el tipo que vive en una RV con su familia) y están bien, lejos de la zona (de Palisades)”, escribió en un story de Instagram un fotógrafo e instructor de surf que recorre cada mañana las playas desde Malibú a Sunset.

“Randy decidió quedarse, pero uno de los centros de comando (de los bomberos) está en el cruce de PCH con Sunset (Boulevard) y espero que lo hagan evacuar”, añadió.

Sin embargo, con varios frentes abiertos, los servicios de emergencia no dan abasto. “Lo estamos haciendo lo mejor posible pero no tenemos suficiente personal”, le reconoció a Los Angeles Times el jefe de bomberos del condado, Anthony Marrone.

El condado de Los Ángeles cuenta con 9.000 efectivos, entre el departamento de bomberos y otras agencias.

Pero apenas pudieron descansar desde mediados de diciembre, cuando un incendio llamado Franklin devoró durante nueve días las colinas de Malibú. Noviembre fue otro mes de apagar fuegos.

Y es que Los Ángeles es particularmente vulnerable a los incendios,ya que los barrios ricos y suburbios se encuentran con la naturaleza y se extienden cual laberinto entre cañones y cadenas montañosas.

Vista aérea de un vehículo aparcado en una zona de recuperación de un incendio.
Getty Images

Para asistirlos esta vez, departamentos de bomberos de condados vecinos mandaron refuerzos, y Marrone pidió ayuda más allá del estado, llamado al que ya respondieron Nevada, Oregón y Washington.

Mientras, decenas de voluntarios se lanzaron a colaborar.

Iniciaron colectas para aquellos que tuvieron que correr a albergues, para los que se quedaron sin nada, los que sacaron de residencias de ancianos o centros para menores.

Yo seguí revisando cada 10 minutos la página del gobierno estatal que refleja el avance de los incendios a tiempo real en California, especificando daños y marcando zonas de evacuación: en amarillo cuando es sugerida, en rojo cuando es ya obligatoria.

Y viendo la línea de desalojo acercarse a la calle en la que vivo con mi familia, empacamos los enseres básicos en el coche.

Precavidos y para evitar atascos, el miércoles al mediodía dejamos atrás Santa Mónica.

De camino al hotel leí que ya habían empezado el desalojo obligatorio de mi barrio.

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BBC

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