La militarización de la seguridad pública ha resultado ser una política contraproducente para la reducción del índice de homicidios en los países de América Latina que lo han implementado. Patrullajes militares en calles y detención de líderes de grupos criminales son estrategias que han fallado.
Así lo traduce un estudio del Laboratorio de Análisis de la Violencia (LAV) del Programa de Posgrado en Ciencias Sociales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), en el que se analizaron estrategias de seguridad en Brasil, Colombia y México en los últimos 15 años.
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El documento publicado en septiembre, revisó 65 publicaciones académicas sobre evaluaciones de estrategias de seguridad, hechas por académicos y especialistas en la materia, entre 2005 y 2022. De esos estudios, 42 se hicieron en Brasil, 10 en Colombia y 5 en México, todos cuentan con conclusiones sobre la implementación de las estrategias.
Al respecto de México, se proyectaron los resultados de las estrategias implementadas por los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en materia de seguridad.
El estudio sistematiza las estrategias de seguridad en una escala que las clasifica por resultados, es decir, según su eficiencia para la reducción del índice de homicidios. Las categorías son: funcionan, son promisorias, no tienen un resultado concluyente, no funcionan o son contraproducentes.
En el caso de México, el estudio puntualiza que muchas de las estrategias analizadas no tienen información sobre los criterios o índices de delito que se tomaron en cuenta para su implementación, eso porque las autoridades que se encargaron de ejecutarlas en determinado momento, no entregaron la información a los investigadores.
Sin embargo, destacan que la estrategia de sacar al Ejército a patrullar las calles, tarea antes exclusiva de las policías locales, comenzó con el plan de combate al narcotráfico promovido por el gobierno de Felipe Calderón y esto se tradujo en un aumento de homicidios.
“El estudio sobre México reveló un aumento de 10 homicidios por 100.000 habitantes en las zonas donde actuaron los militares. En consecuencia, aunque las evaluaciones se limitan a dos casos, la evidencia existente en este momento apunta a que la militarización de la seguridad provoca un aumento y no una reducción de la violencia letal”, puntualiza el análisis.
La transición de procesos penales ha ocurrido en varios países de América Latina, pero la Universidad del Estado de Río de Janeiro solo encontró estudios académicos sobre el caso mexicano.
Aunque en algunos estados de la república la implementación del sistema acusatorio –avalado durante el sexenio de Enrique Peña Nieto– se relacionó con una reducción en el índice de homicidios, esto solo ocurrió en lugares donde no hay una presencia predominante del crimen organizado en la organización social y política.
“En los estados donde estos grupos tienen mucha fuerza, el impacto de la reforma es inexistente o incluso contraproducente”, puntualiza el estudio.
El estudio analizó evaluaciones hechas al Programa Nacional de Prevención del Delito (Pronapred), implementado en el sexenio de Enrique Peña Nieto, con el objetivo de que se orientaran los esfuerzos y recursos de los tres órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal) en “corregir las situaciones de entorno y de convivencia que provocan violencia social y delincuencia”, según lo registró el gobierno federal en ese momento.
También se analizaron estudios sobre la Estrategia Colectivos en Cali, Colombia, y el Programa Nacional de Seguridad Pública con la Ciudadanía (PRONASCI) de Brasil.
“Ninguna de las tres evaluaciones constató efectos de reducción de homicidios y algunas registraron el escenario contrario: la implantación de los programas estaba asociada a un aumento de la violencia letal, aunque no hay razones teóricas para sospechar de un vínculo causal en este caso”.
Para esta estrategia solo se analizaron resultados de la política implementada por el gobierno de Felipe Calderón en la llamada “guerra contra el narco”, donde se dio prioridad a la detención de líderes de grupos delictivos.
“Aunque estas operaciones fueron desarrolladas tanto por la policía como por las Fuerzas Armadas, estas últimas tuvieron un papel fundamental, razón por la cual esta intervención está englobada dentro de la militarización de la seguridad pública”, detalla.
El estudio analizó dos evaluaciones de casos en los que se detuvo o abatió a líderes de grupos criminales en México, ambas revelaron un aumento de los homicidios en los periodos posteriores a la muerte o prisión de los jefes de los grupos, tanto en los estados donde sucedían, como en el estado de origen de esos líderes.
“Eso estaría relacionado a la lucha por el poder resultante de la neutralización de los jefes. Así, aunque solo existen dos evaluaciones, la evidencia hasta ahora es clara en apuntar que la eliminación de los líderes de los grupos criminales puede generar más violencia”.
Con el arresto de Luigi Mangione, de 26 años, en Pensilvania, las autoridades estadounidenses esperan esclarecer uno de los crímenes más sonados del año.
Un hombre de 26 años ha sido acusado del asesinato del director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, en la ciudad de Nueva York.
Luigi Mangione fue detenido el lunes en un McDonald’s en la ciudad de Altoona, Pensilvania, a unos 450 kilómetros al oeste de Nueva York, después de que un cliente del establecimiento de comida rápida lo reconociera.
Se lo encontró en posesión de una pistola fabricada con una impresora 3D y un documento escrito a mano que indicaba su “motivación y mentalidad”, según informó la policía.
Mangione compareció luego ante un tribunal de Pensilvania para ser procesado por cinco cargos iniciales y se le negó la libertad bajo fianza.
Unas horas después, investigadores de Nueva York acusaron a Mangione de asesinato y otros cuatro cargos, incluidos varios por posesión de armas de fuego.
Thompson, de 50 años, fue asesinado a tiros en la espalda el miércoles pasado por la mañana afuera del hotel Hilton de Manhattan, donde UnitedHealthcare, el gigante de seguros médicos que él dirigía, estaba celebrando una reunión de inversionistas.
Además del arma, a Mangione se le encontraron “varias identificaciones falsas”, incluida una de Nueva Jersey que coincidía con la identidad que el sospechoso usó para registrarse en un albergue de la ciudad de Nueva York antes del asesinato de Brian Thompson.
También tenía un manifiesto escrito a mano de tres páginas que incluía quejas contra el sistema de salud de Estados Unidos. Las autoridades dijeron que el documento hablaba de la “motivación y mentalidad” del sospechoso.
Mangione nació y se crió en Maryland y tiene vínculos con la ciudad de San Francisco, en California, según el jefe de detectives de Nueva York, Joseph Kenny.
No tiene arrestos previos en Nueva York y su última dirección conocida fue en Honolulu, Hawái, dijo la policía.
Asistió a una escuela secundaria privada para varones en Baltimore, Maryland, llamada Gilman School, según confirmaron desde el centro educativo. Mangione fue reconocido como el alumno con las mejores notas.
“Esta es una noticia profundamente angustiante que se suma a una situación ya terrible. Nuestros corazones están con todos los afectados”, escribió la escuela en un correo electrónico.
También es graduado de la Universidad de Pensilvania, donde recibió una licenciatura y una maestría en ciencias de la computación, y fundó un club de desarrollo de videojuegos.
Un amigo que asistió a la universidad al mismo tiempo que Mangione lo describió como una persona “super normal” e “inteligente”.
“Nunca hubiera esperado esto”, dijo el amigo.
Según sus perfiles en las redes sociales, Mangione trabajó como ingeniero de datos para TrueCar, un sitio web de venta minorista digital de autos nuevos y usados. La BBC se ha puesto en contacto con TrueCar para solicitar comentarios.
Según su perfil de LinkedIn, Mangione trabajó anteriormente como pasante de programación para Fixarixis, un desarrollador de videojuegos.
Según los medios locales, Mangione proviene de una familia prominente de la zona de Baltimore cuyos negocios incluyen un club de campo y residencias de ancianos. Es primo del legislador estatal republicano Nino Mangione, según los mismos medios.
Mangione fue detenido en un restaurante McDonald’s después de que un empleado lo reconociera y alertara a la policía.
Según los funcionarios policiales, Mangione estaba en posesión de una pistola fantasma, un arma de fuego en gran medida imposible de rastrear que se puede ensamblar en casa utilizando kits, que probablemente se fabricó en una impresora 3D. También tenía un silenciador.
La policía dijo que llevaba varias identificaciones, incluida una con su identidad real y otra que era falsa. Estas identificaciones incluyen un pasaporte estadounidense y una identificación fraudulenta de Nueva Jersey que utilizó para registrarse en el albergue de la ciudad de Nueva York donde fue visto antes del asesinato de Thompson.
Las autoridades también informaron que se le encontraron documentos escritos a mano, también descritos como un “manifiesto de tres páginas”. Los documentos mostraban que parecía tener “animadversión hacia las corporaciones estadounidenses”, dijeron los funcionarios.
La policía reveló que encontrar al hombre de 26 años fue una completa sorpresa, y que no tenían su nombre en una lista de sospechosos antes de hoy.
Los perfiles de las redes sociales de Mangione ofrecen algunas pistas sobre sus pensamientos. Una persona que coincide con su nombre y foto tenía una cuenta en Goodreads, un sitio de reseñas de libros generados por los usuarios, donde le dio cuatro estrellas a un texto titulado “La sociedad industrial y su futuro” de Theodore Kaczynski, más conocido popularmente como el manifiesto Unabomber.
A partir de 1978, Kaczynski llevó a cabo una campaña de ataques con bomba en la que murieron tres personas e y decenas resultaron heridas, hasta que fue arrestado en 1996.
En su reseña, Mangione escribió: “Cuando todas las demás formas de comunicación fallan, la violencia es necesaria para sobrevivir. Puede que no te gusten sus métodos, pero si ves las cosas desde su perspectiva, no es terrorismo, es guerra y revolución”.
“‘La violencia nunca ha resuelto nada’ es una declaración pronunciada por cobardes y depredadores”.
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