Una juez de distrito suspendió provisionalmente el despido de un suboficial de la Policía Federal Ministerial que forma parte del grupo al que la Fiscalía General de la República (FGR) notificó su expulsión desde el pasado 28 de diciembre.
Tras esta decisión, el agente no puede ser apartado de su puesto de trabajo hasta que el juzgado entre a valorar el fondo del asunto: si la notificación de su despido fue ajustada a ley o, por el contrario, se trata de una decisión irregular y tiene derecho a seguir en su puesto.
En su auto de suspensión provisional, al que tuvo acceso Animal Político, el juez pide a las autoridades que “se abstengan de separar del cargo que actualmente desempeña el solicitante de amparo, así como de suspender los derechos de seguridad social y los emolumentos que le corresponden”.
“Soy el primer policía que ha logrado esta suspensión. Soy la piedra en el zapato de todos los que nos quisieron engañar”, dijo el agente en entrevista. El oficial, con más de 20 años de antigüedad, pidió quedar en el anonimato por miedo a sufrir represalias. “De una u otra manera fuimos llevados de forma tramposa y ruin, varios fueron engañados”, afirmó, en referencia a la forma en la que los superiores de la FGR convocaron a los despedidos.
La decisión del juez, que se publicó el 31 de diciembre, permitió a este agente regresar a su puesto de trabajo el lunes 3 de enero sin que sus superiores pudieran hacer nada por impedirlo. Sin embargo, por el momento no le están dando funciones que cumplir, ya que la perspectiva era que estuviese fuera de la institución, como decenas de sus compañeros.
“La presente determinación no tiene como efecto constituir derecho alguno en favor del quejoso, en cuanto a que permanezca en el cargo que actualmente ocupa por un periodo mayor al del nombramiento que se le haya otorgado”, dice el juez en su resolución. Esto quiere decir que la suspensión no implica que el policía tenga garantizada su plaza.
Lo que previene es que no sea despedido antes de tomar una decisión, ya que en caso de que perdiese ahora el empleo, la reforma constitucional de 2008 le impediría regresar, según explicó su abogado, Pedro Ayala Espinoza. “El juez dice que se respete su derecho constitucional a seguir trabajando”, dijo.
Ahora, las partes deben presentar un informe previo y posteriormente se celebrará una audiencia en la que se abordará la legalidad del despido.
Un dato importante: esta suspensión y todo lo que se derive del amparo afecta única y exclusivamente a la persona que lo presentó. Hasta el momento hay otros agentes que presentaron amparos y que han sido rechazados. También hay otro que fue tramitado en la Ciudad de México y que el juzgado lo derivó a Guanajuato, que es donde el agente estaba destinado.
Otra cosa es que, con este antecedente, haya otros policías que recurran a los juzgados en caso de ser despedidos próximamente. Se ha generalizado el temor al interior de la institución y muchos temen ser los siguientes. Así que este puede ser un recurso para quienes no desean abandonar el cuerpo y ni ser forzados a la disyuntiva entre cheque o nada.
Los despidos al interior de la FGR comenzaron el pasado 28 de febrero, cuando policías ministeriales, peritos y agentes del Ministerio Público fueron citados en diversas oficinas y se les notificó que en tres días estarían fuera de la institución. Según los testimonios recabados por Animal Político, varios de los afectados fueron citados con engaños: sus superiores les aseguraban que tenían que entrevistarse con un coordinador para llevar a cabo una diligencia o, sencillamente, les pedían comparecer sin dar una explicación.
Una vez allí, los agentes recibieron un ultimátum: o se acogían a una baja voluntaria recibiendo un cheque o se marchaban y se daba por notificado su despido por razones presupuestarias y de reestructuración del servicio. Ante esta disyuntiva, muchos optaron por tomar el dinero y muy pocos recurrieron a la justicia, conscientes de que el proceso puede ser muy largo.
Hasta el momento no hay cifras oficiales sobre cuántos agentes han sido despedidos, aunque los afectados hablan de que existiría un listado con al menos 900 nombres, la mayoría de ellos integrantes de la Agencia de Investigación Criminal. Pero no se ha confirmado cuántos de ellos recibieron su carta o cuántos la esperan, viviendo con la expulsión del cuerpo como si fuera una espada de Damocles.
Animal Político consultó con la FGR en diversas ocasiones desde que se conocieron los despidos, pero al cierre de la edición no había recibido respuesta.
Tras el revuelo generado por los primeros eventos de despido, la FGR cambió de estrategia y comenzó a notificar utilizando el correo institucional. En un oficio fechado a 29 de diciembre y firmado por Edgar Gerardo Aguilar Quintana, jefe regional de la unidad administrativa de la Policía Federal Ministerial en Ciudad de México, se comunica a los oficiales que a partir del 25 “las cuentas de correo electrónico institucionales se utilizarán como medio legal preferente para llevar a cabo cualquier notificación de interés general y/o individual, de carácter laboral o administrativo”. Este fenómeno se ha repetido en toda la República.
A juicio de la abogada Reyna Velasco, que representa a algunos oficiales, esta nueva fórmula de comunicación busca evitar que los agentes se reúnan en un mismo lugar y se den escenas de enfado o descontento. El primer día de los despidos ya se difundieron varios videos en los que se refleja, por ejemplo, una oficial que rechaza ser filmada mientras entrega la baja a un policía.
Los despidos se han desarrollado con total opacidad por parte de FGR, que no ofrece datos sobre cuántos fueron afectados ni tampoco cuál es la reestructuración a la que hacen referencia los oficios en los que se da la baja a los agentes. En los pasillos de la institución se repite el rumor de que existe un interés en militarizar la institución y se pone como ejemplo el proceso que puso fin a la Policía Federal para que naciese la Guardia Nacional. A día de hoy, sin embargo, no hay una explicación oficial. Tampoco si las expulsiones van a continuar ni cuál fue el criterio para dejar a fuera a decenas de elementos.
El ave del terror superaba los 2,5 metros de altura y tenía poderosas extremidades y un pico enganchado con el que destrozaba a sus presas.
Hace 13 millones de años, en los amplios pantanales primitivos de Sudamérica, un enorme reptil aviar no volador, conocido como el “ave del terror”, dominaba el entorno con violenta voracidad.
Estas aves eran depredadoras por excelencia; podían alcanzar estaturas de más de dos metros y tenían poderosas extremidades, afiladas garras y potentes picos encorvados con los que despedazaban la carne de sus presas.
Sin embargo, un nuevo estudio de un fósil encontrado en Colombia hace varios años concluyó que el ave del terror posiblemente no lo tenía todo a su favor y también fue víctima de otros depredadores en un mundo de “todos contra todos”.
Los paleontólogos en el país sudamericano observaron unas marcas de colmillos en un hueso fosilizado que pertenece a una de estas peligrosas aves, lo que supone que algún otro animal aún más grande la pudo haber matado.
Los expertos compararon las perforaciones de los colmillos en el hueso de pata fosilizado con la dentadura de otro reptil prehistórico de tipo caimán o cocodrilo.
Escaneos en 3D de las mordeduras permitieron a los científicos reconstruir lo que creen que fue una “pelea a muerte” que el ave del terror no sobrevivió.
El nuevo estudio, publicado en la revista Biology Letters, comparó el tamaño y la forma de las marcas de dientes con los cráneos y dientes de depredadores similares a cocodrilos en colecciones de museos.
Los investigadores dicen que la muestra es una rara evidencia de la interacción entre dos de los principales depredadores extintos de la época.
El hueso estudiado fue descubierto hace más de 15 años en el desierto de Tatacoa en Colombia.
Cuando el ave habitaba en los pantanos de la región hace 13 millones de años, tendría unos 2,5 metros de altura y se cree que usaba sus poderosas extremidades para dominar y despedazar a su presa.
Lo que los científicos no han podido probar de forma concluyente es si esta particular y desafortunada ave del terror murió en el ataque o si el caimán la devoró como carroña.
“En las marcas de mordedura del hueso no hay señales de curación”, explicó el principal investigador Andrés Link, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
“Así que si ya no estaba muerta, murió en el ataque. Ese fue el último día en que el ave estuvo en este planeta. 13 millones de años después se encontró un pedazo del hueso de su pata”.
El desierto de Tatacoa es rico en yacimientos de fósiles de una época conocida como el Mioceno Medio.
En ese entonces, era un pantano húmedo, donde la sedimentación de los ríos atrapaba y fosilizaba los huesos de animales muertos, resultando en los restos preservados que se encuentran en la actualidad.
Este hueso en particular fue descubierto hace 15 años por César Augusto Perdomo, un coleccionista de fósiles de la región.
Los científicos colombianos trabajaron conjuntamente con Perdomo, estudiando y catalogando los fósiles que había recopilado en su museo.
Allí se dieron cuenta de que el trozo de hueso del tamaño de un puño correspondía a la pata de una ave del terror.
Ese fue un descubrimiento emocionante, porque los fósiles de ave del terror son raros.
Link y sus colegas también quedaron fascinados con las marcas de perforaciones en el hueso, que claramente habían sido hechos por los colmillos de otro poderoso depredador.
Dichas marcas corresponderían a una especie de caimán extinto llamado Purussaurus neivensis, un tipo de cocodrilo que midió hasta cinco metros de largo.
Los investigadores piensan que emboscó a su presa desde la orilla del río, muy similar a como lo hacen los cocodrilos y caimanes modernos.
“Me imaginaría que estaba esperando a que una presa se acercara”, expresó Link.
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Si eso, en efecto, fue una batalla entre dos depredadores ápice, que permite formar una idea de lo que era un antiguo ecosistema.
Las feroces aves del terror pudieron ser mucho más vulnerables a los depredadores de lo que se pensaba.
“Cada pedazo de un cuerpo nos ayuda a comprender mucho sobre cómo era la vida del planeta en el pasado”, declaró Link a la BBC.
“Eso es algo que me asombra, cómo un pequeño hueso puede completar una historia”.
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