
El gobierno de Estados Unidos celebró la culpabilidad de Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, ya que es “una gran victoria” contra dicha organización criminal. No obstante, recordó que falta capturar a dos hijos del narcotraficante.
En un comunicado, la fiscal general de EU, Pamela Bondi, declaró que el Cártel de Sinaloa es una organización terrorista que ha pasado décadas destruyendo familias estadounidenses mediante la violencia “brutal y el narcotráfico letal”.
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“La declaración de culpabilidad de ayer del hijo de El Chapo es una gran victoria contra el Cártel de Sinaloa y subraya la histórica y enérgica campaña de la Administración Trump para desmantelar las organizaciones terroristas que atacan al pueblo estadounidense”, añadió Bondi.

Por su parte, el Administrador de Control de Drogas (DEA), Terrance Cole indicó que el Cártel de Sinaloa “ha alimentado la crisis de drogas más mortífera en la historia” de EU.
“La declaración de culpabilidad de Joaquín Guzmán López representa otro golpe a las despiadadas operaciones del cártel. No nos detendremos hasta que estos narcoterroristas rindan cuentas y el pueblo estadounidense esté seguro”, declaró.
Prosiguió: “bajo el liderazgo de Los Chapitos, el Cártel de Sinaloa ha alimentado la crisis de drogas más mortífera en la historia de nuestro país, fabricando veneno y lucrando con la destrucción de vidas estadounidenses”.
Matthew R. Galeotti, de la División Penal del Departamento de Justicia, indicó que “tras el exitoso” proceso a El Chapo por parte de EU, su hijo, Joaquín Guzmán López, tomó el relevo de su padre y lideró conjuntamente la facción ‘Los Chapitos’ del Cártel de Sinaloa “en su afán por inundar con fentanilo, heroína y cocaína letales”.
“Bajo el liderazgo de Guzmán López y sus cómplices, el Cártel de Sinaloa propagó la violencia y sobornó a funcionarios públicos para proteger sus negocios ilícitos. La División Penal y nuestros colaboradores no descansarán hasta desmantelar por completo los cárteles criminales cuya violencia despiadada y distribución letal de narcóticos amenazan la seguridad y la salud del pueblo estadounidense”, declaró.
Joaquín Guzmán López, conocido como “El Güero” e identificado por autoridades estadounidenses como uno de los integrantes de “Los Chapitos”, está a un paso de aceptar formalmente su responsabilidad en un proceso federal en Chicago.
El hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán acudió este 1 de diciembre a una audiencia clave donde cambió su declaración a culpable por delitos vinculados al narcotráfico.
Guzmán López enfrenta cinco cargos federales, entre ellos conspiración para traficar drogas, participación en una organización criminal y posesión de armas de fuego.
Guzmán López es uno de los cinco hijos de “El Chapo” y formó parte de Los Chapitos.
Mantuvo un perfil más discreto que sus hermanos, pero según la justicia estadounidense, estuvo involucrado en las operaciones heredadas tras la muerte de su hermano Édgar, asesinado en Culiacán.

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También habría participado en decisiones estratégicas del grupo, incluida la coordinación para la fuga de su padre del penal del Altiplano en 2015.
La situación legal del hijo de “El Chapo” dio un giro radical tras un hecho sin precedentes: el secuestro y entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a las autoridades de Estados Unidos.

Las incautaciones de cocaína con destino a Bélgica procedente de Sudamérica se multiplican. Mientras, la sociedad belga sufre las consecuencias del narcotráfico.
A finales de octubre, una magistrada de instrucción belga causó revuelo al publicar una carta abierta para pedirle ayuda “urgente” al gobierno de su país.
La funcionaria aseguraba que el narcotráfico estaba convirtiendo a Bélgica en un narcoestado y advirtió que el Estado de derecho estaba amenazado en este país ubicado en el corazón de Europa y cuya capital es también la capital de la Unión Europea (UE).
“¿Nos estamos convirtiendo en un narcoestado? ¿Exagerado? Según nuestro comisionado antidrogas, esta evolución ya ha comenzado”, acusó la jueza de Amberes, una ciudad cuyo puerto se ha convertido en una de las principales entradas de cocaína en Europa.
La magistrada de instrucción describió al narcotráfico como una “amenaza organizada que mina las instituciones”.
“Se han consolidado grande estructuras mafiosas, que se han convertido en una fuerza paralela que desafía no sólo a la policía, sino también al poder judicial”, añadió.
Aunque los expertos consideran que la denuncia de que Bélgica ya es un narcoestado es una exageración, alertan que el tráfico de drogas se ha convertido en un gran problema en el país europeo.
Debido a una creciente demanda de drogas en toda Europa, los narcotraficantes aprovechan la ubicación estratégica de Bélgica y del puerto de Amberes, como punto de distribución de la mercancía ilícita.
Pero quizá el factor más importante que ha hecho de Amberes un hub de la cocaína en Europa es el hecho de que su puerto es uno de los más grandes del continente: el flujo constante de contenedores ofrece oportunidades para ocultar productos ilícitos en cargamentos.
“Amberes tiene el segundo puerto más grande de Europa y tradicionalmente recibe mercancías de América Latina. Por eso, se ha convertido en un punto de entrada natural, junto con el puerto de Róterdam, para la cocaína”, le dice a BBC Mundo Letizia Paoli, criminóloga y profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lovaina, en Bélgica.
“Y las autoridades neerlandesas comenzaron a intensificar los controles en Róterdam antes que las belgas”, prosigue.
“Pienso que la acusación de ‘narcoestado’ es exagerada, pero hay tendencias preocupantes, sin duda”, añade.
El año pasado, los funcionarios de aduanas belgas interceptaron 44 toneladas de cocaína en el puerto de Amberes, una caída significativa respecto a las 121 toneladas incautadas en 2023.
Pero las autoridades belgas afirman que estas cifras no son necesariamente una señal de progreso.
Durante el primer semestre de este año, 51 toneladas de cocaína con destino a Bélgica fueron interceptadas en Sudamérica, un aumento del 155% en comparación con las 20 toneladas del mismo período del año anterior.
Pero el problema no sólo se limita al sur del continente americano, si no que va más allá.
En diciembre de 2024, las autoridades de República Dominicana informaron la incautación de más de nueve toneladas de cocaína, la mayor en la historia del país.
La droga se encontró en dos contenedores de banano procedentes de Guatemala y que tenían como destino el puerto de Amberes.
Este relativamente nuevo problema belga no se limita a Amberes.
En Bruselas, la capital del país y de la UE, el narcotráfico también está dejando huellas.
Según cifras de la policía de Bruselas, en 2023 se registraron 1.977 casos de tráfico de drogas, un aumento del 26% respecto a 2022 y del 76% desde 2015.
También en el año 2023 se registraron en la capital belga 6.595 incidentes de posesión de drogas.
Y la violencia, que algunos vinculan al uso y tráfico de drogas, parece estar saliéndose del control de las autoridades.
En 2024 se registraron 89 tiroteos en la capital belga y los reportes apuntan que este año la cifra será aún mayor.
De igual forma, desde el año pasado, Bruselas tiene catalogadas 16 zonas que se consideran especialmente peligrosas llamadas hotspots, principalmente relacionadas con bandas criminales y el narcotráfico.
También se han registrado varias muertes relacionadas con las drogas, algo rarísimo hace tan sólo una década.
“Mientras que en 2013 no encontramos ningún asesinato relacionado con el comercio de cocaína en Bélgica, entre 2014 y 2025 encontramos que en Amberes, que es el centro del tráfico de cocaína, hubo seis asesinatos relacionados con la droga”, explica la criminóloga Letizia Paoli.
“Pero si consideramos que en un solo año ocurren alrededor de 160 homicidios en Bélgica, los asesinatos relacionados con las drogas no son muchos. No representan ni siquiera el 10% de los asesinatos asociados con el tráfico de cocaína de alto nivel en Amberes, fueron solo seis en diez años”, matiza.
La carta abierta señala que las organizaciones criminales se han infiltrado en los puertos, las aduanas, la policía e incluso en los sistema penitenciario y judicial.
También afirma que jueces, incluida la autora, han sido amenazados y pide acción gubernamental.
La criminóloga Letizia Paoli asegura que apoya el llamado a que las autoridades destinen más recursos y ofrezcan una mayor protección a los magistrados: “Son peticiones realmente razonables y necesarias”.
Pero insiste en que no hay razón para hablar de Bélgica como un narcoestado.
En su opinión, un narcoestado tiene tres características: un nivel muy alto de violencia que afecte la vida comunitaria, una corrupción relacionada con las drogas tan extendida que alcance las más altas esferas del gobierno y una economía de la droga que aporte mucho al PIB.
“Ninguno de estos tres criterios se aplica a Bélgica”, apunta.
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