El Ejército y 37 Fiscalías, policías y Comisiones de Búsqueda estatales contrataron 168 licencias de dispositivos para vigilar geolocalizaciones y extraer archivos de celulares y computadoras de ciudadanos durante el actual sexenio. Esto implicó un gasto de 459 millones 974 mil pesos.
Aunque la justificación de esas compras fue reforzar las labores de investigación de delitos, ayudar en la búsqueda de desaparecidos o personas en riesgo, ninguna de las instituciones detuvo a presuntos delincuentes, halló o rescató a víctimas, pese a que son las únicas razones por las que podrían hacer esas vigilancias, de acuerdo con la información que proporcionaron.
Se trata de 22 Fiscalías de estados como Nuevo León, Hidalgo, Estado de México, Aguascalientes, Veracruz, Yucatán, Jalisco; seis Secretarías de Seguridad locales; seis Comisiones de Búsqueda de Tabasco, Puebla, Sinaloa, Baja California Sur, Chihuahua y Aguascalientes; la Policía Cibernética de Aguascalientes, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses de Jalisco y la Secretaría General de Gobierno de Jalisco.
Mientras que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) compró más dispositivos de vigilancia durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, en comparación con el de Enrique Peña Nieto; aunque sólo los utilizó en 116 ocasiones, según respondió de manera oficial vía transparencia.
Si bien a nivel nacional no existe un padrón de proveedores de este tipo de softwares y dispositivos vendidos al gobierno, ni información pública sobre los resultados de las intervenciones, esta investigación revela que existen al menos 20 intermediarios de las empresas fabricantes, la mayoría israelíes, que vendieron softwares y dispositivos de vigilancia a gobiernos locales y Federal entre 2018 y 2023.
Animal Político, con apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región (CAPIR), revisó cientos de contratos, presentó 710 solicitudes de acceso a la información y consultó a expertos en seguridad digital para confirmar que autoridades de 23 estados del país adquirieron softwares para vigilar a ciudadanos.
Leer también: Ejército espía: realidad innegable
Los dispositivos o softwares son capaces de, por ejemplo, ubicar teléfonos celulares en tiempo real e incluso permite configurar zonas geográficas para detectar cuando un dispositivo entra o sale de determinado perímetro, como lo hizo la Fiscalía de la Ciudad de México con el software TGR Dashboard.
Mientras que los dispositivos UFED 4PC o versiones Touch, utilizado por la Sedena, las Fiscalías de Nuevo León, Estado de México, Michoacán, Querétaro y Sinaloa, puede vulnerar la seguridad de los teléfonos y extraerles información personal, visualizarla y analizarla.
La Fiscalía de Aguascalientes y la Comisión de Búsqueda de Chihuahua adquirieron el Módulo GIO+, una plataforma que además de rastrear teléfonos en tiempo real, puede infectar dispositivos con sistemas operativos Android e iOS.
Entre todas las autoridades gastaron 459 millones 974 mil pesos en la adquisición de dichas tecnologías, pese a que esto no se tradujo en resultados en el combate a la delincuencia.
Animal Político solicitó postura a cada una de las instituciones mencionadas mediante sus correos institucionales o con las áreas de prensa, pero ninguna aceptó dar entrevista o responder sobre el número de veces que usaron los softwares y dispositivos, las autorizaciones judiciales que solicitaron o el resultado de las vigilancias.
El área de Prensa de la Fiscalía de Puebla, por ejemplo, respondió a la primera petición de entrevista que “mejor háganlo por transparencia”, pero después de mostrarle los hallazgos, únicamente respondió en un chat que “en todos los casos se investiga conforme a la ley. Las autorizaciones son de jueces federales”.
Lee también | Ejército monitorea redes sociales para identificar críticos de militares y del Gobierno; crea bots para influenciar web
La Fiscalía de Guanajuato respondió que la petición también debía hacerse vía transparencia. Y el área de prensa de la Fiscalía del Estado de México dijo que sí otorgaría una entrevista, pero después de semanas, no la concretó.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) incrementó la adquisición de dispositivos para extraer información de celulares en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con respecto al de Enrique Peña Nieto.
En 2018 la Sedena sólo tenía 38 Dispositivos Universales de Extracción Forense (UFED, por sus siglas en inglés) en sus versiones 4PC y Touch2, pero en 2023 sumaron 41 licencias, de acuerdo con las facturas proporcionadas en la solicitud de transparencia con folio 330026424000070.
Lee: El Ejército espió con Pegasus a defensor de DH; el secretario Sandoval lo avaló en este sexenio
Los dispositivos UFED Touch 2 y 4PC sirven para vulnerar la seguridad de celulares, para desbloquearlos, extraer los archivos personales en el dispositivo y facilitar el análisis de la información obtenida.
Se trata de productos fabricados por la compañía israelí Cellebrite, conocida por fabricar dispositivos para vulnerar computadoras y celulares. A tal grado que la compañía colaboró con el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés,) para desbloquear el iPhone del agresor del tiroteo en el Centro Regional Inland en San Bernardino, California, que dejó 14 muertos en 2015, luego de que Apple se negó a colaborar.
Por estas licencias, la Sedena pagó 20 millones 595 mil pesos a la empresa Nuga Sys S.A. de C.V. entre 2019 y 2023, según consta en las adquisiciones con número de procedimiento DN10_SAIT_1107_P_2019, LA-007000999-E87-2020, LA-007000999-E659-2021 y D.G.ADMÓN. SAIT-156/P/2022, reportadas por la dependencia en Compranet, el portal de compras gubernamentales.
Y aún cuando aumentaron las adquisiciones de UFED, la Sedena apenas usó las tecnologías una centena de veces, según informó en la respuesta a la solicitud 330026424000039 .
Entre 2018 y 2019, según dijo, no utilizó las licencias de los dispositivos; en 2020 las usó en 36 ocasiones, al año siguiente fueron 26; en 2022 reportó 24 activaciones y en 2023 fueron 30.
El Ejército reconoció que no solicitó autorización judicial para ninguna de estas 116 intervenciones porque aseguró que los propietarios entregaron sus equipos de forma voluntaria para ser investigados por la Fiscalía General de Justicia Militar.
Además, durante el periodo que realizó la mayoría de las intervenciones, el Ejército no tenía la obligación legal de solicitar autorización de jueces para realizar intervenciones a las comunicaciones privadas.
Esto fue obligatorio a partir de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) del 17 de abril de 2023, sobre la acción de inconstitucionalidad 46/2016, presentada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). En ella limitó las intervenciones de los militares a civiles al obligarlos a pedir autorización judicial, para evitar el “uso arbitrario por parte de la autoridad ministerial, al poder realizarla (las vigilancias), no sólo respecto de personal militar sujeto a una investigación, sino sobre personas ajenas al fuero castrense”.
Autoridades de 23 entidades gastaron más de 436 millones 204 mil pesos en adquirir licencias para vigilar ubicaciones en tiempo real o extraer información personal de celulares y computadoras, durante 2018 a 2023.
Los principales productos adquiridos fueron para vigilar geolocalizaciones de teléfonos móviles, como el software Geomatrix, sistema GEODEPM o TGR Dashboard; y licencias para extraer información de equipos personales, como son diversas versiones de UFED, Oxygen Forensic, SMS Magnet Axiom.
Sin embargo, la mayoría de instituciones no respondió sobre el número de veces en que ocuparon esas tecnologías para vigilar a personas. Sólo la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Baja California Sur; la Comisión Estatales de Búsqueda de Personas de Puebla, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Aguascalientes, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses respondieron vía transparencia que utilizaron las licencias en 54 mil 847 ocasiones.
Las otras 31 autoridades declararon que nunca los utilizaron, que no existía esa información o que no tenían registros de ello. Mientras que las fiscalías de Campeche, Estado de México, Puebla, Querétaro o las Comisiones de Búsqueda de Personas de Tabasco, Aguascalientes, Sinaloa y Chihuahua negaron poseer información o la clasificaron como reservada o carecieron.
Aunque cada año los gobiernos estatales renovaron las licencias de los software de vigilancia, ninguna de las Fiscalías, Secretarías de Seguridad o Comisiones de Búsqueda estatales pudieron demostrar que rescataron a víctimas o detuvieron a delincuentes.
A través de 69 solicitudes de acceso a la información dirigidas a todas estas autoridades, se preguntó cuántos presuntos responsables de delitos detuvieron y a cuántas víctimas rescataron gracias a las tecnologías, pero ninguno dio esa información.
Algunas advirtieron que carecen de registros del uso de las licencias; otras dijeron que reservaron la información por seguridad nacional o se declararon imposibilitados a tener información tan detallada. Otras remitieron a revisar los informes de peticiones a la Plataforma Nacional de Transparencia que no detallan los resultados.
Aunque no existen registros del uso y resultados con los dispositivos de vigilancia, las fiscalías de todo el país reportaron en la Plataforma Nacional de Transparencia que presentaron 39 mil 265 peticiones para intervenir a ciudadanos entre 2018 y 2023, pero sin diferenciar cuántos de ellas se realizan para este tipo de licencias o son solicitudes a concesionarios de telefonía.
Desde el 26 de mayo del 2022, la CNDH emitió la Recomendación General 47/2022 dirigida a la Cámara de Diputados, la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en la que advirtió que la regulación es ambigua para evitar espionaje del gobierno, luego de analizar los casos de espionaje mediante el software Pegasus que hizo el gobierno de Peña Nieto.
Una de las preocupaciones del organismo fue que la legislación sobre intervenciones a comunicaciones privadas facilitaba espiar a defensores de derechos humanos o periodistas, porque el gobierno podría argumentar que su labor podría considerarse “como actividades ‘sospechosas’, ‘subversivas’, ‘problemáticas’ o ‘riesgosas’ para la seguridad nacional”, y con ello justificar la vigilancia.
Otra problemática era que la falta de “mecanismos de evaluación, control y seguimiento tanto en las solicitudes como en la ejecución de intervenciones de comunicaciones, propician la posibilidad de injerencias ilegales y arbitrarias en la vida privada”, al permitirles realizar interpretaciones discrecionales para proseguir con las intervenciones.
Dos años después de la advertencia de la CNDH, la regulación no tuvo cambios para evitar riesgos de espionaje. El director de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), Luis Fernando García Muñoz, consideró que en este sexenio se mantuvo la misma vaguedad en las leyes para impedir que ocurra un nuevo caso de abuso como Pegasus.
García Muñoz explicó que “toda la evidencia que se ha generado y que demuestra que todo este sistema está absolutamente fuera de control, un desastre” y recordó que el único pronunciamiento fue de López Obrador que prometió no espiar, pero después se demostró que de nuevo abusó de Pegasus, como en la administración de Peña Nieto.
Esta investigación fue realizada gracias al soporte del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región de América Latina (CAPIR), un proyecto liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).
El método desarrollado por el botánico japonés apunta a la creación de bosques ya sea en zonas urbanas o degradadas, privilegiando el uso de especies nativas y con la participación de la comunidad. Y es un éxito
La expresión describe a los bosques sagrados cercanos a los templos japoneses y se podría decir que fue una de las inspiraciones de la carrera del aclamado botánico Akira Miyawaki (1928-2021).
El doctor en Ciencias, nacido en una zona montañosa en Okayama, en el oeste de Japón, se convirtió en una eminencia de la ecología, un mundo que lo apasionó hasta su último día de vida, al desarrollar un sistema que ha dado la vuelta al mundo y ha contribuido en la recuperación de la biodiversidad en distintas latitudes: el Método Miyawaki.
El biólogo japonés dedicó su vida a estudiar la vegetación de Japón -publicando los 10 volúmenes de Vegetation of Japan–, a la vez que desarrolló herramientas que revolucionarían la práctica de la forestación a nivel mundial.
En BBC Mundo te contamos quién fue este personaje, de qué se trata su método y cómo sigue inspirando a nivel global la lucha por la protección de la biodiversidad y el medio ambiente.
“No deseo nada más que crear el bosque de la vida, la base para la supervivencia de todas las formas de vida de la Tierra y la clave para el desarrollo humano, con los ciudadanos de Japón, el resto de Asia y todo el mundo. Me gustaría hacer realidad este sueño. Plantemos árboles juntos, desde debajo de nuestros pies, hacia el mundo”.
Las palabras las escribió el botánico en 2006. Por esos días recibía el Blue Planet Prize, galardón de reconocimiento internacional que destaca las contribuciones excepcionales a la protección del medio ambiente a nivel global.
En ese momento Miyawaki ya tenía 78 años y había plantado 30 millones de árboles y realizado trabajo científico en bosques y ciudades de 38 países alrededor del mundo.
Muchos años antes, había llegado a la ecología por accidente.
“Dejé la escuela primaria a finales de los años treinta, en medio de una guerra desastrosa. Mis hermanos se fueron a la guerra y mi padre decidió que yo, el menor de los cuatro, me hiciera cargo de la granja familiar. Sin embargo, quizás porque pensó que yo no estaría a la altura de las duras tareas agrícolas, ya que era un tipo más bien débil y perezoso, me envió a la Escuela Superior de Agricultura y Silvicultura de Niimi”, relató en un ensayo al recibir el premio.
Los estudios académicos se volvieron más interesantes para él cuando entró a la escuela secundaria de agricultura, y cuando, poco después de los bombardeos sobre la capital nipona durante la Segunda Guerra Mundial, dio el examen para estudiar en la Escuela Superior de Agricultura y Silvicultura de Tokio.
Luego ingresaría a la Universidad de Hiroshima para estudiar biología. Ahí fue donde le surgió un interés extraño para el campo de estudio: las malezas.
La rama interesaba a pocos. “Las malas hierbas están en la frontera de la ciencia y la agricultura”, le dijo su profesor,Yoshio Horikawa, cuando Miyawaki decidió hacer su tesis en el estudio de esa vegetación.
Pero al botánico no le importó y dedicó gran parte de los inicios de su carrera a investigarlas.
Irónicamente el estudio de las malezas fue lo que lo llevaría a entender la ecología como la entendió y a, luego, desarrollar su revolucionario sistema de restauración de bosques nativos en áreas degradadas; sus investigaciones llamaron la atención de Reinhold Tüxen, entonces director del Instituto Federal de Cartografía de la Vegetación de Alemania.
Con apoyo financiero del gobierno germánico y otras organizaciones, entre 1956 y 1958, el japonés pudo profundizar sus conocimientos y elaborar lo que luego se transformaría en el Método Miyawaki.
Con la investigación que inició bajo el alero de Tüxen en Alemania, y ya de vuelta en Japón, Miyawaki logró demostrar que mediante la plantación densa de vegetación endémica era posible restaurar la biodiversidad de los ecosistemas diez veces más rápido que con métodos tradicionales.
La base del Método Miyawaki está en el concepto de vegetación natural potencial. En simple, se trata de una proyección -con las condiciones climáticas y ecológicas del momento de la medición- de las especies nativas que podrían proliferar en una zona específica si no hubiese intervención humana.
El método desarrollado por el botánico japonés, apunta a la creación de bosques ya sea en zonas urbanas o degradadas, privilegiando el uso de estas especies nativas, las que -en conjunto- crean comunidades forestales diversas que permiten recuperar o reforzar su biodiversidad.
La rápidez con la que crecen estas especies y su resiliencia, además, permiten disminuir las temperaturas de sus entornos y captar gases de efecto invernadero, desempeñando un papel fundamental en la mitigación de la crisis climática actual.
Para llegar a esa conclusión, Miyawaki recopiló por años datos sobre las especies endémicas de Japón, generando mapas de la vegetación existente en ese momento y también de la potencial.
Ese mapeo sigue siendo útil como modelo de restauración de hábitats degradados en todo el mundo.
El Método Miyawaki ha llegado a distintas latitudes, con varias experiencias exitosas, en Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina.
Bosques Miyawaki, en Chile, ha buscado democratizar el método y explica así sus pasos: 1. Conocer la estructura del suelo y determinar la biomasa; 2. Seleccionar árboles nativos para la plantación; 3. Diseñar el bosque; 4. Preparación del área que se va a plantar; 5. Plantar los árboles seleccionados y 6. Cuidar el bosque por al menos dos años.
Una de las cuestiones más relevantes para Miyawaki, y que también promueven sus seguidores alrededor del mundo, es el rol de las comunidades en el proceso de plantación y cuidado de los bosques.
Uno de los primeros proyectos de Miyawaki se lo encargó la Nippon Steel Corporation.
La empresa metalúrgica buscaba reforestar los alrededores de una de sus plantas en Oita y le confió la misión. El resultado fue sorprendente y cimentó las bases para que la compañía siguiera financiando proyectos similares alrededor de Japón.
Una de las críticas que se le hizo en su época al botánico justamente apuntaba a su colaboración con grandes multinacionales, las que a fines del siglo pasado buscaban amilanar el impacto que estaba teniendo en su imagen pública el daño al medio ambiente asociado a sus operaciones.
Pero Miyawaki siempre dijo que sus colaboraciones sólo fueron con aquellos que estaban realmente comprometidos con la recuperación de la biodiversidad.
“Siempre he respondido que no ayudaría plantando vegetación como una forma temporal de camuflaje”, dijo en 2006, al momento de recibir el Blue Planet Prize, ocasión en la que también recordó sus contribuciones con Mitsubishi.
Con todo, su legado trascendió los cuestionamientos y las fronteras. Los bosques Miyawaki han proliferado en diversos continentes.
Él mismo inició proyectos en Malasia, Tailandia, China y el Amazonas brasileño entre los 90 y los 2000. Miyawaki formó a miles de personas durante su vida y esos botánicos formaron a otros.
En Europa, Italia fue uno de los primeros países en que se probó el mecanismo Miyawaki en el clima mediterráneo y tuvo buenos resultados. En otros países de esa región, como Bélgica, también se han plantado los denominados bosques de bolsillo en zonas urbanas.
El proyecto denominado “bosques pequeños”, basado en el mecanismo del botánico japonés, también fue adoptado en varias zonas del Reino Unido en los últimos años.
En América Latina; México, Brasil y Chile, entre otros, han tomado la herencia del científico para incentivar la biodiversidad en zonas urbanas o recuperarlas en zonas degradadas.
El Método Miyawaki fue implementado en Brasil en los 90 por el propio botánico, quien estudió por más de un año la Amazonía de ese país.
En uno de los proyectos, relató en 2006, plantó junto a decenas de voluntarios más de 20 especies de árboles altos en la zona.
El método se ha seguido utilizando en Brasil para regenerar fragmentos como la Mata Atlántica, hoy altamente degradada.
La semilla que plantó el botánico también ha llegado a Chile, país donde desde hace años se viene utilizando este método en zonas urbanas y rurales para recuperar biodiversidad.
En la capital del país, Santiago, la Gobernación Metropolitana está impulsando una licitación para implementar 33 bosques de bolsillo, con la herencia Miyawaki, en distintas comunas.
Asimismo, mediante el Programa Brotar, en diciembre de 2023, se plantaron 600 especies en 150 metros cuadrados, bajo el método del botánico japonés en los jardines de la Universidad de Santiago de Chile.
México no ha sido la excepción. El proyecto de mini bosques urbanos también se ha desarrollado en su capital, además de otras experiencias en Talplan, Xochimilco, Monterrey y Puebla.
El método también se ha aplicado a nivel de escuelas para concientizar a los niños sobre la crisis climática y la importancia que tiene para el futuro del planeta algo tan simple como plantar árboles.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.