Ante la ola de violencia que enfrenta Sinaloa, autoridades federales realizaron un operativo en Culiacán en el que detuvieron a cinco hombres entre los que se encontraba Jesús Manuel “N”, alias “Treviño”, presunto líder de una célula delictiva ligada al Cártel de Sinaloa.
El sujeto es identificado como un presunto generador de violencia en la región y está relacionado con supuestos ataques con artefactos explosivos improvisados.
El operativo se llevó a cabo después de que las autoridades locales recibieran un reporte sobre la presencia de personas armadas en un motel de la zona norte de Culiacán.
Por su parte, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal informó que se hizo uso de herramientas tecnológicas para dar seguimiento a un “sujeto relacionado con hechos violentos en la región y al realizar vigilancias fijas y móviles se tuvo conocimiento que se que ubicaba en un inmueble en la calle México 15, de la carretera Los Mochis-Culiacán”.
En el sitio fueron aseguradas dos armas largas, dos cortas, 200 cartuchos útiles, ocho teléfonos celulares, además de un vehículo Honda sin reporte de robo. Hasta el momento se desconoce la identidad de las otras cuatro personas.
Estas nuevas detenciones se enmarcan dentro de las acciones de seguridad implementadas por México para combatir el tráfico de fentanilo a Estados Unidos y evitar que se agraven las medidas arancelarias ya impuestas por ese país.
El gobierno de Estados Unidos ha acusado tanto al Cártel de Sinaloa como a los Chapitos -la organización liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán- de producir grandes cantidades de fentanilo, de controlar la adquisición de precursores químicos y obtener miles de millones de dólares en ganancias por el comercio de este opioide.
En febrero, el Departamento de Estado designó al Cártel de Sinaloa como una organización terrorista, una acción que puso mayor presión sobre México y generó preocupación por una invasión del territorio por parte de fuerzas estadounidenses bajo el pretexto de combatir a estos grupos.
Desde el inicio de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, autoridades del Gabinete de Seguridad del gobierno federal han detenido al menos a ocho objetivos prioritarios relacionados a los Chapitos, y sólo a uno de la facción de Ismael “El Mayo” Zambada.
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Ambas facciones iniciaron una disputa territorial en Sinaloa en septiembre del año pasado tras la detención de Zambada en Estados Unidos que hasta ahora ha dejado más de mil personas muertas.
A estas capturas se sumó recientemente la del capo sinaloense Leobardo García Corrales, alias “El Leo”, asociado al Cártel de Sinaloa y vinculado al tráfico a gran escala de metanfetamina y fentanilo a Estados Unidos.
“El Leo” fue detenido el jueves 3 de abril en la alcaldía de Tlalpan, en la Ciudad de México. Era requerido por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), por estar vinculado con el tráfico de drogas para una organización delictiva, además de los delitos de delincuencia organizada, contra la salud y uso ilegal de armas de fuego y explosivos.
Sucede un día después de que el Departamento de Seguridad Interior anunciara que revocará el acceso de la universidad a los programas de visas de estudiantes.
La Universidad de Harvard presentó una demanda contra el gobierno de Trump, después de que este le revocara este jueves la facultad de matricular a estudiantes internacionales, intensificando la disputa entre la Casa Blanca y una de las instituciones más prestigiosas de EE.UU.
En la demanda presentada en Boston, la universidad denunció las acciones del gobierno como una “violación descarada” de la ley.
Este jueves el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. (DHS, por sus siglas en inglés) anunció que le quitará a la universidad el acceso a los programas de visas de estudiantes.
El gobierno de Trump afirma que Harvard no ha hecho lo suficiente para combatir el antisemitismo ni para cambiar sus prácticas de contratación y admisión, una acusación que la universidad ha negado enérgicamente.
Hay aproximadamente 6.800 estudiantes internacionales en esa universidad, que representan más de 27% de sus matrículas este año.
“De un plumazo, el gobierno ha buscado eliminar a una cuarta parte del personal estudiantil de Harvard, estudiantes internacionales que contribuyen significativamente a la universidad y su misión”, alegó Harvard en su demanda.
Harvard ha solicitado una orden para frenar la medida del Departamento de Seguridad Interior para revocar la certificación del Programa de Visitas de Intercambio de Estudiantes de la universidad, un mecanismo mediante el cual se el permite matricular a alumnos extranjeros.
“Condenamos esta horrible e injustificada acción”, expresó en una carta el presidente de la institución Alan Garber.
“La revocación continúa una serie de acciones del gobierno para tomar represalia contra Harvard por nuestra negativa a entregar nuestra independencia académica y someternos a la toma de control ilegal por parte del gobierno federal de nuestro currículum, de nuestro cuerpo docente y nuestro alumnado”, escribió.
El gobierno de Trump tiene en la mira a Harvard y a otras universidades élite, a las que acusan de no hacer lo suficiente para reprimir a los activistas pro palestinos, y de discriminar los puntos de vista conservadores.
Harvard ha dicho anteriormente que ha adoptado muchas medidas para abordar el antisemitismo, y que las exigencias del gobierno son un esfuerzo por regular las “condiciones intelectuales” de la universidad.
El gobierno ha amenazado con revocar la exención de impuestos de la que se beneficia la universidad y ha congelado miles de millones de dólares en subvenciones gubernamentales a la institución.
Harvard no solo es la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, sino también la más rica de ese país y del mundo.
La institución acumula un “endowment” (fondo patrimonial propio que invierte para financiar sus actividades) de US$53.000 millones, más que el producto interno bruto de 120 países, entre ellos Islandia, Bolivia, Honduras o Paraguay.
Donaciones millonarias, inversiones exitosas y una estricta gestión han hecho de Harvard una entidad con recursos suficientes.
Su fortaleza financiera es una poderosa herramienta para resistir presiones políticas y económicas que harían tambalear a otras universidades.
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