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Gobierno de CDMX presume reducción de homicidios del 51%: deja sin clasificar el 35% de muertes
Gobierno de CDMX presume reducción de homicidios del 51%: deja sin clasificar el 35% de muertes
Foto: Cuartoscuro/Archivo
7 minutos de lectura

Gobierno de CDMX presume reducción de homicidios del 51%: deja sin clasificar el 35% de muertes

Entre 2019 y 2022, CDMX dejó 35% de muertes sin clasificar, es decir, 6 mil 36 fallecimientos fueron reportados como “evento de intención no determinada”, de acuerdo con datos del INEGI.
04 de noviembre, 2023
Por: Alfredo Maza

Durante su último informe de seguridad de la Ciudad de México, la entonces jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum presumió que durante su administración lograron reducir la cifra de homicidios dolosos un 51%, disminuyendo en el ranking no solo nacional, sino también internacional, quedando por debajo de ciudades como Monterrey, Guadalajara, Nueva Orleans y Filadelfia, entre otras. 

“En homicidio doloso, la reducción, de enero-mayo del 2019 a enero-mayo del 2023, es del 51% y destaco que cuando llegamos al Gobierno de la Ciudad había un crecimiento exponencial en todos los delitos, pero particularmente en los homicidios; llegamos a tener promedios mensuales de 6 homicidios diarios, hoy estamos en un promedio de 2 homicidios diarios: 51 por ciento de reducción”, dijo en la ceremonia en la que también calificó a la fiscal Ernestina Godoy como “la mejor fiscal de todo el país” y al entonces secretario de seguridad, Omar García Harfuch, como “un gran hombre que es un gran líder de la corporación”. 

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Omar García Harfuch, Ernestina Godoy y Claudia Sheinbaum. Foto: Cuartoscuro/Archivo

Gobierno de CDMX deja sin clasificar 35% de muertes

Sin embargo, Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), del año 2019 al 2022, muestra que las autoridades capitalinas dejaron sin clasificar el 35% de las muertes, 6 mil 036 fallecimientos fueron clasificados como “eventos de intención no determinada”

Es decir, un subregistro de muertes violentas de capitalinos que fallecieron por causas como ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación, arma de fuego, contacto traumático con arma blanca, exposición al humo, fuego o llamas, ahogamiento y sumersión, caídas y envenenamiento por exposición a sustancias nocivas, entre otras, que no fueron clasificadas por las autoridades correspondientes.  

Lee más: Homicidios, la primera causa de muerte de jóvenes mayores de 15 años; Colima y Zacatecas, los estados con más asesinatos en 2022

Expertos ven “encubrimientos de homicidios”

Para expertos como el sociólogo Jorge Ramírez, de la Universidad de Guadalajara, se trata de un “encubrimiento de homicidios y suicidios en algunas entidades, empezando por la Ciudad de México”, en la que los forenses no pudieron determinar si la muerte fue un presunto homicidio, suicidio o accidente, por lo que las dejaron sin clasificación. 

“Es una cantidad enorme que ha venido creciendo desde hace años y que, como ve, no se distribuye al azar: más de la mitad se concentran en el Estado de México, y la Ciudad de México, pero también figuran Jalisco, Puebla, Michoacán y Guanajuato”, al menos en lo que respecta al año 2022, señaló en su cuenta de X, antes Twitter.  

Pese a lo anterior, en su mensaje de despedida la exjefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, aseguró que dejaría su cargo el viernes 16 de junio de 2023 para competir por la candidatura presidencial por el partido de Morena, pero dejando “buenas cuentas en seguridad”. 

“Quiero decirles a todos los habitantes de la ciudad, hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes, que me voy tranquila porque se queda un gran equipo, en particular el equipo de seguridad y justicia. Se queda un gran secretario de Seguridad, a quien agradezco eternamente el trabajo que ha desempeñado al frente de esta gran secretaría, estoy segura de que todo el Cuerpo de la Policía se lo agradece también. Omar es un hombre valiente, honesto, de convicción, que trabaja sin descanso por la seguridad de la ciudad. Un aplauso Omar”, dijo Sheinbaum en referencia a García Harfuch, quien actualmente compite por el ser próximo jefe de Gobierno de la Ciudad de México

Animal Político buscó a José Antonio Peña Merino, titular de la Agencia Digital de Innovación Pública, y a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) para hablar sobre las defunciones clasificadas dentro de estos eventos de “intención no determinada”, pero al cierre de esta nota no habían dado respuesta al requerimiento. 

Te puede interesar: La Fiscalía de Godoy en CDMX: una gestión con 99% de impunidad y denuncias de persecución y uso político

Muertes sin clasificación suben mientras homicidios bajan 

De acuerdo con el histórico de estadísticas de defunciones del Inegi, del año 2019 a 2022 las autoridades capitalinas han reportado un total de 17 mil 010 defunciones por causas externas, accidentales y violentas. Es decir, aquellas en las que una o varias lesiones resultaron en la muerte de una persona. 

De ese total, la mayor cantidad de muertes se registraron en la clasificación de “intención no determinada” con 6 mil 036 víctimas (35.48%) y en “presuntos accidentes” con 5 mil 231 muertes (30.75%), mientras que por “presuntos homicidios” se registraron 4 mil 464 defunciones (26.24%) y en “presuntos suicidios” 276 personas (8%). 

Incluso, si se muestran las cifras por año y de manera individual, se puede observar que durante los dos primeros años de la administración de Claudia Sheinbaum la cifra de defunciones no clasificadas en la Ciudad de México se redujo, al pasar de 2 mil 179 en 2019 a solo mil 077 en 2020, pero desde ese año comenzaron a subir hasta llegar a las mil 549 reportadas este 2022. 

“Por entidad federativa para el periodo en referencia (2022) se observó que, del total de eventos registrados de este tipo -que ascendió a 5, 918 casos (a nivel nacional)-, cuya intención no fue determinada, 1,549 correspondieron a la Ciudad de México (26.2%); 1,273 (21.5%) al Estado de México y 554 (9.4%) a Jalisco”, señala el comunicado del Inegi. 

De manera paralela, el Instituto indicó que las defunciones por “presunto accidente” no han dejado de subir, al pasar de 918 en 2019 a mil 552 en 2022, un incremento del 69% en solo 4 años. 

En contraste, en 2019 la Ciudad de México tenía un registro mil 301 víctimas de homicidio doloso, cifra que subió ligeramente a mil 340 para el 2020, pero que desde entonces no ha dejado de bajar hasta alcanzar la cifra de 747 muertes reportadas para este año, una reducción de 42.6 %.

homicidios cdmx
Fuente: elaboración propia con datos del Inegi.

Expertos advierten que irregularidades en conteo de defunciones inició desde el 2011

Pese a lo anterior, expertos en estadística y seguridad pública aseguran que las irregularidades en el conteo de defunciones de la Ciudad de México iniciaron desde el año 2011, periodo que comprende el último año de la administración de Marcelo Ebrard y las administraciones de Miguel Ángel Mancera y José Ramón Amieva. 

Desde junio, que se publicaron las estadísticas de defunciones preliminares, Edgar Vielma, exdirector general de Estadísticas Sociodemográficas del Inegi, advirtió que este incremento en los “eventos de intención no determinada” comenzó desde dicho año, mismo que se ha mantenido en estos niveles desde entonces, lo que podría ser normal por el mayor volumen de trabajo, si no es porque se concentra en estados muy en particular. 

“¿Quiénes son estas entidades? La encabeza la CDMX donde los homicidios son menores (1,076) a los eventos de intención no determinada (1,231), seguido del Edomex, Hidalgo, Puebla y Jalisco. Como ejemplo contrario tenemos a Zacatecas con 1,767 homicidios contra 15 eventos de intención no determinada o Veracruz con 1,810 homicidios contra 289 eventos de intención no determinada (al año 2021). 

“Es decir, los médicos legistas en entidades como Baja California, Chihuahua, Michoacán, Sinaloa y Veracruz, cuyo promedio de homicidios es de 1,708 sólo tienen clasificadas en promedio 195 casos con eventos de intención no determinada. Es decir, no son las cargas de trabajo”, agregó a través de un mensaje difundido en su cuenta de X, antes Twitter. 

Llaman a revisar protocolos de clasificación de médicos legistas

En ese sentido, pidió tener cuidado con la afirmación de algunos gobiernos respecto a que los homicidios han bajado y dijo que es urgente revisar los protocolos de clasificación de los médicos legistas, particularmente en la Ciudad de México, donde el contraste entre defunciones no clasificadas y homicidios es mayor. 

Por su parte Lilian ChapaKoloffon, investigadora senior del World Justice Project, ha considerado que esto puede evidenciar que la reducción en homicidios de la capital no es tan pronunciada como se advierten en las cifras y como ha presumido la exjefa de gobierno Claudia Sheinbaum. 

“Podríamos estar hablando y estamos hablando de que muchos más fallecimientos son, fueron, productos de un homicidio perpetrado con armas de fuego, con armas blancas, pero que por alguna razón en el certificado de defunción no se clasificaron como tal. Esto no necesariamente habla de una manipulación. Desde el 2011 está ocurriendo este fenómeno, pero también es cierto que la reducción en el homicidio en los últimos años puede ser cierta”, dijo en entrevista con La Octava

De acuerdo con la experta en seguridad pública, esto puede ser así porque la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México ha implementado estrategias para detener a personas que se identifican como generadores de violencia o personas que perpetran crímenes violentos como homicidios.  

sheinbaum godoy harfuch
Foto: Cuartoscuro/Archivo

De acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de México, al mes de junio de 2023 las autoridades capitalinas con apoyo de autoridades federales habían desarticulado 251 células criminales y detenido a 2 mil 217 presuntos delincuentes de grupos delictivos generadores de violencia en la Ciudad de México

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Imagen BBC
La vida de los hibakusha, sobrevivientes de las bombas atómicas que vivieron con miedo y ganaron el premio Nobel de la Paz
9 minutos de lectura

Para muchos habitantes de Hiroshima y Nagasaki sobrevivir a las bombas fue solo el comienzo de una vida en la que combatieron dolores físicos pero también profundas heridas emocionales.

11 de octubre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Las bombas de Hiroshima y Nagasaki terminaron con la vida de miles de personas en un instante. Para los sobrevivientes fue solo el comienzo de años de dolorosas heridas, enfermedades, miedo, sentimiento de culpa y discriminación.

La organización Nihon Hidankyo, que agrupa a los hibakusha o sobrevivientes de las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre las ciudades japonesas en 1945, ganó el Premio Nobel de la Paz este año.

El movimiento representa a los 174.080 sobrevivientes de los bombardeos atómicos que residen en Japón, Corea y otras partes del mundo.

No existen cifras definitivas de cuántas personas murieron a causa de los bombardeos del 6 y el 9 de agosto de 1945,.

Los cálculos más conservadores estiman que cinco meses después de los ataques unas 110.000 personas habían muerto en ambas ciudades.

Otros estudios afirman que la cifra total de víctimas, a finales de ese año, pudo ser más de 210.000.

Escombros de edificios en Hiroshima.
Getty Images
Hiroshima quedó arrasada tras la explosión de la bomba.

El mundo ha conocido el relato del horror gracias a los sobrevivientes, a quienes se les conoce como hibakusha, que en japonés significa “persona afectada por la bomba atómica”.

Sus testimonios no solo dan cuenta de lo que vieron, sino de los traumas que aún llevan dentro.

“Hay muchos hibakusha que son narradores sociales, pero no son capaces de contarle su propia historia a sus hijos”, le dice a BBC Mundo Yuka Kamite, profesora de Psicología en la Universidad de Hiroshima, quien ha estudiado la salud mental de los hibakusha.

Una dura batalla

Se calcula que hoy aún viven unos 140.000 hibakusha, que rondan los 80 años de edad.

¿Cómo ha sido la vida de los hibakusha y por qué sobrevivir a la bomba fue solo una parte de la dura batalla que han dado para llevar una vida digna?

Miedo

Los hibakusha que recibieron el impacto de la bomba sufrieron quemaduras y heridas que marcaron sus cuerpos y sus rostros.

Una sobreviviente con quemaduras en la cara
Getty Images
Muchos sobrevivientes sufrieron quemaduras y de los efectos de la radiación.

Aquellos que estuvieron expuestos a mayores dosis de radiación, aunque a primera vista parecían ilesos, luego mostraron síntomas como pérdida del pelo, sangrado y diarrea.

Luego se reportó un aumento en enfermedades como el cáncer y la leucemia.

“Todavía siento miedo de que se me puedan manifestar las consecuencias de la radioactividad y morir en cualquier momento”, le dice a BBC Mundo Yasuaki Yamashita, un sobreviviente de Nagasaki que tenía 6 años el día de la explosión y que hoy, a sus 81 años, vive en México.

Ese miedo los llevó a una vida de estrés, confusión, incertidumbre y ansiedad. Incluso vivían con temor de pasarle los efectos de la radiación a sus hijos.

“Los efectos de la radiación son invisibles, eso los hizo sentirse inestables e intranquilos, sin saber qué iba a pasar con su futuro”, le dice a BBC Mundo Hibiki Yamaguchi, investigador en el Centro para la Abolición de Armas Nucleares de la Universidad de Nagasaki.

Dos sobrevivientes con heridas
Getty Images
Las bombas causaron heridas físicas y psicológicas.

El miedo marcó para siempre la salud mental y emocional de muchos hibakusha.

Luli van der Does, profesora en el Centro para la paz de la Universidad de Hiroshima que ha estudiado los efectos de la bomba en los sobrevivientes, menciona algunos ejemplos de cómo el miedo se quedó grabado en sus mentes.

“Algunos no pueden comer pescado seco porque les recuerda el olor de los cuerpos quemados”, le dice van der Does a BBC Mundo.

“Otros se tuvieron que ir de Hiroshima y nunca volvieron a visitar su ciudad, otros dicen que no pueden comer pepinos, porque ante la falta de medicinas tras la bomba era lo único que podían usar para curar sus heridas”.

Yasuaki Yamashita en una foto de cuando era pequeño a la izquierda y una foto reciente
Cortesía/Marcos González
Yasuaki Yamashita tenía 6 años cuando explotó la bomba en Nagasaki. Hoy, a sus 81 años, vive en México.

“En casos más severos, dicen que no pueden cruzar puentes ni ver ríos, porque comienzan a recordar los cadáveres que veían flotando tras la explosión”.

El miedo les afectó su salud emocional pero, además, los lanzó a una realidad que hizo aún más difícil su lucha por llevar una vida soportable después de la bomba.

Discriminación

Las heridas físicas, el temor a que los efectos de la radiación pudieran ser contagiosos y los traumas psicológicos de los hibakusha llevaron a que muchos comenzaran a ser discriminados por su condición.

“La gente temía que los sobrevivientes tuvieran una enfermedad contagiosa”, recuerda Yamashita.

“Decían: ‘Hay que separarlos, no hay que casarse con ellos, no hay que tener amistad con ellos’”.

El temor a la discriminación llevó a que muchos ocultaran su condición de hibakusha o se negaran a hablar de ello.

“Aquellos que tenían queloides [crecimiento excesivo del tejido de una cicatriz] en el cuerpo usaban mangas largas para cubrir sus cicatrices, incluso en pleno verano”, dice la profesora Kamite.

Una persona muestra sus cicatrices abultadas
Getty Images
Los sobrevivientes ocultaban sus cicatrices queloides por miedo a la discriminación.

También se les hacía difícil conseguir y conservar sus trabajos. Así lo recuerda Yasuaki Yamashita:

“Cuando salí de la preparatoria comencé a trabajar y casi al mismo tiempo comencé a sufrir los efectos de la radiación.

Empecé a perder la sangre, evacuaba sangre, vomitaba sangre, entonces no podía trabajar.

Si conseguía un trabajo, venía esa enfermedad y tenía que renunciar, así duré como dos años.

Mucha gente me decía que yo era un flojo, que no quería trabajar, pero no era eso, era que simplemente no podía trabajar. Yo necesitaba trabajar, pero no podía”.

Para las mujeres la situación muchas veces era aún más difícil.

En esa época casarse era muy importante para las mujeres japonesas.

Setsuko Thurlow
Getty Images
Setsuko Thurlow recuerda que cuando era joven, poder casarse era muy importante para las mujeres japonesas.

“Era casi la única cosa que una mujer esperaba”, recuerda Setsuko Thurlow, sobreviviente de Hiroshima, quien en julio compartió sus recuerdos durante un evento en línea para conmemorar el 75 aniversario de las bombas.

“Con esas cicatrices queloides, esas mujeres perdían la fe y la esperanza en la vida”, dijo Thurlow, quien en 2017 recibió en nombre de los sobrevivientes el Premio Nobel de Paz que se le otorgó a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por su sigla en inglés).

Keiko Ogura, otra sobreviviente de Hiroshima, recuerda que vivió esa discriminación en carne propia. Así lo contó en conversación con BBC Mundo:

“Tenía 8 años, era solo una niña pequeña en la escuela elemental, pero sabíamos que no debíamos decir que habíamos estado en la ciudad ese día. Si decíamos algo relacionado con la radiación, no nos podríamos casar.

No decíamos que éramos sobrevivientes. Teníamos un certificado de sobrevivientes y al mostrarlo en el hospital podíamos recibir tratamiento médico que ayudaba a pagar el gobierno. Sin embargo, la gente nos decía ‘no muestres eso’.

Keiko Ogura
Getty Images
A Keiko Ogura le enseñaban que no debía decir que era una sobreviviente de la bomba.

Al principio yo no le prestaba atención, sentíamos que todos compartíamos el mismo destino, pero cuando ya era una mujer en edad de casarme, a los 18 o 20 años, los hombres jóvenes de fuera de la ciudad me preguntaban “Keiko, ¿dónde estabas al momento de la bomba?Por mi parte no hay problema, pero a mis padres les preocupa”.

Sé que muchas otras personas también tuvieron esa experiencia”.

La profesora Van der Does cuenta que cuando llegaba el momento de casarse, algunas personas contrataban detectives para investigar si la pareja había estado en Hiroshima al momento de la bomba.

Otros, por su parte, sintieron esa discriminación de una manera más sutil o indirecta, y los puso en una posición vulnerable ante la sociedad. Una “discriminación silenciosa”, como la llama la profesora Van der Does.

Yoshiro Yamawaki con una camisa a cuadros.
Cortesía Yoshiro Yamawaki
Yoshiro Yamawaki lamenta no haber podido estudiar una carrera porque tras la muerte de su padre tuvo que dedicarse a trabajar.

“No sabes exactamente qué tipo de discriminación estás sufriendo, pero simplemente la sientes en tus interacciones sociales, o al darte cuenta de que a lo largo de tu vida has recibido un trato injusto”, explica.

Yoshiro Yamawaki, sobreviviente de Nagasaki, es uno de esos casos de discriminación silenciosa.

“La bomba mató a mi padre, mi madre tenía siete hijos y no podía hacerse cargo de ellos. Por eso, tuve que dedicarme a trabajar, sin poder ir a la universidad, creo que eso fue una forma de discriminación”, dice Yamawaki en conversación con BBC Mundo.

Según explica Van der Does, es difícil conocer el daño psicológico y emocional que sufrieron los hibakusha porque muchos murieron sin ser capaces de hablar de ello.

Keiko Ogura con 8 años.
Cortesía Keiko Ogura
Keiko Ogura tenía 8 años cuando estalló la bomba en Hiroshima.

“Hay muchos que no han admitido ser hibakusha por el miedo a la discriminación”, dice la investigadora.

En una reciente encuesta que Van der Does realizó entre 1.652 hibakusha de Hiroshima y Nagasaki, encontró que el 31% de ellos ha sufrido varios tipos de trato discriminatorio a lo largo de su vida.

Esa discriminación en ocasiones se dio entre los mismos hibakusha.

“Los hibakusha conocían mejor que nadie lo que les ocurría, por eso muchas veces se discriminaban entre ellos”, dice Hibiki Yamaguchi, de la Universidad de Nagasaki.

Setsuko Thurlow hablando desde la tribuna de los premios Nobel
Getty Images
En 2017 Thurlow asistió a la ceremonia del Premio Nobel representando a las víctimas de los bombardeos.

Según Van der Does, esa discriminación era fruto del miedo y de la desesperación por vivir. “Estaban luchando por sobrevivir, tenían que competir entre ellos por lograr algún tipo de ayuda”, dice la profesora.

Culpa

Al miedo y a la discriminación con que cargaban los hibakusha muchas veces se les sumó un sentimiento de culpa por haber escapado con vida o haber sido incapaces de ayudar a quienes pedían auxilio.

Ese sentimiento de culpa de los sobrevivientes les causó sufrimiento a largo plazo, explica la psicóloga Kamite.

Hiroshima destruida tras la bomba
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Muchos hibakusha desarrollaron un sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a las personas heridas.

Así lo recuerda la sobreviviente Keiko Ogura:

“Yo, al igual que el 90% de los sobrevivientes, tuve un sentimiento de culpa porque vi morir a familiares y amigos. Después de la explosión vimos gente bajo los edificios derrumbados pidiendo ayuda, pero no podíamos ayudarlos, estaban atrapados. Las madres trataban de sacarlos pero era muy difícil.

Luego, el fuego se esparció tan rápido que no tuvieron más opción que irse del lugar.

Eso los hizo preguntarse: ¿por qué no pude cumplir con el deber de ayudar a mis hijos hasta el último momento?

Tras la explosión, dos personas muy heridas se me acercaron y solo decían ‘agua, agua’. Yo les di de beber y luego murieron frente a mí. En ese momento no lo entendía, era solo una niña de 8 años, pero comencé a culparme porque sentía que los había matado. Sentía que si no les hubiera dado agua, ellos no estarían muertos. Me sentí así durante más de 10 años”.

Yasuaki Yamashita hablando en un foro
Getty Images
Algunos hibakusha cuentan su historia en eventos públicos, pero otros prefieren permanecer en silencio.

Según los expertos, la dificultad que muchos sobrevivientes tienen para hablar de su experiencia les ha afectado sus vidas.

“El velo de silencio sobre estos temas funcionó para ocultar las transgresiones ocasionadas por las secuelas atómicas”, dice Kamite.

Contra el silencio

Algunos hibakusha, sin embargo, han combatido ese silencio y comparten sus historias con los medios o como parte de campañas en contra de la proliferación de armas nucleares.

“Algunos están motivados por la ira, otros por un sentido de misión social, y otros pueden estar motivados por la respuesta al trauma”, dice Kamite.

Takashi Morita sostiene unas flores en la mano
Getty Images
Algunos hibakusha se convirtieron en activistas en contra de las armas nucleares.

La profesora, sin embargo, advierte que son solo unos pocos quienes participan en estas actividades sociales y que es probable que muchos hibakusha hayan sido una “mayoría silenciosa”.

Van der Does, por su parte, explica que con el tiempo los hibakusha lograron construir un sentido de comunidad que los ayudó a ganar aceptación en la sociedad.

“Se convirtieron en líderes en la lucha por el desarme nuclear”, dice la profesora. “Pasaron de ser víctimas a creadores de un mundo nuevo”.

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