Magali ha sido enfermera del Instituto Nacional de Cancerología (InCan) los últimos seis años, en los que ha sufrido por la falta de instrumentos básicos de trabajo. “A veces no tenemos cubrebocas, incluso plumas u hojas para hacer anotaciones”, lamenta.
La falta de insumos provoca que Magali llegue a invertir hasta 200 pesos a la semana para comprar sus propias herramientas de trabajo. Su gasto incrementa cuando, por tráfico o bloqueo de calles, toma un taxi para evitar que le descuenten su sueldo por llegar tarde.
“Han ido afectando a nuestra economía como trabajadores por cosas muy muy básicas”, expresa Magali bajo condición de anonimato, pues teme que el InCan o la Secretaría de Salud tome represalias en su contra por hablar de las carencias que tienen.
La falta de insumos médicos en el InCan no solo afecta a sus trabajadores. En los casos más extremos, las familias asumen el costo de comprar objetos que son necesarios para sus pacientes, por ejemplo, hieleras para guardar los medicamentos que van a utilizar.
Lejos de que estos problemas se vayan a resolver, el panorama no luce alentador. El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 (PPEF 2025) plantea un recorte de 30 mil millones de pesos a la Secretaría de Salud, lo que tendría un impacto directo en 16 de sus hospitales e institutos.
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Un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) muestra que el siguiente año algunos de estos hospitales e institutos tendrán recortes presupuestales que llegan a superar los 300 millones de pesos. El peor caso es el del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” al que le reducirían 600 millones de pesos respecto a 2024.
En el caso del InCan, su recorte ascendería a 340 millones de pesos, una noticia que cae como como balde de agua fría a Magali, quien ya de por sí batalla con sus herramientas de trabajo para atender a los pacientes.
“Es muy preocupante porque este año que hemos cursado se ha visto mucha carencia, la carencia que ya existía de años pasados, entonces el que nos avisen que el siguiente año estará peor… de por sí no tenemos muchas cosas con las que trabajar, todo es muy limitado”, expresa Magali.
En la zona de hospitales de Tlalpan, donde se encuentra el InCan y otros institutos que serían afectados por el recorte presupuestal del 2025, las opiniones coinciden. El personal médico advierte de la falta de herramientas para atender a sus pacientes y de la necesidad de que las familias compren sus propios insumos.
En ese contexto, Magali lanza un mensaje a la Cámara de Diputados que la siguiente semana arrancará la discusión del PPEF 2025, en la que todavía le podrían regresar a los hospitales los recursos económicos que el gobierno federal propuso quitarles.
“Ojalá que sí consideren las necesidades de la ciudadanía y de los trabajadores de la salud. Nosotros siempre terminamos aceptando lo que se nos da y ahora ya le toca a los pacientes, ahora se les da lo que se les puede dar y no lo que necesitan”, critica Magali.
El primer presupuesto de la presidenta Claudia Sheinbaum destaca por ser más austero incluso que los presentados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
La presidenta propuso acrecentar la austeridad en la mayor parte de las dependencias de gobierno, y los hospitales de la Secretaría de Salud no son la excepción.
Según el estudio del CIEP, los más afectados por recortes serían el Hospital General de México, el InCan, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
Otras instituciones que sufrirían recortes presupuestales son el Hospital General Gea González, el Hospital General de México, el Hospital Infantil de México, el Hospital Juárez de México, el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y el Instituto Nacional de Geriatría.
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Además, el Instituto Nacional de Medicina Genómica, el Instituto Nacional de Pediatría, el Instituto Nacional de Perinatología, el Instituto Nacional de Psiquiatría, el Instituto Nacional de Rehabilitación y el Instituto Nacional de Salud Pública.
En la Cámara de Diputados se tiene previsto que dentro de PPEF 2025 sean reasignados unos 20 mil millones de pesos que saldrán, principalmente, de los recursos que originalmente estaban destinados a los organismos autónomos cuya desaparición fue recientemente aprobada, al Instituto Nacional Electoral y al Poder Judicial.
Ricardo Monreal, coordinador de los diputados federales de Morena, explicó que los 20 mil millones de pesos podrían servir para aminorar el recorte al sector salud, aunque todavía no especifica de qué manera lo harán.
Andrea es una doctora que recién comenzó a laborar en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. Antes tuvo la oportunidad de estar en centros de salud de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, donde se enfrentó a un problema similar: la falta de insumos para el personal médico y los pacientes.
“En algunos de estos hospitales no había vendas, jeringas, algodón, tomografía o ni alcohol. Hay pacientes que deben comprar antibióticos de unos 500 o 600 pesos porque en los hospitales no los tienen”, comenta Andrea sobre su experiencia.
La doctora advierte que el desabasto de medicamentos e insumos médicos lo ha visto de forma gradual a raíz de la desaparición del Seguro Popular en 2019, un programa de salud que primero fue sustituido con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y luego por el IMSS-Bienestar debido a que no se consolidó.
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Para Andrea, el recorte presupuestal para los hospitales de la Secretaría de Salud es un tema grave, ya que a estas instituciones llegan personas de los niveles socioeconómicos más bajos y sin seguridad social para recibir una atención especializada.
“Hay que recordar que todo lo concerniente a la Secretaría de Salud tiene que ver con los no derechohabientes, los que perciben un salario incluso más por debajo que el salario mínimo, es la población más vulnerable y se les estaría afectando”, comenta Andrea, también bajo condición de anonimato.
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El recorte presupuestal a hospitales e institutos médicos es la punta del iceberg del recorte a este sector en el PPEF 2025, especialmente dentro de la Secretaría de Salud.
El análisis del CIEP exhibe un recorte de diez mil millones de pesos en 2025 para el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia), la dependencia encargada de implementar las políticas de vacunación en el país.
Otras instituciones del sector salud que sufrirán recortes son las que atienden temas de salud sexual y reproductiva, prevención y control del VIH, la salud mental y las adicciones.
En el proyecto del presupuesto del próximo año desaparecieron todos los recursos que se destinaban a seis Hospitales Regionales de Alta Especialidad de Chiapas; Ciudad Victoria, Tamaulipas; Ixtapaluca, Estado de México; Oaxaca, la Península de Yucatán y el Bajío.
Estos hospitales regionales “desaparecieron” del presupuesto de la Secretaría de Salud porque fueron integrados al IMSS-Bienestar, lo que impide conocer con certeza cuántos recursos se le asignará a cada uno de estos centros especializados.
Falleció la actriz a quien se considera en México como inspiradora del cineasta Luis Buñuel. En su carrera se cuentan más de 100 películas y decenas de obras de teatro.
“Yo escogí a Buñel, no él a mí”. De eso presumía hace años la actriz mexicana Silvia Pinal.
“Me enamoré de su cine, de su humor negro, de su manera de ser y supe que no descansaría hasta ser dirigida por él y lo logré”, dijo en una entrevista concedida al diario La Jornada.
Se trató de una declaración sorprendente que se recuerda ahora tras su muerte.
Pinal contaba la historia de cómo se filmó Viridiana, en 1961, una de las obras maestras del cineasta español y la primera cinta mexicana que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Pinal murió este 28 de noviembre a los 93 años en Ciudad de México donde estaba hospitalizada desde el 21 de noviembre por una infección urinaria.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lamentó el fallecimiento de la actriz a la que definió como “parte de la memoria cultural de México”.
“Muchas generaciones de mexicanas y mexicanos crecimos admirándola”, escribió Sheinbaum en sus redes sociales.
En la autobiografía de Pinal, Ésta soy yo. Silvia Pinal, la actriz recordaba que la filmación fue una especie de regalo de bodas de su entonces marido, el empresario Gustavo Alatriste.
La pareja viajó a España para contactar a Buñuel, a quien encontraron en su pueblo natal Calanda, en la provincia de Teruel. Pinal los presentó.
“¿Y él quién es, productor, director?”, preguntó. La actriz respondió: “No, don Luis, es mi marido y es mueblero”.
Intrigado, Buñuel insistió: ¿por qué un vendedor de muebles quería hacer cine?
“Porque me ama”, fue la respuesta. “Ah”, dijo el director. “Es una muy buena razón”.
Alatriste pagó 150 mil pesos de entonces al cineasta por la película. Ése fue el regalo de bodas para su esposa.
Y Viridiana es la cinta por la que más se la recordará y la que la consagró como actriz.
A Silvia Pinal se le consideraba “la última gran diva de México” y entre las razones para la definición destacan las películas Viridiana, El ángel exterminador y Simón del Desierto.
Fue una de las actrices que más filmó con el cineasta español.
En México la llamaban “la musa de Buñuel”.
Pinal nació en en 1931 en el puerto de Guaymas, Sonora, en el noroeste del país.
Por el trabajo de su padre, un exmilitar, vivió en varios lugares antes de asentarse definitivamente en Ciudad de México, donde a los 14 años consiguió su primer empleo como secretaria en un laboratorio farmacéutico.
En 1948, debutó en su primera película con un papel pequeño en Bamba, y a partir de ese momento filmó más de 100 cintas en México y otros países.
Silvia Pinal fue una actriz versátil: lo mismo interpretó a una ingenua chica consentida de familia adinerada, que a mujeres seductoras en busca de conquistar hombres millonarios.
En su filmografía abundan las comedias ligeras o de estilo comercial, con las que obtuvo varios reconocimientos y la volvieron muy popular en México.
De acuerdo con especialistas tuvo un papel central en el estilo de cine que nació en la década de los 50 y cuyo tema más frecuente fueron historias desarrolladas en las ciudades, a diferencia de otros períodos cuando los guiones se basaban sobre todo en la vida del campo.
Fue un contexto distinto que requería, también, de otro tipo de actrices.
“Más que campo, arrabal o barrio debían sugerir una sensualidad más sofisticada, desbordante”, escribió el historiador Felipe Mera en la revista Veredas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Era una imagen que causaba controversia.
En 1961, por ejemplo, el gobierno de España encabezado por Francisco Franco prohibió la exhibición de Viridiana después de que el diario italiano L’Osservatore Romano la calificó como “blasfema”.
Pinal contaba que las autoridades españolas ordenaron confiscar todas las copias de la cinta, pero amigos de la actriz enterraron en su jardín un par y ella misma llevó a México de contrabando otras tres.
Por eso fue posible que Viridiana se exhibiera en América Latina.
Aunque en México muchos destacan especialmente la belleza de Silvia Pinal, también hay otros momentos que ahora se recuerdan.
Uno de ellos es el período entre 1991 y 2000 cuando la actriz fue sucesivamente diputada federal, asambleísta del Distrito Federal y senadora, postulada siempre por el entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En ese lapso impulsó algunas legislaciones que tuvieron poco éxito, como una propuesta para endurecer sanciones a la reventa de boletos de espectáculos, y modificaciones a la Ley de Cinematografía.
Además fue secretaria general de la Asociación Nacional de Intérpretes, la Asociación Nacional de Actores y promotora de obras musicales en teatros del país.
También protagonizó varias polémicas. En 2000 tuvo que exiliarse durante casi un año en Miami, pues en México fue acusada de malversar fondos de la Asociación Nacional de Productores de Teatro (Protea), que ella fundó.
El aspecto personal de la última diva de México no fue tan exitoso.
Durante varios años Silvia Pinal padeció un glaucoma que le obligó a cancelar presentaciones y alejarse durante un tiempo de los escenarios.
Pero lo más grave ocurrió con su familia. Una de sus hijas, la cantante de rock Alejandra Guzmán, estuvo a punto de morir por complicaciones de una cirugía plástica mal practicada.
Antes, en 1982, había muerto otra de sus hijas, Viridiana, de 18 años de edad, en un accidente automovilístico en Ciudad de México.
Cinco años después falleció su nieta en la piscina de su casa. La niña de 2 años se llamaba igual que su tía.
Fue una de las mayores paradojas para la actriz: Viridiana, el nombre que representó la gloria en su carrera, fue también el mayor dolor en su vida.
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