
La niña de tres años que recibía atención médica tras contagiarse de influenza aviar A H5N1 falleció esta mañana, dio a conocer Eliud Aguirre Vázquez, secretario de Salud de Coahuila.
Se trata del primer caso de influenza aviar detectado en México, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
La menor, originaria de Durango, fue reportada como grave desde el pasado 1 de abril y fue hospitalizada en la ciudad de Torreón, Coahuila.

Aguirre Vázquez declaró a medios de comunicación que la niña murió en la Clínica 71 del IMSS, tras presentar una falla multiorgánica. En tanto, la Secretaría de Salud precisó que su muerte se debió a complicaciones respiratorias derivadas de la infección.
El funcionario dijo que se está monitoreando a todos los contactos cercanos de la niña para descartar algún contagio. Asimismo, se realizan pruebas PCR al personal médico que recibió y atendió a la paciente, sin que hasta ahora hayan encontrado casos sospechosos.
Ante las recientes tolvaneras en la zona, el funcionario recomendó a la población usar cubrebocas para reducir riesgos, ya que aún se desconoce el origen exacto del contagio.
Las autoridades en Salud, Medio Ambiente y Agricultura, locales, estatales y federales continúan con las acciones de prevención y hasta el momento se han muestreado 38 contactos humanos del caso resultando todos negativos.
“No se han identificado más casos en humanos y se considera que existe un bajo riesgo para que esto ocurra”, señaló la dependencia federal.
La Secretaría de Salud informó que la influenza zoonótica es una enfermedad que puede transmitirse de aves u otros animales a los seres humanos. Sin embargo, el riesgo de salud pública es poco, por lo que el consumo de carne de pollo o huevo bien cocido no representa un riesgo.
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En lo que respecta a la monogamia, los humanos se parecen más a las suricatas y a los castores que a nuestros primos primates.
En nuestra vida amorosa, nos asemejamos más a estas mangostas sociales y unidas que a nuestros primos primates, según sugiere una clasificación de monogamia elaborada por científicos.
Con un 66% de monogamia, los humanos obtienen una puntuación sorprendentemente alta, muy superior a la de los chimpancés y los gorilas, y a la par de las suricatas.
Sin embargo, no somos ni mucho menos la criatura más monógama.
El primer puesto lo ocupa el ratón californiano, un roedor que forma vínculos inseparables para toda la vida.
“Existe una liga de élite de la monogamia, en la que los humanos se encuentran cómodamente, mientras que la gran mayoría de los demás mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo para el apareamiento”, afirmó Mark Dyble, investigador del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge.
En el mundo animal, el emparejamiento tiene sus ventajas, lo que podría explicar por qué ha evolucionado de forma independiente en múltiples especies, incluida la nuestra.
Los expertos han propuesto diversos beneficios para la llamada monogamia social, en la que las parejas se unen durante al menos una temporada de reproducción para cuidar a sus crías y ahuyentar a los rivales.
Dyble examinó varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, calculando la proporción de hermanos de padre y madre (individuos que comparten la misma madre y el mismo padre) en comparación con los medio hermanos (individuos que comparten la madre o el padre, pero no ambos).
Se recopilaron datos similares para más de 30 mamíferos monógamos sociales y de otras especies.
Los humanos tienen un índice de monogamia del 66% de hermanos de padre y madre, por delante de las suricatas (60%), pero por detrás de los castores europeos (73%).
Mientras tanto, nuestros primos evolutivos se sitúan en la parte inferior de la tabla: los gorilas de montaña con un 6%, y los chimpancés con solo un 4% (al igual que el delfín).
En último lugar se encuentra la oveja de Soay, de Escocia, donde las hembras se aparean con múltiples machos, con un 0,6% de hermanos de padre y madre.
El ratón californiano ocupó el primer puesto, con un 100%.
Sin embargo, estar clasificados junto a suricatas y castores no significa que nuestras sociedades sean iguales: la sociedad humana es completamente diferente.
“Aunque la proporción de hermanos de padre y madre que observamos en los humanos es muy similar a la de especies como las suricatas o los castores, el sistema social que vemos en los humanos es muy distinto”, declaró Dyble a la BBC.
“La mayoría de estas especies viven en grupos sociales similares a colonias o, quizás, en parejas solitarias que se desplazan juntas. Los humanos somos muy diferentes. Vivimos en lo que llamamos grupos con múltiples machos y múltiples hembras, dentro de los cuales existen estas unidades monógamas o de pareja estable”, explicó.
Kit Opie, profesor del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, que no participó en el estudio, afirmó que este es otro elemento clave para comprender cómo surgió la monogamia en los seres humanos.
“Creo que este artículo nos proporciona una comprensión muy clara de que, a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, los humanos son monógamos”, declaró.
“Nuestra sociedad se parece mucho más a la de los chimpancés y los bonobos; simplemente hemos tomado un camino diferente en lo que respecta al apareamiento”, agregó.
El nuevo estudio fue publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences.
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