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Sheinbaum regresa al modelo de compras de medicinas que AMLO eliminó, tras desabasto
Sheinbaum regresa al modelo de compras de medicinas que AMLO eliminó, tras desabasto
Foto: Cuartoscuro/Archivo
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Sheinbaum regresa al modelo de compras de medicinas que AMLO eliminó, tras desabasto

La compra consolidada de medicinas abastecerá a los hospitales del IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar, Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Nacionales de referencia, Secretaría de Marina y Servicios de Salud de Pemex, como ocurría en sexenios pasados.
15 de enero, 2025
Por: Nayeli Roldán

La presidenta Claudia Sheinbaum regresó el modelo de compras consolidadas para adquirir medicinas que había funcionado en los últimos sexenios, pero que Andrés Manuel López Obrador decidió eliminar con el objetivo de conseguir mejores precios y ahorrar, como parte de su política de austeridad

Durante el sexenio obradorista implementaron cinco modelos de adquisición de fármacos, pero ninguno funcionó, toda vez que cada año fue cambiado. Aún más: no hubo ahorros, toda vez que el sexenio de AMLO gastó 29 % más en la compra de medicinas que en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Mientras en 2018 el priista destinó 61 mil millones de pesos, el morenista erogó 79 mil millones de pesos en 2024, pero hubo menos medicinas, pues dejó sin surtir 15 millones de recetas, cinco veces más que Peña Nieto, como reveló Animal Político en la investigación periodística No fuimos Dinamarca

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Ahora, el gobierno de Claudia Sheinbaum organizó nuevamente una licitación de compra consolidada para los siguientes dos años y, en la que advierten, significará un ahorro de 30 mil millones de pesos. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

Igual que como ocurrió en el sexenio de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, todas las instituciones de salud realizaron sus compras en un mismo proceso para que el gobierno obtuviera mejores precios debido al alto volumen de compra, como argumentaron los anteriores mandatarios y como también informó Sheinbaum al dar a conocer el ‘nuevo’ modelo. 

Sin embargo, hasta antes que López Obrador eliminara las compras consolidadas mantenían un ritmo de contratación similar para que se asegurara el abasto todo el año. Por eso, los procesos de compra arrancaban a mediados de año y la industria tenía al menos tres meses para cumplir con la producción y distribución del número de piezas de medicinas que el gobierno demandaba.

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Así comprará medicinas el gobierno de Sheinbaum

Esta vez, debido al rediseño del modelo y los atrasos en el proceso, el gobierno de Sheinbaum dio a conocer a las empresas ganadoras en el proceso de licitación este martes 14 de enero y tendrán 14 días más para la formalización de los contratos. 

Esto quiere decir que los proveedores únicamente tendrán un mes para la producción de fármacos, armar la logística y entregarlos en los 360 almacenes de instituciones de salud en el país, toda vez que, según la convocatoria, los pedidos deben estar cumplidos en marzo. 

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Además, aún falta definir “qué cantidad se requiere, en dónde y cuándo. Digamos que lo más sencillo fue la licitación, pero todavía hay muchos pasos en medio para tener un abasto oportuno y suficiente”, afirmó en entrevista Rafael Gual, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica.

“Esto se tendrá que resolver una vez que se firmen los contratos, pero únicamente vamos a tener febrero para fabricar y demás, cuando lo hemos dicho muchas veces, se requieren entre tres y cuatro meses”, explicó Gual en entrevista. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

Con Sheibaum, aún faltan proveedores para 27 % medicinas 

La compra consolidada de medicinas abastecerá a los hospitales del IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar, Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Nacionales de referencia, Secretaría de Marina y Servicios de Salud de Pemex, como ocurría en sexenios pasados.

Esta vez, la compra es organizada por Birmex en un proceso coordinado por la Secretaría de Salud, mientras que en sexenios anteriores corría a cargo del IMSS. 

El subsecretario de Integración y Desarrollo del sector Salud, Alejandro Clark, explicó en la conferencia presidencial que la demanda de medicinas y equipo médico para todas las instituciones, fue de 4 mil 982 millones de piezas. 

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En el proceso de licitación eligieron proveedores para 3 mil 649 mil millones de piezas, que representan 73 % de las piezas de medicamentos a adquirirse durante este periodo que requieren las instituciones.

“Pero adicionalmente tenemos mil 218 piezas, que son el 24.4 %, en donde tenemos ofertas; es decir, hay un proveedor o más de un proveedor que quiere proveerlas, que tiene capacidad de hacerlo, que en la licitación le faltó hacer alguna corrección documental o técnica”, explicó Clark.

Gobierno de AMLO fracasa en todos sus intentos de compras de medicinas

El presidente Andrés Manuel López Obrador acusó corrupción en la adquisición de medicinas en gobiernos anteriores, aunque no hubo un solo juzgado por ello en su administración. 

Además, como parte de su política de austeridad, instruyó a todas las dependencias a ahorrar lo más posible, incluso en salud. De ahí que intentaron nuevos modelos de compra, pese a que las compras consolidadas de medicinas se habían ido mejorando durante los 12 años previos y se había logrado cierto conocimiento y ritmo de compras para garantizar el abasto de medicinas. 

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

 

El primer intento fue encargar las compras a la entonces oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, ahora titular de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, pese a que no tenía experiencia en el ramo de salud ni en la adquisición de medicinas

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De ahí que intentó comprar los fármacos sin incluir el costo de distribución, aunque la industria le insistía que el proceso logístico era complejo y, por supuesto, requería el pago de un servicio extra. De ahí que muchas empresas decidieron no participar y el gobierno sólo logró comprar 64 % de lo requerido. 

El siguiente año, López Obrador le encargó la compra al recién creado Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI)a través de la UNOPS, un organismo de la ONU, pero tampoco lograron comprar todo. 

El tercer intento fue del INSABI únicamente, pero el organismo fue extinto en 2023. Ese año las compras estuvieron a cargo de Birmex y para ello crearon la megafarmacia del Bienestar, pero que en sus primeros cuatro meses sólo había surtido 341 recetas, es decir, 2.7 al día. 

El último año de gobierno de López Obrador, las compras de medicinas estuvieron a cargo del IMSS Bienestar. 

Mientras que los pacientes han reclamado desabasto de medicinas y el personal médico, la falta de insumos y recursos para hacer su trabajo durante todo el sexenio obradorista. E incluso las carencias se han acentuado en las últimas semanas a tal grado que el Hospital General Aurelio Valdivieso en Oaxaca suspendió cirugías por falta de insumos.

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Imagen BBC
Qué es el movimiento ‘desinfluencer’ y cómo busca cambiar la cultura de las compras excesivas
9 minutos de lectura

Los influencers han generado una industria de “moda rápida” que mueve más de US$21.000 millones, pero algunos creen que su popularidad llegó a su límite.

09 de febrero, 2025
Por: BBC News Mundo
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En 2019, Diana Wiebe estaba inmersa en las redes sociales cuando se encontró con una influencer que promocionaba unos rizadores sin calor. “Eran rizadores con los que podías dormir toda la noche y la promesa era despertarte con unos rizos preciosos”, le cuenta a la BBC.

Fue uno de los muchos productos que TikTok le influyó para comprar, pero al igual que muchos otros, incluidas cremas para la piel y exfoliantes faciales, rápidamente se dio cuenta de que no los necesitaba.

“Para ser sincera, los rizadores interrumpieron mi sueño y los usé una sola noche”, dice, y agrega: “Mi cabello es naturalmente ondulado, así que creo que el rizador en realidad me dio demasiados rulos”.

Avanzamos hasta 2025 y Wiebe, quien vive en Ohio, ahora es una influencer, pero hay una diferencia entre ella y muchas otras. Ella está tratando de “desinfluir” a sus seguidores para que no compren cosas que no necesitan.

En sus videos diarios de TikTok, la creadora de contenido, que tiene más de 200 mil seguidores en la aplicación, hace preguntas como “¿querías ese producto antes de que te lo ofrecieran?” y recuerda a sus seguidores que las compras de ropa semanales y mensuales no son normales.

La cultura del haul es un tipo específico de contenido de redes sociales que se originó en YouTube en el que alguien muestra sus últimas compras, generalmente de ropa, a sus seguidores.

Wiebe es parte de un movimiento que crece desde 2023 y que rechaza la cultura tradicional de los influencers. Ha explotado en TikTok con el hashtag #deinfluencing, acumulando más de mil millones de visitas.

Junto con hashtags como “núcleo del subconsumo” y “consumidor consciente”, comparten mensajes clave, como: “La moda rápida no te hará elegante” y “el subconsumo es el consumo normal”.

¿Cambio cultural?

A medida que arranca el 2025, Wiebe cree que la corriente cultural está cambiando y que los influencers han alcanzado su cima de popularidad.

Imagen de una influencer promocionando un
Alamy
Algunos “desinfluencers” creen que los influencers empezarán a perder su atractivo.

“Algunos de los contenidos de los influencers son simplemente una provocación para causar ira”, dice, haciendo referencia a la táctica de internet de publicar contenido para incitar el enojo y generar visitas.

TikTok se ha convertido en la plataforma por defecto para los influencers, pero, dado que la aplicación se enfrenta a un futuro incierto en Estados Unidos, Wiebe cree que es un momento de cambio.

“No sé cuál será el futuro de TikTok, pero el tipo de influencia que vemos allí no se da en otras aplicaciones”, afirma, y menciona lo prolífico que se ha vuelto el contenido de compras en TikTok, en comparación con otras plataformas como Instagram.

Wiebe cree que este cambio se debe a una mayor conciencia de lo que realmente hacen los influencers.

Como un amigo

“Cuando empecé a ver más anuncios en mi muro de TikTok, pensé en todo lo que había comprado en los últimos años gracias a las reseñas de los influencers”, afirma. “De repente me di cuenta de que todo era publicidad, desde contenido promocional pagado hasta creadores que compartían sus compras”.

“No es como ver la televisión, donde puedes reconocer un anuncio. Con los influencers te sientes como si estuvieras escuchando a un amigo o familiar porque vemos a nuestros TikTokers favoritos como personas que conocemos”, señala.

La mayoría de las interacciones de Wiebe en línea son positivas, con comentarios como: “Necesitaba escuchar este consejo hoy”. Sin embargo, otros se preguntan por qué siente la necesidad de entrometerse en los hábitos de compra de otras personas.

Wiebe insiste en que no está abogando por un estilo de vida de “no comprar”. En cambio, se describe a sí misma como partidaria de “desacelerar y pensar bien las compras en vez de apresurarse”.

Su consejo es opuesto al conocido eslogan de los influencers que animan a sus seguidores a “correr, no caminar” para comprar el último producto.

Diana Wiebe (izq) y Christina Mychaskiw
Kassi Jackson/ Christina Mychaskiw
Diana Wiebe (izq) y Christina Mychaskiw son miembros de la cada vez más popular comunidad de “desinfluencers”.

Enfoque consciente

Esta misma mentalidad llevó a Christina Mychaskiw a adoptar un enfoque más consciente a la hora de gastar. A través de sus publicaciones en YouTube, TikTok e Instagram, su objetivo es ayudar a otras personas a vivir una vida plena sin arruinarse.

Mychaskiw dice que sabe de primera mano lo poderosos que pueden ser los influencers. “En 2019, tenía una deuda de 120 mil dólares canadienses (US$83.000) por préstamos estudiantiles y seguía comprando semana tras semana. Toqué fondo cuando compré un par de botas que costaban más que mi alquiler, aunque sabía que no podía pagarlas”.

La creadora de contenidos, que vive en Toronto, dice que se sentía atrapada en un ciclo de “Instagram versus realidad”, según le cuenta a la BBC. “Tenía una idea de cómo debería ser mi vida en función de mi carrera y de lo que hacían mis compañeros”.

Mychaskiw suele hablar de este tema en su podcast, donde escucha a sus oyentes hablar de su lucha contra la presión constante de comprar y la decepción cuando los productos no cumplen n sucos expectativas.

“La gente ya no ve el valor de lo que compra. La promesa de estos artículos simplemente no está a la altura de las expectativas. Parece que todo es cada vez más caro, pero de menor calidad y menos satisfactorio”.

Mychaskiw no quiere que la gente cometa el mismo error que ella, que en un principio abandonó el consumo de golpe y llevó una vida minimalista, lo que, según ella, la hacía sentir miserable.

Desde entonces, ha llegado a un punto intermedio: se da un capricho de vez en cuando, pero se recuerda a sí misma que antes de ir de compras debe “revisar su armario”.

La creadora de contenido ya ha cancelado su deuda estudiantil. ¿Su consejo para los demás? “Suelta el teléfono. Navegar y consumir contenido constantemente te hace más propenso a ceder a los mensajes subliminales”, dice.

“Deja el teléfono, toca el césped, juega con tu vestuario y usa lo que ya tienes para crear looks divertidos. Tal vez te des cuenta de que lo que tienes es suficientemente bueno”.

Moda rápida

Según la estilista Lucinda Graham, consumir constantemente moda rápida no solo es malo para las finanzas y el medio ambiente, sino también para el estilo personal.

Manos de una mujer sosteniendo muchas bolsas de compras
Alamy
El movimiento “desinfluencer” anima a sus seguidores a comprar sólo lo que realmente necesitan.

“Piénsalo como si estuvieras cocinando”, le dice a la BBC. “Si preparas algo rápido, está bueno, pero no puede competir con un plato que se ha cocinado con cuidado y esfuerzo. Lo mismo ocurre con la moda rápida en comparación con un vestuario que ha sido cuidadosamente elegido”.

Graham aconseja a quienes estén buscando su propio estilo que sean pacientes. “El estilo personal necesita tiempo para desarrollarse y experimentar con las mismas prendas. También se trata, fundamentalmente, de comprar lo que te gusta, en lugar de lo que sigue la tendencia”, afirma.

“Cuando los influencers nos convencen de que compremos ropa, compramos artículos que representan el estilo de vida de otra persona e intentamos emular su vida, pero eso no da como resultado un vestuario práctico”.

El enfoque de Graham implica que es deliberada a la hora de comprar nuevas prendas y valora dejar que sus prendas “envejezcan” con el tiempo. “Tengo una chaqueta que tengo desde hace seis años y me encanta combinarla”, explica.

“Es agradable ver cómo cambia la ropa. Ahora mismo, las chaquetas de carpintero usadas y los pantalones Carhartt desgastados están de moda, pero en lugar de comprarlos en una tienda vintage, ¿por qué no comprar un par y dejar que envejezcan con el tiempo?”.

Ella dice que lo mismo se aplica a las tendencias: “La moda rápida nunca será auténtica. Si nos fijamos en el desaseo indie, por ejemplo, esos looks clásicos provienen de personas que realmente viven ese estilo de vida, no porque hayan comprado jeans rotos en línea”.

“La clave para romper ese ciclo y descubrir qué te gusta es hacer compras más intencionales, eliminando las pequeñas e impulsivas”.

Industria global

Es difícil determinar si el movimiento de desifluencers está afectando a las marcas. Sabemos que gigantes en línea como Asos, Boohoo y Pretty Little Thing han luchado con la caída de la demanda y los cambios en los hábitos de los consumidores en los últimos años.

Sin embargo, no olvidemos que muchos muros todavía están inundados de influencers.

En 2023, se estimó que la industria global del marketing de influencers valía 21 mil 100 millones de dólares, más del doble de su tamaño en 2019.

En opinión de la estilista Aja Barber, dado que la creación de contenido todavía se considera una carrera a la que aspirar, aún no hemos alcanzado el “pico influencer”.

Aja Barber
Rabya Lomas y Rida Suleri-Johnson
Aja Barber se dio cuenta de la magnitud del consumo excesivo después de trabajar como voluntaria en una tienda benéfica y ver la cantidad de ropa que la gente donaba.

Barber es autora del libro Consumido: sobre el colonialismo, el cambio climático, el consumismo y la necesidad de un cambio colectivo; cree que el movimiento de desinfluencia es útil, pero opina que el tema debe instalarse fuera de internet para cambiar el modo de gastar de la gente.

La autora, que también es editora colaboradora de la revista Elle, dice que todos tenemos un papel que desempeñar. “Desde los multimillonarios propietarios de empresas hasta los influencers y nosotros como consumidores”, le dice a la BBC.

“En las redes sociales, un empleado de correos se puso en contacto conmigo y me dijo que había entregado un paquete del minorista de moda rápida en línea Shein en una casa 17 veces en un mes”.

Algunas estimaciones sugieren que cada año se producen en todo el mundo más de 100 mil millones de prendas de vestir, y más de la mitad acaba en vertederos en un plazo de 12 meses.

A menudo, la ropa que no se usa se exporta a países africanos y asiáticos, donde se desecha hasta el 40% en lugar de revenderla, lo que, según las organizaciones benéficas, ha contribuido a la contaminación del agua, generando riesgos para la salud.

Ya ha pasado casi un siglo desde los años 30, cuando las mujeres poseían alrededor de 60 prendas de vestir y compraban cinco nuevas al año.

Al reflexionar sobre cómo han cambiado las cosas, Barber dice que “el objetivo es vender la mayor cantidad posible de productos. Tenemos que ser realistas respecto del daño que los individuos comunes están haciendo con la idea de que podemos simplemente consumir y consumir sin que esto tenga un impacto negativo. Eso no es cierto”.

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BBC

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