
El ginecólogo Jesús Luján Irastorza admitió en una grabación de 11 minutos en YouTube que cuatro denuncias en su contra derivaron en el cierre de su clínica Pronatal. Culpó a su situación personal, y señaló a la Fiscalía capitalina por arbitrariedad.
“En marzo de este año salieron a luz pública artículos hablando de mi persona, refiriéndose a mi profesión, con el título del ‘rey del parto inducido’… Al día de hoy existen cuatro denuncias de pacientes. Derivado de una de las carpetas de investigación, el viernes 1 de diciembre del 2023, sujetos armados irrumpieron en nuestras instalaciones de forma arbitraria, buscando expedientes específicos sin una orden judicial apegada a la ley”, asegura en el video.
Además, dijo que las intenciones de los “autores intelectuales” del “allanamiento” –que en realidad fue un cateo hecho por la Fiscalía capitalina– y sus abogados era entrar a la clínica a arrestarlo, levantar una alerta amber por la desaparición de una de sus hijas y mientras él estuviera arrestado, evitar que él actuara e irrumpir con el pretexto de la búsqueda de su hija, llevársela y revocar los término de la custodia.
En el resto del video, el médico habla de su vida personal y de resguardar las muestras alojadas en la clínica y la necesidad de regular la reproducción asistida, mientras que le dedica un par de minutos a las acusaciones en su contra.
Porsu parte, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México informó que su personal hizo una diligencia de cateo al interior de la clínica privada en seguimiento a una carpeta de investigación iniciada por el delito de responsabilidad profesional.

“De acuerdo con diversas denuncias, un médico que atendió los embarazos de cuatro mujeres posiblemente practicó cesáreas que no eran requeridas y las víctimas no habrán tenido acceso a sus expedientes clínicos”, indicó en una tarjeta informativa.
A ello agregó que la representación de la Fiscalía de Investigación Estratégica de Asuntos Especiales de la Coordinación General de Investigación Estratégica solicitó ante un juez de control una orden de cateo para la clínica localizada en la colonia El Yaqui, en la alcaldía Cuajimalpa de Morelos.
“Tras la obtención del mandamiento judicial, agentes de la PDI localizaron diversos indicios, tales como dispositivos electrónicos, documentación, medicamentos y equipo para servicio médico. El lugar quedó bajo resguardo, como parte de la integración de la carpeta de investigación correspondiente”, informó la Fiscalía.

A Jesús Luján se le ha señalado, desde marzo de este año, por el suministro de medicamentos sin consentimiento o en dosis incorrectas –que pudo ser la causa del fallecimiento de un bebé, según consta en dos sentencias emitidas por una jueza y tres magistrados–, la práctica de intervenciones quirúrgicas innecesarias, complicaciones severas en procesos de fertilidad sencillos, retención de expedientes médicos y consecuencias fatales en el parto en cuatro casos.
Desde que Animal Político investigó los testimonios de 31 pacientes de Luján Irastorza, entre diciembre y enero pasado buscó la versión del médico, tanto en su oficina como a través de su coordinadora de comunicación, para una entrevista sobre los señalamientos en su contra. El 16 de enero, su equipo dejó de responder mensajes.

En lo que respecta a la monogamia, los humanos se parecen más a las suricatas y a los castores que a nuestros primos primates.
En nuestra vida amorosa, nos asemejamos más a estas mangostas sociales y unidas que a nuestros primos primates, según sugiere una clasificación de monogamia elaborada por científicos.
Con un 66% de monogamia, los humanos obtienen una puntuación sorprendentemente alta, muy superior a la de los chimpancés y los gorilas, y a la par de las suricatas.
Sin embargo, no somos ni mucho menos la criatura más monógama.
El primer puesto lo ocupa el ratón californiano, un roedor que forma vínculos inseparables para toda la vida.
“Existe una liga de élite de la monogamia, en la que los humanos se encuentran cómodamente, mientras que la gran mayoría de los demás mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo para el apareamiento”, afirmó Mark Dyble, investigador del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge.
En el mundo animal, el emparejamiento tiene sus ventajas, lo que podría explicar por qué ha evolucionado de forma independiente en múltiples especies, incluida la nuestra.
Los expertos han propuesto diversos beneficios para la llamada monogamia social, en la que las parejas se unen durante al menos una temporada de reproducción para cuidar a sus crías y ahuyentar a los rivales.
Dyble examinó varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, calculando la proporción de hermanos de padre y madre (individuos que comparten la misma madre y el mismo padre) en comparación con los medio hermanos (individuos que comparten la madre o el padre, pero no ambos).
Se recopilaron datos similares para más de 30 mamíferos monógamos sociales y de otras especies.
Los humanos tienen un índice de monogamia del 66% de hermanos de padre y madre, por delante de las suricatas (60%), pero por detrás de los castores europeos (73%).
Mientras tanto, nuestros primos evolutivos se sitúan en la parte inferior de la tabla: los gorilas de montaña con un 6%, y los chimpancés con solo un 4% (al igual que el delfín).
En último lugar se encuentra la oveja de Soay, de Escocia, donde las hembras se aparean con múltiples machos, con un 0,6% de hermanos de padre y madre.
El ratón californiano ocupó el primer puesto, con un 100%.
Sin embargo, estar clasificados junto a suricatas y castores no significa que nuestras sociedades sean iguales: la sociedad humana es completamente diferente.
“Aunque la proporción de hermanos de padre y madre que observamos en los humanos es muy similar a la de especies como las suricatas o los castores, el sistema social que vemos en los humanos es muy distinto”, declaró Dyble a la BBC.
“La mayoría de estas especies viven en grupos sociales similares a colonias o, quizás, en parejas solitarias que se desplazan juntas. Los humanos somos muy diferentes. Vivimos en lo que llamamos grupos con múltiples machos y múltiples hembras, dentro de los cuales existen estas unidades monógamas o de pareja estable”, explicó.
Kit Opie, profesor del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, que no participó en el estudio, afirmó que este es otro elemento clave para comprender cómo surgió la monogamia en los seres humanos.
“Creo que este artículo nos proporciona una comprensión muy clara de que, a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, los humanos son monógamos”, declaró.
“Nuestra sociedad se parece mucho más a la de los chimpancés y los bonobos; simplemente hemos tomado un camino diferente en lo que respecta al apareamiento”, agregó.
El nuevo estudio fue publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences.
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