Para entender mejor
La empresa CBH+ incumplió con servicios médicos integrales de anestesia que debía prestar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por lo que 18 contratos le fueron rescindidos por no entregar equipos, hacerlo de forma parcial o fallar en el suministro de bienes de consumo, reporta la Auditoría Superior de la Federación en el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2023.
“Se solicitó al IMSS la documentación relacionada con la prestación del servicio de la persona moral CBH+ Especialistas en Innovación Médica, S.A. de C.V., y de su análisis se determinó que de los 30 instrumentos jurídicos para los SMI de anestesia en las 67 unidades médicas, solo 16 proporcionaron información y reportaron acciones ante la problemática que generó el incumplimiento del proveedor y de las 51 restantes, no informaron ni proporcionaron documentación al respecto, independientemente de la rescisión que se llevó a cabo de 18 de los 30 contratos suscritos”, sostiene la ASF.
En mayo de 2024, Animal Político documentó que esta empresa proveedora no contaba con experiencia, pues apenas en 2021 modificó su objeto social para proveer servicios de salud y en su primera licitación para el IMSS ganó 14 contratos, reportados hasta ese momento. Testimonios de anestesiólogos y especialistas dieron cuenta de que los incumplimientos de la empresa habían generado retrasos, reprogramaciones de última hora e incluso que pacientes despertaran en medio de una cirugía, pues se entregaron máquinas mal calibradas.
De acuerdo con el informe de la Auditoría, los incumplimientos se dieron en unidades médicas de Baja California, Durango, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Nuevo León, Veracruz Norte, Veracruz Sur y Ciudad de México. Varias más no proporcionaron información, según se constata en una tabla de entrega de equipos, instalación y puesta a punto, entrega de insumos y observaciones elaborada por la dependencia.
“Conforme al cuadro anterior, algunas unidades médicas reportaron los incumplimientos del proveedor destacando la falta de entrega, instalación y puesta a punto de los equipos de anestesia, o informaron que se entregaron incompletos, falta de entrega de medicamentos y material de curación, así como falta de capacitación; asimismo, no contaron con el personal de apoyo por parte del proveedor”, asienta el informe.
Sin embargo, ninguna rescisión de contratos se llevó a cabo en 2023, sino hasta el año siguiente, lo que incumplió varias cláusulas de los mismos. Pese a ello, el 15 de mayo de 2024, tras la publicación de la investigación de Animal Político, el IMSS solicitó mediante una carta su derecho de réplica “por la información falsa y/o inexacta difundida el martes 14 de mayo en la plataforma web”, el cual la misma dependencia había descartado ejercer desde que se le consultó previo a la publicación. Según el instituto, las cirugías y los pacientes no habían sido afectados.
De 67 unidades médicas en las que la empresa CBH+ debía prestar el servicio, 41 proporcionaron el número de intervenciones quirúrgicas que realizaron (27 mil 814) con costo de 98 millones 697 mil 600 pesos solventados con recursos propios del Instituto para cubrir la falta de los servicios médicos integrales de anestesia contratados a la proveedora. El resto no rindieron cuentas.
En tanto, el IMSS informó haber realizado 18 rescisiones de los contratos suscritos con unidades médicas de Ciudad de México Norte, Sinaloa, Nayarit, Chihuahua, Durango, Baja California Sur, Jalisco, Veracruz Norte, Coahuila, el Hospital de Traumatología Magdalena Salinas, el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, el Hospital General de Obstetricia Centro Médico Nacional de Occidente, el Hospital General Centro Médico Nacional y el de Especialidades de la Raza, el Hospital de Especialidades Torreón, así los de Especialidades y Cardiología en Nuevo León. Sin embargo, no se proporcionó el documento de las rescisiones, puntualiza la ASF.
Respecto a las afectaciones específicas que resultaron del incumplimiento por parte de CBH+, la Auditoría Superior documenta que existieron casos donde el servicio de anestesia no pudo ser iniciado por parte del proveedor, por lo que se tuvo que hacer uso al 100% de recursos propios del Instituto, “lo cual no aseguró la prestación del servicio; en el caso de las máquinas propiedad del IMSS varias de estas ya eran antiguas”.
“Varios equipos de anestesia vienen de contratos anteriores; si bien se ‘justifica’ su uso al contar con las características necesarias para seguir usándose y aún cumplen los años de uso, en una de las unidades médicas se identificó un caso particular en el cual las máquinas de anestesia presentaron fallas y mal funcionamiento, lo que atentó directamente en la integridad física de uno de los pacientes”, apunta el informe.
Como parte de la investigación publicada en mayo de 2024, Animal Político tuvo acceso al testimonio de un anestesiólogo que relató haber advertido que las máquinas de anestesia no estaban adecuadamente instaladas, sin posibilidad de corroborar las dosis a falta de un monitor de profundidad anestésica. Por insistencia de sus superiores, se procedió a la cirugía y al realizar uno de los procedimientos, el paciente se salió del plano anestésico, lo que provocó una lesión, de acuerdo con el relato.
La Auditoría continúa señalando que, además, no fue posible garantizar el cumplimiento a la NOM-006-SSA3-2011, pues se incumplieron puntos obligados del proceso. Aunado a ello, “el IMSS suministró los medicamentos que deberían ser proporcionados por el proveedor, estableciendo lineamientos para su descuento; sin embargo, las unidades médicas manifestaron que se solicitaba mucho más del que se utilizaba habitualmente”.
En los procesos de aclaración por parte del Instituto, que se llevaron a cabo en diciembre pasado, la ASF puntualiza que no se localizó la valoración previa de las alternativas para el otorgamiento de los servicios propiedad del IMSS, ni la evidencia de la valoración de la demanda de servicios de atención médica, disponibilidad de área física, recursos del personal médico y técnico para la utilización de los servicios a contratar, por lo que solo atendió las observaciones iniciales de manera parcial.
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Ante ello, la dependencia recomienda al IMSS que establezca protocolos de control, verificación y supervisión para que se garantice la contratación de proveedores que cuenten con la capacidad técnica, material, financiera y humana que asegure la prestación de los servicios convenidos, a fin de dar cumplimiento al objetivo de garantizar el derecho a la salud y a la asistencia médica.
Por otro lado, pide iniciar un proceso administrativo por presuntas irregularidades de las personas servidoras públicas que, en su gestión, no realizaron la rescisión de los contratos o la formalización de convenios modificatorios o acciones procedentes en 2023 por los incumplimientos del proveedor CBH+ Especialistas en Innovación Médica, como falta de entrega, instalación y puesta a punto, o aquellos que se entregaron incompletos con falta de medicamentos, material de curación y capacitación.
En 2024 Sudamérica rompió varios récords de incendios y sequías que impactaron a sus ecosistemas, pero de manera inédita afectan cada vez más a las ciudades.
Sudamérica rompió varios récords en 2024: Chile tuvo el incendio forestal más mortal del mundo en al menos un siglo; en Bolivia, las llamas devoraron proporciones del país nunca antes vistas, y en Venezuela y Brasil hubo sequías más prolongadas que lo usual.
Ese mismo año se quemaron más de 79 millones de hectáreas (790.000 km²) en la región, el mayor daño en al menos una década, lo que dejó cientos de muertos y miles de viviendas afectadas.
Temporadas secas más largas, incendios descontrolados y nubes de humo visibles desde el espacio son fenómenos cada vez más comunes en gran parte de Sudamérica, advierten los expertos.
Lo más sorprendente del año pasado fue que algunos incendios forestales se propagaron a distancias sin precedentes, llegando incluso a centros urbanos.
“Esto de que los incendios sean capaces de matar gente en la ciudad es algo que no lo teníamos contemplado antes”, le dice a BBC Mundo Raúl Cordero, científico del clima y académico de la Universidad de Santiago de Chile.
“Lamentablemente es una nueva tendencia que estamos viendo”.
Cordero es el autor principal de un estudio que analizó datos de las últimas cinco décadas en el que identificaron una acelerada alza en la combinación de más días calurosos, más secos y con mayor peligro de incendios forestales que podrían causar catástrofes en Sudamérica.
La investigación se enfocó en tres áreas que han sido particularmente afectadas por el calor y la disminución de lluvias: las regiones del norte del Amazonas en Brasil, Maracaibo en Venezuela y el noreste del Gran Chaco, la zona de bosque tropical seco más grande del mundo, que cubre partes de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.
El estudio considera “calurosos” los días en que la temperatura máxima supera ciertos niveles, que varían según la ubicación geográfica y la época del año.
Por ejemplo, en São Paulo (Brasil), un día de verano se considera caluroso si la temperatura supera los 30 °C, mientras que en ciudades como Guayaquil (Ecuador) el umbral es de 32 °C.
En décadas pasadas, estos umbrales se superaban típicamente durante 36 días al año, pero en años recientes se han registrado hasta 100 días calurosos adicionales al año en algunas regiones.
Los autores del estudio consideran “secos” aquellos días en los que las lluvias están por debajo del promedio habitual, lo cual varía según la ubicación geográfica y la época del año.
Por ejemplo, enero se considera “seco” en Buenos Aires (Argentina) si las lluvias no superan los 120 milímetros, mientras que en ciudades como Bogotá (Colombia) agosto se considera “seco” si las precipitaciones no alcanzan los 50 mm.
Hace 50 años, en la región había unos 180 días secos al año, pero ahora en algunas zonas se registran cerca de 240 días secos.
En otras palabras, actualmente hay unos 60 días secos más al año en comparación con hace 50 años.
La combinación de temperaturas más altas y las sequías están contribuyendo a un mayor riesgo de incendios en Sudamérica, especialmente en las regiones de color más oscuro en los mapas.
En el período de 1971 a 2000, estas condiciones de alto riesgo estuvieron presentes menos de 40 días al año, en términos generales. Mientras que en la última década se registraron hasta 120 días por año en el norte de la región amazónica y Maracaibo.
“Desgraciadamente, vemos que la situación continúa empeorando y el ritmo en el que está empeorando es exponencial, lo cual es todavía más preocupante”, explica Cordero.
Además, aunque la región en general se ha vuelto más seca y calurosa, hay lugares en donde se han registrado lluvias más intensas.
Esto se debe a que, en época de precipitaciones, el aumento de la temperatura hace que el aire se cargue con más humedad y se produzcan lluvias más copiosas, que aumentan el riesgo de inundaciones.
A nivel mundial, 2024 fue el año más cálido desde que se tienen registros.
Además, científicos de la NASA estimaron que durante más de la mitad del año las temperaturas promedio superaron en 1,5 °C el nivel de la última mitad del siglo XIX (1850-1900).
En paralelo, a principios de 2024 El Niño, un fenómeno climático natural asociado al calentamiento de la superficie oceánica en las zonas central y oriental del Pacífico tropical, exacerbó las sequías y las altas temperaturas en algunas partes de Sudamérica.
Marangelly Fuentes, directora científica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, un instituto que usa satélites para estudiar el clima y la atmósfera del planeta, explica que los aumentos de temperaturas impactan en el mundo de diferentes maneras.
“Lo que significa es que los fenómenos meteorológicos pueden ser más intensos”, le dice Fuentes a BBC Mundo.
Por ejemplo, cuando hay ciclones tropicales o huracanes, hay mayor probabilidad de que se conviertan en categoría 3 o más.
En el caso de Sudamérica, el calentamiento global contribuye a prolongar los periodos de sequía, lo que marchita la vegetación y vuelve el terreno más árido.
Fuentes explica que la principal razón detrás del aumento de la temperatura global es el incremento de los gases de efecto invernadero por el uso de combustibles fósiles como petróleo y gas, entre otros.
Cada año, los satélites registran cientos de miles de incendios en el continente, a veces por causas naturales o accidentales.
Sin embargo, en muchos casos son incendios intencionales (legales o ilegales). Por ejemplo, en algunos países es común quemar bosques para crear zonas de agricultura y/o ganadería.
“El que enciende la mecha usualmente no es el cambio climático, sino un ser humano. Hay gente que utiliza el fuego como herramienta de deforestación, eso existió toda la vida”, dice Cordero. “Entonces, ¿qué está pasando ahora? Bueno, lo mismo: más cambio climático, desgraciadamente”.
Independientemente de la causa, el gran problema no es la ignición en sí, sino las condiciones secas que hacen que el fuego se salga rápidamente de control.
“No es la cantidad de incendios, sino que esos incendios van a ser más extremos, van a acaparar más terreno y van a destruir más áreas”, agrega Fuentes.
Un caso claro de la destrucción sin precedentes fueron los incendios forestales en la región de Valparaíso en febrero de 2024, que arrasaron parte del área urbana en ciudades como Viña del Mar, Limache, Villa Alemana y Quilpué.
Estos fuegos se convirtieron en los más mortales a nivel mundial en al menos un siglo.
Al menos 383 personas fallecieron, según EM-DAT, una base de datos internacional de desastres naturales.
Hasta entonces, los incendios forestales más mortales de los últimos 100 años habían sido los de Sumatra y Kalimantan en Indonesia, en 1997, donde murieron 240 personas.
En 2024 se quemó 15% del territorio en Bolivia, más de 16 millones de hectáreas (160.000 km², una área mayor que Nicaragua).
En comparación, entre 2012 y 2023 se había quemado -en promedio- un 5% por año.
Bolivia fue el país con mayor proporción del territorio arrasado por llamas en todo el continente americano, según el Sistema Mundial de Información sobre Incendios Forestales (GWIS, por sus siglas en inglés).
La temporada de incendios empezó antes de lo usual, y varias zonas sufrían de extrema sequía y récords históricos de temperaturas, que afectaban particularmente a los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando.
Las emisiones de carbono provenientes de los incendios forestales fueron las más altas registradas en el país en las últimas dos décadas, según estimaciones del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus, de la Agencia Espacial Europea.
En septiembre de 2024, el Ministerio de Salud y Deportes de Bolivia emitió una alerta sanitaria a nivel nacional por los altos niveles de contaminación en el aire debido a las llamas.
Más de la mitad de los incendios forestales que sufrió Sudamérica en 2024 ocurrieron en Brasil, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) del país.
En 2024 se quemaron más de 592.000 km² (59,2 millones de hectáreas, un área más grande que Paraguay). Esta cifra es la más alta del siglo XXI, desde que el INPE tiene datos.
En junio del mismo año se registró un nivel inusualmente intenso de incendios en Pantanal, una zona de humedales de alta biodiversidad que sufrió extensos daños y contaminación como resultado de las llamas.
Venezuela también registró condiciones secas y calientes fuera de lo normales.
En 2024 se quemó un 9% del territorio nacional, según GWIS.
Los satélites de la NASA detectaron un número récord de incendios en el país especialmente en la primera parte del año.
La cuenca de Maracaibo es una de las regiones que más se han secado y calentado desde 1971, según el estudio liderado por Cordero.
Más de un tercio de la cuenca todavía está cubierta de bosque, lo que -en las actuales condiciones climáticas- pone en riesgo a las poblaciones que viven cerca, en particular la segunda ciudad más grande del país, Maracaibo.
Después de los incendios que sufrió Los Ángeles este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hizo un llamado para que los países se enfoquen en la reducción de riesgos y la preparación antes de que los incendios sucedan.
“Históricamente se ha prestado mucha atención a la extinción, pero hay que invertir mucho más en la prevención”, dijo Amy Duchelle, de la FAO, el 16 de enero de 2025.
En el caso de la prevención de incendios forestales intencionales, el organismo recomienda una combinación de educación comunitaria, programas eficaces que integren avances científicos y tecnológicos con conocimientos tradicionales, y regulación y prácticas ambientales sostenibles.
Por el momento no hay una solución rápida ni sencilla o una receta única que pueda evitar los incendios en todas las circunstancias, advierten los expertos.
“Lo que sigue a largo plazo es tratar evitar que empeore la situación, lo cual implica a mitigar el calentamiento global”, dice Cordero.
Por su parte Margelly Fuentes, de la NASA, cree que las comunidades no pueden solo esperar a que se reduzcan los gases de efecto invernadero, porque eso puede tomar mucho tiempo.
“Las comunidades deben pensar en cómo pueden volverse más resilientes. Tienen que preguntarse, ¿qué podemos cambiar o hacer para proteger nuestra área?”.
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