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IMSS entregó más de mil mdp en contratos de medicamentos a socios del yerno de Nahle, que vendió hasta 800% más caro
IMSS entregó más de mil mdp en contratos de medicamentos a socios del yerno de Nahle, que vendió hasta 800% más caro
Imagen: Margarita Sousa @yue.ms
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IMSS entregó más de mil mdp en contratos de medicamentos a socios del yerno de Nahle, que vendió hasta 800% más caro

Durante el sexenio de AMLO, dos empresas ligadas al yerno de Rocío Nahle obtuvieron más de mil millones de pesos en más de 700 contratos por adjudicación directa para la adquisición de medicamentos, que alcanzaron hasta 885 % de sobreprecio, y en algunos casos no existen pruebas de que las medicinas fueran entregadas.
06 de mayo, 2025
Por: Nayeli Roldán

Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, mientras pacientes se quedaron sin tratamientos porque los hospitales no los tenían, el gobierno federal entregó casi mil 200 millones de pesos en contratos sin licitación para adquirir medicamentos e insumos médicos a dos empresas que vendieron hasta 885% más caro cada pieza.

Las empresas pertenecen a la familia de Aldo Díaz Pérez, quien es socio del yerno de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, en otras dos compañías. Díaz Pérez también fue funcionario de Segalmex, cuando en esa institución se desviaron 17 mil millones de pesos en el sexenio pasado. 

Se trata de Ethomedical SA de CV y Abastecedora de Medicinas y Materiales SA de CV, que recibieron 761 adjudicaciones directas por parte de las delegaciones del IMSS en al menos 20 entidades del país entre 2020 y 2024. Por esto, el gobierno habría pagado 500 millones de pesos ‘de más’ a causa del sobreprecio

Consulta nuestro especial. No fuimos Dinamarca: La corrupción detrás del desabasto de medicamentos

Ethomedical vendió, por ejemplo, Bleomicina, un tratamiento contra el cáncer en 3 mil 200 pesos cada unidad a la delegación de Baja California en 2021. Aunque la misma medicina la compró en 329 pesos cada pieza el Instituto Nacional de Pediatría.

La Sitagliptina, tratamiento para diabetes mellitus –segunda enfermedad con mayor prevalencia en el país con 14.6 millones de pacientes– tuvo un sobrecosto de 617% en la delegación del IMSS de Morelos. Fue vendida en 850 pesos cada pieza en 2022, pese a que su costo en la compra consolidada fue de 118 pesos. Incluso, la vendió más cara que las farmacias comerciales, en donde puede adquirirse en 330 pesos.   

En otros casos, ni siquiera hay pruebas de que los pedidos fueran entregados completos. Guanajuato pagó 12 millones de pesos por el anticoagulante postoperatorio Enoxaparina, pero sólo recibió 10 mil de las 17 mil unidades pedidas, según el reporte de entregas obtenido por transparencia. 

 

Diseño:  Nadia Núñez @naddnuk

En la delegación del IMSS de Sinaloa se adquirieron 1,260 piezas de Carboplatino, tratamiento contra el cáncer, pero no cuentan con ninguna prueba de que haya ingresado esas medicinas.

La proveedora fue Ethomedical, una empresa cuya experiencia se resumía en dos contratos  por 2 millones de pesos en 2015, pero que en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se convirtió en una de las favoritas. 

Fue contratada de manera directa una y otra vez hasta acumular mil 134 millones de pesos entre 2020 y 2022. Año en que, además, fue enlistada por la Cofepris como proveedor irregular por incumplir medidas sanitarias. 

Lee más | Secretaría de Salud pagó a Birmex 134 mdp de sobreprecio por vacunas para infancias en 2020

La bonanza de Ethomedical coincidió con la compra de acciones en 2020 por parte de María Teresa Muñoz Caraveo, esposa de Aldo Díaz Pérez, el socio de Fernando Bilbao Arrieta, yerno de la gobernadora Nahle

Juntos crearon las empresas Comercializadora Delta Dibal, SA de CV y Servicios y Premezclados Forte, SA de CV en 2017 y 2018, respectivamente. Ambas empresas recibieron depósitos por 100 millones de pesos por parte de empresas que obtuvieron permisos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para la explotación de hidrocarburos entre 2019 y 2023, periodo en el que Nahle fue titular de Energía, de acuerdo a una investigación de N+Focus.

Díaz Pérez además fue subdirector de Venta Comercial en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) en 2019. Según su declaración patrimonial, su función era asignar contratos de bienes y servicios durante la gestión de Ignacio Ovalle, cuando ocurrieron desvíos por más de 17 mil millones de pesos. Caso investigado por la Fiscalía General de la República (FGR) y que tiene a tres detenidos. 

El IMSS respondió a esta investigación argumentando que no hubo impedimento para contratar a estas empresas y que los precios de las adquisiciones resultan de una investigación de mercado que toma en cuenta distintos factores. (Aquí puedes consultar el cuestionario al IMSS y sus respuestas)

En tanto, Birmex y la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no respondieron a la solicitud de entrevista.

Diseño: Nadia Núñez @naddnuk

Unos se enriquecen, otros se endeudan para salvar la vida

Mientras las empresas Ethomedical y Abastecedora de Medicinas y Materiales vendieron medicinas a sobreprecio, otros, como Sara Montenegro, tuvieron que hipotecar su único patrimonio para poder pagar su tratamiento y salvar su vida. 

A los 58 años, Sara fue diagnosticada con cáncer de mama en Baja California. Era un periodo complicado porque todos los servicios de salud públicos estaban abocados en atender la pandemia de Covid en 2020, aún cuando enfermedades como la suya no pueden esperar. Afortunadamente tenía contratado un seguro contra cáncer con el que pudo cubrir la cirugía y cuatro quimioterapia. 

Sin embargo, tres años después, el cáncer regresó. Esta vez fue en el colon, pero en la clínica 20 de Tijuana le dijeron que el aparato para la radioterapia estaba descompuesto y tal vez lo repararían en diciembre, aunque no le aseguraban la fecha de atención porque había lista de espera. 

La mujer, que había dedicado 27 años de su vida al IMSS como asistente médica, decidió empeñar su único patrimonio: su casa. Consiguió 500 mil pesos y con eso pagó las sesiones de radioterapia en privado. Gracias a eso pudo salvar su vida por segunda vez. 

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Pero aún debe tomar exemestano, tratamiento para la remisión del cáncer de mama, por cinco años. Cada mes acude a su clínica, pero “a veces voy y no hay. En los últimos dos años he batallado más. Antes me decían que una semana y sí me la daban, pero de dos años para acá ha sido peor. Esta vez duraron dos meses para surtir una caja”. 

Cuando no se la dan, Sara debe gastar 4 mil pesos por el medicamento, y también solventar las tomografías, colonoscopias y resonancias magnéticas para monitorear su estado de salud y confirmar que el cáncer no regrese.

A partir de su experiencia forma parte de grupos de Facebook donde otros pacientes exponen sus casos y entre todos se ayudan. Hacen rifas, se regalan medicamentos que les sobran o hacen coperacha para pagar medicinas. Aún así, no todas son historias de éxito. 

“Hay gente que se ha muerto, me consta, porque no les han dado el tratamiento y no tienen la solvencia para comprarlo. A veces ya no tengo ganas ni de estar peleando. A veces ya no tenemos la esperanza de que esto mejore”, dice. 

El caso de Sara no es aislado. Datos de la Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH), en la que se demuestra que el gasto que hicieron los ciudadanos en 2022 para compra de medicinas creció en 39% en comparación con 2018; y los más pobres, incluso, gastaron el doble de recursos.

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Diseño: Margarita Sousa @yue.ms

 

Ethomedical, beneficiaria del sobreprecios

Aunque Ethomedical fue creada en 2014, en 2020 María Teresa Muñoz Caraveo, esposa de Aldo Díaz Pérez, compró acciones de la empresa, y en 2022 sumó al hijo de ambos, Daniel Díaz Muñoz, quien desde 2020 también era socio de la empresa Comercializadora Delta Dibal. 

En 2022 crearon Abastecedora de Medicinas y Materiales, donde participan Muñoz Caraveo y sus otros dos hijos, Andrés Díaz Muñoz e Isabel Díaz Muñoz.

Ahora, Animal Político revela en esta investigación que los socios de Bilbao Arrieta también fueron favorecidos con contratos directos en al menos 20 Órganos de Operación Administrativa Desconcentrada del IMSS (OOAD), antes conocidas como delegaciones estatales: Baja California, Ciudad de México, Chihuahua, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, y Veracruz. 

Así, obtuvo 334 millones de pesos en contratos en 2020; el año siguiente, 461 millones de pesos y en 2022, 339 millones de pesos. 

Y una vez que Ethomedical fue impedida para comprarle por sus irregularidades sanitarias, entró al negocio Distribuidora de Medicinas y Materiales, SA de CV, nuevamente vendiendo a sobreprecio. Pero ésta vez también fue contratada por Birmex. Sólo en 2023 y 2024 sumó 63 millones de pesos. 

Este tipo de contrataciones encontraron terreno fértil durante los cinco intentos fallidos de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador para cambiar el procedimiento de compra de medicinas en busca de un mayor ahorro como parte de su política de “austeridad republicana”.

El sobrecosto también podría explicar el aumento de 29% del monto en contratos de medicinas en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador en comparación con el de Enrique Peña Nieto. Mientras en 2018 el gasto fue de 61 mil millones, en 2024 fue de 79 mil millones de pesos, como reveló Animal Político en la primera entrega de la investigación No fuimos Dinamarca.

Además, el sobreprecio tuvo como consecuencia que el gobierno gastara más, pero obtuviera menos piezas de fármacos de uso tan cotidiano en los hospitales como anestésicos (Propofol) o tratamientos para las principales enfermedades como diabetes (Sitagliptina) o cáncer (bleomicina, carboplatino, ciclofosfamida).

También para la hipertensión (metoprolol); depresión (fluoxetina), artritis (celecoxib), gota (alopurinol); colitis (mesalazina); presión alta (losartán); problemas respiratorios (salbutamol). Analgésicos como dexmedetomidina o metamizol; antibiótico para infección urinaria, meropenem; o palonosetron para prevenir el vómito tras la quimioterapia; anticonceptivos (levonorgestrel), entre otros.

En tanto, durante todo el sexenio de López Obrador hubo más desabasto en hospitales, como denunciaron el personal médico y pacientes durante los últimos seis años y cuyos datos oficiales lo confirman: el gobierno de AMLO dejó de surtir 15 millones de recetas, cinco veces más que en el de Enrique Peña Nieto. 

 

Diseño: Darien Cruz @darien_cl

Metodología del sobreprecio

Para esta investigación Animal Político analizó una tercera parte de los 756 contratos que Ethomedical recibió. Comparó el precio unitario de cada artículo vendido con el de las compras consolidadas, y así se detectó que el sobreprecio global alcanzó un 79%.

Luego se aplicó ese porcentaje a los mil 134 millones de pesos de todas las adjudicaciones. De ahí se calcula que el IMSS podría haber pagado 500 millones de pesos ‘de más’ a Ethomedical a causa del sobreprecio. 

También se hizo una segunda comparación, con contratos por los mismos productos, pero con otras instituciones y distintos proveedores. Se comprobó que vendió más caro que otros competidores. En este caso, el sobreprecio global fue de 63%. Un pago extra estimado de 438 millones de pesos.

Este monto es comparable con la inversión que hizo el IMSS para siete proyectos de construcción y remodelación de hospitales, y una tercera parte del presupuesto del Instituto Nacional de Cardiología en 2024.

El sobreprecio

Entre los ejemplos de venta a sobreprecio de Ethomedical está un medicamento de uso tan cotidiano como el ácido acetilsalicílico soluble (aspirina). Fue vendida hasta en 41 pesos cada caja al Órgano de Operación Administrativa de Jalisco en 2021 pese a que el precio unitario en compra consolidada fue de 7.85 pesos y otros proveedores la vendieron en 11 pesos. 

El Órgano de Guerrero le compró cada pieza en 32 pesos, Nuevo León en 29.5 pesos en 2021, y Morelos, 18 pesos. En todos los casos pagaron más caro que el precio comercial en el que actualmente se vende en farmacias comerciales en versión genérica que es de 14 pesos

Sólo por 14 contratos por 707 mil piezas de ácido acetilsalicílico, las cuatro delegaciones del IMSS pagaron 19 millones de pesos. Con el precio de una compra consolidada, el costo hubiese sido de 5 millones de pesos. Esto implicó que el IMSS habría pagado 14 millones de sobreprecio a Ethomedical

En tanto, la Sitagliptina metformina fue adquirida en la compra consolidada en 2022 por 118 pesos cada caja, y otro proveedor la vendió en 247 pesos al INER, pero Ethomedical vendió cada pieza en 2 mil 190 pesos a la delegación de Querétaro, 873% más cara. 

Incluso también hubo compras fraccionadas con los que se aparenta hacer adquisiciones pequeñas, pero resultan millonarias, como lo hizo el Órgano regional del Estado de México-Oriente. El mismo día (15 de junio de 2021) hizo siete contratos por 596 mil pesos cada uno y otro por 391 millones de pesos. Al sumarlos, el monto ascendió a 4 millones 569 mil pesos. 

Se trató de la compra de 147 mil 388 piezas del analgésico Metamizol, cuyo sobreprecio fue de 283% cada pieza. Ethomedical la vendió en 31 pesos, mientras que en la compra consolidada el precio fue de 8 pesos y al compararlo con el precio ofrecido a usuarios del sistema de salud del Estado de México fue de 17 pesos. 

Sólo por este producto, el organismo del Edomex erogó 3 millones 335 mil pesos de más, toda vez que la compra, a un precio de ‘mayoreo’ sólo hubiera pagado un millón 234 mil pesos. 

Uno de los productos más vendidos por esta empresa fue el Propofol, un anestésico de uso habitual en los hospitales. Aunque especialistas y personal médico consultados aseguran que a partir de la pandemia, el costo se elevó debido a la alta demanda para la intubación de pacientes. De ahí que las instituciones de salud tuvieron que comprar a distintos precios. 

Ethomedical aprovechó la demanda de esta anestesia: consiguió 43 contratos por 148 millones de pesos. El precio unitario más oneroso fue por 1,640 pesos a la delegación de Puebla el 13 de enero de 2021. Y el mismo día la vendió a la delegación de Durango por 1,445 pesos. En adelante, la vendió en 1,400 pesos cada pieza.

Por la venta de este producto entre 2020 y 2021, comparando el costo unitario provisto por otros proveedores, 775 pesos y 1,045 respectivamente, el sobrecosto pagado a esta empresa ascendería a 56 millones de pesos. 

En tanto, por 6 mil 886 cajas de guantes de látex, el proveedor la vendió a 450 pesos cada pieza a la delegación de Chihuahua en 2021, aún cuando el precio de la compra consolidada fue de 233 pesos y otros proveedores la ofrecieron en 292 pesos. Esto resultó en el pago ‘de más’ de un millón 491 mil pesos de sobreprecio. 

Entre los 245 contratos analizados, el proveedor ofreció precios igual o menores en comparación con sus proveedores únicamente en 10 contratos. Tres de ellos que suman 186 millones de pesos fueron asignados por el IMSS central para la compra de ropa quirúrgica, cubrebocas y pruebas de covid en 2020. 

A causa de la pandemia, los precios de compra aumentaron debido a la alta demanda. Por ejemplo, la bata quirúrgica fue vendida por Ethomedical en 92 pesos, por 1 millón de piezas vendidas ganó 92 millones de pesos. En este caso vendió al mismo precio de la compra consolidada, y 4% menos que otros proveedores que la vendieron a 95 pesos. 

 

Diseño: Darien Cruz @darien_cl

Distribuidor irregular

Proveedores de la industria consultados a condición de anonimato afirmaron que durante el sexenio notaron que Ethomedical ganaba todos los contratos pese a ser nuevo en el negocio, y la molestia se materializó en reclamos ante la Cofepris, la institución encargada de verificar las condiciones sanitarias de productores y proveedores de medicamentos. 

La Cofepris realizó una inspección al supuesto almacén de la empresa y según dio a conocer en el boletín emitido en 2022, la catalogó como “distribuidor irregular”, “por no permitir visita de verificación”. Además de “registrar un establecimiento inexistente e incumplimientos graves como carecer de infraestructura y equipamiento para mantener la temperatura óptima de medicamentos, no contar con sistema definido de inventario y la presencia de fauna nociva”. 

En este año, la Cofepris confirmó el señalamiento e incluso informó que el establecimiento se encuentra “suspendido”, como consta en el listado oficial publicado el 21 de enero pasado. “El establecimiento cuenta con irregularidades graves y se se encuentra suspendido”.

Si bien las compras directas y a sobreprecio podrían ser justificadas por cuestiones de oferta y demanda (alza de precios) o que deben ser adquiridas de urgencia como tratamiento de “soporte de vida”, Ethomedical ni siquiera tenía experiencia probada como proveedor de grandes volúmenes de medicinas para justificar su contratación.

En cambio, está comprobado que fue poco eficiente. Por ejemplo, la dirección Regional de Occidente delegación de Guanajuato le compró 864 piezas de Colchicina –tratamiento para la gota–. Las entregas comenzaron 11 días después de firmar el contrato, el 11 de noviembre de 2021, pero las últimas entregas ocurrieron en marzo de 2022, con una sola caja en la Unidad Méxica Familiar 38 y 12 cajas en el Hospital General de Zona 3. 

Es decir, las entregas ocurrieron hasta cuatro meses después, pese a que en las compras urgentes como estas y justamente por su naturaleza, el surtimiento debe ocurrir 10 días después de la firma del contrato. 

Benefician a segunda empresa con los mismos socios

Aunque en 2022 Ethomedical fue incluida en la lista negra de la Cofepris, lo cual le impedía ser contratada por cualquier institución, esto no detuvo las ganancias para los mismos socios. 

Ese mismo año, el 8 de julio de 2022, María Teresa Muñoz Caraveo y otro de sus hijos, Andrés Díaz Muñoz constituyeron la empresa Abastecedora de Medicinas y Materiales, S. A. de C. V., y en septiembre de 2023 le cedió acciones a su hija, Isabel Díaz Muñoz.

A 14 meses de su creación, el IMSS le entregó tres adjudicaciones directas por 36 millones 400 mil pesos en 2023 y 360 mil pesos en 2024.

Nuevamente con sobreprecio. En 2023, el Órgano de Sinaloa le compró 11 mil 400 piezas de Sitagliptina metformina en 1,181 pesos cada pieza. Pero en la compra consolidada de ese año se vendió en 118 pesos, y otros proveedores la vendieron en 400 pesos al gobierno del Estado de México.

Sólo por este contrato, el IMSS pagó 13 millones 463 mil pesos. Al compararlo con el precio de una compra consolidada, esto sólo debió costar 1.3 millones de pesos; es decir, el IMSS pagó 12 millones de pesos ‘de más’.

Y el IMSS no fue el único contratante. En 2024, cuando el presidente AMLO ordenó que las compras de medicinas únicamente las haría Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), ésta le dio al menos una adjudicación directa por 26 millones 690 mil pesos. 

Fue la venta de 6 mil 236 piezas de Factor VIII de la Coagulación humana, utilizada para profilaxis de sangrado quirúrgico en pacientes con la enfermedad de von Willebrand (EVW), con un precio unitario de 4 mil 280 pesos. El precio en la compra consolidada fue de 800 pesos, lo que significaría un pago de más de 21 millones de pesos. 

Cadena de mando

Todas las compras del IMSS debían ser avaladas por el IMSS central a través de las direcciones encargadas de autorizar las adquisiciones, liberar los recursos y vigilar a los Órganos de Operación de los estados. 

Todos ellos subalternos directos del director general, Zoe Robledo: Javier Guerrero, director de Operación y Evaluación, donde están adscritos los Órganos de Operación; Marco Aurelio Ramírez Corzo, director de Finanzas, responsable de los recursos del instituto; y Borsalino González, director de Administración, área donde se autorizan todas las compras, como se advierte en los Manuales de Organización del Instituto

Aunque los Órganos y delegaciones pueden hacer compras, estos deben justificar que necesitan ciertos fármacos debido a que, por ejemplo, un proveedor haya incumplido. Luego, áreas de la Dirección de Administración, como la coordinación de Control de Abasto deben verificar en el sistema que realmente no lo haya y avalar la adjudicación para la liberación de recursos. 

En estos casos, los funcionarios que intervinieron directamente en avalar las compras entre 2020 y 2022, de acuerdo al organigrama, fueron Jesús Eduardo Thomas Ulloa, como titular de la Unidad de Administración; Jorge de Anda García, Coordinador de Control de Abasto, Daniel Esteban Ramírez Garcen, Coordinador Técnico de Administración del Gasto de Bienes y Servicios y Karina del Rocío Sarmiento, Coordinadora Técnica de Planeación.  Sin embargo, estos han dejado de trabajar en el Instituto en los últimos meses. 

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Diseño: Nadia Núñez @naddnuk

 

EL IMSS avaló las compras a sobreprecio

El área central del IMSS avaló las compras millonarias, según demuestran documentos oficiales y manuales de operación del Instituto. 

En la documentación de la contratación que hizo el Órgano de operación administrativa desconcentrada regional del Estado de México-Oriente en 2022, por ejemplo, explica que los recursos fueron avalados por la Coordinación de Presupuesto e Información Programática, un área de la Dirección de Finanzas. 

Entérate: Gobierno inhabilita a una empresa farmacéutica e investiga a 16 más por presuntas irregularidades en venta de medicamentos

Esta adquisición, además, se trató de contratos fraccionados. Es decir, el IMSS dio 15 contratos por 592 mil pesos cada uno y la compra de 6 mil 300 piezas de Celecoxib, medicamento para la artritis reumatoide. 

El total de los contratos sumaron 8 millones 649 mil pesos. El costo unitario de 94 pesos es 445% más caro en comparación con los 17.25 pesos de costo en precio en compra consolidada.

En la justificación de la Adjudicación se establece que en la delegación contaba con un “dictamen de disponibilidad presupuestal previo No. 0000152492-2022 emitido por la Coordinación de Presupuesto e Información Programática de fecha 12 de mayo de 2022, para sustentar las adquisiciones en procesos locales de Bienes de Consumo autorizadas por la Coordinación de Control de Abasto”. 

En otros contratos hechos por la delegación Sinaloa con Ethomedical, incluso en el documento de pedido de medicinas, se agregó un oficio en el que la jefatura de Servicios Jurídicos, a cargo de Sandra Torres, se deslinda de la contratación. 

El documento advierte: “La validación jurídica se efectúa sin prejuzgar sobre la justificación, procedimiento, términos y condiciones de la contratación, ni del resultado de la investigación de mercado correspondiente, ni se pronuncia sobre la procedencia de viabilidad de los aspectos técnicos, económicos y la demás circunstancias que determinan procedentes las áreas requirente técnica y contratante de la delegación”. 

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RÉPLICA DE ETHOMEDICAL

En relación con el reportaje publicado este martes 06 de mayo en Animal Político, titulado “IMSS entregó más de mil mdp en contratos de medicamentos a socios del yerno de Nahle, que vendió hasta 800% más caro”, en uso de mi derecho de réplica me permito hacerle llegar la presente carta aclaratoria, en virtud de la mención que se hace en el texto sobre mi persona y de la cual es importante precisar los siguientes puntos.

En el reportaje se afirma que el IMSS “habría pagado 500 millones de pesos de más a causa del sobreprecio”, esta cifra se calculó sin considerar el contexto en el que se dieron los contratos descritos en el texto, con base en una comparación de precios actuales con los registrados durante la época de pandemia, cuando las cadenas de suministro globales se vieron severamente afectadas. Es como querer comparar lo que cuesta en este momento un cubrebocas o una careta plástica versus lo que llegó a costar en momentos en que esos materiales eran escasos y por lo mismo, registraron un incremento exponencial en su precio.

De acuerdo con el propio IMSS, las contrataciones son objeto de una investigación de mercado que determina la realidad de la situación del surtimiento de los bienes en cuestión y sus resultados pueden ser afectados por varios factores como: la cantidad requerida, la oferta, la escasez, las tasas impositivas, la oportunidad e inmediatez de la necesidad a cubrir, así como el momento particular en el tiempo. Por lo que comparar directamente los precios de una compra consolidada del Sector Salud y de vigencia amplia, versus precios de compras locales y/o regionales de menor volumen y diferentes condiciones, no hace sentido.

Es importante señalar además que las compras en las que participaron Ethomedical y Abastecedora de Medicinas y Materiales se realizaron con base en la normatividad vigente y cumplieron estrictamente con todos los requisitos que contempla la ley. No tuvieron ninguna observación o sanción por parte del IMSS y tampoco del Órgano Interno de Control. Es de destacar también que dichos procesos no son adjudicaciones directas a una empresa de forma discrecional, sino que participan varias empresas que ofertan y el Instituto elige la que brinda mejores condiciones de precio y garantía de abasto.

Se menciona que Ethomedical “fue impedida para comprarle por sus irregularidades sanitarias” esta afirmación es incorrecta, pues la inclusión de la empresa en una actualización de la “Relación de distribuidores de medicamentos que no cumplen con la regulación sanitaria” en 2022 se debió a que “no se pudieron constatar las condiciones sanitarias del establecimiento”, es decir, que no se pudo realizar una inspección por parte de la autoridad sanitaria, como se puede constatar en la página oficial de la dependencia.

Esto obedeció a que realizamos un cambio de domicilio de nuestras instalaciones en Nuevo León, mismo que fue notificado a la autoridad sanitaria a través del Aviso de Modificación, folio 100764, recibido y sellado por la Oficialía de Partes de dicha dependencia. Adjunto a la presente los documentos referidos, para que lo pueda constatar.

Ethomedical cuenta con varios almacenes en diferentes entidades del país que han sido debidamente verificados por la Cofepris.

Desde 2023 Ethomedical no participa en ventas a gobierno, sin embargo como proveedora de medicamentos en el sector público y privado nos hemos conducido con absoluto apego a la legalidad y cumplimiento de las normas en todos y cada uno de los procesos de compra en los que hemos participado.

Finalmente, pero no por ello menos importante, quiero pedirle de manera respetuosa y apelando a su honorabilidad periodística que se retiren del reportaje los nombres y rostros de mi esposa y mis hijos, pues su exposición pública en el contexto de lo descrito en el texto nos pone en una situación de vulnerabilidad y trastoca nuestro derecho a la privacidad, ya que no somos sujetos a investigación o sanción de ningún tipo que justifique esta exposición.

Esperando que estas líneas sean de utilidad le reitero mi apertura para que pueda verificar directamente conmigo o con mi equipo cualquier información que le hagan llegar en torno a Ethomedical o a su servidor.

Agradezco de antemano que en ejercicio del Derecho de Réplica consagrado en el Artículo VI Constitucional, se publique la presente aclaración en los mismos espacios informativos en los que se ha difundido el reportaje.

Saludos cordiales.

Aldo Díaz

Nota de la redacción

Para esta investigación, Animal Político localizó en Compranet los 756 contratos entregados a Ethomedical SA de CV entre 2020 y 2022. De ellos, 95% fueron por adjudicación directa. Si bien es un procedimiento previsto en la Ley de Adquisiciones, significa una excepción a la obligatoriedad de contratar a través de un concurso abierto y público. 

De ese total de contratos se sistematizaron todos los datos de 245, incluyendo clave de identificación de cada medicina en el catálogo del IMSS y costo unitario. Estos procedimientos sumaron 605 millones de pesos por la venta de 4.5 millones de piezas de medicamentos.

Se hicieron dos comparaciones: la primera con el precio que el IMSS pagó en compras consolidadas. La segunda, con el precio que otros proveedores vendieron a otras instituciones. Ambos casos, comparando los precios del año correspondiente de cada contratación, no con los actuales. Únicamente en 10 de los 245 contratos hubo precios menores a los que ofrecieron otros proveedores. 

A partir de ese ejercicio se encontró que el sobreprecio alcanzó 79% al comparar con compra consolidada y de 63% con otros proveedores. Ese porcentaje obtenido en la muestra se aplicó al monto total de contratos. De ahí que se estime que el pago por sobreprecio en los 1,134 millones de pesos en contratos podría alcanzar los 500 millones de pesos. 

Sobre el señalamiento como proveedor irregular en 2022, la fuente es un comunicado de la Cofepris cuya intención de difusión es “que se evite la adquisición de medicamentos que no tengan garantizada su calidad, seguridad y eficacia”. 

La suspensión del establecimiento con dirección en Nuevo León fue confirmada por la Cofepris en 2025, debido a que “el establecimiento cuenta con irregularidades graves y se encuentra suspendido”, como lo dio a conocer en comunicado de abril.

Los nombres de la esposa y el hijo de Aldo Díaz aparecen en este reportaje por haber fungido como representantes legales de la empresa en el momento de los contratos con el IMSS.

 

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“Salí de Venezuela buscando el American Dream y acabé encontrando el sueño español en Madrid”
10 minutos de lectura

La periodista venezolana Mirelis Morales relata su intento por legalizarse en EE.UU. y cómo se vio obligada a abandonar el trámite migratorio durante el gobierno de Trump.

24 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Migrar a Miami nunca estuvo en mis planes. Sin la posibilidad de una green card, no me atrevía ni a soñarlo. Pero la aprobación del Estatus de Protección Temporal para los venezolanos (TPS por sus siglas en inglés) en marzo de 2022 me abrió un camino de permanecer legal en Estados Unidos que parecía improbable.

Mi travesía migratoria había comenzado en junio de 2018, cuando me fui a Perú en un acto desesperado por salir de la crisis humanitaria que ahogaba a Venezuela.

La aprobación del Permiso Temporal de Permanencia (PTP) en Perú se convirtió en un salvavidas para salir con mi hijo de 1 año y medio a un país que me prometía un poco de normalidad.

Perú me devolvió la calma. Sin embargo, la pandemia de covid me hizo cuestionar qué tan conveniente era seguir sola allí con un niño de 4 años. La idea de que pudiera contagiarme y no tener quién cuidara de mi hijo, me hizo pensar que debía buscar un nuevo destino donde tuviera red de apoyo. Entonces, ya en 2021, pensé en Miami o en Madrid.

Pero la duda volvía a surgir: “¿Cómo logro sacarme los papeles en Estados Unidos?”. Frente a mi falta de opciones, decidí que lo mejor era irme a Madrid y solicitar una visa humanitaria. Antes, quise hacer una parada en Miami para pasar Navidad con mi hermano y recargarme de abrazos luego de meses de aislamiento.

Ese era mi plan. Sólo que no contaba con que las fronteras de España seguían cerradas para los no residentes y me tocó quedarme en Miami con la esperanza de que ese asunto se resolviera lo más pronto posible.

Entonces, pasó lo inesperado.

El gobierno de Joe Biden aprobó el TPS para los venezolanos que estuvieran indocumentados en el país, como una medida de protección humanitaria ante la crisis que persistía en Venezuela. El TPS te daba la opción de obtener tanto el seguro social, como el permiso de trabajo. Y eso lo cambió todo.

Miami se convirtió en un refugio. Me permitió estar cerca de mis afectos, me concedió el privilegio de trabajar como periodista, me permitió formalizar mi negocio editorial y hasta me dio una segunda oportunidad de encontrar el amor.

El último lugar donde pensaba vivir me abría un mundo de posibilidades. De modo que inicié con determinación mis trámites para obtener “mi visa para un sueño”, como tantas veces le escuché decir a Juan Luis Guerra.

Sólo que nadie me preparó para la pieza que me tocó bailar.

Manifestación contra políticas migratorias en EE.UU.
Getty Images
Un grupo de manifestantes protesta contra las políticas migratorias del presidente Donald Trump en EE.UU.

El efecto Trump

“Mirelis, tienes premios, publicaciones, reconocimientos… Puedes pedir una visa de talentos extraordinarios”, me decían mis conocidos.

Todo indicaba que mi perfil calificaba. Así que contacté a un abogado que les había hecho el trámite a otros periodistas venezolanos y desembolsé los primeros US$6.000.

Lo hice con los ojos cerrados, porque ellos habían logrado conseguir sus papeles. ¿Por qué yo no?

Pasé un año armando mi expediente. Un año recabando evidencias –hasta debajo de las piedras– para demostrar los 10 criterios que me avalaban como una persona sobresaliente en mi área.

Cada carta de respaldo ameritaba una búsqueda casi detectivesca para ubicar a la persona responsable de la firma y luego un lobby para convencerlo de que no era un caso inventado. Hubo muchos que se negaron. Otros ni lo dudaron.

Tenía toda mi esperanza puesta en este proceso. No sólo porque me abría la posibilidad de una residencia –y el camino hacia la ciudadanía– sino porque me permitía darle un estatus a mi hijo y a mi pareja que, para ese entonces, tenía más de 11 años a la espera de la entrevista por solicitud de asilo.

Pagué otros US$3.500 entre gastos administrativos y el servicio exprés para obtener respuesta en 15 días. Ello sin contar el gasto en traducciones certificadas.

“Esto es una inversión a futuro”, me repetía cada vez que me tocaba desembolsar más dinero.

El 15 de febrero de 2024 se envió mi expediente. El 27 de febrero llegó la respuesta: caso rechazado. Sabía que existía esa posibilidad. Igual, no pude evitar la frustración ni la impotencia. Lloré hasta que no pude más. Me sentía tan vulnerable…

¿Ahora qué? Tenía la posibilidad de apelar. Pero preferí pedir una segunda opinión.

“Tu caso está mal de base. No tiene sentido apelar. Lo mejor es armar uno nuevo”, me dijo otro abogado.

La buena noticia es que tenía otra oportunidad. La mala es que debía pagar US$12.570 entre honorarios y gastos administrativos.

“Esto es una inversión a futuro”, me volvía a decir.

Donald Trump
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El gobierno de Trump ha detenido y deportado a miles de migrantes durante el último año.

Me embarqué en armar otro caso. Esta vez más exhaustivo.

¿El resultado?

Un expediente de 700 páginas con pruebas suficientes para demostrar mis aportes en el campo del periodismo, mi rol liderando investigaciones periodísticas en reconocidas organizaciones como BBC y The New York Times, mis publicaciones en los medios más importantes del mundo, mi papel como jurado del trabajo de otros periodistas y mi participación en instituciones periodísticas internacionales.

La solicitud se envió el 24 de enero de 2025, cuatro días después de que Donald Trump asumiera su segundo mandato.

A los días llegó una notificación de Uscis (el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos) en la que solicitaba evidencias adicionales. “¡¿Qué más quieren de mí?!”, pensé. Se envió lo requerido y sólo quedaba esperar.

Se había hecho tan buen trabajo que estaba segura de que esta vez sí obtendría una respuesta positiva. Debía lograr que me aprobaran al menos 3 criterios de los 10 expuestos. Me aceptaron 4.

Solo que no me dieron la residencia, porque, según el funcionario, “no tenía el high-level of expertise requerido” para este tipo de visas.

A juicio de mi abogado, Uscis se había excedido en el uso de la discrecionalidad. A criterio de muchos, mi caso había caído en el hoyo generado por el “efecto Trump”.

Tenía el derecho de apelar ante una corte federal por incumplimiento de la ley. Pero lo descarté al saber que el trámite podía demorar dos años y suponía desembolsar otros US$10.000 sin garantía de nada.

Venezolanos llegando a Maiquetía
Getty Images
Centenares de venezolanos han sido deportados a su país desde EE.UU. en el último año.

Para aquel momento, el futuro del TPS ya pendía de un hilo. La Secretaría de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional luchaban por revocarlo de forma definitiva.

Se habían abierto varias demandas contra la decisión. Un juez determinó que el gobierno no podía interferir. Se asomó la posibilidad de una extensión hasta octubre de 2026. Sin embargo, nada era definitivo. Mi TPS se vencía en septiembre de 2025 y tenía el tiempo en contra.

Mi abogado me propuso optar por la visa O, a través de una empresa que me patrocinara. Otros US$4.000 que debía sumar a mi abultada deuda de la tarjeta de crédito.

Decidí quemar mi último cartucho, a sabiendas de que esa opción no me daba residencia ni ciudadanía. Sólo 3 años de permanencia legal, renovables por tres años más. El tiempo suficiente para que el país tomara otro rumbo migratorio y las aguas se calmaran. Pensé.

Lo que se suponía era un trámite sencillo, terminó por demorarse más de cinco meses y entré en desesperación.

Mi abogado y su equipo estaban colapsados. No respondían los mensajes. Nadie sabía el estatus de mi solicitud. Ni tampoco me daban la cara.

Cuando finalmente se dispusieron a cerrar el expediente para enviarlo, me enteré de las repercusiones tributarias y decidí desistir.

No era sostenible económicamente para mí.

España: otro cantar

Hasta entonces, había gastado más de US$25.000 sin obtener ningún resultado.

Fueron más de dos años de un intenso desgaste emocional y financiero, dentro de un contexto país cada vez más hostil contra los migrantes, en especial contra los venezolanos.

La única opción que me quedaba para extender mi permanencia en Estados Unidos era acogerme a un asilo extemporáneo, pero, con mis papás en Venezuela, estaba negada ya que eso habría supuesto no poder salir de EE.UU. durante años.

Madrid se abría, de nuevo, como una alternativa.

Por esas cosas del destino, llegué a una publicación en Instagram sobre la visa de nómada digital en España. Pedí una cita con un gestor para conocer con detalle los requerimientos y esa reunión me pintó un panorama más esperanzador: podría obtener la residencia en un plazo de 20 días hábiles y a los dos años optar por la nacionalidad.

Era eso o regresarme a Venezuela.

Fueron días muy complicados emocionalmente. Irme de Estados Unidos implicaba dejar lo más valioso que había construido en los últimos cinco años: mi familia. Y por mucho que mi abogado intentó resarcir el daño con la exoneración del último pago, nada ni nadie me devolvería esa pérdida.

Me tomó un mes cerrar mi vida en Miami. Metí lo que pude en cuatro maletas y viajé a Caracas con el único propósito de renovar mi pasaporte y el de mi hijo para seguir a Madrid.

Tenía la opción de pedir la visa en la embajada de España en Caracas, pero lo descarté al no saber con certeza cuánto duraría el trámite por la vía consular.

Aterricé en Madrid el 8 de septiembre de 2025.

A la semana me reuní con el gestor para entregarle los requisitos de la visa de nómada digital: documentos de mi empresa, estados de cuenta para avalar que gano más de 2.200 euros (unos US$2.580), seguro privado, mis antecedentes penales en Estados Unidos y Venezuela, así como una carta en la que explicara que podía ejercer mis funciones a distancia. Nada más.

Presentamos los documentos el 2 de octubre de 2025. Al mes recibí la noticia: mi residencia en España había sido aprobada por tres años. ¡No lo podía creer!

La resolución llegó en el tiempo establecido y a un costo que no superó los US$825.

Después de tantas vueltas, finalmente había logrado una respuesta afirmativa. De camino a casa, las lágrimas se me salían solas.

Mirelis Morales con su hijo
Cortesía de Mirelis Morales
Mirelis Morales con su hijo desde Madrid.

Aún no asimilo la sensación de desarraigo que me dejó la salida intempestiva de Miami. De una u otra forma, sentí que Estados Unidos me expulsó. Y me quedó ese mal sabor de no haber logrado permanecer en el país, a pesar de haber hecho las cosas bien.

Cuando me preguntan qué tal va mi adaptación, siempre respondo lo mismo: “No sé si Madrid sea mi lugar, pero, al menos, me ha hecho sentir más que bienvenida”.

España me ha permitido algo que había olvidado en Estados Unidos: ahorrar. Hasta entonces, mi sueldo se iba directo al bolsillo de los abogados y no me quedaba para mucho más. Mi pareja era quien asumía casi toda la carga económica.

Ahora logré recuperar un poco mi autonomía financiera al salir de mis deudas y el dinero me alcanza para cubrir mis gastos: renta, comida, colegio, entretenimiento.

Aquí volví a sentir la libertad de no tener que depender de un auto para moverme de un lugar a otro. El día que llevé a mi hijo caminando al colegio no me lo podía creer.

Ya no tengo que andar contando millas para saber cuánto gastaré en gasolina o en peaje. El sistema de transporte público en España te permite llegar a cualquier parte y te puedes mover por Madrid a una tarifa plana mensual de 32,7 euros (unos US$38).

No falta quien te mete miedo con la cuota que hay que pagar por ser trabajadora autónoma o quien me advierte que tenga cuidado con Hacienda, que no perdonó ni a la mismísima Shakira.

Pero, con todo y eso, aquí he experimentado una sensación que no tenía desde la llegada de Trump a Estados Unidos: sentirme a salvo.

BBC

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