
Para entender mejor
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, mientras pacientes se quedaron sin tratamientos porque los hospitales no los tenían, el gobierno federal entregó casi mil 200 millones de pesos en contratos sin licitación para adquirir medicamentos e insumos médicos a dos empresas que vendieron hasta 885% más caro cada pieza.
Las empresas pertenecen a la familia de Aldo Díaz Pérez, quien es socio del yerno de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, en otras dos compañías. Díaz Pérez también fue funcionario de Segalmex, cuando en esa institución se desviaron 17 mil millones de pesos en el sexenio pasado.
Se trata de Ethomedical SA de CV y Abastecedora de Medicinas y Materiales SA de CV, que recibieron 761 adjudicaciones directas por parte de las delegaciones del IMSS en al menos 20 entidades del país entre 2020 y 2024. Por esto, el gobierno habría pagado 500 millones de pesos ‘de más’ a causa del sobreprecio.
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Ethomedical vendió, por ejemplo, Bleomicina, un tratamiento contra el cáncer en 3 mil 200 pesos cada unidad a la delegación de Baja California en 2021. Aunque la misma medicina la compró en 329 pesos cada pieza el Instituto Nacional de Pediatría.
La Sitagliptina, tratamiento para diabetes mellitus –segunda enfermedad con mayor prevalencia en el país con 14.6 millones de pacientes– tuvo un sobrecosto de 617% en la delegación del IMSS de Morelos. Fue vendida en 850 pesos cada pieza en 2022, pese a que su costo en la compra consolidada fue de 118 pesos. Incluso, la vendió más cara que las farmacias comerciales, en donde puede adquirirse en 330 pesos.
En otros casos, ni siquiera hay pruebas de que los pedidos fueran entregados completos. Guanajuato pagó 12 millones de pesos por el anticoagulante postoperatorio Enoxaparina, pero sólo recibió 10 mil de las 17 mil unidades pedidas, según el reporte de entregas obtenido por transparencia.
En la delegación del IMSS de Sinaloa se adquirieron 1,260 piezas de Carboplatino, tratamiento contra el cáncer, pero no cuentan con ninguna prueba de que haya ingresado esas medicinas.
La proveedora fue Ethomedical, una empresa cuya experiencia se resumía en dos contratos por 2 millones de pesos en 2015, pero que en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se convirtió en una de las favoritas.
Fue contratada de manera directa una y otra vez hasta acumular mil 134 millones de pesos entre 2020 y 2022. Año en que, además, fue enlistada por la Cofepris como proveedor irregular por incumplir medidas sanitarias.
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La bonanza de Ethomedical coincidió con la compra de acciones en 2020 por parte de María Teresa Muñoz Caraveo, esposa de Aldo Díaz Pérez, el socio de Fernando Bilbao Arrieta, yerno de la gobernadora Nahle.
Juntos crearon las empresas Comercializadora Delta Dibal, SA de CV y Servicios y Premezclados Forte, SA de CV en 2017 y 2018, respectivamente. Ambas empresas recibieron depósitos por 100 millones de pesos por parte de empresas que obtuvieron permisos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para la explotación de hidrocarburos entre 2019 y 2023, periodo en el que Nahle fue titular de Energía, de acuerdo a una investigación de N+Focus.
Díaz Pérez además fue subdirector de Venta Comercial en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) en 2019. Según su declaración patrimonial, su función era asignar contratos de bienes y servicios durante la gestión de Ignacio Ovalle, cuando ocurrieron desvíos por más de 17 mil millones de pesos. Caso investigado por la Fiscalía General de la República (FGR) y que tiene a tres detenidos.
El IMSS respondió a esta investigación argumentando que no hubo impedimento para contratar a estas empresas y que los precios de las adquisiciones resultan de una investigación de mercado que toma en cuenta distintos factores. (Aquí puedes consultar el cuestionario al IMSS y sus respuestas)
En tanto, Birmex y la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no respondieron a la solicitud de entrevista.
Mientras las empresas Ethomedical y Abastecedora de Medicinas y Materiales vendieron medicinas a sobreprecio, otros, como Sara Montenegro, tuvieron que hipotecar su único patrimonio para poder pagar su tratamiento y salvar su vida.
A los 58 años, Sara fue diagnosticada con cáncer de mama en Baja California. Era un periodo complicado porque todos los servicios de salud públicos estaban abocados en atender la pandemia de Covid en 2020, aún cuando enfermedades como la suya no pueden esperar. Afortunadamente tenía contratado un seguro contra cáncer con el que pudo cubrir la cirugía y cuatro quimioterapia.
Sin embargo, tres años después, el cáncer regresó. Esta vez fue en el colon, pero en la clínica 20 de Tijuana le dijeron que el aparato para la radioterapia estaba descompuesto y tal vez lo repararían en diciembre, aunque no le aseguraban la fecha de atención porque había lista de espera.
La mujer, que había dedicado 27 años de su vida al IMSS como asistente médica, decidió empeñar su único patrimonio: su casa. Consiguió 500 mil pesos y con eso pagó las sesiones de radioterapia en privado. Gracias a eso pudo salvar su vida por segunda vez.
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Pero aún debe tomar exemestano, tratamiento para la remisión del cáncer de mama, por cinco años. Cada mes acude a su clínica, pero “a veces voy y no hay. En los últimos dos años he batallado más. Antes me decían que una semana y sí me la daban, pero de dos años para acá ha sido peor. Esta vez duraron dos meses para surtir una caja”.
Cuando no se la dan, Sara debe gastar 4 mil pesos por el medicamento, y también solventar las tomografías, colonoscopias y resonancias magnéticas para monitorear su estado de salud y confirmar que el cáncer no regrese.
A partir de su experiencia forma parte de grupos de Facebook donde otros pacientes exponen sus casos y entre todos se ayudan. Hacen rifas, se regalan medicamentos que les sobran o hacen coperacha para pagar medicinas. Aún así, no todas son historias de éxito.
“Hay gente que se ha muerto, me consta, porque no les han dado el tratamiento y no tienen la solvencia para comprarlo. A veces ya no tengo ganas ni de estar peleando. A veces ya no tenemos la esperanza de que esto mejore”, dice.
El caso de Sara no es aislado. Datos de la Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH), en la que se demuestra que el gasto que hicieron los ciudadanos en 2022 para compra de medicinas creció en 39% en comparación con 2018; y los más pobres, incluso, gastaron el doble de recursos.
Aunque Ethomedical fue creada en 2014, en 2020 María Teresa Muñoz Caraveo, esposa de Aldo Díaz Pérez, compró acciones de la empresa, y en 2022 sumó al hijo de ambos, Daniel Díaz Muñoz, quien desde 2020 también era socio de la empresa Comercializadora Delta Dibal.
En 2022 crearon Abastecedora de Medicinas y Materiales, donde participan Muñoz Caraveo y sus otros dos hijos, Andrés Díaz Muñoz e Isabel Díaz Muñoz.
Ahora, Animal Político revela en esta investigación que los socios de Bilbao Arrieta también fueron favorecidos con contratos directos en al menos 20 Órganos de Operación Administrativa Desconcentrada del IMSS (OOAD), antes conocidas como delegaciones estatales: Baja California, Ciudad de México, Chihuahua, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, y Veracruz.
Así, obtuvo 334 millones de pesos en contratos en 2020; el año siguiente, 461 millones de pesos y en 2022, 339 millones de pesos.
Y una vez que Ethomedical fue impedida para comprarle por sus irregularidades sanitarias, entró al negocio Distribuidora de Medicinas y Materiales, SA de CV, nuevamente vendiendo a sobreprecio. Pero ésta vez también fue contratada por Birmex. Sólo en 2023 y 2024 sumó 63 millones de pesos.
Este tipo de contrataciones encontraron terreno fértil durante los cinco intentos fallidos de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador para cambiar el procedimiento de compra de medicinas en busca de un mayor ahorro como parte de su política de “austeridad republicana”.
El sobrecosto también podría explicar el aumento de 29% del monto en contratos de medicinas en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador en comparación con el de Enrique Peña Nieto. Mientras en 2018 el gasto fue de 61 mil millones, en 2024 fue de 79 mil millones de pesos, como reveló Animal Político en la primera entrega de la investigación No fuimos Dinamarca.
Además, el sobreprecio tuvo como consecuencia que el gobierno gastara más, pero obtuviera menos piezas de fármacos de uso tan cotidiano en los hospitales como anestésicos (Propofol) o tratamientos para las principales enfermedades como diabetes (Sitagliptina) o cáncer (bleomicina, carboplatino, ciclofosfamida).
También para la hipertensión (metoprolol); depresión (fluoxetina), artritis (celecoxib), gota (alopurinol); colitis (mesalazina); presión alta (losartán); problemas respiratorios (salbutamol). Analgésicos como dexmedetomidina o metamizol; antibiótico para infección urinaria, meropenem; o palonosetron para prevenir el vómito tras la quimioterapia; anticonceptivos (levonorgestrel), entre otros.
En tanto, durante todo el sexenio de López Obrador hubo más desabasto en hospitales, como denunciaron el personal médico y pacientes durante los últimos seis años y cuyos datos oficiales lo confirman: el gobierno de AMLO dejó de surtir 15 millones de recetas, cinco veces más que en el de Enrique Peña Nieto.
Diseño: Darien Cruz @darien_cl
Para esta investigación Animal Político analizó una tercera parte de los 756 contratos que Ethomedical recibió. Comparó el precio unitario de cada artículo vendido con el de las compras consolidadas, y así se detectó que el sobreprecio global alcanzó un 79%.
Luego se aplicó ese porcentaje a los mil 134 millones de pesos de todas las adjudicaciones. De ahí se calcula que el IMSS podría haber pagado 500 millones de pesos ‘de más’ a Ethomedical a causa del sobreprecio.
También se hizo una segunda comparación, con contratos por los mismos productos, pero con otras instituciones y distintos proveedores. Se comprobó que vendió más caro que otros competidores. En este caso, el sobreprecio global fue de 63%. Un pago extra estimado de 438 millones de pesos.
Este monto es comparable con la inversión que hizo el IMSS para siete proyectos de construcción y remodelación de hospitales, y una tercera parte del presupuesto del Instituto Nacional de Cardiología en 2024.
Entre los ejemplos de venta a sobreprecio de Ethomedical está un medicamento de uso tan cotidiano como el ácido acetilsalicílico soluble (aspirina). Fue vendida hasta en 41 pesos cada caja al Órgano de Operación Administrativa de Jalisco en 2021 pese a que el precio unitario en compra consolidada fue de 7.85 pesos y otros proveedores la vendieron en 11 pesos.
El Órgano de Guerrero le compró cada pieza en 32 pesos, Nuevo León en 29.5 pesos en 2021, y Morelos, 18 pesos. En todos los casos pagaron más caro que el precio comercial en el que actualmente se vende en farmacias comerciales en versión genérica que es de 14 pesos.
Sólo por 14 contratos por 707 mil piezas de ácido acetilsalicílico, las cuatro delegaciones del IMSS pagaron 19 millones de pesos. Con el precio de una compra consolidada, el costo hubiese sido de 5 millones de pesos. Esto implicó que el IMSS habría pagado 14 millones de sobreprecio a Ethomedical.
En tanto, la Sitagliptina metformina fue adquirida en la compra consolidada en 2022 por 118 pesos cada caja, y otro proveedor la vendió en 247 pesos al INER, pero Ethomedical vendió cada pieza en 2 mil 190 pesos a la delegación de Querétaro, 873% más cara.
Incluso también hubo compras fraccionadas con los que se aparenta hacer adquisiciones pequeñas, pero resultan millonarias, como lo hizo el Órgano regional del Estado de México-Oriente. El mismo día (15 de junio de 2021) hizo siete contratos por 596 mil pesos cada uno y otro por 391 millones de pesos. Al sumarlos, el monto ascendió a 4 millones 569 mil pesos.
Se trató de la compra de 147 mil 388 piezas del analgésico Metamizol, cuyo sobreprecio fue de 283% cada pieza. Ethomedical la vendió en 31 pesos, mientras que en la compra consolidada el precio fue de 8 pesos y al compararlo con el precio ofrecido a usuarios del sistema de salud del Estado de México fue de 17 pesos.
Sólo por este producto, el organismo del Edomex erogó 3 millones 335 mil pesos de más, toda vez que la compra, a un precio de ‘mayoreo’ sólo hubiera pagado un millón 234 mil pesos.
Uno de los productos más vendidos por esta empresa fue el Propofol, un anestésico de uso habitual en los hospitales. Aunque especialistas y personal médico consultados aseguran que a partir de la pandemia, el costo se elevó debido a la alta demanda para la intubación de pacientes. De ahí que las instituciones de salud tuvieron que comprar a distintos precios.
Ethomedical aprovechó la demanda de esta anestesia: consiguió 43 contratos por 148 millones de pesos. El precio unitario más oneroso fue por 1,640 pesos a la delegación de Puebla el 13 de enero de 2021. Y el mismo día la vendió a la delegación de Durango por 1,445 pesos. En adelante, la vendió en 1,400 pesos cada pieza.
Por la venta de este producto entre 2020 y 2021, comparando el costo unitario provisto por otros proveedores, 775 pesos y 1,045 respectivamente, el sobrecosto pagado a esta empresa ascendería a 56 millones de pesos.
En tanto, por 6 mil 886 cajas de guantes de látex, el proveedor la vendió a 450 pesos cada pieza a la delegación de Chihuahua en 2021, aún cuando el precio de la compra consolidada fue de 233 pesos y otros proveedores la ofrecieron en 292 pesos. Esto resultó en el pago ‘de más’ de un millón 491 mil pesos de sobreprecio.
Entre los 245 contratos analizados, el proveedor ofreció precios igual o menores en comparación con sus proveedores únicamente en 10 contratos. Tres de ellos que suman 186 millones de pesos fueron asignados por el IMSS central para la compra de ropa quirúrgica, cubrebocas y pruebas de covid en 2020.
A causa de la pandemia, los precios de compra aumentaron debido a la alta demanda. Por ejemplo, la bata quirúrgica fue vendida por Ethomedical en 92 pesos, por 1 millón de piezas vendidas ganó 92 millones de pesos. En este caso vendió al mismo precio de la compra consolidada, y 4% menos que otros proveedores que la vendieron a 95 pesos.
Diseño: Darien Cruz @darien_cl
Proveedores de la industria consultados a condición de anonimato afirmaron que durante el sexenio notaron que Ethomedical ganaba todos los contratos pese a ser nuevo en el negocio, y la molestia se materializó en reclamos ante la Cofepris, la institución encargada de verificar las condiciones sanitarias de productores y proveedores de medicamentos.
La Cofepris realizó una inspección al supuesto almacén de la empresa y según dio a conocer en el boletín emitido en 2022, la catalogó como “distribuidor irregular”, “por no permitir visita de verificación”. Además de “registrar un establecimiento inexistente e incumplimientos graves como carecer de infraestructura y equipamiento para mantener la temperatura óptima de medicamentos, no contar con sistema definido de inventario y la presencia de fauna nociva”.
En este año, la Cofepris confirmó el señalamiento e incluso informó que el establecimiento se encuentra “suspendido”, como consta en el listado oficial publicado el 21 de enero pasado. “El establecimiento cuenta con irregularidades graves y se se encuentra suspendido”.
Si bien las compras directas y a sobreprecio podrían ser justificadas por cuestiones de oferta y demanda (alza de precios) o que deben ser adquiridas de urgencia como tratamiento de “soporte de vida”, Ethomedical ni siquiera tenía experiencia probada como proveedor de grandes volúmenes de medicinas para justificar su contratación.
En cambio, está comprobado que fue poco eficiente. Por ejemplo, la dirección Regional de Occidente delegación de Guanajuato le compró 864 piezas de Colchicina –tratamiento para la gota–. Las entregas comenzaron 11 días después de firmar el contrato, el 11 de noviembre de 2021, pero las últimas entregas ocurrieron en marzo de 2022, con una sola caja en la Unidad Méxica Familiar 38 y 12 cajas en el Hospital General de Zona 3.
Es decir, las entregas ocurrieron hasta cuatro meses después, pese a que en las compras urgentes como estas y justamente por su naturaleza, el surtimiento debe ocurrir 10 días después de la firma del contrato.
Aunque en 2022 Ethomedical fue incluida en la lista negra de la Cofepris, lo cual le impedía ser contratada por cualquier institución, esto no detuvo las ganancias para los mismos socios.
Ese mismo año, el 8 de julio de 2022, María Teresa Muñoz Caraveo y otro de sus hijos, Andrés Díaz Muñoz constituyeron la empresa Abastecedora de Medicinas y Materiales, S. A. de C. V., y en septiembre de 2023 le cedió acciones a su hija, Isabel Díaz Muñoz.
A 14 meses de su creación, el IMSS le entregó tres adjudicaciones directas por 36 millones 400 mil pesos en 2023 y 360 mil pesos en 2024.
Nuevamente con sobreprecio. En 2023, el Órgano de Sinaloa le compró 11 mil 400 piezas de Sitagliptina metformina en 1,181 pesos cada pieza. Pero en la compra consolidada de ese año se vendió en 118 pesos, y otros proveedores la vendieron en 400 pesos al gobierno del Estado de México.
Sólo por este contrato, el IMSS pagó 13 millones 463 mil pesos. Al compararlo con el precio de una compra consolidada, esto sólo debió costar 1.3 millones de pesos; es decir, el IMSS pagó 12 millones de pesos ‘de más’.
Y el IMSS no fue el único contratante. En 2024, cuando el presidente AMLO ordenó que las compras de medicinas únicamente las haría Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), ésta le dio al menos una adjudicación directa por 26 millones 690 mil pesos.
Fue la venta de 6 mil 236 piezas de Factor VIII de la Coagulación humana, utilizada para profilaxis de sangrado quirúrgico en pacientes con la enfermedad de von Willebrand (EVW), con un precio unitario de 4 mil 280 pesos. El precio en la compra consolidada fue de 800 pesos, lo que significaría un pago de más de 21 millones de pesos.
Todas las compras del IMSS debían ser avaladas por el IMSS central a través de las direcciones encargadas de autorizar las adquisiciones, liberar los recursos y vigilar a los Órganos de Operación de los estados.
Todos ellos subalternos directos del director general, Zoe Robledo: Javier Guerrero, director de Operación y Evaluación, donde están adscritos los Órganos de Operación; Marco Aurelio Ramírez Corzo, director de Finanzas, responsable de los recursos del instituto; y Borsalino González, director de Administración, área donde se autorizan todas las compras, como se advierte en los Manuales de Organización del Instituto.
Aunque los Órganos y delegaciones pueden hacer compras, estos deben justificar que necesitan ciertos fármacos debido a que, por ejemplo, un proveedor haya incumplido. Luego, áreas de la Dirección de Administración, como la coordinación de Control de Abasto deben verificar en el sistema que realmente no lo haya y avalar la adjudicación para la liberación de recursos.
En estos casos, los funcionarios que intervinieron directamente en avalar las compras entre 2020 y 2022, de acuerdo al organigrama, fueron Jesús Eduardo Thomas Ulloa, como titular de la Unidad de Administración; Jorge de Anda García, Coordinador de Control de Abasto, Daniel Esteban Ramírez Garcen, Coordinador Técnico de Administración del Gasto de Bienes y Servicios y Karina del Rocío Sarmiento, Coordinadora Técnica de Planeación. Sin embargo, estos han dejado de trabajar en el Instituto en los últimos meses.
El área central del IMSS avaló las compras millonarias, según demuestran documentos oficiales y manuales de operación del Instituto.
En la documentación de la contratación que hizo el Órgano de operación administrativa desconcentrada regional del Estado de México-Oriente en 2022, por ejemplo, explica que los recursos fueron avalados por la Coordinación de Presupuesto e Información Programática, un área de la Dirección de Finanzas.
Esta adquisición, además, se trató de contratos fraccionados. Es decir, el IMSS dio 15 contratos por 592 mil pesos cada uno y la compra de 6 mil 300 piezas de Celecoxib, medicamento para la artritis reumatoide.
El total de los contratos sumaron 8 millones 649 mil pesos. El costo unitario de 94 pesos es 445% más caro en comparación con los 17.25 pesos de costo en precio en compra consolidada.
En la justificación de la Adjudicación se establece que en la delegación contaba con un “dictamen de disponibilidad presupuestal previo No. 0000152492-2022 emitido por la Coordinación de Presupuesto e Información Programática de fecha 12 de mayo de 2022, para sustentar las adquisiciones en procesos locales de Bienes de Consumo autorizadas por la Coordinación de Control de Abasto”.
En otros contratos hechos por la delegación Sinaloa con Ethomedical, incluso en el documento de pedido de medicinas, se agregó un oficio en el que la jefatura de Servicios Jurídicos, a cargo de Sandra Torres, se deslinda de la contratación.
El documento advierte: “La validación jurídica se efectúa sin prejuzgar sobre la justificación, procedimiento, términos y condiciones de la contratación, ni del resultado de la investigación de mercado correspondiente, ni se pronuncia sobre la procedencia de viabilidad de los aspectos técnicos, económicos y la demás circunstancias que determinan procedentes las áreas requirente técnica y contratante de la delegación”.
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En relación con el reportaje publicado este martes 06 de mayo en Animal Político, titulado “IMSS entregó más de mil mdp en contratos de medicamentos a socios del yerno de Nahle, que vendió hasta 800% más caro”, en uso de mi derecho de réplica me permito hacerle llegar la presente carta aclaratoria, en virtud de la mención que se hace en el texto sobre mi persona y de la cual es importante precisar los siguientes puntos.
En el reportaje se afirma que el IMSS “habría pagado 500 millones de pesos de más a causa del sobreprecio”, esta cifra se calculó sin considerar el contexto en el que se dieron los contratos descritos en el texto, con base en una comparación de precios actuales con los registrados durante la época de pandemia, cuando las cadenas de suministro globales se vieron severamente afectadas. Es como querer comparar lo que cuesta en este momento un cubrebocas o una careta plástica versus lo que llegó a costar en momentos en que esos materiales eran escasos y por lo mismo, registraron un incremento exponencial en su precio.
De acuerdo con el propio IMSS, las contrataciones son objeto de una investigación de mercado que determina la realidad de la situación del surtimiento de los bienes en cuestión y sus resultados pueden ser afectados por varios factores como: la cantidad requerida, la oferta, la escasez, las tasas impositivas, la oportunidad e inmediatez de la necesidad a cubrir, así como el momento particular en el tiempo. Por lo que comparar directamente los precios de una compra consolidada del Sector Salud y de vigencia amplia, versus precios de compras locales y/o regionales de menor volumen y diferentes condiciones, no hace sentido.
Es importante señalar además que las compras en las que participaron Ethomedical y Abastecedora de Medicinas y Materiales se realizaron con base en la normatividad vigente y cumplieron estrictamente con todos los requisitos que contempla la ley. No tuvieron ninguna observación o sanción por parte del IMSS y tampoco del Órgano Interno de Control. Es de destacar también que dichos procesos no son adjudicaciones directas a una empresa de forma discrecional, sino que participan varias empresas que ofertan y el Instituto elige la que brinda mejores condiciones de precio y garantía de abasto.
Se menciona que Ethomedical “fue impedida para comprarle por sus irregularidades sanitarias” esta afirmación es incorrecta, pues la inclusión de la empresa en una actualización de la “Relación de distribuidores de medicamentos que no cumplen con la regulación sanitaria” en 2022 se debió a que “no se pudieron constatar las condiciones sanitarias del establecimiento”, es decir, que no se pudo realizar una inspección por parte de la autoridad sanitaria, como se puede constatar en la página oficial de la dependencia.
Esto obedeció a que realizamos un cambio de domicilio de nuestras instalaciones en Nuevo León, mismo que fue notificado a la autoridad sanitaria a través del Aviso de Modificación, folio 100764, recibido y sellado por la Oficialía de Partes de dicha dependencia. Adjunto a la presente los documentos referidos, para que lo pueda constatar.
Ethomedical cuenta con varios almacenes en diferentes entidades del país que han sido debidamente verificados por la Cofepris.
Desde 2023 Ethomedical no participa en ventas a gobierno, sin embargo como proveedora de medicamentos en el sector público y privado nos hemos conducido con absoluto apego a la legalidad y cumplimiento de las normas en todos y cada uno de los procesos de compra en los que hemos participado.
Finalmente, pero no por ello menos importante, quiero pedirle de manera respetuosa y apelando a su honorabilidad periodística que se retiren del reportaje los nombres y rostros de mi esposa y mis hijos, pues su exposición pública en el contexto de lo descrito en el texto nos pone en una situación de vulnerabilidad y trastoca nuestro derecho a la privacidad, ya que no somos sujetos a investigación o sanción de ningún tipo que justifique esta exposición.
Esperando que estas líneas sean de utilidad le reitero mi apertura para que pueda verificar directamente conmigo o con mi equipo cualquier información que le hagan llegar en torno a Ethomedical o a su servidor.
Agradezco de antemano que en ejercicio del Derecho de Réplica consagrado en el Artículo VI Constitucional, se publique la presente aclaración en los mismos espacios informativos en los que se ha difundido el reportaje.
Saludos cordiales.
Aldo Díaz
Para esta investigación, Animal Político localizó en Compranet los 756 contratos entregados a Ethomedical SA de CV entre 2020 y 2022. De ellos, 95% fueron por adjudicación directa. Si bien es un procedimiento previsto en la Ley de Adquisiciones, significa una excepción a la obligatoriedad de contratar a través de un concurso abierto y público.
De ese total de contratos se sistematizaron todos los datos de 245, incluyendo clave de identificación de cada medicina en el catálogo del IMSS y costo unitario. Estos procedimientos sumaron 605 millones de pesos por la venta de 4.5 millones de piezas de medicamentos.
Se hicieron dos comparaciones: la primera con el precio que el IMSS pagó en compras consolidadas. La segunda, con el precio que otros proveedores vendieron a otras instituciones. Ambos casos, comparando los precios del año correspondiente de cada contratación, no con los actuales. Únicamente en 10 de los 245 contratos hubo precios menores a los que ofrecieron otros proveedores.
A partir de ese ejercicio se encontró que el sobreprecio alcanzó 79% al comparar con compra consolidada y de 63% con otros proveedores. Ese porcentaje obtenido en la muestra se aplicó al monto total de contratos. De ahí que se estime que el pago por sobreprecio en los 1,134 millones de pesos en contratos podría alcanzar los 500 millones de pesos.
Sobre el señalamiento como proveedor irregular en 2022, la fuente es un comunicado de la Cofepris cuya intención de difusión es “que se evite la adquisición de medicamentos que no tengan garantizada su calidad, seguridad y eficacia”.
La suspensión del establecimiento con dirección en Nuevo León fue confirmada por la Cofepris en 2025, debido a que “el establecimiento cuenta con irregularidades graves y se encuentra suspendido”, como lo dio a conocer en comunicado de abril.
Los nombres de la esposa y el hijo de Aldo Díaz aparecen en este reportaje por haber fungido como representantes legales de la empresa en el momento de los contratos con el IMSS.

Casi siete años después de la imposición de sanciones por parte de EU la exportación petrolera de Venezuela parece haberse recuperado de forma significativa gracias a la contribución de la llamada flota fantasma. BBC Mundo te cuenta de qué se trata.
Cuando en 2019 el presidente de EE.UU., Donald Trump, impuso sanciones a la industria petrolera de Venezuela para presionar al gobierno de Nicolás Maduro, las exportaciones de crudo venezolano cayeron hasta unos 495.000 barriles diarios. Seis años más tarde, las sanciones siguen en pie, pero las exportaciones petroleras de Venezuela han vuelto a crecer hasta ubicarse en torno al millón de barriles diarios.
Aunque se trata de una cantidad pequeña para un país que en 1998 -antes de la llegada al poder de Hugo Chávez- producía tres millones de barriles diarios, esta recuperación de parte de la exportación de crudo es un indicativo de que las sanciones contra Venezuela no están funcionando como EE.UU. esperaba.
Y es que el gobierno de Maduro ha ido encontrando la manera de ir reactivando la producción y de crear nuevas vías para vender el crudo venezolano esquivando las sanciones.
En esa tarea de comercialización ha jugado un rol central la llamada “flota fantasma”: una serie de tanqueros petroleros que por medio de distintas estratagemas logran ocultar su labor como barcos de transporte de petróleo sancionado por las autoridades estadounidenses.
Una de estas embarcaciones fue interceptada e incautada este miércoles por las fuerzas militares de EE.UU. cuando se encontraba en aguas frente a las costas de Venezuela.
“Acabamos de incautar un petrolero frente a la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande; de hecho, el más grande que se haya incautado jamás”, dijo Trump al anunciar la operación ante la prensa en la Casa Blanca.
El gobierno de Maduro reaccionó calificando la incautación como “un robo descarado y un acto de piratería” y dijo que acudirá ante instancias internacionales existentes para denunciar lo ocurrido.
Esta acción estadounidense aumenta las tensiones con Caracas que se han ido intensificando desde que en agosto de este año el gobierno de Trump inició un gran despliegue militar en aguas del Caribe con el objetivo oficial de combatir el narcotráfico, pero que muchos analistas creen que tiene como objetivo final forzar un cambio de régimen en Venezuela.
Más allá de su posible objetivo político, la medida tiene un impacto económico pues dificulta aún más las exportaciones petroleras venezolanas al meter presión sobre la flota fantasma.
Pero, ¿qué sabemos sobre cómo operan estas embarcaciones?
La utilización de flotas fantasmas es un fenómeno en aumento que ocurre no solamente en el caso venezolano, sino también de otros dos países petroleros sometidos a sanciones por parte de EE.UU. y de potencias occidentales: Rusia e Irán.
La empresa de inteligencia financiera S&P Global estima que uno de cada cinco petroleros en el mundo son usados para vender de contrabando petróleo procedente de países bajo sanciones.
De estos, el 10% transportarían solamente crudo venezolano, un 20% haría lo mismo con el iraní, mientras que 50% se dedica en exclusiva al petróleo ruso. El 20% restante no estaría atado a ningún país en particular y puede transportar petróleo de más de uno de estos países.
Según estimaciones de la firma de análisis marítimo Windward, la flota clandestina cuenta con unas 1.300 embarcaciones.
Las sanciones petroleras buscan desincentivar a países o empresas a adquirir o involucrarse en cualquier operación relacionada con crudo procedente de los países castigados.
Ante ello, los países sancionados optan por ofrecer su petróleo con grandes descuentos para que haya operadores, empresas o países que estén dispuestos a correr el riesgo de comprarlo, aplicando -eso sí- algunos trucos para disimular su origen.
Una de las estrategias más frecuentes que aplican estos tanqueros para evadir las sanciones es cambiar con frecuencia -a veces varias veces en un mes- de nombre o de bandera.
En el caso, por ejemplo, del petrolero incautado este miércoles, se trata de un barco llamado The Skipper, según informó CBS News, socia en EE.UU. de la BBC.
Esa misma cadena dijo que se trata de un barco sancionado por el departamento del Tesoro de EE.UU. desde 2022 debido a su supuesto rol en una red de contrabando de petróleo que ayuda a financiar a la Guardia Revolucionaria de Irán, así como a la milicia chiita libanesa Hezbolá.
CBS indicó que al momento de ser sancionado el petrolero tenía por nombre Adisa (inicialmente se llamaba The Tokyo) y era una de las embarcaciones vinculadas con el magnate petrolero ruso Viktor Artemov, quien también se encuentra bajo sanciones.
Al referirse a ese tanquero este miércoles, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, dijo en la red social X que esa nave era usada para transportar petróleo procedente de Venezuela e Irán, dos países bajo sanciones.
Un elemento interesante sobre The Skipper es que es un barco con 20 años de antigüedad y ese es otro elemento usual entre los tanqueros de las flotas fantasma: muchos son barcos viejos, pues las grandes navieras suelen deshacerse de estos barcos cuando tienen 15 años de servicio y luego de 25 años suelen ser enviados al desguace.
Justamente otro truco aplicado por estos barcos es usurpar la identidad de alguno de esos barcos enviados a desguace, emitiendo los números de registro únicos que la Organización Marítima Internacional le otorgó a esas embarcaciones. Así se convierten en lo que se conoce como barcos zombis, pues lo que hacen es similar a alguien que usa la identidad de una persona muerta.
Un caso de este tipo relacionado con Venezuela ocurrió en abril pasado cuando un barco llamado Varada llegó a aguas de Malasia, tras un viaje que había iniciado dos meses antes en Venezuela.
La embarcación juntaba dos elementos sospechosos: tenía 32 años y la bandera de las Comoras, popular entre barcos que no quieren ser detectados.
Una investigación de la agencia Bloomberg descubrió que se trataba de un barco zombi, pues el verdadero Varada había sido desguazado en 2017 en Bangladesh.
Otras formas habituales de operar de los barcos de flotas fantasmas consiste en “disfrazar” el origen del crudo transfiriéndolo en aguas internacionales a petroleros sin problemas legales con otras banderas, que son los que se encargan de llevar el crudo hasta su destino, presentándolo como procedente de un país no sancionado.
Ese fenómeno se produjo, por ejemplo, en el caso de las exportaciones petroleras venezolanas hacia China durante el primer gobierno de Trump. Según expertos consultados por BBC Mundo hubo un momento en el que en las estadísticas oficiales de comercio de China aparecía como si ese país no estaba adquiriendo crudo venezolano cuando, en realidad, sí lo estaba haciendo.
Esto era posible porque ciertas refinerías compraban el petróleo a estos barcos que habían adquirido la carga en aguas internacionales y que la presentaban como procedente de países no sancionados.
Un último truco usual entre este tipo de tanqueros consiste de desactivar el sistema de identificación automática, a través del cual se transmiten datos como el nombre, la bandera, la posición, la velocidad o el rumbo de la embarcación. La manipulación de estos datos permite ocultar la identidad, ubicación y rumbo de las naves.
La investigación de Bloomberg en abril detectó el caso de cuatro barcos zombis que transportaban crudo venezolano.
La agencia de noticias recurrió al análisis de imágenes satelitales y las comparó con fotos históricas de los cuatro barcos cuyos nombres y números de identificación estaban usando.
Más recientemente, la ONG Transparencia Venezuela emitió un informe basado en la observación de lo que ocurrió en los puertos petroleros de ese país en octubre de este año.
Según ese reporte, hubo 71 tanqueros extranjeros en modo visible en los puertos de la petrolera venezolana Pdvsa, de los cuales 15 están bajo sanciones y nueve se relacionan con flotas fantasmas.
Transparencia encontró que en promedio hubo 24 petroleros que estaban ubicados cerca de tres puertos en el occidente y oriente de Venezuela y que estaban operando en modo furtivo, pues no tenían activas sus señales reglamentarias de posicionamiento.
De igual modo, Transparencia afirma haber detectado seis operaciones de transferencia de carga de un buque a otro, cerca de la bahía de Amuay, en el occidente del país.
De igual modo, hubo una mayoría de barcos con banderas de países considerados como paraísos regulatorios, por tener normas de supervisión laxas, lo que termina facilitando las operaciones de este tipo de embarcaciones.
Así, de los 71 barcos, 29 tenían la bandera de Panamá, seis de las islas Comoras y cinco de Malta.
En su informe, Transparencia indica que 38 de estos petroleros pasaron más de 20 días sin tocar puerto, algo que contrasta con los barcos de la petrolera estadounidense Chevron (autorizada por Washington para operar en Venezuela) que al llegar toman su carga y se marchan en un plazo máximo de seis días.
“La permanencia extendida en las áreas portuarias del país, sin llegar directamente a las terminales petroleras, arroja serias dudas sobre el tipo de operaciones que esos buques realizan”, señaló Transparencia en relación con los barcos que tardaban muchos días sin tocar puerto.
En todo caso, dado que la operación de intercepción e incautación realizada este miércoles se originó en el portaviones Gerald Ford -el más grande del mundo-, que ahora forma parte del masivo despliegue de fuerzas realizado por EE.UU. en aguas del Caribe frente a Venezuela, es probable que la posibilidad del gobierno de Maduro de recurrir a la flota fantasma se vea limitada de una forma importante.
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