La Secretaría de Salud presentó esta mañana cómo se realizará la compra de medicamentos para los años 2025 y 2026, con el objetivo de “garantizar la disponibilidad de todos los medicamentos” y transparencia; detalló que cualquier persona o proveedor podrá hacer sugerencias para el proceso de adquisición.
El secretario de Salud, David Kershenobich, señaló que la compra de medicamentos es un aspecto fundamental en el ámbito de la salud pública y personal. Indicó que con este proceso se garantizará el acceso a tratamientos para la prevención, atención primaria y curación de enfermedades.
“Si vamos a tratar de bajar la curva de todas las enfermedades crónicas debemos de disponer los medicamentos para lo mismo”, señaló.
Eduardo Clark, subsecretario de Integración y Desarrollo de Salud, declaró que el nuevo modelo de compra busca implementar sistemas digitales en todo el proceso para garantizar la transparencia y la máxima participación nacional e internacional de proveedores.
Clark aseguró que la planeación a largo plazo, con compras cada dos años, ayudará a garantizar el abasto. Además, explicó que los pedidos no se realizarán basados en cuánto medicamento habían podido adquirir las unidades médicas con su presupuesto en años anteriores, sino en cuántos insumos necesitan para atender a la población de acuerdo con los equipos médicos con los que cuentan.
Animal Político publicó que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador dejó de surtir 15 millones de recetas de pacientes de los servicios médicos públicos, una cifra que representa 5 veces más que las recetas no surtidas en 2018, último año del gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando fueron 3.1 millones.
Y aun cuando no hay abasto de medicinas, tampoco se han conseguido ahorros. Hoy se gasta 29% más de lo que se gastó el sexenio pasado, aunque se compran menos medicinas.
El resultado: los pacientes gastaron 39% más en la compra de medicinas en 2022 que en 2018, en términos reales, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022.
De acuerdo con Eduardo Clark, la Secretaría de Salud será la encargada de todo el proceso en la compra de medicamentos para el IMSS, ISSSTE, IMSS-BIENESTAR, etc.
Las instituciones de salud, como las antes mencionadas, definirán cuántos medicamentos requieren, de qué tipo y en dónde los requieren.
Posteriormente, la Secretaría de Salud verificará si los medicamentos solicitados son relevantes terapéuticamente, si la calidad y la cantidad son correctas, y qué posibilidades tienen de negociar los precios.
Una vez concluida la planeación, el equipo de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), hace la compra. Para ello invita a proveedores a ofertar sus medicamentos y adjudica a los mejores postores los contratos.
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Finalmente, las instituciones de salud suscribirán los contratos y recibirán los medicamentos. En el caso de que no se reciban los medicamentos, la Secretaría de Salud vigilará que haya penalizaciones por incumplimiento y así garantizar en un futuro escoger a los proveedores que cumplen.
Eduardo Clark señaló que, desde el primer día en que la presidenta Claudia Sheinbaum entró al gobierno, se inició el diagnóstico del abasto actual y se definió la demanda por institución.
Hasta el pasado 30 de octubre, grupos de especialistas optimizaron el catálogo de claves terapéuticas de medicamentos e insumos médicos.
“Si tal vez era un paquete de 24 pastillas y otro pedía uno de 12, más bien hacer más de uno de los tipos de volúmenes para conseguir mejores condiciones de compra”, explicó Clark.
Este 31 de octubre iniciará una convocatoria, que durará 10 días, para que los posibles proveedores e incluso el público general conozcan las condiciones de compra, anexos técnicos, volúmenes y fechas de entregas para recibir comentarios y sugerencias.
.@EduardoClark, subsecretario de Integración y Desarrollo de @SSalud_mx, informó que hoy inicia la convocatoria de comentarios públicos de las bases de licitación.
El proceso dará a conocer a los proveedores de medicamentos las condiciones de compra y fechas de entrega para el… pic.twitter.com/YLPletnbdO
— Animal Político (@Pajaropolitico) October 31, 2024
Será hasta el mes de noviembre, luego de una revisión a los comentarios, que se iniciará la licitación pública. En diciembre se planea adjudicar contratos para que los insumos de salud para el 2025 y 2026 se comiencen a entregar en marzo del 2025.
Se espera que con este proceso se logre adquirir 4 mil 934 millones de medicamentos e insumos para 26 instituciones de salud.
La Secretaría de Salud implementó la plataforma https://discusion.salud.gob.mx/ para la difusión y discusión pública de las compras consolidadas de medicamentos e insumos médicos del sector salud.
Ahí cualquier persona puede consultar todos los proyectos de compra, con los detalles y fichas técnicas, como cantidades, tipo de insumo, fechas de entrega etc.
Adicionalmente, se pueden hacer comentarios específicos y sugerencias que se tomarán en cuenta a la hora de realizar las licitaciones finales. Para participar únicamente se te solicitará el nombre y correo electrónico.
No poder leer la hora en el reloj o calcular el cambio correcto en las compras son algunas de las dificultades que enfrentan quienes tienen discalculia.
La incapacidad para dar la hora con su propio reloj de pulsera, contar el cambio en el supermercado o memorizar su propio número de teléfono son dificultades que llevaron a la psicóloga Larissa Pessoa a descubrir que tenía un problema con los números, que ella creía que era algo normal, pero en realidad era un trastorno del aprendizaje.
Denominado discalculia, el trastorno del aprendizaje diagnosticado a Pessoa consiste en una dificultad inusual para comprender y manejar números y conceptos matemáticos.
“He tenido problemas con los números desde siempre. En el colegio era un reto entender lo que decían mis profesores de matemáticas e incluso estudiando durante horas no conseguía entenderlo”, dice la psicóloga de 26 años.
En aquella época, como no entendía las matemáticas, los profesores la tachaban de estudiante rebelde que no quería estudiar, lo que la llevó a abandonar la escuela.
Pessoa terminó el bachillerato en Brasil -donde vive- mediante un examen especial para personas que no han terminado la primaria o la secundaria en la edad correspondiente.
“Descubrí que tenía discalculia a los 18 años. Recuerdo que cuando buscaba el término en internet, la mayoría de lo que aparecía eran informes o artículos en inglés, porque en Brasil ni siquiera se hablaba de este trastorno del aprendizaje”, cuenta.
Isabela Aquino, de 20 años, vivió una situación similar en la escuela. Esta estudiante de artes visuales dice que, además de tener dificultades con las matemáticas, otro dilema al que se enfrenta hasta hoy es cómo ve la gente su problema.
“Cuando mucha gente ve a alguien que no puede entender un reloj de manecillas o tiene problemas para hacer operaciones matemáticas sencillas, piensan que somos de otro mundo”, dice.
El problema es que esta dificultad con los números no solo repercute en los estudios, sino también en la vida financiera de quienes padecen discalculia.
La ejecutiva de publicidad Jenifer Mendes, de 36 años, cuenta que es habitual que se equivoque con el valor de sus compras.
“Me he encontrado en una situación en la que pensaba que estaba gastando 100 reales en una tienda y cuando llegué a la caja descubrí que todo costaba 1.000 reales. Todo por mi dificultad para calcular”, dice.
“En estas situaciones no puedes evitar sentir vergüenza”.
Otra dificultad común para los que tienen discalculia es cuando se trata de hacer una simple receta de cocina.
“He tenido situaciones en las que no podía hacer un pastel porque no era capaz de saber añadir la cuarta parte de un determinado ingrediente”, dice Larissa. “Incluso recordar qué número corresponde al mes es difícil. Por ejemplo, sé que el tres se refiere al mes de marzo y hasta ahí llego. Si me preguntas qué número corresponde a octubre, no lo sé”.
Ana Helena Guimarães, de 21 años, estudiante de educación física, dice que, como tiene problemas de aprendizaje, ha empezado a crear mecanismos para sufrir menos en el día a día.
“Siempre uso una tarjeta de crédito para evitar que alguien me pida diez centavos para hacer más fácil darme el cambio y quedarme delante del dependiente sin entender”, dice Ana Helena.
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En la discalculia, la dificultad con los números no puede ser superada con tutorías, porque la dificultad en su comprensión es resultado de un trastorno del neurodesarrollo, que es una alteración en el desarrollo cerebral que aparece en los primeros años de vida y persiste hasta la muerte.
“En otras palabras, el niño nace con una disfunción en las áreas cerebrales que procesan las habilidades matemáticas”, explica Camila León, psicopedagoga y profesora invitada de la Asociación Brasileña de Dislexia (ABD).
Los trastornos del neurodesarrollo incluyen el Trastorno del Espectro Autista (TEA), el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y los Trastornos del Desarrollo del Aprendizaje (TDAA), que incluyen por separado los trastornos del aprendizaje de la lectura (dislexia), de la escritura (disgrafía) y el trastorno del desarrollo del aprendizaje con afectación de las matemáticas (discalculia).
La profesora Patrícia Abreu Pinheiro Crenitte, una experta en la materia, explica que la discalculia está causada por una combinación de factores genéticos, neurológicos y ambientales.
“Aunque la discalculia tiene una base neurológica y genética, los factores ambientales también pueden influir en ella. La falta de exposición a una enseñanza adecuada de las matemáticas, las situaciones de estrés emocional o las condiciones socioeconómicas pueden agravar o contribuir a la aparición de dificultades matemáticas”, explica.
“Estos factores por sí solos no causan discalculia, pero pueden intensificar los síntomas en individuos que ya están predispuestos”.
Julia Beatriz Lopes Silva, profesora de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), advierte que la primera señal de que una persona tiene discalculia es cuando su rendimiento con los números está cuantitativamente por debajo de lo esperado para su edad cronológica.
“Los síntomas de la discalculia pueden manifestarse de forma diferente en cada grupo de edad. Los niños, por ejemplo, tienen dificultades básicas para aprender a contar, comprender conceptos de cantidad, memorizar tablas o aprender operaciones matemáticas básicas”, explica.
“En el caso de los adolescentes y adultos, es posible observar dificultades para aplicar las matemáticas en situaciones prácticas de la vida diaria, como calcular el cambio, manejar horarios o gestionar las finanzas personales”, continúa.
Camila León, psicopedagoga y profesora invitada de la Asociación Brasileña de Dislexia señala que normalmente la primera persona que sospecha que alguien puede tener discalculia es el profesor, ya que puede comparar al alumno con los demás de la clase.
El problema es que, al tratarse de un nuevo trastorno del aprendizaje, muchos profesionales de la educación no lo conocen.
Para diagnosticar la discalculia hay una evaluación multidisciplinar.
“A veces serán útiles pruebas de cociente intelectual o pruebas de imagen, pero no para el diagnóstico de la discalculia en sí, sino para descartar otras condiciones neurológicas que puedan estar interfiriendo en el aprendizaje”, señala el neuropediatra brasileño Júlio Koneski.
“También existen las ‘pruebas de rendimiento escolar’, que están estandarizadas y se convierten en herramientas útiles para el diagnóstico”.
Según Koneski, durante el diagnóstico, el neuropediatra analiza la trayectoria de aprendizaje a lo largo de los primeros años escolares y si existe algún grado de dificultad en otras áreas (lectura y escritura).
“La información procedente de la escuela, a través de informes y cuadernos de análisis, así como de otros profesionales, como psicólogos y pedagogos, puede complementar el diagnóstico”.
Julia Beatriz Lopes Silva, profesora de la UFMG, subraya que la discalculia suele detectarse a partir de los 7 años.
Aunque no existe cura para este trastorno del aprendizaje, hay intervenciones pedagógicas y tratamientos centrados en las habilidades matemáticas que pueden ayudar a mejorar el rendimiento y la calidad de vida de quienes lo padecen. Algunos ejemplos de intervenciones son:
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