La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) abrió la convocatoria para las empresas farmacéuticas comercialicen sus vacunas contra COVD-19.
En un comunicado, la Cofepris informó que este 22 de septiembre publicó la convocatoria para que farmacéuticas interesadas en iniciar la transición de Autorización de Uso de Emergencia a Registro Sanitario de sus vacunas se inscriban.
Tras el proceso de evaluación bajo el principio de “caja de cristal”, “ejemplar por su transparencia proactiva y eficiencia técnica”, la dependencia permitirá su comercialización en el mercado nacional.
De la misma manera, la Cofepris recordó que las empresas deberán abstenerse de cualquier intento de interferir directa o indirectamente en la evaluación de las vacunas, y que toda actividad irregular será denunciada ante la Secretaría de la Función Pública.
Antes de que la Cofepris someta a las farmacéuticas interesadas al proceso de “caja de cristal”, con el cual es posible que la población conozca cada paso, éstas deberán comprobar la calidad, seguridad y eficacia de vacunas contra COVID-19.
Estas características serán evaluadas por personal dictaminador especializado en medicamentos biológicos y biotecnológicos.
De acuerdo con la Cofepris con este proceso se garantizará el acceso sanitario con altos estándares de calidad.
Las vacunas contra COVID-19 que se autoricen para comercializar son diferentes de las que se usen para la Política Nacional de Vacunación contra el virus SARS-CoV-2, o cualquier plan de gestión a largo plazo que determine la Secretaría de Salud.
“Las vacunas para prevenir COVID-19, incluidas en la Política Nacional de Vacunación contra el virus SARS-CoV-2, son universales y gratuitas. Cofepris reitera que la aplicación de vacunas fuera de la Política Nacional de Vacunación deberá ser bajo estricta recomendación médica”.
Sobre el mismo tema, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ya había adelantado que las empresas que quieran comercializar las vacunas de COVID-19 deberán recibir la aprobación de la Cofepris.
“Es muy diferente un expediente de autorización de uso de emergencia, como se tuvo en México y en todo el mundo durante la pandemia, a un expediente de comercialización de un producto farmacéutico, en este caso las vacunas”, declaró.
El funcionario explicó que las empresas deben cumplir con ciertos requisitos técnicos sobre la calidad, seguridad y eficacia, y dijo que el Gobierno federal no impedirá que se use una medicina o una vacuna.
Hombres jóvenes con jeans y chanclas hacen fila como en un cortejo fúnebre frente al hospital Nasser en Jan Yunis.
Desde que Israel comenzó a bombardear intensamente el sur de Gaza el 1 de diciembre, cientos de personas han muerto.
Es otra noche en la densa penumbra frente a las salas de emergencias.
Afuera hay hombres vestidos con batas, serenos. Se alzan voces y los hombres se agolpan a su alrededor.
Cualquier orden está empezando a desmoronarse: la gente está traumatizada y agotada.
Un auto se detiene, suena la bocina y las luces parpadean, sacan a un joven, lo colocan en una camilla y luego lo llevan al interior.
Llega otro vehículo cubierto con polvo y ayudan a un niño a salir. Sabe caminar y es pequeño, sólo tiene cuatro o cinco años.
Al día siguiente, en el centro de la ciudad, Samah Ilwan, madre de seis hijos, pide ayuda.
“Quiero enviar un mensaje al mundo entero y al árabe”, dice.
“Quiero decirle al mundo que somos inocentes. No hicimos nada malo“, agrega.
La mujer agita en el aire dos botellas de agua vacías y dice que sus hijos, cinco niñas y un niño, tienen sed.
“Nos hemos vuelto como perros y gatos. Quizás los perros y los gatos encuentren refugios. Nosotros no tenemos ninguno. Estamos abandonados en la calle“, afirma.
Desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, la vida ha quedado destrozada.
Hamás, una organización terrorista proscrita en la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, mató al menos a 1.200 personas y llevó a más de 240 como rehenes a Gaza.
A estos hechos le siguieron semanas de intensos bombardeos y una invasión terrestre israelí en el norte.
El Ministerio de Salud dirigido por Hamás dice que más de 15.800 personas han muerto, en su mayoría mujeres y niños.
Una tregua de siete días se acordó para permitir el intercambio de algunos rehenes por prisioneros palestinos.
Pero ahora la guerra se reanudado y estoy solo en Jan Yunis, mientras mi familia está en el centro de Gaza.
Este era el lugar más seguro para el camión satélite, con buena señal para transmitir, hasta hace unos días.
Yo siempre he estado orgulloso de ser periodista, pero mis opciones se están acabando. Me siento acorralado.
Pude viajar al centro de Gaza cada pocos días para ver a mi familia. Pero ahora los israelíes han cerrado una carretera y la otra es muy peligrosa.
Soy originario del norte, pero huí al sur con mi familia después de que el ejército israelí me lo ordenara, diciendo que el sur era un “lugar seguro”.
Ahora nos advierten de una “operación terrestre peligrosa” en Jan Yunis y nos dicen que debemos avanzar más al sur, hasta Rafah, justo en la frontera con Egipto.
A pesar de todo lo que nos ha sucedido a mí y a mi familia desde el comienzo de la guerra, esta es la primera vez que me siento completamente perdido.
Me han arrebatado toda la fuerza de voluntad y el control.
Estoy acostumbrado a mantener a mi familia segura y protegida, ideando un plan. Ahora la indecisión se ha apoderado de mi
¿Debería ir a Rafah, seguir trabajando y esperar que mi familia esté bien? ¿O debería intentar volver con ellos, dejar de informar y, si pasa lo peor, al menos moriremos juntos?
Espero que nadie más tenga que enfrentarse nunca a esta terrible elección, que no es una elección en absoluto.
Desde el inicio de las operaciones militares israelíes en Gaza al menos 63 periodistas han muerto y otros 11 han resultado heridos, de acuerdo con los registros del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
“La envergadura, la gravedad y la recurrencia de los crímenes internacionales contra los periodistas en Gaza exigen una investigación prioritaria de la Corte Penal Internacional (CPI)”, reclamó la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
El pasado 31 de octubre organización que protege a los comunicadores presentó una denuncia contra las autoridades israelíes ante el juzgado con sede en La Haya (Países Bajos).
Las fuerzas israelíes han dicho a las agencias de noticias que no pueden garantizar la seguridad de los periodistas que trabajan en Gaza.
Aunque no son defensores de los derechos humanos, “muchos periodistas actúan como tales cuando, por ejemplo, informan de abusos y actos que han presenciado”. Y, por lo tanto, deberían ser protegidos al momento de realizar sus labores, escribió el relator especial de Naciones Unidas para los defensores de derechos humanos.
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