Trabajadores del Poder Judicial se manifiestan afuera del Senado previo a la discusión en comisiones sobre la extinción de 13 fideicomisos.
La manifestación se realiza sobre Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. También hay empleados que montan guardia en San Lázaro.
Las protestas de los trabajadores iniciaron el pasado lunes 16 de octubre y se intensificaron a partir de que la Cámara de Diputados aprobó, en lo general y lo particular, el dictamen por el que se extinguen los fideicomisos del Poder Judicial. En ellos, administran más de 15 mil millones de pesos.
Convocados por los sindicatos, se declararon en paro nacional hasta este 24 de octubre, cuando comienza la discusión en San Lázaro del presupuesto para el Poder Judicial de 2024.
Actuarios, secretarios de juzgado, oficiales judiciales, jueces de distrito y otros trabajadores del Poder Judicial de la Federación protestan contra la extinción de 13 fideicomisos; aseguran que en estos instrumentos financieros hay recursos que van directo a prestaciones laborales y a sus jubilaciones, e incluso hay aportaciones que los trabajadores realizan voluntariamente cada quincena.
“¡Señor senador, detenga al dictador!” y ¡De los tres Poderes, este no se vende!” “No son privilegios, son nuestros derechos”, son parte de las consignas de la manifestación de este martes.
Trabajadores sindicalizados analizan extender el paro de labores en tribunales y juzgados hasta el 15 de noviembre en caso de que la reforma avance en el Congreso de la Unión.
Juan Alberto Prado Gómez, secretario general del Sindicato Nacional de Renovación al Servicio de los Trabajadores del Poder Judicial, dijo en entrevista con Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula, que la determinación de extender el paro hasta la primera quincena de noviembre aún no es votada por las bases sindicales.
“Estamos esperando la determinación del Senado, pero sí estamos valorando extender el paro al 15 de noviembre”, dijo Prado Gómez.
Para el análisis de esta reforma, se tenía prevista la asistencia de la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, quien declinó su asistencia al diálogo con senadores ante la “falta de condiciones” para discutir la iniciativa.
Su decisión ocurrió luego de que el coordinador de Morena en el Senado, Eduardo Ramírez, rechazó una reunión con Norma Piña para hablar de la posible desaparición de los 13 fideicomisos del Poder Judicial.
El senador dijo que no existe una invitación formal hacia la ministra por parte de la bancada de Morena en el Senado.
“No hay una invitación formal como Jucopo (…), aquí están haciendo cada quien invitaciones en lo personal, cada grupo parlamentario la está invitando, entonces yo creo que ya se volvió un tema de politiquería y no institucional”, sostuvo.
La senadora Xóchitl Gálvez, virtual candidata del Frente Amplio por México, se acercó a los cientos de trabajadores del Poder Judicial para ofrecerles su apoyo.
“Estamos en este momento discutiendo en comisiones. Compañeros del Poder Judicial: quiero que sepan que los senadores de oposición estamos dando la pelea para que se analice a fondo, hemos entendido que la mayoría de los fideicomisos afecta directamente sus derechos laborales y humanos”, dijo la senadora.
“Esta vendetta es una venganza pueril y absurda”, expresó.
En octubre de 1961, Betty y Barney Hill se sentaron con un profesor de astronomía en su casa de New Hampshire e hicieron una afirmación extraordinaria.
La pareja –una trabajadora social y un empleado del servicio postal– contó que mientras conducía por una una carretera a través de las montañas, habían sido secuestrados por extraterrestres.
Los Hill explicaron que luego habían sido sometidos a una serie de exámenes invasivos y “con sondas” por parte de unos extraños seres a bordo de una nave espacial estilo platillo volante.
Las afirmaciones cautivaron la imaginación del público y se les atribuye ampliamente el mérito de haber dado pie a todo el género de las abducciones extraterrestres: fue la primera historia de este tipo que se publicó y dio lugar a muchas historias similares.
Pero también contribuyó a otra revolución: una que ocurrió en Hollywood.
En el relato de los Hill, las criaturas que describían tenían cabezas de gran tamaño con cráneos grandes, ojos muy abiertos, piel grisácea, narices pequeñas y bocas en forma de hendiduras.
La pareja había inventado el arquetipo de película de ciencia ficción extraterrestre, con una estética que recuerda a bebés humanos distorsionados y espeluznantes.
Junto con un puñado de historias similares que surgieron casi al mismo tiempo, los seres extraterrestres cabezones fueron rápidamente adoptados por programas de televisión y películas, según Wade Roush, periodista de ciencia y tecnología y autor del libro Extraterrestrials.
“Y la representación estándar de los extraterrestres en ese momento se convirtió en el hombrecito gris”, dice.
“Entonces, cuando llegó Steven Spielberg e hizo las que probablemente sean las dos películas más influyentes sobre extraterrestres: Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977) y ET, el extraterrestre (1982), esos extraterrestres y esas películas terminaron siendo básicamente variaciones de la imagen del hombrecito verde o gris de los años 1950 y 1960.”
Pero, ¿cómo eran las representaciones de extraterrestres antes de esta sintonización colectiva del imaginario público? ¿Y qué ha influido en la forma en que los vemos?
Mucho antes, los extraterrestres de la primera ciencia ficción eran considerablemente más fantásticos: pulpos espeluznantes, enjambres inteligentes de criaturas insectos y reptiles monstruosos.
En 1887, el autor de ciencia ficción Joseph Henri Honoré Boex puso la pluma sobre el papel en su oficina de Bruselas e imaginó Les Xipéhuz.
El libro está ambientado en la Tierra, mil años antes de que se fundaran las antiguas ciudades mesopotámicas de Nínive y Babilonia, y comienza con un encuentro onírico en un claro del bosque. Una tribu nómada busca un lugar para descansar una noche, pero se topa con “Les Xipéhuz”, traducido como “Las Formas”.
Las extrañas criaturas geométricas parecían “conos transparentes azulados” con la punta hacia arriba. Cada uno tenía aproximadamente la mitad del tamaño de un humano, con algunas marcas a rayas y “una estrella deslumbrante cerca de su base como el sol al mediodía”.
Las criaturas están consideradas entre los primeros extraterrestres no humanoides de la ciencia ficción, dentro de una historia con moraleja que muestra cuán devastador puede ser el primer contacto con un “otro” desconocido.
Después de muchas batallas (alerta de spoiler), queda claro que no hay lugar para la diplomacia. Incluso cómo se comunican las Formas, trazando símbolos en el cuerpo de cada uno utilizando los rayos de sus estrellas, es extraña. Al final son exterminadas.
Da la casualidad de que el momento de esta historia no es casualidad.
La humanidad lleva miles de años contemplando la posibilidad de que haya vida en otros planetas.
Después de una observación intensa de los cielos que abarcó toda su carrera, alrededor del año 450 a. C., el antiguo filósofo griego Anaxágoras sugirió tentativamente que la Luna podría no ser un dios, como se creía ampliamente, sino una roca como la Tierra.
De hecho, supuso, incluso podría contener vida.
Anaxágoras fue inmediatamente condenado a muerte por su insubordinación, pero persistió la idea de que podría haber otros cuerpos celestes como nuestro propio planeta.
Décadas más tarde, el filósofo Demócrito llegó a una conclusión similar tras teorizar que la materia del Universo podría estar formada por pequeñas partículas llamadas átomos. “Y eso llevó a la especulación de que, si había un número infinito de átomos, entonces tal vez hubiera un número infinito de otros planetas”, dice Roush.
Pero aunque la especulación sobre la vida en otros mundos es antigua, los extraterrestres de estas primeras reflexiones no eran como las creaciones imaginativas que se encuentran hoy en los libros y en la televisión.
“Cuando la gente pensaba en los extraterrestres, me temo que asumieron que si había extraterrestres, se parecerían a nosotros. Que los animales inteligentes y sensibles serían básicamente humanos”, dice Roush.
Después de todo, en aquel momento, ¿qué más se podía esperar?
Roush explica que nadie había contemplado realmente de dónde venían los humanos o cómo nos relacionamos con otras especies, por lo que no había mucho margen para imaginar seres racionales más allá de nosotros mismos.
“Eso se ve reflejado hasta cierto punto incluso en la simbología y la mitología religiosas”, dice. Desde la antigua deidad egipcia Hathor hasta la diosa romana Minerva, la mayoría de las entidades religiosas tenían al menos algunas características humanas.
Pero todo esto cambió en 1859, cuando un libro de color verde con letras doradas apareció por primera vez en los estantes de los intelectuales de todo el mundo.
Se trataba de El origen de las especies mediante la selección natural, de Charles Darwin, y su impacto en la ciencia ficción fue tan grande como su influencia en la biología.
“Entonces creo que nuestra imaginación sobre la forma que podrían adoptar los extraterrestres comenzó a variar mucho más”, dice Roush.
Primero fueron las criaturas geométricas de Les Xipéhuz. Pero pronto fueron seguidas por una diversidad de extrañas formas de vida que rivalizaban con las de la propia Tierra.
Cuando se publicó La guerra de los mundos en 1898, los extraterrestres comenzaban a volverse verdaderamente monstruosos.
En esta novela, H G Wells presentó a los lectores a los marcianos, criaturas que consisten en una cabeza gigante sin cuerpo con una boca en forma de pico rodeada de tentáculos. Se reproducían asexualmente y sobrevivían con una dieta de sangre humana fresca que extraían con pipetas y luego se inyectaban en sus cuerpos.
También lee: La NASA dice que no hay evidencia que OVNIS sean extraterrestres, pero tampoco sabe qué son
“Son un poco como insectos, son un poco como pulpos, un poco como cangrejos. Y así, a partir del siglo XIX, se obtienen extraterrestres muy espeluznantes, con forma no humana. Porque la gente finalmente se dio cuenta de que la evolución es una cosa que [en otras partes del universo] podría tomar direcciones muy diferentes a las de nuestro planeta”, dice Roush.
Durante las décadas siguientes, esta colección de extraterrestres de ciencia ficción continuó floreciendo en la literatura.
Estaban los selenitas, parecidos a insectos, de Los primeros hombres en la luna (1901), el Tweel, similar a un flamenco en Una odisea marciana (1934) con una especie de extraño tronco con pico; e incluso una estrella inteligente desconcertantemente deslumbrante en Star Maker ( 1937).
Nuestras ideas sobre los extraterrestres se transformaron nuevamente con el ascenso de Hollywood en el siglo XX, lo que llevó a la pantalla a extraterrestres que eran inquietantemente parecidos a los humanos.
“Creo que la razón principal de esto es que es más fácil simplemente ponerle un disfraz a un humano que crear una representación evolutivamente muy distante; es mucho más fácil poner a un hombre con un traje alienígena y hacer que camine por ahí sobre sus dos piernas y sus dos brazos que imaginar una especie de mitad calamar, mitad insecto”, dice Roush.
Y así, con la inspiración de personas como los Hills, los extraterrestres que caminaban sobre dos piernas y ocupaban un valle misterioso entre la humanidad y lo “otro”, se convirtieron en el estándar.
“Incluso en series como Star Trek, casi todos los extraterrestres son humanoides, y es claramente por razones presupuestarias”, dice Roush.
Sin embargo, en las últimas décadas, las nuevas tecnologías han transformado lo que es posible.
Con las imágenes generadas por computadora a partir de procesadores cada vez más potentes (y ahora con la llegada de la inteligencia artificial), Roush cree que las cosas han comenzado a volverse extrañas nuevamente.
Un ejemplo es la película Arrival, en la que la Tierra es visitada por extraterrestres espaciales ultrasensibles con siete patas: los heptápodos.
“Con estos increíbles apéndices que pueden arrojar tinta para comunicarse, son realmente bastante diferentes”, dice. “Podemos simplemente inventar monstruos y extraterrestres en 3D que tal vez nunca existan físicamente”.
Quién sabe qué será lo próximo que sueñe la ciencia ficción: podría incluso ser más extraño que lo que realmente encontramos en otros planetas.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.