El gobierno federal propone un gasto de 9 billones de pesos 22 mil millones de pesos para 2024, un aumento de 4.3% real respecto a lo aprobado para 2023, de acuerdo con el Paquete Económico 2024 entregado este viernes en la Cámara de Diputados.
“Se compone de 6 billones 446.4 mil millones de pesos que corresponden a gasto programable pagado y 2 billones 575.6 mil millones de pesos que se asocian a gasto no programable, que incluye costo financiero de la deuda, participaciones a entidades federativas y municipios, y Adefas”, detalló Hacienda en su propuesta.
Para la “función protección social”, Hacienda propone un gasto de 2 billones 61.7 millones de pesos, un aumento en 12% real comparado con presupuesto de egresos de este 2023, agregó.
“En línea con la política que privilegia la atención de las necesidades de la población”, indicó Hacienda.
Para la pensión de adultos mayores, uno de los programas sociales prioritarios de Andrés Manuel López Obrador, Hacienda propone un gasto de 465,048.7 millones de pesos.
“Destaca el programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, el cual presenta un incremento en el monto de la pensión otorgada de 25%, alcanzando el compromiso del Ejecutivo Federal de un apoyo de 6 mil pesos bimestrales”, expuso la dependencia.
Esta propuesta de gasto fue entregada este viernes a la Cámara de Diputados donde debe ser analizada, discutida y en su caso moficada o no para finalmente ser aprobada, junto con el resto del Paquete Económico 2024.
Entre programas sociales y proyecto prioritarios, este gobierno propone para su cierre de sexenio un gasto total de 963 mil 517.9 millones de pesos (mdp).
De esta cantidad, la mayoría es para 15 programas sociales prioritarios con un total de 740 mil 850.1 mdp.
Entre esos programas sociales, la pensión para adultos mayores se llevaría el 62.7% del gasto para programas sociales, con una asignación de 465 mil mdp.
Le sigue el Programa de Becas, con 87 mil 675 mdp y Sembrando Vida, con 38 mil 928 mdp.
De esos 15 programas sociales, el que menos presupuesto tiene es el de las Universidades del Bienestar, con apenas mil 562 mdp.
Del lado de los proyectos prioritarios, incluido el Tren Maya, el gobierno propone un gasto total de 222 mil 667.8 mdp.
Para el Tren Maya, que empezó recorridos de prueba la semana pasada con López Obrador a bordo, Hacienda pide 120 mil mdp más a lo que se ha gastado en años previos. De aprobarse esta propuesta por los Diputados, esta obra de transporte se llevaría el 53.8% del gasto para proyectos prioritarios.
Además, para ampliar la Línea 1 del Tren suburnado para Lechería-Jalcocan- AIFA para conectar al Aeropuerto Felipe Ángeles Hacienda pide 2 mil mdp.
De estos siete proyectos prioritarios, para el menos recursos pidió la dependencia es el llamado ahora en este gobierno Espacio cultural de Los Pinos y Bosque de Chapultepec, antes la residencia oficial de los presidentes.
Para ese recinto cultural se solicitó un total de mil mdp.
En su propuesta para la ley de ingresos, Hacienda prevé que recibirá recursos por 7.3 billones de pesos, esto es 1.8% menos a lo aprobado para 2023.
Esta caída en los ingresos totales del Gobierno se debe principalmente a que calcula una caída en los ingresos petroleros.
El incremento propuesto en el gasto se busca financiar con un endeudamiento equivalente al 5.4% del Producto Interno Bruto (PIB)
La entrevista que le intentó hacer un periodista a un niño, en medio de una jubilosa celebración de aficionados de la selección de México en Los Ángeles, en California, se hizo viral en julio pasado.
-Nene, ¿cuál es tu nombre?
-Mmm… ¿mi name?
-¿Por qué ganó México?
-Mmm… what?
“Está muy emocionado”, dijo el periodista para justificar la falta de respuesta del niño, mientras otro comentarista en la transmisión en directo de la cadena ESPN señalaba: “Es una generación que ya no habla castellano”.
El video fue compartido miles de veces en redes sociales, en las que muchos comentarios incluían un término que se escucha en EE.UU. en este tipo de situaciones: “No sabo kid”.
La expresión es usada por algunos latinos para referirse de forma despectiva a otros latinos que no hablan español. La mayoría de las veces son niños o jóvenes, hijos de migrantes de América Latina que crecieron con el inglés como idioma materno, por eso se habla de “kids” (niños).
Y este fenómeno no es esporádico.
Un estudio del Pew Research Center (PRC), institución que analiza cuestiones demográficas de EE.UU., indicó que el 40% de los latinos en el país han escuchado bromas o burlas de otros latinos por no hablar bien el español.
“Fue muy llamativo que los comentarios de muchos cuestionaran que por qué ese niño [del video] no habla español, lo que es una lástima porque los padres no le están hablando en español a ese niño”, le dice a BBC Mundo Mark Hugo López, director del departamento de Raza y Etnicidad del PRC y coautor del estudio.
Y es que aunque EE.UU. sea considerado uno de los países con más hispanohablantes del mundo, el dominio del idioma varía mucho entre sus hablantes.
En la encuesta del PRC, un 75% de los consultados dijeron que podían mantener una conversación en español bien o muy bien. Pero del resto que no hablaba español, la mitad reconoció haber sido avergonzados por otros por no hablar bien el idioma.
Al mismo tiempo, 8 de cada 10 latinos entrevistados dijeron que no es necesario hablar español para ser considerado latino.
“Estos resultados muestran la importancia del español, por un lado, pero también que una persona puede ser latina en Estados Unidos sin hablar español”, dice López.
“Muchos dicen que es una lástima, porque esa persona está perdiendo su cultura, su identidad, por no hablar español. Pero para otros, no es importante hablar español en EE.UU. para ser latino”, añade.
Vanessa Ávalos, una estadounidense de origen mexicano que vive en Chicago, rechaza el término “no sabo kid”, pues señala que eso pone la carga negativa en los niños en lugar de los adultos de su entorno que no les dan los conocimientos del idioma.
Es algo que ha vivido de forma muy personal.
“Mis papás no quisieron que mi hermano y yo habláramos español”, explica a BBC Mundo.
Su familia vivía en la década de 1980 en el estado de Texas, donde entonces se vivía un ambiente de discriminación hacia quienes hablaban en español. “Mis papás querían que nosotros no pasáramos malos momentos de racismo”.
Ávalos y su hermano, que hablan inglés como lengua materna, aprendieron español en las clases de secundaria y preparatoria por iniciativa e interés propio. “Luchamos por el idioma, por recuperarlo. Sabíamos que queríamos el idioma”, dice con orgullo.
Tiempo después, Ávalos se dio cuenta que el español es importante no solo para saber más sobre su cultura, sino también porque es un factor que une a las familias latinas en EE.UU.
“Mi abuela no habla inglés. Desafortunadamente la mayoría de mis primos no hablan español. Entonces cuando estábamos en casa de ella, todos hablábamos inglés y ella se sentía como ‘Bueno, aquí estoy en mi casa y nadie me está hablando porque no hablan español’”, relata.
“No me gustó ver eso. Mis niños pueden hablar con mi suegro. A mi hija le gusta el fútbol y ellos ven los partidos juntos”.
Ese es un fenómeno arraigado en la cultura latina de EE.UU. Como los estudios del PRC muestran, la mayoría de los 40 millones de personas en el país que saben español lo hablan en casa. En especial, en aquellos hogares donde hay migrantes que nacieron fuera del país.
Y 6 de cada 10 latinos usan el Spanglish: la mezcla de español e inglés.
Ávalos dice que no quería que sus hijos tardaran en aprender español como le pasó a ella.
Su esposo también es de origen mexicano pero no habla español. “Pensé ‘Si nosotros no les hablamos nada de español a nuestros hijos, ellos lo van a perder también. En ese momento vi lo que podíamos hacer con nuestros hijos”, explica.
Otras personas de la comunidad latina en Chicago también querían que sus hijos hablaran español, por lo que puso manos a la obra y abrió este año un espacio que ofrece de manera didáctica y lúdica clases de acercamiento al idioma español para niños.
Los pequeños de 1 a 5 años aprenden español a través de canciones, conociendo las formas de cosas y hablando de situaciones básicas como el desayuno. Los de 5 a 9 años escriben, leen y hablan español a través de un método didáctico.
“Es algo divertido para los niños. Ahora mismo hacemos exploración de la música de Latinoamérica. Las mamás me han dicho que el español de sus hijos ha mejorado y me da gusto escuchar esto”, explica Ávalos.
“El currículo fue desarrollado por una maestra latina que tiene un programa para computadoras, una aplicación en la que los niños pueden practicar cuando se van a casa”, agrega. La meta es que en tres años los pequeños sean bilingües.
A diferencia del pasado, los latinos en EE.UU. han cambiado su perspectiva sobre lo valioso que es hablar español como un complemento para su vida e incluso como una herramienta laboral.
“Personas que fueron jóvenes en los años 50 y 60, dicen que sus padres decían que era más importante hablar inglés y no español, porque tenían miedo sobre el futuro de sus hijos en el mercado laboral y en la sociedad en EE.UU.”, explica López, del PRC.
“Pero ahora no. Ahora es diferente: una encuesta del PRC de 2019 indicó que la mayoría de los latinos que tienen hijos quieren que sus niños también hablen español”.
Además, el éxito de la música en español a nivel mundial ha despertado un gran interés entre los latinos por el idioma de su cultura.
Sin embargo, el español que hablan muchos latinos en EE.UU. parece tener un mayor uso en la comunicación cotidiana en casa y en situaciones informales, más que en el ámbito profesional.
La mayoría no tiene un nivel para hablarlo en un empleo que requiera un cierto nivel de formalidad, según los estudios del PRC.
Otro fenómeno que se da en EE.UU. es la pérdida del idioma de los padres o abuelos entre las nuevas generaciones.
El español no escapa a esta tendencia: un 65% de los latinos de tercera generación o más no pueden mantener una conversación en español, muestra el estudio del PRC.
“Las escuelas en EE.UU. no tienen muchas clases de español que sean obligatorias para obtener un diploma”, señala López.
“Tenemos tres, cuatro décadas con diálogos sobre la importancia de una educación bilingüe, pero no ha habido muchos cambios. El inglés es el idioma de las escuelas”, añade.
Ante esto, los padres se convierten en un factor clave para que sus hijos conozcan el español y lo hagan suyo.
“Para mí era duro que mi raza se burlara de mí, porque no supiera el lenguaje”, dice Ávalos.
“En vez de reprochar a una persona por no hablar español, debemos ayudarlo. Si vas a burlarte, nadie querrá hablar español y lo vamos a perder. Es el deber los padres guiar a sus hijos para que conozcan su cultura”.
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