María Concepción Elisa Martín Argumosa decidió este mismo martes que, tras cuatro décadas como jueza y más de medio siglo de carrera, no continuará dentro del Poder Judicial.
Prefirió cerrar su ciclo y acudió a entregar su declinación en las instalaciones del Senado de la República, pese a que el sorteo realizado por el Congreso le permitía continuar en el cargo hasta 2027.
“Yo pensaba renunciar hasta el año que entra, pero hemos vivido bajo un terrorismo psicológico, estoy enferma, me enroncho, si me puede ver —dice y muestra su antebrazo derecho— He pasado por angustia, depresión”.
Fue una de las 342 juezas y jueces que hasta las seis de la tarde de este martes habían rechazado la posibilidad de aparecer en la boleta electoral para intentar conservar su cargo. Con ellas también habían declinado 503 magistradas y magistrados, además de ocho ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Las declinaciones representan la mitad de las mil 699 plazas -927 magistraturas de circuito y 772 juzgados de distrito- que tendrían que cubrirse en las dos elecciones de 2025 y 2027, según informó en su momento Consejo de la Judicatura Federal.
María Concepción Elisa Martín Argumosa, de 69 años de edad, es jueza en el séptimo distrito en materia civil en Ciudad de México. Aún guarda esperanza de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación apruebe el proyecto de resolución contra la reforma al Poder Judicial que las ministras y ministros discutirán el próximo 5 de noviembre; pero se prepara para adelantar su jubilación para este mismo año en caso de que ocurra lo contrario.
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“Me interesa trabajar hasta los 75 años, pero si no nos vemos favorecidos con el amparo… No me voy a someter a un proceso completamente violatorio de la Constitución. No voy a estar bajo las órdenes del partido oficialista”, señala frente a la oficialía de partes donde entregó su declinación.
María Concepción fue la primera jueza mujer en Mexicali. En enero cumpliría 40 años como jueza, se quedará cerca de hacerlo.
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La jueza reconoce que no fue una decisión sencilla para ella. Le costó trabajo renunciar a cuatro décadas dentro del Poder Judicial. Pero recibió el consejo del magistrado Mauro Miguel Reyes Zapata. “Conchita, llegó el momento”, recuerda que le dijo quien reconoce como uno de sus maestros.
“Me ha costado trabajo porque no quiero dejar a mi gente, porque no quiero dejar mi carrera… ”, lamenta. Asegura que no le interesa una compensación por los años de trabajo.
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No sabe qué hará al dejar su carrera en el Poder Judicial. Una opción es dar asesorías jurídicas gratuitas a través de su iglesia. “Tendré que reinventarme”, dice.
“Lo que quiero es que quede constancia que no acepto este proceso tan injusto”, remata.
Otra de las personas juzgadoras que acudió a declinar a la elección fue Gabriela Zambrano Morales, jueza de distrito especializada en materia de trabajo, adscrita al tribunal laboral federal de asuntos colectivos en la Ciudad de México.
Tiene 35 años de edad, 12 de carrera judicial y sólo dos como jueza en el cargo que mantendrá hasta agosto próximo, tras la elección extraordinaria, luego que fue seleccionada por la tómbola el 12 de octubre pasado.
El cargo de la jueza Zambrano derivó de la reforma laboral que desapareció las Juntas de Conciliación y Arbitraje de forma gradual y estableció que sean tribunales quienes reciban las demandas en esa área, por lo que llegó a través de un concurso abierto de oposición al cargo en 2022.
Con 12 años dentro del Poder Judicial, la jueza lamenta que esa reforma laboral apenas se está implementando y ahora habrá nuevos retos con quienes lleguen a los tribunales laborales a partir de las elecciones.
Para esta jueza tampoco fue una decisión fácil. Desde el 12 de octubre, cuando el Senado confirmó que su plaza sería una de las que se sometería a la elección popular en 2025, la jueza lo estuvo pensando. Hasta que decidió declinar.
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“No me garantiza que estas sean las condiciones necesarias para que yo siga impartiendo justicia”, señala.
La jueza argumenta que la impartición de justicia no es una actividad “popular”, ya que en un juicio siempre hay quien gana y alguien que pierde, y habrá alguien que no esté de acuerdo con la decisión que se tome.
“Ventilar ese tipo de cuestiones me parece que generan un efecto perverso en la impartición de justicia: ‘no estoy de acuerdo contigo, entonces no voto por ti o te inició un procedimiento’. Me parece que no son las condiciones ideales para la impartición de justicia y que se garantice autonomía e independencia”.
Aún no define qué hará después de agosto de 2025, fecha en la que permanecerá en su cargo.