El Hotel Tren Maya de Uxmal está tan escondido en la selva yucateca que muchos en el cercano pueblo de Muna, en Yucatán, piensan que no existe. “¿Qué opina la gente del hotel? La gente no sabe nada”, dice un guía que trabaja en la zona arqueológica.
El hombre muestra un camino que se desprende de la carretera y asegura que, viajando seis kilómetros selva adentro, se encuentra el hotel que la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) está construyendo desde comienzos de 2023 y que fue proyectado para inaugurarse el 7 de septiembre de este año, pero eso no ha ocurrido. Este camino pavimentado, rústicamente tapado con piedras y palos, vigilado por un par de soldados, en un futuro próximo servirá a los turistas que llegarán al paradero del Tren Maya de Calkiní para alcanzar Uxmal y los demás sitios arqueológicos de la Ruta Pu’uc.
“Uxmal es infinitamente más bella que Chichén Itzá“, afirmó en noviembre de 2023 Diego Prieto, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El núcleo de este sitio del Periodo Clásico se encuentra en un terreno que, según anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador a finales de 2022, el INAH iba a comprar por 58 mdp a los Barbachano, poderosa familia yucateca que también fue dueña de los terrenos donde se ubica Chichén Itzá.
Sin embargo, de acuerdo con la Unidad de Transparencia de esta dependencia, la compra todavía no ocurre: “no se tienen registros de ninguna compraventa donde se ubique la ZA de Uxmal en virtud de que el núcleo de dicha zona es propiedad particular”, contestó el INAH a una solicitud de acceso a la información. Animal Político solicitó una entrevista con el director de la zona arqueológica de Uxmal, pero no hubo respuesta.
Fernando Tolosa Casanova, ejidatario de Muna, fue testigo de la existencia del Hotel Tren Maya de Uxmal. Lo visitó hace unos meses, cuando ya estaban pintando sus habitaciones. La oportunidad se presentó porque el Ejército quiso negociar con los ejidatarios el paso de la carretera que conecta el inmueble con la zona arqueológica. La asamblea ejidal aceptó, a condición de que también los campesinos pudieran aprovechar la línea eléctrica instalada por Sedena.
“Fue una inversión de 43 millones de pesos, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) nunca lo habría hecho. El acuerdo con Sedena nos beneficia pues nos va a permitir resolver nuestros problemas de riego”, dice Fernando Tolosa. Sin embargo, hay también ejidatarios que no confían en que Sedena respetará sus compromisos.
Cuando visitó el hotel, Don Fernando pudo observar también las obras de construcción del Parque Nacional Nuevo Uxmal, que rodea el Hotel Tren Maya de la misma forma en que el Hotel Tren Maya de Tulum está inmerso en el Parque del Jaguar. Ambos parques son, como los complejos turísticos, de propiedad del Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica (GAFSAOMM), que es de Sedena.
La falta de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del Parque de Nuevo Uxmal no permite conocer los pormenores del proyecto, pero su decreto de creación, que la Semarnat publicó el 8 de enero de 2024 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), lo describe como un área natural protegida de casi 1700 hectáreas donde están permitidas sólo actividades turísticas “de bajo impacto”.
Según Fernando Tolosa, se trata de un “corredor turístico” más que de un área natural protegida. “Es un parque muy grande y no es tanto como para preservar la naturaleza, sino para que los turistas entren en contacto con ella”, dice.
La información que las autoridades compartieron sobre el Hotel Tren Maya de Uxmal es escasa: se sabe que tiene 160 habitaciones, un estacionamiento para 212 vehículos, alberca, gimnasio, spa y está casi terminado. En una rueda de prensa mañanera de principios de septiembre, se informó de que tenía un avance del 78.30%.
En febrero de 2024, Animal Político solicitó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de los seis hoteles que el Ejército está construyendo a lo largo de la ruta del Tren Maya, en proximidad de importantes zonas arqueológicas del Sureste. Semarnat compartió sólo la MIA del Hotel Tren Maya de Edzná, en Campeche, y el 21 de abril el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) le ordenó entregar también las demás. Durante los meses siguientes, la dependencia publicó en la Gaceta Ecológica las MIAs de los inmuebles de Chichén Itzá, Tulum y Calakmul, pero todavía faltan las de Palenque y Uxmal, a pesar de que sus obras están por terminar.
Antes de dejar la presidencia, López Obrador inauguró tres Hoteles Tren Maya: se trata de los complejos de Chichén Itzá, Tulum y Calakmul. Lo hizo a puertas cerradas y sin abrirlos al público, pues todavía no es posible reservar sus cuartos por Internet. En la página web de Hoteles Tren Maya se anuncia que “se espera que en noviembre ya sea posible hacerlo”.
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También Xcaret manifestó la intención de construir un megaproyecto turístico en Muna, a sólo 5 kilómetros del Parque de Nuevo Uxmal.
Durante el Tianguis Turístico 2021, su director Miguel Quintana Pali anunció dos nuevos parques en Yucatán: uno de ellos llamado Xibalbá, ubicado en Valladolid, cuyas obras fueron suspendidas en 2022 por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por daños a los cenotes, y el otro en el Municipio de Santa Elena.
En realidad, el terreno de 334 hectáreas de propiedad de la familia de Quintana Pali no se encuentra en Santa Elena, sino en el municipio colindante de Muna. “La confusión nace porque Xcaret le paga predial a Santa Elena en lugar que a Muna, por un problema de límites y colindancia, pero en realidad este terreno es parte de Muna”, aclara Gabriel Villareal Rivera, ejidatario de Muna.
En junio de 2024, una sociedad recién creada llamada Alto Comercializadora y Operadora Turística solicitó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la Evaluación de Impacto Ambiental de un proyecto de desarrollo turístico en este terreno, un modus operandi parecido al que Quintana Pali usó para el parque Xibalbá de Valladolid, cuyo proyecto no fue presentado a la autoridad por Xcaret sino por una sociedad llamada Xenotes Mágicos.
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La MIA habla de un proyecto monumental con una inversión de 400 mdp que tiene como “característica particular y excepcional su construcción subterránea”: contempla un hotel de 18 pisos a 36 metros por debajo del nivel del terreno, con una cascada, un cañón con puentes colgantes y la construcción de nueve hoteles para recibir hasta 16 mil 200 huéspedes, una cantidad mayor a la población de todo el Municipio de Muna.
El proyecto de Xcaret contemplaba también la venta de unos 746 mil m2 de lotes residenciales, objetivo en línea con el “Plan Renacimiento Maya” del gobernador electo Joaquín Díaz Mena, que quiere construir desarrollos inmobiliarios en el interior del estado para atenuar la gentrificación que sufre la ciudad de Mérida.
Sin embargo, ante las críticas de la sociedad civil al proyecto en Muna, el 24 de julio de 2024 el grupo Xcaret negó haber ingresado alguna MIA a Semarnat. Dos días después, la Alto Comercializadora y Operadora Turística desistió del trámite.
“Es una táctica dilatoria, no es la primera empresa que lo hace. Primero ven si hay reacción y luego regresan con otro proyecto ”, afirma Romel González Díaz, poblador de Muna e integrante del Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (CRIPX).
“Este concepto del desarrollo y del progreso, esta Disneylandia que nos quieren imponer, va en contra de nuestra visión del equilibrio, de los derechos de la naturaleza y de nuestro sistema económico local”.
De acuerdo con Romel González, la fundación de Cancún en los años ‘70 representó el primer megaproyecto turístico en la Península de Yucatán. Sucesivamente, el modelo de turismo masivo “bajó” hasta Playa del Carmen, Tulum y Mahahual, y ahora tiene interés en expandirse hacia el interior de la región, apoyado también por el impulso causado por el Tren Maya.
El colectivo Geocomunes está de acuerdo con el abogado del Cripx. En su documento “Reestructuración energética en México: subordinación territorial en el noroeste y sureste de México” escribe: “Más que un desarrollo para los pueblos, el Tren Maya servirá a los intereses de los grandes grupos hoteleros que buscan ahora apropiarse de nuevas áreas que les permitan diversificar su oferta turística, al no ofrecer solamente un turismo de “sol y playa”, sino vender varios proyectos de turismo “verde” o “de aventura” hacia “zonas donde se concentran cenotes, zonas de selva todavía bien conservadas y sitios arqueológicos poco visitados”.
Desde el cerro que divide Muna de Uxmal, una de las pocas alturas de la Península de Yucatán, Pedro Ayuso puede ver a lo lejos, como un puntito blanco en una selva infinita, la Pirámide del Adivino, el edificio más imponente del sitio sagrado de Uxmal.
“Sentimos su energía cuando respiramos ese viento, ese horizonte”, dice el chamán, que desde hace treinta años está construyendo en este cerro el centro ceremonial y parque ecoturístico El Mirador.
Desde allá, el Hotel Tren Maya no se distingue, se pierde en la vegetación. “A mí me parece extraño que el Ejército tenga negocios que normalmente son de la iniciativa privada”, dice Pedro Ayuso. “También me preocupa no conocer su impacto ambiental, supongo que el hotel consumirá muchísima agua y, si sus drenajes no están bien hechos, va a contaminar subsuelo y cenotes”.
Lo que más sorprende a Pedro Ayuso es que Muna, un bochornoso pueblo ubicado en la Reserva Estatal Biocultural del Pu’uc -donde nada más existen dos hoteles sencillos, el Club Med acabó cerrando y el primer Oxxo abrió hace poco más de un mes-, de repente despierte el interés de grandes inversores. “Me llamó la atención porque nunca le han dado mucha importancia a esta zona, ahora hasta Xcaret quiere meter aquí su proyecto”, dice.
Con toda probabilidad, el interés se debe a las expectativas económicas relacionadas con la entrada en funciones del Tren Maya: de acuerdo con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Uxmal pasará de 350 mil visitantes anuales a dos millones. Al momento, en Muna no hay infraestructuras para recibirlos.