En menos de tres años y medio, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) pasó de ser la institución a la que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador apostaba para cumplir su promesa de garantizar el acceso universal a servicios médicos y medicinas a convertirse en un organismo que el Ejecutivo y Morena consideran innecesario.
Ayer, de forma exprés, la Cámara de Diputados aprobó una reforma impulsada por el partido del presidente para modificar la Ley General de Salud y desaparecer al Insabi, de manera que sus tareas ahora sean absorbidas por IMSS-Bienestar.
La iniciativa —avalada con los votos de Morena y sus aliados— argumenta que la eliminación del Insabi tiene la meta de evitar la dispersión de los esfuerzos en el sector salud, para concentrarlos en menos instancias y —afirma— con ello mejorar la atención y la capacidad de brindar medicamentos gratuitos a las personas sin seguridad social.
Emmanuel Reyes Carmona, el diputado morenista que presentó la propuesta, señaló que el objetivo originalmente trazado para el Insabi se vio obstaculizado por la pandemia de COVID-19 y que ahora lo mejor es desaparecerlo para fortalecer a IMSS-Bienestar.
“Mucho se ha dicho aquí del Insabi, y lo cierto es que cuando se empujó este proyecto, antes de la pandemia por el COVID, el propósito era transitar hacia un modelo universal que garantizara salud plena para todas y todos los mexicanos. Lo que nunca tuvimos en cuenta fue la terrible pandemia que azotó a nuestro país”, dijo.
“(Ahora) el Insabi desaparece y sus funciones se integran al IMSS-Bienestar para que sea un solo organismo descentralizado el operador de la Federación para la prestación de los servicios de salud en concurrencia con los estados”, añadió.
Pero si bien la reforma para desaparecer al Insabi quedó aprobada, diputadas y diputados de oposición no perdieron oportunidad ayer para señalar el “fracaso” de este organismo, cuya creación ellos originalmente habían rechazado.
Uno de ellos fue Salomón Chertorivski, diputado de MC, exsecretario de Salud y extitular del Seguro Popular, quien en tribuna enlistó cifras de personas atendidas por el Insabi y expuso que son menos de las que atendía el Seguro Popular.
Las cifras lo demuestran, el Seguro Popular tuvo muchos mejores resultados que el @INSABI_mx. Ahora buscan sustituir un gran fracaso con otro: el IMSS Bienestar.
La improvisación cuesta vidas👇🏻 pic.twitter.com/NM5aJ08M0t— Salomón Chertorivski (@Chertorivski) April 25, 2023
Con la aprobación de esta reforma a la Ley General de Salud —que ya solamente necesita el visto bueno del Senado—, se da un giro a los argumentos que el propio presidente López Obrador había expuesto en 2019 para proponer la creación del Insabi.
En abril de ese año, el mandatario dijo que plantearía crear el Insabi para que fuera la instancia responsable de brindar servicios médicos y medicinas a las personas sin seguridad social.
“Queremos garantizar el derecho a la salud y que al final del gobierno podamos decir que la atención médica en México y los medicamentos se van a entregar, van a ser gratuitos, se va a garantizar en la práctica el derecho a la salud. Eso va a ser una hazaña”, señaló entonces.
Meses después, la reforma correspondiente quedó aprobada en el Congreso —con el reclamo de los partidos de oposición, que criticaron que el Insabi sustituyera al Seguro Popular— y el decreto se publicó el 29 de noviembre de 2019.
El Insabi entró en operación el 1 de enero de 2020, poco antes de que la pandemia de COVID-19 llegara a México.
A decir de especialistas en salud, la emergencia sanitaria efectivamente se atravesó en el trabajo del Insabi —al igual que representó un reto para todo el sector—, pero a ese factor se sumaron otros como lo que consideran un mal diseño institucional.
Dos años más tarde, en los primeros meses de 2022, el gobierno federal anunció la creación de otro organismo, IMSS-Bienestar, e informó que sería este y no el Insabi la instancia responsable de buscar la universalización de los servicios de salud, a través de convenios con los estados.
Investigadores de la organización México Evalúa dijeron a Animal Político entonces que el Insabi “no logró la talla de operación del Seguro Popular”, medido en consultas otorgadas o atenciones de urgencias, por lo que el Ejecutivo de López Obrador recurría a IMSS-Bienestar como un “plan B”.
El Insabi se quedó a cargo de tareas como las compras de medicamentos e insumos, aunque en estos mismos procesos enfrentó trabas y retrasos.
Ahora, el instituto al que el gobierno de López Obrador apostó en 2019 para revolucionar el sistema público de salud está a un paso de desaparecer.
Una pequeña fortuna. Eso es lo que pueden costar los alimentos, las bebidas alcohólicas o la ropa en Singapur, la ciudad más cara del mundo para vivir según el semanario británico The Economist, que cada año elabora el ranking en función de lo que puede comprar un dólar en cada una de las ciudades que analiza.
Cuanto más fuerte sea una moneda local, más arriba se colocan las ciudades del país en la lista, y viceversa.
Esto significa que a mayor fortaleza de la moneda, más cara la ciudad. Y a más debilidad de la divisa, más barato aparece el país en la tabla.
Pero en Singapur lo que de verdad tiene una cifra de lujo extremo es el costo de un certificado necesario para comprar un auto: el más barato superó la cifra de los US$106.000 a principios de octubre.
La ciudad-estado introdujo el sistema de certificado de derecho (COE) en 1990 como medida anticongestión.
Los posibles propietarios de automóviles deben tener un COE antes de poder elegir su vehículo y la validez del título expira a los 10 años.
Los derechos se venden en subastas cada dos semanas y el gobierno controla la cantidad de certificados a la venta, que depende del número de autos que se retiran de las carreteras.
A pesar de ser relativamente pequeño, Singapur suele clasificarse como uno de los países con mayor número de millonarios del mundo y por eso rara vez se apea del primer puesto: ha sido clasificado como el lugar más caro para vivir en nueve de los últimos 11 años.
El país asiático empata en el ranking de este año con Zúrich. Ambas son consideradas como capitales financieras.
La ciudad más grande de Suiza es siempre cara, sobre todo en alimentos, artículos para el hogar y entretenimiento. Zúrich llegó primero en 2020 y rara vez sale del top ten de la clasificación.
“Su ascenso a la cima del índice se debe principalmente a que el franco suizo se ha apreciado más del 10% frente al dólar durante el año pasado. La ciudad de referencia de la encuesta es Nueva York, por lo que si la moneda de un país se fortalece, sus ciudades generalmente ascenderán en la clasificación”, explica el semanario.
Esta debilidad del dólar provocó que las ciudades estadounidenses cayeran este año en el ranking. Sin ir muy lejos, Nueva York, la ciudad más cara el año pasado junto con Singapur, cayó al tercer lugar. En ese puesto empata con otra ciudad suiza, Ginebra.
Para The Economist Intelligence Unit, la crisis mundial del costo de vida que comenzó en 2022 sigue presente en este 2023, pese a que los precios de la energía y los problemas de la cadena de suministro se suavizaron.
Pero la inflación sigue siendo alta en todo el mundo: los precios de 200 productos y servicios que rastrea aumentaron una media del 7,4% durante el año pasado. Esto es ligeramente inferior al 8,1% de 2022, pero sigue muy por encima del promedio del 2,9% de los cinco años anteriores.
La ciudad más barata de la clasificación sigue siendo Damasco, la capital de Siria, a pesar de que su cesta de precios aumentó un 321% interanual en términos de moneda local.
La retirada de los subsidios gubernamentales y la devaluación de la moneda hizo que los costos de importación se dispararan.
También cerca del final de la clasificación se encuentran Teherán (Irán) y Trípoli (Libia). La tasa de inflación de Teherán es alta, casi el 49%, mientras que los precios en Trípoli aumentaron poco más del 5% el año pasado.
The Economist afirmó que las tres ciudades son particularmente baratas en comestibles, así como en otros artículos para el hogar y cuidado personal.
En el estudio de este año coincide que las 3 ciudades que más puestos escalaron están en América Latina. Fueron Santiago de Querétaro y Aguascalientes, en México, y la capital de Costa Rica, San José.
Aunque la encuesta de este año cubre 173 de las principales ciudades del mundo, el promedio global se ha calculado excluyendo Kyiv (Ucrania) y Caracas (Venezuela), que continúa enfrentando un ciclo de hiperinflación.
En la región de América Latina, Ciudad de México se sitúa como la más cara.
“En 2023, el peso demostró ser una de las monedas más fuertes de los mercados emergentes, gracias a los aumentos de las tasas de interés y la fuerte inversión interna”, dice el semanario económico.
“Los bancos centrales de gran parte de América Latina estuvieron entre los primeros en seguir los aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos para respaldar sus monedas. Como resultado, el peso mexicano y el colón costarricense se fortalecieron”, explica The Economist.
Y pese a que las autoridades estiman que la inflación en Argentina acabará el año en el 180% anual, Buenos Aires es la ciudad más barata de la región de América Latina y el Caribe.
La razón principal es la devaluación sufrida por el peso.
Alguien que tiene dólares hoy en la capital argentina puede conseguir muchos más pesos al cambio que hace un año.
“Argentina ya se encuentra hoy en esa situación: tiene una senda fiscal insostenible, un tipo de cambio sobrevalorado y una balanza de pagos muy vulnerable. La inflación ha aumentado rápidamente, mientras que el peso argentino oficial se ha debilitado más lentamente”, dice Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
“Como resultado, el tipo de cambio real se ha apreciado bruscamente desde 2022. El ARS oficial se gestiona con diversas herramientas de control de capitales. La estimación del FMI de la sobrevaloración del tipo de cambio real se sitúa entre el 15% y el 20%. Y el mercado paralelo ofrece un tipo de cambio no oficial hasta un 150% más débil que el oficial”, añade el experto.
Por eso, pese a que la población de la capital sufre intensamente un ciclo de inflación, su comparación con el dólar la hace tan asequible.
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