La asamblea a la que convocó la presidenta Claudia Sheinbaum ante la amenaza del mandatario estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles a México logró llenar el Zócalo, la principal plaza del país. Y lo hizo gracias a la organización no solo del aparato morenista, sino también de funcionarios públicos federales y de la Ciudad de México.
Entre ellos, funcionarios de la Secretaría de Bienestar que pagaron 900 pesos por la asistencia de personas provenientes de Tijuana; mandos de dependencias que “pidieron el apoyo” a empleados del ISSSTE, IMSS, y hasta del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), quienes nunca antes habían asistido a un acto así.
También funcionarios del gobierno de la Ciudad de México con contratos provisionales y que prácticamente asistieron por miedo a perder su empleo. Asegurar la asistencia llegó a tal grado que el gobierno capitalino envió a los funcionarios de mando un mapa con la ubicación que debían ocupar en la plancha los trabajadores de 25 instituciones locales, incluyendo las secretarías, la Consejería Jurídica, los Pilares o el Injuve, como consta en el documento obtenido por Animal Político y confirmado en terreno.
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Además, presidentes municipales, diputados y la estructura de Morena movilizaron a personas de sus localidades, lo mismo que miembros de organizaciones tan institucionales como el histórico Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) o la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), liderada por el diputado morenista Pedro Haces.
Sin embargo, también hubo quienes aseguraron asistir con plena convicción para apoyar a la presidenta, tal como lo hicieron en mítines y asambleas de Andrés Manuel López Obrador. En algunos casos, lo hicieron en agradecimiento por “voltearlos a ver” y por recibir programas sociales como la pensión de Adultos Mayores, la principal estrategia de transferencia de recursos del gobierno morenista.
Todo esto se desprende de 16 testimonios recopilados por Animal Político de entre diferentes grupos que asistieron este domingo a la asamblea de la presidenta y que a continuación mostramos.
María Valerio, de 62 años, es de Ciudad Juárez. Ella, junto con más vecinos que llenaron siete autobuses llegaron a la Ciudad de México después de 30 horas de viaje. Por eso es que a las 11 de la mañana, poco antes de que la presidenta Sheinbaum comenzara su discurso, ella y su familia se desviaron por la calle de Bolívar para descansar.
Cuando se le pregunta con qué grupo viene, Rosa responde que los trajo “Jeny de Bienestar”. La conoce porque su esposo es beneficiario de la pensión de Adultos Mayores y por eso tiene sus datos. “Nos hizo la invitación para venir a apoyar a Claudia, el miércoles me hablaron y les dije que sí”.
– ¿Y a ustedes qué les dan por venir? -se le pregunta
-Nos dieron 900 pesos, pero de ahí tenemos que comer.
-¿900 pesos es algo significativo para usted?
-Sí, porque soy ama de casa. Aunque es lo que nos vamos a gastar aquí.
-¿Aún así le conviene venir?
-Sí estoy bien cansada y traigo los pies bien hinchados de estar sentada, pero está bien porque vinimos a conocer, por eso nos animamos a venir.
-¿Cuántos vienen en su autobús?
-Como 40, pero son varios camiones, nosotros somos el siete.
-¿Y quién les paga?
-La de Bienestar. Ella nos transfiere. Yo creo que a ella le dan el dinero y ella nos lo da.
-¿Y cuándo les van a transferir?
-Ya, ya nos transfirieron, en la mañana.
Según el testimonio de María, son siete camiones con al menos 40 personas, eso serían 280 personas. Si cada una recibió 900 pesos, solo por este grupo que convocó “Jeny”, sumarían 250 mil pesos.
Feliciana Ortega es del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Salió a las 3 de la tarde del sábado para estar por la mañana en el Zócalo. Lleva una gorra guinda con blanco, con la insignia de Morena, el partido al que apoya porque es “hueso colorado”, dice. Por eso, cuenta mientras camina sobre avenida Juárez, que está aquí para “luchar y para estar con ella (con la presidenta Sheinbaum) sobre todo por lo que está pasando del otro lado. Estamos inconformes”, sostiene.
Ella fue convocada por Morena del municipio de Santo Domingo Tehuantepec. El autobús, dice, corre por cuenta del partido, lo mismo que el “apoyo” de 600 pesos que le dieron a cada uno de los asistentes, que según calcula, suman 200 personas. Por el grupo de Feliciana, el gasto sumaría 120 mil pesos.
Rosa Pacheco, de 37 años, es trabajadora del hogar. Todavía no da el mediodía y ya va en sentido contrario a la masa que busca llegar al Zócalo por la calle Francisco I. Madero. No escuchará el discurso de la presidenta.
En su rostro se ve el fastidio del viaje que emprendió desde el municipio de Santa Rosa, Oaxaca, el sábado a las 7 de la noche. Llegó a las 3 de la mañana a la Ciudad de México y se quedó ahí por otras horas con sus dos hijas adolescentes y su hijo que no rebasa los cinco años, esperando que amaneciera.
Al preguntarle sobre el apoyo que le darían, responde que no le han dicho cuánto dinero le van a dar por su asistencia. “Sí nos dijeron que nos van a dar algo, pero no sé qué”. Su vecina, dice, le avisa cuando hay “alguna salida”, como cuando acudió al mitin de Sheinbaum en su recorrido por Oaxaca, esta es la primera vez que acude a la Ciudad de México.
Desde las siete de la mañana, Mauricio, a quien se cambió el nombre por temor a represalias, llegó a la plancha del Zócalo para encontrarse con el resto de sus compañeros del gobierno capitalino. Él, como el resto, pertenece a un tipo de contratación llamado “nómina 8”, en el que deben firmar contrato cada año, lo que les genera incertidumbre laboral.
Por eso, cuando sus jefes le piden “apoyar” en actos como este, cree que no se puede negar, aún cuando signifique renunciar a sus descansos de fines de semana y a que cada vez ha sido más frecuente, porque desde la campaña de Sheinbaum y hasta este domingo, les han pedido asistir a todos y cada uno de los eventos de la mandataria.
“Desde las siete que llegamos no nos podemos mover de ahí. Ni comer porque si te anda del baño a dónde vas. Y ahí nos tuvieron cinco horas esperando bajo el sol”, se queja Mauricio.
Su caso no fue el único. Los mandos de distintas secretarías recibieron un croquis en el que se indicaba el lugar que los funcionarios de cada dependencia debían ocupar al llegar al Zócalo. En el dibujo, frente al templete se colocó el personal de Capital Humano, el área de la Secretaría de Finanzas encargada de los recursos humanos de todo el gobierno de la Ciudad.
A lado, ubicaron a todo el personal de los Pilares, una de las principales estrategias de política social de la jefa de Gobierno, Clara Brugada. También la Secretaría de Bienestar y la Secretaría de Medio Ambiente.
En el siguiente cuadrante estuvieron los funcionarios de la Consejería Jurídica y Servicios Legales, junto con otras cuatro instituciones. Atrás de ellos ubicaron a la Secretaría de Salud y Cultura, Vivienda y Movilidad.
Animal Político comprobó la asistencia de estos funcionarios ubicándolos según el croquis. Norma Vázquez, de la Consejería Jurídica, explica que los asistentes de esta institución suman 500 personas. Lo lograron gracias a la “organización interna. Les pedimos apoyo a los compañeros y todos vinieron con mucho gusto. Siempre que nos convocan para la presidenta estamos aquí apoyando”, dice Norma, mientras reparte un lunch que incluye una torta, una manzana, una fritura y jugo.
En tanto, las funcionarias de la Secretaría de Cultura que trabajan en las bibliotecas de la Ciudad de México se uniformaron con playeras verdes. Apenas habían pasado 20 minutos del discurso de Sheinbaum cuando algunas decidieron irse, dado que ya habían pasado lista. Una de sus compañeras llevaba el control de su asistencia en hojas blancas, donde cada una debía anotar su nombre.
Virginia Martínez, la funcionaria que se encargó de convocar a sus compañeras, explica que si alguien no va “no pasa nada. Aquí todas vienen por su voluntad”. La lista, dice, sólo la ocupan para “ver quién vino, pero no tiene mayor importancia la lista”.
Otros más, desde sus cargos públicos convocaron a esta asamblea, como la presidenta municipal de Chimalhuacán, Xóchitl Flores. Explica que logró la asistencia de 7 mil personas trasladadas en 110 autobuses desde su municipio.
Con cierto dejo de orgullo afirma que la gente de Chimalhuacán “siempre está lista para apoyar a la presidenta y siempre hemos tenido convocatoria. La convocatoria se hace abierta a los vecinos y a los liderazgos de las 180 comunidades”.
“Ya tenemos una manera de organizarnos y siempre, para tanto los trabajos de gobierno como de partido, los compañeros están listos para seguir apoyando”, presume. Lo demostraron, ya que en esta ocasión solo tuvieron cuatro días para organizarse, pues la presidenta convocó a la asamblea el 4 de marzo.
En esta asamblea también estuvieron presentes funcionarios federales del ISSSTE, del IMSS y hasta de una institución de especialidad como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), quienes acudieron a un acto como este por primera vez. “Nos comentaron de Secretaría de Salud que quien quisiera apoyar, podíamos asistir”, afirmó Sandra Zamora, directora de administración.
También estuvieron miles de integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), una de las organizaciones gremiales más antiguas, con liderazgos que ocupan la secretaría general por décadas, como ocurrió con los priistas Carlos Jonguitud, y luego con Elba Esther Gordillo, quien pisó la cárcel acusada de lavado de dinero.
Actualmente es dirigido por Alfonso Cepeda, quien mostró apoyo al primer gobierno de izquierda con Andrés Manuel López Obrador, y ahora con Claudia Sheinbaum.
Según Daniel Espinoza, de la sección 10 del SNTE, sumaron 40 mil asistentes.
-¿Cómo es que ahora el SNTE apoya a Sheinbaum? -se le pregunta.
-Porque nosotros hemos recibido mucho apoyo desde el anterior gobierno de López Obrador, desde la pandemia, los aumentos por encima de la inflación, y ahora con esta nueva administración lo mismo.
-¿Más apoyo que con los priistas?
-No bueno, los priistas hicieron lo que tenían que hacer. Nosotros somos un sindicato institucional y este nuevo gobierno es la institución y nosotros también estamos apoyándolos.
La Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México es una organización liderada por el diputado morenista Pedro Haces, quien hace tres meses fue captado usando un helicóptero junto con el líder de la bancada, Ricardo Monreal.
Sus agremiados de Puebla, comerciantes, transportistas, taxistas, obreros, mototaxis, acudieron “por su voluntad”, insiste Elpidio Díaz, secretario general de Puebla y diputado local. Cada liderazgo de los municipios, dice, aporta los recursos para los lunch y las unidades para el traslado.
También estuvieron otros 500 integrantes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México, según David García, secretario de actas de la sección 12. Ocuparon varias filas de sillas en la plancha del Zócalo. En la semana, dijo, tuvieron una asamblea donde hicieron la invitación para asistir, además de los grupos de WhatsApp para asegurarse que todos los agremiados estuvieran enterados.
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Al finalizar el evento, poco después de la 1 de la tarde, miles de personas caminaron hacia Reforma y las calles aledañas para encontrar sus respectivos autobuses y regresar a sus comunidades.