Para entender mejor
A las 12:25 del día, el expresidente Andrés Manuel López Obrador fue visto por última vez en público. Luego de entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, el exmandatario dejó la Cámara de Diputados y no volvió a su vivienda en el sur de la Ciudad de México.
López Obrador se despidió con un abrazo y un beso de su sucesora, a quien ya con la banda presidencial le levantó el brazo en señal de victoria.
Previamente, el exmandatario se inclinó para dar cuatro besos a la presidenta de la Mesa directiva de la Cámara de Diputados, su compañera de movimiento Ifigenía Martínez.
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Tras la salida de AMLO, Claudia Sheinbaum permaneció un cuarto de hora en el salón de plenos de la Cámara de Diputados, rodeada de legisladoras y legisladores que buscaban selfies. Al expresidente no se le volvió a ver durante el día.
El automóvil Jetta color blanco en que López Obrador salió desde su domicilio rumbo a la Cámara de Diputados fue llevado de nueva cuenta a la vivienda una media hora después de su salida, cuando el expresidente aún se encontraba en la ceremonia de transición.
Desde el mediodía, apenas terminó la toma de protesta de Claudia Sheinbaum en la Cámara, simpatizantes obradoristas comenzaron a llegar de nueva cuenta al domicilio del AMLO y ahí permanecieron durante horas, al menos hasta la medianoche.
Hasta el cierre de esta edición, una docena de personas no perdía la esperanza de que López Obrador llegara a dormir a su domicilio y poderse retratar con él, saludarlo o que les firmara alguno de sus libros.
Como anunció en días previos, las cuentas de redes digitales del exmandatario también permanecieron inactivas. Su último mensaje fue a través de X, a la 1:43 de la madrugada del 1 de octubre, con un video de 18 minutos: “El pueblo de México es amoroso, el mejor del mundo. Muchas gracias y hasta siempre”, escribió.
Entre las personas que esperaron durante varias horas al expresidente afuera de su casa estuvieron Mónica Velasco y Jesús Ramírez, ambos ingenieros civiles de 45 años, seguidores de López Obrador desde muy jóvenes, cuando el tabasqueño gobernaba la capital mexicana.
Jesús Ramírez explicó que acudieron desde la alcaldía Benito Juárez a agradecerle al exmandatario porque después de este sexenio “no hay un punto de retorno al viejo régimen” y porque confía en que en el futuro se hablará de las obras que realizó en estos seis años.
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Mónica Velasco, su compañera, aseguró que la popularidad del exmandatario es una prueba de la importancia de su legado.
“Es un orgullo vivir en estos tiempos de transformación y ver la grandeza del Tren Maya, del Interurbano, del Transístmico. Es algo que no habíamos visto, siempre se nos decía que no había dinero para construir esas obras de infraestructura y que nos dan un impulso la economía del país”, destacó la ingeniera civil.
Otra seguidora de AMLO que acudió con la intención de verlo de cerca es Nelly Bandala. La comerciante de productos naturistas viajó desde otro estado en un taxi y llegó a las 6:20 de la mañana.
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Ya lo había intentado sin éxito el pasado 15 de septiembre en el Zócalo y el 27 de noviembre de 2022, cuando lo acompañó en su caminata del Ángel al Zócalo.
“Cuando yo grito es un honor estar con Obrador no es una consigna, nunca en mi vida había sentido dicha o respeto por algún presidente”.
Nelly Bandala fue una de las que iniciaron a cantarle al político afuera de su casa por la mañana, antes de que saliera rumbo a la entrega de la banda presidencial.
Esta vez, la comerciante sí logró ver unos minutos al político: “mi sueño logrado”.
La llegada de personas afuera del domicilio de Andrés Manuel comenzó antes de las siete de la mañana. Sobre la calle, un grupo de seguidoras, principalmente mujeres, cantaban a capela y después con una bocina temas como “A mi manera”, “El triste”, “Hermoso cariño”.
Una de ellas sugirió cantar “Ya lo sé que tu te vas”, de Juan Gabriel, y algunas seguidoras soltaron lágrimas.
Nelly Bandala cargaba en su mano derecha el libro “¡Gracias!”, de AMLO. Y en la izquierda una hoja de papel con el mensaje “Amor con amor se paga, gracias por siempre”.
Detrás de ella, otra vecina mostraba la leyenda “Viejito chulo, muchas gracias por tanto”. Dos jóvenes extendían frazadas impresas con la fotografía de AMLO en la caminata del 27 de noviembre de 2022 rodeado de gente.
Otra mujer con el cabello suelto mostraba un dibujo de López Obrador en cartulina. Una niña sostenía la portada de un periódico con el retrato de AMLO en su toma de protesta de 2018, con la banda presidencial en el Congreso.
Poco después de las 10 de la mañana, en una de las pausas entre canciones rellenada con consignas, las puertas metálicas del condominio donde vive Lopez Obrador se abrieron. Apareció el político con la banda presidencial, los brazos extendidos hacia arriba y lanzó una docena de besos con las yemas de los dedos.
Su presencia causó algarabía entre las personas que aguardaban afuera y le gritaban gracias, coreaban su nombre y buscaban acercarse.
López Obrador permaneció solo minuto y medio hasta que las puertas fueron cerradas nuevamente, para que el tabasqueño abordara su automóvil rumbo a la Cámara de Diputados.
Desde fuera, algunos gritos, “¡Sí cumpliste!”, “Sí se pudo!”, “Lo logramos”, “¡Adiós amigo, el pueblo está contigo!”.
Desde dentro, sin bajar la ventanilla, López Obrador sonreía y agradecía las muestras de cariño con abrazos a la distancia y saludos.
Sus seguidores le acompañaron arremolinados, entre empujones, poco más de medio kilómetro, cinco cuadras, hasta que se incorporó a la avenida Renato Leduc y se fue entre cláxones de apoyo de algunos automovilistas.
Lopez Obrador ya no volvería a su domicilio, al menos hasta el último minuto de este 1 de octubre.