El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes una orden ejecutiva para suspender los fondos federales a escuelas y universidades que exijan la vacunación obligatoria contra el COVID-19 a sus estudiantes y personal.
La orden prohíbe el uso de estos fondos para apoyar o subsidiar a las agencias de servicios educativos, de educación estatal o local, escuelas primarias, secundarias o instituciones de educación superior que soliciten la vacunación como requisito para asistir a programas educativos de manera presencial.
También instruye al titular del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy, y al Departamento de Educación establecer las pautas para el cumplimiento de esta medida, así como la formulación de un plan para poner fin a los “mandatos coercitivos” relacionados con la vacuna COVID.
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Con esta nueva medida, Trump cumple con su promesa de campaña de poner fin a los mandatos que promulgaron muchas escuelas después de que se desarrollaron las vacunas contra la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2.
Esto a pesar de haber sido ampliamente criticado por su gestión de la pandemia de COVID-19 durante su primer mandato, el cual se vio marcado por la desinformación, el aumento exponencial de los casos y las más de 400 mil muertes por esta enfermedad.
La firma se da un día después de la ratificación de Robert F. Kennedy Jr. como titular del Departamento de Salud, una designación a la que se han opuesto demócratas y de científicos debido a las posturas antivacunas del ahora funcionario.
Durante su investidura, acusó a las instituciones sanitarias de “robar la salud” de los niños y sugirió que corran la misma suerte que Usaid, la agencia de desarrollo que el presidente Trump quiere reducir exponencialmente.
En cuanto a las vacunas, dijo que “deben probarse, deben ser seguras y todo el mundo debe tener un consentimiento informado”.
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Más tarde, en una entrevista en Fox News, envió señales contradictorias. “No voy a quitarle la vacuna a nadie”, dijo, pero añadió: “carecemos de estudios de seguridad exhaustivos sobre casi todas las vacunas”.
RFK Jr., como se le conoce al sobrino de 71 años del expresidente John F. Kennedy, pasa a dirigir un departamento con más de 80 mil empleados y un presupuesto de 1.7 billones de dólares, en un momento en el que los científicos alertan que la gripe aviar podría desencadenar una pandemia y las tasas de vacunación en declive hacen temer que vuelvan a emerger algunas enfermedades infantiles.
Con información de AFP.
Encontrar huevos en Estados Unidos es cada vez más difícil y más caro. Te contamos las razones.
Ir a comprar huevos y no encontrarlos se ha convertido en un problema cada vez más habitual en Estados Unidos.
Los huevos son cada vez más caros y hay cada vez menos en los supermercados.
Los precios de un artículo tan consumido se han duplicado en un año y los consumidores tienen que pagar ahora un promedio de US$4,77 por una docena de huevos de clase A, cuando hace poco más de un año costaban US$2,51.
Y el incremento se ha acelerado en los últimos dos meses. Los huevos se encarecieron un 15% de diciembre a enero, siendo unos de los principales causantes del inesperado repunte de la inflación en Estados Unidos.
En algunos supermercados no se encuentran y otros han restringido la cantidad que puede comprar cada cliente para evitar el acaparamiento y la reventa de un producto cada vez más cotizado.
La popular cadena de restaurantes Waffle House ha empezado a cobrar un suplemento de 50 centavos por huevo para hacer frente a su encarecimiento y en la localidad de Antrim, Pensilvania, las autoridades reportaron el 6 de febrero el robo de la carga de 100.000 huevos valorada en unos US$40.000 del remolque de un camión.
“Esto es único. Nunca en toda mi carrera oí hablar del robo de 100.000 huevos”, dijo a los medios locales Megan Frazer, de la Policía del estado de Pensilvania.
El problema de los huevos se suma al de muchos consumidores que dicen tener dificultades para adquirir artículos esenciales debido al aumento de la inflación de los últimos años, uno de los temas que dominaron la última campaña electoral y que, según muchos analistas, fue uno de los que llevó a Donald Trump de vuelta a la Casa Blanca.
Estados Unidos combate desde 2022 un brote de gripe aviar, la enfermedad causada en las aves por el virus H5N1.
Los casos no han dejado de aumentar desde entonces y ya se ha detectado el virus también en reses, gatos domésticos e incluso algunos trabajadores de las granjas avícolas afectadas.
La gran mayoría de los casos en personas han sido leves y las autoridades afirman que el riesgo de contagio entre humanos es bajo.
Pero las consecuencias se han dejado sentir en el bolsillo.
Desde que se detectó el brote, más de 130 millones de aves han muerto, según los datos de la Federación de la Oficina Agrícola Estadounidense, una asociación nacional de productores agrícolas, lo que ha mermado gravemente la producción de huevos.
La gran cantidad de aves muertas se debe a que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos exige que cuando se detecta una gallina infectada todas a su alrededor sean sacrificadas para evitar la propagación del virus.
Y cuando un granjero se ve obligado a sacrificar todas sus aves le lleva tiempo repoblar su explotación y hacerla de nuevo productiva.
“Cuando se repuebla una granja, las nuevas gallinas pueden tardar hasta cinco meses en empezar a poner huevos, lo que está provocando una conmoción en la oferta disponible”, le dijo a BBC Mundo David Ortega, experto en la industria alimentaria estadounidense de la Universidad Estatal de Michigan.
Así, como hay menos gallinas, hay menos producción de huevos y llegan menos a los comercios.
Se estima que cada habitante de Estados Unidos consume más de 284 huevos al año, lo que eleva el consumo diario nacional de huevos hasta 250 millones, una demanda al alza que, unida a la caída de la oferta derivada de la gripe aviar, explica la subida de los precios.
El aumento sostenido del precio de los huevos encarece la cesta de la compra en Estados Unidos y, según revelan los últimos datos oficiales, ha sido uno de los principales motores del aumento de la inflación que todavía aqueja a la economía del país.
Los precios subieron el pasado enero un 3% en el país, una décima más de lo que habían previsto los economistas, y los huevos fueron junto a la energía lo que más contribuyó al alza.
Según Ortega, “el precio de los alimentos en Estados Unidos ha aumentado significativamente en los últimos años y el encarecimiento de los huevos golpea especialmente a los hogares con menos ingresos, porque son los que deben dedicar mayor proporción de su renta adquirirlos”.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, culpó al gobierno anterior de lo que está ocurriendo con los huevos.
“El gobierno de Biden y el Departamento de Agricultura ordenaron la matanza masiva de más de cien millones de gallinas, lo que ha llevado a una falta de suministro de gallinas en este país, y a una falta de suministro de huevos que ha llevado a la escasez”, dijo Leavitt.
“En 2024, con Joe Biden en el Despacho Oval —o en la planta de arriba durmiendo en la presidencia, no estoy segura—, el precio de los huevos subió un 65% en nuestro país”, añadió Leavitt.
No mencionó que con Trump se ha mantenido el sacrificio de aves.
La inflación fue uno de los temas más explotados por Trump en la campaña electoral, en la que prometió: “Cuando gane reduciré los precios, empezando el primer día”.
Los últimos datos muestran que esa promesa no se ha cumplido y el presidente no ha dado pistas de qué piensa hacer para frenar el aumento del precio de los huevos o mitigar su impacto en los consumidores.
Los expertos no creen que los precios vayan a bajar este año.
Estados Unidos lleva lidiando con este brote desde 2022 y no se atisba, por ahora, un final.
Los huevos son uno de los artículos que los economistas consideran de demanda inelástica. Como no se pueden sustituir fácilmente, la demanda se mantiene pese a que caiga la oferta, lo que empuja los precios al alza.
“Hasta que no atajemos el brote y sus causas, y podamos volver a estabilizar la producción, no creo que veamos un descenso de los precios”, indica Ortega.
Él, como otros expertos, cree que se precisan más medidas de bioseguridad y una mayor coordinación entre las agencias federales implicadas para evitar que el virus continúe propagándose.
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