El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se comprometió este lunes a continuar el muro en la frontera sur con México. Además, llamó al gobierno de Joe Biden para que deje de vender partes que fueron compradas para su construcción, pero que no se instalaron durante su primer mandato.
El republicano ofreció este lunes su primera conferencia de prensa tras ganar las elecciones presidenciales de EU. El evento fue realizado en su residencia en Mar-a-Lago -ubicada en Palm Beach, Florida, desde donde amenazó con emprender acciones legales.
Añadió que habló con el fiscal general de Texas, Ken Paxton, y otros funcionarios de dicho estado, respecto a una posible orden de restricción.
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”Vamos a gastar cientos de millones de dólares más en construir el mismo muro, que ya tenemos […] Le pido hoy a Joe Biden que por favor deje de vender el muro”, dijo Trump, acompañado por el director ejecutivo de SoftBank Group, Masayoshi Son, quien anunció que la compañía japonesa planeaba invertir 100 mil millones de dólares en proyectos estadounidenses, durante los próximos cuatro años .
Por otra parte, aseguró que al llegar a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025, tomará acciones para detener la migración irregular.
Incluso, señaló que abordó el tema con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo, y el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau.
”Restauraremos inmediatamente las fronteras soberanas de Estados Unidos y detendremos la migración ilegal […] Hablé con la presidenta de México y, como saben, hablé con Justin Trudeau de Canadá, y les dijimos que no es justo, que no está bien. No podemos dejar que esta gente entre a nuestro país”, dijo Trump.
”Perdemos mucho dinero con México. Perdemos mucho dinero con Canadá, una cantidad enorme. Estamos subsidiando a Canadá. Estamos subsidiando a México […] Me llevo muy bien con la gente de México y Canadá, pero no podemos permitir que eso suceda”, agregó.
”¿Por qué estamos apoyando y dando a otros países cientos de miles de millones de dólares? No es justo. No está bien y la gente de México y Canadá entiende completamente que hemos hablado de eso antes, pero ahora estamos haciendo algo al respecto”, aseguró Trump.
Hace unos días, el presidente electo dijo que está dispuesto a usar al Ejército para detener y deportar a 11 millones de migrantes indocumentados en Estados Unidos.
En entrevista para la revista TIME, quien lo nombró persona del año 2024, Trump fue cuestionado sobre la legalidad de utilizar al Ejército para labores de migración, a lo que respondió que la ley “no detendrá a los militares si se trata de una invasión de nuestro país”.
El pasado 18 de noviembre el republicano ya había confirmado que declararía estado de emergencia nacional para cumplir con sus promesas de deportación masiva.
En cuanto a su política migratoria, Trump también aseguró a TIME que reforzará la frontera con México por medio de órdenes ejecutivas. Al mismo tiempo, pondrá fin al programa “capturar y liberar” y también reanudará la construcción del muro.
Desde su campaña, el magnate prometió que acabará con la crisis migratoria y que concluirá el muro en la frontera sur con México.
“Pondremos fin a la crisis de inmigración ilegal cerrando nuestra frontera y terminando el muro, la mayor parte del cual ya he construido”, aseguró el exgobernante. “La invasión en nuestra frontera sur la vamos a detener y lo haremos rápido”, dijo en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, donde aceptó su nominación como candidato a la presidencia.
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Durante su discurso de más de una hora, el candidato republicano se comprometió a hacer dos cosas desde el primer día que llegue a la presidencia “perforar”, en relación a la extracción petrolera y “cerrar nuestras fronteras”.
Con información de Noroeste
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los programas industriales más grandes en años, que pretende poner a México entre las 10 primeras economías del mundo. Te contamos de qué se trata.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó uno de los planes de desarrollo económico más ambiciosos de México en años, justamente en un momento de gran incertidumbre para su país por la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A una semana del cambio de poder en Washington, desde Ciudad de México los altos funcionarios y los principales directivos empresariales del país se reunieron el lunes para escuchar los objetivos y estrategias que Sheinbaum presentó en una ceremonia especial.
Entre sus más grandes metas está que la economía de México sea la décima del mundo, producir en el país 50 % del consumo de productos interno, crear 100 parques industriales para emplear a miles de obreros y que el país se posicione en el top 5 de los destinos turísticos del mundo.
“Que cada uno de los mexicanos y mexicanas sepa que hay plan, que hay desarrollo. Que frente a cualquier incertidumbre que venga en el futuro próximo, México tiene un plan y está unido hacia adelante”, dijo Sheinbaum con optimismo, pero sin mencionar directamente a Trump.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, definió el plan como una “carta de navegación de México para la nueva era que vamos a enfrentar”.
“De los 42 años que llevo yo en el servicio público, es el único instrumento que he visto así”, destacó. “Hay incertidumbres en el futuro inmediato, pero si estamos cohesionados y tenemos una dirección nacional como la que tenemos vamos a salir adelante”.
Los analistas económicos del país celebraron el plan por tener objetivos y formas claras de llegar a ellos, cuando menos en su presentación. Otros, sin embargo, hicieron notar la falta de voz y reconocimiento al sector obrero y sindical.
Para Mario Campa, un analista económico formado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, “al menos en el papel, es la política industrial más audaz de las últimas cuatro o cinco décadas en México”, dice a BBC Mundo.
Por otro lado, el académico Carlos Pérez Ricart, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, destaca que es “es una buena respuesta ante el clima de incertidumbre que vive el país”, aunque considera que falta por precisar cómo lograrlo.
“Es una estrategia a mediano y largo plazo de desarrollo económico que pretende hacer frente a una situación muy compleja, entre decisiones propias, como la reforma judicial, y por la elección de Donald Trump”, dice.
Pero ambos coinciden en que genera buenas expectativas para el futuro inminente y a mediano plazo del país.
En su presentación del Plan México, la presidenta enumeró 13 grandes metas y puso algunos plazos y acciones de gobierno para lograrlas.
Sheinbaum también presentó una lista de 15 fechas clave inmediatas para la implementación de las nuevas acciones entre enero y abril de este año. “Pasamos de un periodo en donde la planeación no necesariamente era el eje de una visión”, destacó.
Parte del equilibrio que busca para el desarrollo general del país, contrario al enfoque en la región fronteriza en Estados Unidos, es la conformación de 12 “Polos de Bienestar”, unas áreas estratégicas en las que se cree industria conforme a los recursos locales.
“El objetivo (…) es incorporarnos todos a esta visión de nuestro país, que sea parte, cada uno de los mexicanos y mexicanas, por más diferencias que tengamos, en una visión de largo plazo de nuestro país, a eso es a lo que los estamos invitando”, dijo.
Como el principal socio comercial de Estados Unidos, la estrategia de industrialización de Sheinbaum es mantener al país como el proveedor del gran mercado norteamericano.
Pero uno de los principales enfoques del Plan México es volver a fabricar cosas en México que en décadas anteriores se traían del exterior, principalmente China. A lo largo de las últimas décadas, el país dejó de producir lo que consumía para importarlo desde Asia.
Hoy el 10 % de las exportaciones chinas tienen como destino México, expuso el secretario de Hacienda mexicano Rogelio Ramírez.
“Esta pérdida de participación nos costó, sobre todo, a México y Estados Unidos, Canadá menos, pero nos costó a los dos países con mayor población mucha industria, muchos empleos, mucha pérdida de actividad, sobre todo, sectores completos de la economía fueron perdidos“, señaló.
Campa explica que el nuevo plan no es una sustitución de importaciones como la del pasado, que tenía otro contexto, sino un nuevo enfoque hacia el mercado nacional. Que haya un plan integral favorece que se puedan alcanzar metas como las planteadas, explica, aunque la ejecución será clave.
“Me parece un plan comprensivo, por tocar aspectos como aranceles focalizados, un fondo de desarrollo para pequeñas y medianas empresas, inversión en energía, inversión mixta en infraestructura y logística, simplificación de trámites de inversión, elevar el número de ingenieros, la parte fiscal que facilita el nearshoring (relocalización), la construcción de polos con parques industriales y la investigación científica”, señala.
El desarrollo social que tiene que acompañar es clave, pues la mano de obra cualificada -y aspectos básicos como tener una vivienda cercana al trabajo- son clave para el buen desarrollo de polos industriales.
“Hay casos de quienes dirigen plantas de manufactura muy grande y hablan de déficit de vivienda que ocasiona rotación de personal”, señala Campa. “Y la mano de obra calificada, a veces se subestima, pero es muy importante, porque evita la rotación”.
Pérez Ricart se muestra escéptico sobre la suficiencia presupuestaria para hacer una inversión pública de la magnitud que plantea Sheinbaum.
“El plan es novedoso en cuanto a que tiene un diagnóstico y metas claras. Y formas de llegar a esto. Hay una idea de país. Pero no está claro que se vaya a invertir mucho más dinero de lo que ya se invertía en esto”, dice.
La llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero para un segundo periodo, ha generado expectativa sobre sus decisiones políticas.
A diferencia del primer periodo, explica Pérez Ricart, el republicano ya no tiene expectativas de reelección, por lo que sus políticas podrían ser más agresivas al no temer por un voto de castigo si algo sale mal.
México y Canadá, los dos socios comerciales y vecinos en Norteamérica, ya han sido objeto de amenazas arancelarias por problemas como la migración o el tráfico de drogas. La respuesta de ambos países frente a Washington ha sido también motivo de expectativa.
Para Pérez Ricart, no existe un plan que pueda tener preparado a México para lo que surja a partir del próximo lunes: “No hay una receta ni una respuesta adecuada para Donald Trump. Nadie tiene aquí la clave. La presidenta está haciendo lo mejor que puede en las circunstancias que tiene. Pero es tanta la incertidumbre en términos de tarifas e intervencionismo que nada se puede planear”.
Campa considera también que no hay ninguna garantía de que el Plan México pueda avanzar como está previsto, pero lo ve como un buen “instrumento defensivo y de negociación”, en especial los aranceles que México está pensando en imponer a ciertas manufacturas de China, tal como lo espera Trump.
“El proteccionismo de EU llegó para quedarse un buen rato y México necesita este tipo de planes, como el Plan México, como opción b de largo plazo”, concluye.
Fuera o no una respuesta a la elección de Trump, resulta inevitable entender la presentación del Plan México como eso: un llamado a la calma, un gesto de unidad nacional, un ejercicio de orden y cordura ante los tiempos convulsos que pueden venir.
Sheinbaum mostró una vez más su perfil académico, de rigurosidad y meticulosidad, en una presentación que genera consenso en su diagnóstico y soluciones, pero escepticismo en su factibilidad.
Si hay duda de que la presentación tenía como objetivo algo más que sentar las bases del futuro, sino más bien dar un golpe de opinión, hay que ver dónde y con quién se hizo: en el majestuoso patio del Museo Nacional de Antropología, una entidad que enseña la grandeza de México, y con la presencia de actores del empresariado como Carlos Slim Domit, el hijo del hombre más rico del país, Carlos Slim Helú.
“El objetivo es hacer de México el mejor país del mundo”, dijo la presidenta. Y no son pocos los mexicanos, ricos y pobres, empresarios y trabajadores, que creen que puede lograr tal cosa.
El pesimismo alarmista que se generó en 2016, con la primera elección de Trump, esta vez pasó de agache. Las mayorías, incluso ante la amenaza de los aranceles y las deportaciones trumpistas, ahora creen que el país va por buen camino. Y que está en buenas manos.
Sheinbaum goza de una popularidad inédita del 80 %. Un número envidiable para cualquier presidente que se atribuye tanto a su perfil técnico como a su costado político. El reto ahora será mantenerlo.
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