El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este jueves que ha decidido imponer “aranceles recíprocos” a otros países aliados y adversarios, abriendo nuevos frentes en una guerra comercial global.
“Si nos imponen un arancel o un impuesto, nosotros les imponemos exactamente el mismo nivel de arancel o impuesto, es así de sencillo”, afirmó el republicano en el despacho oval de la Casa Blanca al firmar un documento con consignas sobre su política arancelaria.
El mandatario reconoció que con esta medida “los precios podrían subir”; sin embargo, dijo que espera que estos terminen bajando “en un tiempo”.
Durante la firma del documento, se quejó de que la Unión Europea es “brutal” en sus relaciones comerciales con Estados Unidos. El presidente incluso mencionó que a nivel comercial, los países aliados a EU son peores que los adversarios.
El ejecutivo estadounidense no quiere detenerse ahí: también apunta a barreras no aduaneras, como las regulaciones que penalizan a los productos estadounidenses o el impuesto sobre el valor añadido (IVA) recaudado por los Estados.
En el memorando, Donald Trump pide a sus equipos realizar una revisión completa de las disparidades comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo con el fin de implementar aranceles aduaneros “recíprocos”, “personalizados” país por país, detalló un funcionario de la Casa Blanca.
La revisión “debería durar unas semanas o meses, pero no más”, añadió.
Estados Unidos tiene un déficit comercial “de más de un billón de dólares porque las principales naciones exportadoras del mundo están atacando nuestros mercados con aranceles punitivos y barreras no arancelarias aún más punitivas”, dijo Peter Navarro, asesor comercial e industrial de Donald Trump.
Esta mañana, Trump aseguró que había llegado “el gran día”, pues se tenía previsto que este jueves firmara el decreto sobre aranceles aduaneros recíprocos.
“Han sido “tres semanas fantásticas, quizás las mejores que haya habido, pero hoy es el gran día: ¡¡¡aranceles recíprocos!!!, escribió Trump en su plataforma Truth Social. Y añadió: “¡¡¡Hagamos que Estados Unidos sea grande otra vez!!!”, su lema de campaña.
El presidente republicano quiere imponer a los productos que entran a Estados Unidos desde otro país el mismo nivel de aranceles que este último aplica a los bienes estadounidenses exportados.
Se trata de nivelar las tarifas aduaneras, lo cual asesta un duro golpe a algunos países emergentes, como Brasil o Tailandia, que imponen aranceles altos para proteger sus respectivas economías.
A modo de ejemplo India, cuyo primer ministro Narendra Modi acudirá a la Casa Blanca este jueves, aplica un arancel del 25% a los automóviles estadounidenses, lo que significará que Estados Unidos podrá hacer lo mismo con los indios.
Trump ya anunció aranceles adicionales del 10% sobre los productos chinos y el del 25% sobre el aluminio y el acero. Una política económica agresiva con un único objetivo: “Estados Unidos primero”.
Los gravámenes sobre estos dos metales afectan a numerosos países en América Latina, pero sobre todo a Brasil, México y Argentina.
El arancel de 25% al acero, aluminio y derivados se impondrá sin excepciones ni exenciones, lo que incluye a naciones que antes estaban exentas como Canadá o México, sus socios en el tratado comercial de América del Norte (T-MEC).
Ambos países están además a prueba durante unas semanas sobre otros aranceles del 25% que les impondrá si no llegan a un acuerdo, para incitarlos a combatir la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que causa estragos en Estados Unidos.
El presidente utiliza, según él, los aranceles como una herramienta para hacer que el país “vuelva a ser rico”.
Su idea es aumentar los aranceles para financiar en parte los recortes fiscales y absorber el creciente déficit comercial, pero también como medio de presión. Y lo hace aplicando la ley del talión, el “ojo por ojo, diente por diente”. Un enfoque, según él, “muy sencillo”: “si nos hacen pagar, les hacemos pagar”.
“Lo que piensa el presidente Trump es que al menos todos podemos estar de acuerdo en que si ellos nos gravan con un 20%, nosotros también deberíamos poder hacerlo. Así que si ellos bajan sus aranceles, nosotros los bajamos, esa es la idea de la reciprocidad”, detalló este lunes su asesor económico Kevin Hassett en el canal de televisión CNBC.
Pero los economistas advierten de que este uso de los aranceles podría irritar a gobiernos y empresas extranjeras y perjudicar a la economía estadounidense.
No se descartan posibles represalias o incluso llamadas al boicot, como se ha visto en Canadá. Y esto podría debilitar sectores que ya atraviesan dificultades, como la agricultura.
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“Es posible que al final veamos a países intentando desligarse del mercado estadounidense. Es un mercado enorme, muy rentable, pero también tan arriesgado que puede acabar siendo menos atractivo desde el punto de vista económico”, afirma el economista Maurice Obstfeld.
Muchos analistas prevén también una subida de precios para los estadounidenses, ya que los aranceles los pagan los importadores y suelen repercutir en el bolsillo del consumidor.
Un factor a tener en cuenta. Y es que los expertos atribuyen en buena parte la victoria electoral de Trump en noviembre pasado al descontento de la opinión pública con la inflación.
Tras un pico de inflación del +9,5% en la primavera de 2022 (según el índice IPC), la subida de precios ha continuado, aunque a un ritmo más comedido.
El índice IPC publicado el miércoles arroja una nueva sombra al tablero: los precios al consumo subieron un 3% interanual en enero, incluso antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles aduaneros.
Investigadores proyectan que el potencial de recolección de niebla en zonas geográficas con condiciones favorables podría extender esta práctica (comúnmente utilizada a escala rural) al abastecimiento de urbes donde el agua es escasa.
Esto es lo que han concluido investigadores de ese país tras analizar el potencial de la recolección de niebla en Alto Hospicio, una ciudad ubicada en el norte de Chile, en la región árida del desierto de Atacama.
Con poca o ninguna precipitación, la principal fuente de agua de las ciudades de la zona son los acuíferos subterráneos, que se recargaron por última vez hace miles de años. La precipitación promedio es de menos de 5 mm al año. Y, en algunas zonas, la escasez hídrica obliga a abastecer de agua a la población con camiones aljibe.
Pero la ciudad de Alto Hospicio tiene una particularidad geográfica que favorece la formación y captura de la niebla.
“Se ubica en uno de los corredores de entrada de la niebla al continente”, explica a BBC Mundo la investigadora Virginia Carter Gamberini, de la Universidad Mayor de Chile.
Precisamente esas condiciones son las que podrían permitirle a la ciudad apoyarse en la cosecha de niebla como una alternativa viable y sostenible para abastecer de agua potable a su población.
Las conclusiones del estudio, que fue publicado en febrero en la revista Frontiers of Environmental Science, apuntan a que las nubes de niebla que se acumulan regularmente sobre la ciudad montañosa son una fuente desaprovechada de este recurso tan valioso.
Con el crecimiento de la población urbana y la creciente demanda de agua por parte de la minería y la industria, los investigadores advierten que es urgente encontrar otras fuentes sostenibles.
Sobre todo, considerando que en el caso particular de Alto Hospicio, se enfrentan graves problemas de pobreza y un acceso reducido de sectores de la población a redes de suministro de agua limpia.
La idea de capturar el agua de niebla no es nueva.
De hecho, Carter cuenta que ella ha participado en proyectos similares en otras zonas de Chile, Guatemala, Canadá y África.
Uno de los sistemas de recolección de agua de niebla más grandes se encuentra en Marruecos, en el borde del desierto del Sahara, mientras que experiencias emblemáticas en América Latina son las del Chungungo, también en Chile, o los atrapanieblas de las colinas del sur de Lima.
La novedad, señala la investigadora, es que hasta ahora los proyectos de esta naturaleza se habían entendido con la perspectiva de abastecer a comunidades rurales y no así a poblaciones urbanas.
“Esto apunta a un cambio de percepción. Siempre se pensaba en usar agua de niebla para abastecer a pequeños poblados o asentamientos rurales. En este caso, queremos explorar la posibilidad de abastecer una ciudad”, afirma.
“Nuestros hallazgos demuestran que la niebla puede servir como suministro urbano complementario en zonas áridas donde el cambio climático exacerba la escasez de agua”.
Carter recalca que una “nueva era” de recolección de niebla a una escala mucho mayor podría proporcionar un suministro de agua más seguro y sostenible en entornos urbanos donde más se necesita, no solo en Chile sino también en otras urbes del mundo.
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Capturar el agua de la niebla es extraordinariamente sencillo: se cuelga y tensa una malla entre dos postes y se forma el “atrapaniebla”. Cuando las nubes cargadas de humedad atraviesan esa fina malla, se forman pequeñas gotitas, que se canalizan hacia tuberías y tanques de almacenamiento.
La niebla de Alto Hospicio se forma sobre el océano Pacífico cuando el aire cálido y húmedo fluye sobre el agua fría y luego es empujado hacia las montañas. Las condiciones de niebla constantes en la zona permitieron a los investigadores identificar las áreas donde se podría recolectar el mayor volumen de agua de manera regular.
Con un trabajo de campo que se extendió por un año, realizaron evaluaciones in situ, lo que combinaron con datos obtenidos mediante un método predictivo (AMARU), que procesa información meteorológica y la cruza con datos que se obtienen mediante sensores remotos.
Durante la temporada alta del estudio, entre agosto y septiembre de 2024, el potencial de recogida alcanzó hasta 10 litros por metro cuadrado al día, según los investigadores.
Basándose en una tasa promedio anual de recolección de agua de 2,5 litros por metro cuadrado de malla al día, calcularon que:
Carter explica que Chile es “muy especial” en cuanto a la niebla marina, “porque tenemos el océano a lo largo de todo el país y también tenemos la cordillera”.
Su equipo está trabajando actualmente en un “mapa de recolección de niebla” con el objetivo de identificar otros lugares en donde este modelo se pueda implementar.
El “agua de las nubes”, como la describe Carter, podría, según ella, “mejorar la resiliencia de nuestras ciudades ante el cambio climático y, al mismo tiempo, mejorar el acceso al agua potable”.
La investigadora destaca, sin embargo, que la posibilidad de alcanzar esos volúmenes en otras zonas que enfrentan una grave escasez hídrica dependerá siempre de su potencial de formación y captación de niebla, que está dado por diversos elementos.
“Los factores clave que influyen en la eficiencia de la recolección de niebla incluyen la dirección y la velocidad del viento, así como las características geográficas, especialmente la presencia de montañas”, explica.
Por ejemplo, Petorca, una de las zonas más afectadas por la escasez hídrica en Chile, no tendría -a primera vista- las mismas posibilidades de abastecerse en grandes volúmenes de agua a partir de la niebla. Pero sí otras zonas costeras del país.
“Yo he tomado siempre agua de niebla”, dice Carter, pero señala que el estudio que realizaron no contempla un análisis químico respecto de la calidad del recurso hídrico.
En ese sentido, destaca que “va a ser importante hacer otras investigaciones…Ya sabemos cuánta agua y dónde encontrarla. Después habrá que profundizar en la calidad del agua y los métodos mas adecuados para potabilizarla”.
“Puede ser que ahora ya está bien para tomarla, el punto es que no lo sabemos”, dice otra de las investigadoras, Nathalie Verbrugghe, de la Universidad Libre de Bruselas.
Las investigadoras son cautas sobre las expectativas que se han generado en torno a los hallazgos de esta investigación:
“Nosotras no vamos solucionar la crisis hídrica de Chile o del desierto de Atacama” y “probablemente esta tecnología tampoco, pero esperamos que sea un complemento”.
*Con información de Victoria Gill e Isabel Caro
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