El presidente venezolano, Nicolás Maduro, juró este viernes su tercer mandato consecutivo, entre acusaciones de fraude y aislamiento internacional, pero con el apoyo de los militares y el resto de los poderes del Estado a sus pies.
“Juro” que “este nuevo período presidencial será el periodo de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia”, prometió un enérgico Maduro, vestido de sobrio traje oscuro, ante el jefe del legislativo, el poderoso dirigente chavista, Jorge Rodríguez. ¡Lo juro por la historia, lo juro por mi vida, y así cumpliré!”.
La investidura se produce un día después de una marcha opositora que terminó con la denuncia de un breve arresto de su líder María Corina Machado, que el gobierno negó y calificó de “invento”, mientras el plan de Edmundo González Urrutia de asumir el cargo parece cada vez más improbable.
Maduro -que ya movilizó a sus seguidores el jueves- llamó a salir “por millones” para la juramentación. “El 10 yo juro con Maduro por el futuro” se lee en gigantescas vallas con el rostro del presidente izquierdista.
Nicolás Maduro fue proclamado ganador por el Consejo Nacional Electoral (CNE) con 52% de los votos, sin que hasta el momento se haya publicado un escrutinio detallado, como exige la ley. La oposición, por su parte, publicó en una web copias de actas electorales que dicen prueba su victoria con más del 70% del sufragio.
En los alrededores del legislativo y el resto de los poderes públicos, en el centro de Caracas, el ya masivo aparato de seguridad fue reforzado, constató la AFP: calles bloqueadas, más retenes policiales, más militares en cada esquina, todos fuertemente armados. Los comercios están abiertos pero el tránsito es bajo.
Venezuela además ordenó hasta el lunes el cierre de su frontera terrestre y espacio aéreo con Colombia, tras conocer de una supuesta “conspiración internacional”.
Washington -que niega cualquier complot- ha expresado su reconocimiento a González Urrutia, que visitó la Casa Blanca esta semana. El próximo presidente, Donald Trump, se refirió a él el jueves como “presidente electo”.
El dirigente opositor está en República Dominicana, última escala de una gira internacional que debía culminar en un vuelo privado a Caracas para intentar jurar por la presidencia.
No hay información de esa u otra estrategia. El gobierno advirtió que lo trataría como “invasor” si intenta ingresar sin autorización.
En el poder desde 2013, ungido por el fallecido Hugo Chávez, Maduro ha gobernado con mano de hierro con apoyo de la Fuerza Armada. Ha sido tachado de “dictador” por sus detractores.
González Urrutia ha llamado a los uniformados a reconocerlo, pero la jerarquía ha jurado “lealtad absoluta” a Maduro.
“El sector militar es aún más crucial de lo que ya era antes de la elección para decidir si permanece el gobierno de Maduro o si se abre la posibilidad de una transición”, explicó a la AFP Mariano de Alba, abogado especialista en relaciones internacionales.
En el próximo sexenio, Maduro propone una “gran reforma” a la Constitución, que sigue el camino de la aprobación de nuevas leyes que, según expertos, merman las libertades. Promete igualmente recuperación económica, tras pasar buena parte de sus 12 años en el poder en recesión, alta inflación y escasez.
Más de siete millones de venezolanos migraron huyendo de la crisis, según la ONU.
En el horizonte, no obstante, aparecen eventuales nuevas sanciones con la llegada de Trump, que en su primer gobierno impuso un embargo petrolero.
El galardón por interpretar a Elizabeth Sparkle en la brutal sátira sobre el culto a la belleza y la juventud colocan a Moore como una de las favoritas en la carrera hacia los Oscar.
“Estoy en shock. Llevo mucho tiempo haciendo esto, más de 45 años, y esta es la primera vez que gano algo como actriz”.
Con esa frase recibió Demi Moore este domingo el galardón de mejor intérprete femenina de una película musical o de comedia en la 82.ª edición de los Globos de Oro.
Se alzó con él por haberse puesto en la piel de Elizabeth Sparkle, una estrella televisiva en declive, en The Substance, una brutal sátira sobre el culto a la juventud y la belleza con tintes gore.
Ante el que será su último programa de fitness y por el miedo a caer en el olvido, Sparkle se decide a probar un misterioso elixir de juventud que se promociona con un eslogan que suena muy familiar: “Conseguirás la mejor versión de ti misma”.
Es una película sobre “la violencia que nosotras —las mujeres— nos infringimos a nosotras mismas”, la describió la actriz de 61 años, en uno de los discursos más potentes de la noche.
Haberla protagonizado ha supuesto para Moore, quien fuera la intérprete mejor pagada de los noventa pero que ya apenas trabajaba, prácticamente un renacer en la industria.
Su talento como actriz emerge con fuerza en la película, en la que se muestra totalmente vulnerable y desnuda.
Y su triunfo en los galardones que entrega la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood le allana el camino hacia las nominaciones para los Oscar, que se conocerán el 17 de enero.
“Hace 30 años un productor me dijo que era una actriz de palomitas de maíz, lo que en aquel momento no me hacía merecedora de este premio”, arrancó diciendo Moore.
“Significaba que podía hacer películas exitosas y que recaudaran mucho dinero, pero que no podía ser reconocida (por mi talento). Y yo lo creí”, prosiguió en su discurso.
“Eso me corroyó con el tiempo hasta el punto en el que hace unos años llegué a pensar que eso era todo, que quizá ya estaba completa, que tal vez había hecho ya lo que se suponía que debía hacer”, confesó.
De ese pozo la salvó la directora francesa Coralie Fargeat, admitió Moore, agradeciéndole por ello de corazón.
“Estaba en un punto muy bajo cuando recibí este guion mágico, audaz, valiente, rompedor, absolutamente loco titulado The Substance, y el universo me dijo: ‘No, aún no has acabado'”, prosiguió la actriz.
Moore quiso cerrar su discurso con un mensaje que, aseguró, trata de transmitir la cinta que protagoniza.
“En esos momentos en los que no nos creemos lo suficientemente inteligentes, bellas, delgadas o exitosas, o simplemente cuando consideramos que no somos lo suficiente, podrás ver tu valía si dejas a un lado la vara de medir“, subrayó.
“Así que hoy celebro esto (el premio) como el indicador de mi plenitud y del amor que impulsa, y del regalo que supone hacer algo que amo y que me recuerda que sí pertenezco”, zanjó.
Tras una infancia difícil en su natal Roswell (Nuevo México, Estados Unidos), Moore se fue de casa a los 16 años para trabajar de recepcionista en los estudios de la 20th Century Fox en Los Ángeles.
Y una vez allí, con el tiempo, decidió lanzarse a la interpretación y probar suerte en la industria.
Obtuvo su primer papel en 1981, con 19 años, en la película Decisión.
Aunque tendría que esperar hasta 1985 para que llegara su Jules de St. Elmo, punto de encuentro, una cinta que cimentó las bases de la llamada Generación X y que revolucionó el llamado cine adolescente.
En ella compartiría protagonismo con Andie McDowell, Emilio Estevez y Rob Lowe, miembros del llamado Brat Pack, un grupo de jóvenes intérpretes que redefinieron el cine juvenil de los 80.
Pero el filme que verdaderamente la lanzó al estrellato fue Ghost. La sobra del amor.
Rodado con un presupuesto de apenas US$22 millones, llegó a recaudar US$500 millones, convirtiéndose en el más taquillero del año.
Ghost, que se alzó con dos de los cuatro Oscar a los que aspiraba, le valió a Moore una nominación a los Globos de Oro en 1991, en la misma categoría en la que fue reconocida este domingo.
Su carrera despegó y se convirtió en la actriz mejor pagada del momento, al tiempo que acaparaba portadas también por su relación con el actor Bruce Willis.
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Con Striptease marcó otro hito. Aunque fue un fiasco para la crítica, se embolsó US$12,5 millones, consiguiendo así un sueldo que solo los intérpretes masculinos habían alcanzado hasta la fecha.
“Fue importante porque no se trataba solo de mí; se trataba de cambiar las reglas del juego para todas las mujeres”, le dijo en su momento a la revista Variety.
“Pero la narrativa rápidamente se transformó en: ‘Bueno, solo está cobrando esa cantidad porque está interpretando a una stripper‘. Me afectó mucho, pero al mismo tiempo entendí que cualquiera que se atreva a ser el primero recibirá un golpe”, añadió.
“Y eso vale para cualquiera que desafíe el statu quo“.
A aquello le siguieron fracasos de taquilla como La teniente O’Neill y su nombre empezó a asociarse en los medios cada vez menos con su trabajo actoral y de forma cada vez más recurrente con sus relaciones personales o su aspecto físico.
Cuando recibió el guión de The Substance, apenas le llegaban papeles.
Ahora, su premio por protagonizar la película cuyo elenco completan Margaret Qualley y Dennis Quaid la colocan como una de las favoritas en la carrera hacia los Oscar.
Es un regreso en toda regla.
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