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“Me siento enfermo de no poder salir a trabajar”: migrantes viven terror en Aurora, blanco de retórica antinmigración de Trump
“Me siento enfermo de no poder salir a trabajar”: migrantes viven terror en Aurora, blanco de retórica antinmigración de Trump
Habitantes de la ciudad de Aurora, en Denver, Colorado. Foto: AFP
4 minutos de lectura

“Me siento enfermo de no poder salir a trabajar”: migrantes viven terror en Aurora, blanco de retórica antinmigración de Trump

Trump convirtió a Aurora en el símbolo de una ciudad sometida al presunto ataque de peligrosos criminales inmigrantes. Ahora sus habitantes viven con el miedo a ser deportados.
14 de marzo, 2025
Por: AFP
@AFP 

El albañil Maoro ha vivido casi cuatro décadas en Colorado sin problemas. Pero este último mes ha evitado salir de casa, temeroso de que oficiales de migración lo detengan y lo deporten porque no tiene documentos para residir en Estados Unidos.

“Es peor que una cárcel”, dijo a AFP en su casa, en la ciudad de Aurora, foco de la retórica anti-inmigración de Donald Trump durante su campaña presidencial el año pasado.

“Ya me siento enfermo de que no puedo salir a trabajar”, añadió este hombre de 59 años que no ha podido pagar el alquiler y depende ahora de su hija, quien sí es ciudadana estadounidense.

Maoro asegura que nunca tuvo tanto miedo como ahora, viviendo bajo una administración republicana que prometió deportaciones masivas de inmigrantes sin documentos de residencia en Estados Unidos.

Así es que cuando tres uniformados golpearon su puerta recientemente, el mexicano -que se identificó a la AFP con un seudónimo, al igual que otros entrevistados-, siguió el consejo de activistas pro-inmigración y no les abrió.

Su temor es un sentimiento compartido en Aurora, el suburbio de Denver en el que viven personas de un centenar de diferentes nacionalidades, de acuerdo con organizaciones no gubernamentales.

Lee: EU lanza la aplicación CBP Home con función para que migrantes puedan “autodeportarse”.

Un complejo de departamentos en Aurora fue clausurado tras la irrupción de presuntos criminales de Venezuela, un suceso que fue usado por Trump para criminalizar la migración. Foto: AFP

Iglesias y mezquitas se han vaciado, al igual que los puntos de la ciudad en los que los jornaleros esperaban por ofertas de trabajo a destajo. Un centro comercial, repleto de restaurantes latinos, dice que en febrero hubo 10 mil clientes menos que en años anteriores.

Oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), fuertemente armados, realizaron redadas en Denver y Aurora el 5 de febrero, y arrestaron a varias personas.

Operación Aurora

La ciudad de Aurora entró en el debate nacional sobre inmigración el año pasado, cuando se viralizaron videos en los que se veían a hombres armados, hablando en español, que irrumpían en un apartamento.

Trump, entonces candidato a la presidencia, usó los clips para decir que la banda venezolana Tren de Aragua había “tomado el control” de Aurora.

Pero el alcalde, republicano, desmintió la versión, y dijo que el video era apenas un incidente aislado ocurrido en un edificio particular administrado por un dueño negligente.

A la par, el Departamento de Policía de Aurora dice haber registrado una disminución del índice de delitos entre 2023 y 2024, comparado con los dos años previos.

Sin embargo, Trump insistió en afirmar que Aurora era el símbolo del Estados Unidos sometido al ataque de peligrosos criminales inmigrantes, y aseguró que de ser electo, deportaría a millones.

Los inmigrantes en Aurora sostienen que fueron usados como chivos expiatorios de los existentes problemas sociales.

“Todo lo que está mal en los Estados Unidos ahora, todo, es Tren de Aragua”, ironizó Alexander Jiménez, un venezolano que huyó de su país hace un año. “No puede ser”.

Jiménez limita sus salidas, y permanece escondido junto a diez miembros de su familia, todos a la espera de que sus solicitudes de asilo sean procesadas.

Desde las redadas, sus nietos se niegan a ir a la escuela por temor de que la policía llegue para llevarse a sus padres.

“Ven en el televisor que está pasando, que se están llevando a los venezolanos y a todos los que no son de acá, de este país”, dijo, al referir que en las redadas de febrero cayeron personas sin antecedentes penales.

Te puede interesar: “No abra la puerta”: qué dice la tarjeta roja en 19 idiomas que ayuda a los migrantes en riesgo de deportación en EU.

Organizaciones ofrecen asesoría a los migrantes que viven en Aurora, Denver. Foto: AFP
Organizaciones ofrecen asesoría a los migrantes que viven en Aurora, Denver. Foto: AFP

En aquel momento, una publicación en redes sociales afirmaba que “más de cien miembros de la violenta banda venezolana Tren de Aragua son blanco de arrestos en Aurora, Colorado, hoy por ICE”.

De acuerdo con la televisora Fox News, de las treinta personas arrestadas, sólo una estaba afiliada a la banda.

Contactadas por AFP, las autoridades se negaron a dar detalles sobre los detenidos.

“La búsqueda de criminales por parte de ICE se usa como pretexto para agarrar a inocentes, sin antecedentes penales”, dijo Nayda Benítez, de la Coalición de los Derechos de los Inmigrantes en Colorado.

Su organización ofrece asesoría a los migrantes sobre sus derechos legales, en español, árabe e inglés. Allí les explican que no tienen que abrir la puerta si la policía no tiene una orden de búsqueda, que pueden permanecer en silencio y que no tienen que firmar nada.

Estos consejos son muy valiosos para Susana, una mexicana sin documentos que fue deportada en 2017, durante el primer gobierno de Trump, y quien pasó cinco años separada de sus hijos hasta que pudo volver a Colorado.

“Cuando tú descubres que tienes derecho es algo fuerte, porque dices ‘si yo hubiera sabido'”, comentó la mujer de 47 años, que lamenta haber “hablado mucho” cuando fue interceptada por las autoridades la vez pasada.

“Sabía que había una Constitución”, suspira. “Pero no sabía que esa Constitución me protegía a mí como migrante”.

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Imagen BBC
Conversaciones de paz ocurren en un universo paralelo, dicen soldados en el frente de combate en Ucrania
5 minutos de lectura

Los soldados ucranianos en el campo de batalla no creen que la guerra contra Rusia vaya a terminar pronto.

14 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Soldados ucranianos
Matthew Goddard
Los soldados ucranianos en el campo de batalla dicen que no creen que la guerra vaya a terminar pronto.

Mientras Moscú considera un alto el fuego temporal, su maquinaria militar sigue presionando en el frente. Las negociaciones diplomáticas pueden ser lentas y difíciles, pero en el campo de batalla, se pueden medir en vidas perdidas.

A un hospital militar en el este de Ucrania, los heridos llegan en oleadas en ambulancia. Aquí, hay una desconexión obvia entre la diplomacia que tiene lugar lejos de los combates y la brutalidad de la batalla, en la que los cuerpos humanos todavía están siendo destrozados, despedazados y marcados por las bombas y las balas.

Vemos a otras dos docenas de soldados ucranianos heridos que se suben a un autobús para ser llevados a un hospital en Dnipro; algunos están heridos pero caminan, otros son llevados en camillas. El autobús está provisto de equipos médicos para monitorear a los heridos mientras son trasladados a toda velocidad por carreteras llenas de baches.

Los hombres a bordo son los menos gravemente heridos. La mayoría fueron alcanzados por metralla. La causante es a la ahora más prolífica y temida arma en el frente: los drones.

Ninguno de los soldados que entrevistamos cree que esta guerra vaya a terminar pronto. Maksym, de 30 años, está en una camilla conectado a un medicamento intravenoso para aliviar algo del dolor de las múltiples heridas de metralla que tiene en todo el cuerpo. Dice que ha oído hablar de un alto al fuego temporal de 30 días, pero añade:

“Considero a Putin un asesino y los asesinos no se ponen de acuerdo tan fácilmente”.

Maksym, un soldado ucraniano con varias heridas de metralla, recibe analgésicos por vía intravenosa.
Matthew Goddard
Maksym, un soldado ucraniano con varias heridas de metralla, recibe analgésicos por vía intravenosa.

“No se puede confiar en Rusia”

Vova, quien está sentado cerca, dice refiriéndose a la posibilidad de un alto al fuego: “No me lo creo”. Señala que cerca de la ciudad de Pokrovsk, que se encuentra bajo asedio, se estaban enfrentando a ataques rusos todos los días. “Dudo que haya una tregua”, me dice.

Otro soldado llamado Maksym dice que esta es la segunda vez que resulta herido. “No creo que haya un alto al fuego”, afirma. “Tenía muchos amigos que ya no están con nosotros”.

“Me gustaría creer que todo va a estar bien, pero no se puede confiar en Rusia. Nunca”.

El autobús médico es operado por el Batallón Médico del Ejército de Voluntarios de Ucrania, conocido como los Hospitalarios. Transportan a decenas de soldados heridos todos los días.

Sofiia, una estudiante de medicina de 22 años, ha estado trabajando con ese equipo durante los últimos 18 meses. Ella también es escéptica sobre las posibilidades de un alto al fuego: “No puedo creérmelo, pero realmente desearía que sucediera”, dice.

Me cuenta que cuando se enteró de que Estados Unidos y Ucrania habían acordado presionar para lograr un alto al fuego, los drones rusos sobrevolaban su base y eran interceptados por las fuerzas de defensa aérea ucranianas. Para ella, hablar de paz es como hablar de un universo paralelo.

Sofiia dice que “al menos es bueno que Ucrania y Estados Unidos vuelvan a hablar”. Pero en cuanto a las esperanzas de un alto al fuego, se remite al pasado reciente.

“Si nos fijamos en todos los intentos de alto al fuego que hemos tenido en el pasado, no funcionaron. ¿Cómo va a funcionar este?”, pregunta.

Su colega médico, Daniel, se unió a los Hospitalarios desde Suecia. Dice que entiende lo que se siente cuando una nación más pequeña es atacada por su vecino gigante. Su abuelo luchó por Finlandia contra Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando Daniel llegó a Ucrania, solía preguntarles a los soldados heridos qué querían hacer después de la guerra. Ya no lo hace. “Nadie quiere responder eso”, dice, “porque no quieren decepcionarse. No se atreven a tener esperanzas”.

Daniel no descarta un alto al fuego. Pero añade: “No se puede confiar en que Putin vaya a hacer algo que no le beneficie”.

Ucrania tiene mucha experiencia negociando con Rusia.

Francia y Alemania mediaron en los altos al fuego de 2014 y 2015, cuando las fuerzas respaldadas por Moscú tomaron por primera vez partes del este de Ucrania y Crimea.

Esa negociación no funcionó. Tampoco impidieron que Rusia llevara a cabo su invasión a gran escala de Ucrania ocho años después.

Ivan
Matthew Goddard
Ivan lleva una bandera de EE.UU. en su uniforme.

Reveses en el campo de batalla

Puede que haya conversaciones de paz, pero los hombres de la 68ª Brigada Jaeger de Ucrania siguen preparándose para la guerra. Miramos cómo ensayan sus maniobras para evacuar a un soldado herido bajo fuego enemigo. La mayoría ya ha tenido que hacerlo en la vida real.

A lo lejos, oímos los estruendos de la artillería. Estamos a solo 16 kilómetros de la línea del frente, adonde pronto regresarán.

Han recibido pocas noticias positivas en los últimos días. Las fuerzas ucranianas están siendo superadas en Kursk. En agosto del año pasado, esa ofensiva sorpresa en territorio ruso parecía una jugada de brillantez táctica, que elevaba la moral. Ahora corre el peligro de convertirse en un importante revés estratégico.

Es posible que Kursk deje de ser pronto una moneda de cambio para futuras negociaciones, y se convierta en una pesada carga, por la pérdida de valioso equipamiento y vidas ucranianas.

Uno de los pocos aspectos positivos es que Estados Unidos ha reanudado su apoyo militar. Eso es importante para la 67ª Brigada, que opera con equipos fabricados en Estados Unidos. Realizan sus entrenamientos con un vehículo blindado MaxxPro suministrado por Washington.

Ivan, el conductor que lleva una pequeña bandera estadounidense en su uniforme, dice que le alivia que la administración Trump haya accedido a revertir el bloqueo. Su vehículo necesita reparaciones con regularidad. “Me gustaría que siguieran ayudando”, dice.

Pero Ivan aún no está seguro de si se puede confiar en el presidente Trump.

“Tengo dudas”, dice. En cuanto a confiar en el presidente Putin, responde: “No. Nunca”.

Aquí, incluso un alto al fuego temporal parece estar muy lejos.

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BBC

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