Kamala Harris y el presidente Joe Biden llamaron este miércoles a Donald Trump para felicitarlo por su virtual victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses.
La candidata demócrata habló con Trump sobre la importancia de un traspaso de poder pacífico y de ser un presidente para todos los estadounidenses, dijo un asesor de la vicepresidenta a AFP, quien pidió permanecer en el anonimato.
“El presidente Trump reconoció a la vicepresidenta Harris su determinación, profesionalismo y perseverancia a lo largo de la campaña”, añadió el portavoz del republicano, Steven Cheung, sobre la llamada.
Mientras que el presidente Biden, además de felicitarlo, lo “invitó” a la Casa Blanca.
Según informó el gobierno estadounidense, el mandatario demócrata de 81 años “se dirigirá a la nación” el jueves para abordar los resultados de las elecciones y el período de transición.
Donald Trump volverá a la Casa Blanca avalado por un triunfo electoral contundente sobre Kamala Harris y un programa antimigración, proteccionista y políticamente incorrecto que estremece al mundo.
A falta de los resultados de cuatro estados, el candidato republicano suma 292 votos electorales frente a 224 de su rival, la vicepresidenta demócrata. Necesitaba 270 para ganar.
Un triunfo extraordinario al cabo de una campaña en la que fue blanco de dos intentos de asesinato, cuatro inculpaciones y una condena penal.
Los estadounidenses esperaban que el resultado demorara quizás días y temían un estallido de violencia en el caso de que perdiera.
Estaban equivocados. Como en 2016, la incertidumbre de la noche electoral duró poco. Trump ganó dos de los siete estados claves, Georgia y Carolina del Norte, seguido de Pensilvania. Remató con Wisconsin, enterrando las esperanzas de Harris. Y horas más tarde, Míchigan.
Según una encuesta a boca de urna de NBC News, los latinos y los afroestadounidenses han contribuido al triunfo, votando más por él que hace cuatro años.
El magnate logró el apoyo del 45 % de los votantes hispanos a nivel nacional en comparación con el 53% de Harris. En 2020 la repartición fue 32 % y 65 %.
“Hemos hecho historia”, proclamó Trump, de 78 años, a sus seguidores en West Palm Beach, Florida, rodeado de su familia, incluida su esposa Melania.
“Vamos a ayudar a nuestro país a sanar”, añadió el magnate, que logró convencer a los estadounidenses de que los entiende mejor que nadie.
Los mercados también acogieron con satisfacción la victoria.
El republicano prometió expulsar a los migrantes en situación irregular porque “envenenan la sangre” del país.
Asegura que quiere reconquistar ciudades que según él han sido tomadas por migrantes, y sellar la frontera con México para asegurarse de que no entren más sin visa. El día de la victoria será el de “la liberación”, martilleó.
Este miércoles afirmó que los migrantes podrán venir, pero legalmente.
Todo le salió a pedir de boca porque además de ganar las presidenciales, el Partido Republicano arrebató el control del Senado a los demócratas. Y todo apunta que va a ganar el voto popular, un objetivo que acarició durante la campaña.
Con un estilo directo, su mensaje cala en la clase trabajadora y en el mundo rural desilusionado con las élites de Washington.
Su regreso a la Casa Blanca sume en la alegría a millones de seguidores reconocibles por sus gorras rojas.
Cerca del escenario donde Trump pronunció su discurso, Ted Saranvis, de 68 años, estaba tan contento que se puso a bailar con los brazos en alto.
“Me siento extraordinario. Esta es la mayor victoria política estadounidense de la historia”, dijo.
Pero otros tantos quedan traumatizados.
“Ahora tengo miedo, estoy ansiosa. Apenas puedo mover las piernas”, reconoció Charlyn Anderson en la Universidad Howard de Washington, el buque insignia de la formación de los estudiantes negros, donde Harris, que se formó allí, tenía previsto dar un discurso que anuló. Lo pronunciará esta tarde.
La vicepresidenta de 60 años solo tuvo tres meses para hacer campaña desde que el presidente Joe Biden se retiró de la carrera.
¿Cómo será la segunda presidencia de Trump cuando preste juramento el 20 de enero? El millonario ha dado pinceladas.
Prometió resolver la guerra en Ucrania y los conflictos en Oriente Medio, aunque no dijo cómo.
Escéptico del clima, se comprometió a cerrar de nuevo la puerta al Acuerdo de París y a perforar petróleo “a raudales”.
A nivel comercial prevé imponer aranceles para “traer de vuelta” a las empresas al país.
Parece especialmente preocupado por su vecino del sur.
“Yo diría que México es un desafío tremendo para nosotros” porque “China está construyendo enormes fábricas de automóviles” en el país y “van a venderlos en Estados Unidos”, se queja.
“Sacar del negocio a los cárteles” de la droga es otra de sus promesas. Preocupan sus amenazas a lo que denomina “enemigo interno” y su sed de venganza.
El mundo, incluidos sus aliados, están nerviosos por lo que pueda hacer, pero ya han empezado a felicitarle. Los primeros han sido China, Francia e Israel. Rusia dijo que prefiere juzgarlo por sus “acciones”.
Pocos detalles han trascendido sobre los futuros miembros de su administración, con dos excepciones.
Piensa confiar un cargo al hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien hizo campaña por él, y otro a Robert F. Kennedy Jr, vástago del clan político más famoso de Estados Unidos y activista antivacunas, posiblemente “en el cuidado de la salud”.
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Queda al mando de la primera potencia mundial un hombre de 78 años, que se convertirá en el presidente de más edad en prestar juramento.
A diferencia de Trump, que boicoteó la ceremonia de investidura de Joe Biden, el presidente demócrata se ha comprometido a participar en la suya.
El republicano dejó la Casa Blanca sumida en el caos hace cuatro años, sin reconocer su derrota.
El 6 de enero de 2021, cientos de sus seguidores irrumpieron en el Capitolio, para intentar impedir la certificación de la victoria de Biden.
Al grito de “dimisión” y “fuera, fuera”, muchos se encararon con las autoridades, produciéndose momentos muy tensos, sobre todo en los pueblos que registran mayor número de muertos y que acusan de ello a la mala planificación.
Es el día 6 de una de las tragedias más grandes de la historia reciente de España. Es el día también en que el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, y el monarca español Felipe VI llegaron a la zona de la catástrofe, donde más de 200 personas murieron y hay centenares desaparecidas.
Las dos máximas autoridades del país visitaron este domingo el terreno enfangado y maloliente de dos de las localidades más afectadas de la comunidad Valenciana tras las torrenciales lluvias y la riada que asoló todo a su paso.
Pero muchos de los afectados no se han tomado bien la visita y respondieron lanzando barro y otros objetos y gritando “¡asesinos, asesinos!” a la comitiva, en la que también participaba el presidente regional, Carlos Mazón, del Partido Popular, y la reina Letizia.
En imágenes, ha podido verse también a la reina con la cara y las manos cubiertas de barro cuando hablaba con una mujer, mientras el presidente del gobierno fue evacuado a un punto seguro, dijeron medios locales.
Al grito de “dimisión” y “fuera, fuera”, muchos se encararon con las autoridades, produciéndose momentos muy tensos, sobre todo en los pueblos que registran mayor número de muertos y que acusan de ello a la mala planificación.
Hay malestar por la lenta respuesta de los servicios de emergencia. También por la tardanza en enviar a ejército y policía para ayudar.
Y sobre todo, porque el día de la riada, pese a que la Agencia Estatal de Meteorología elevó al máximo su nivel de alerta en la mañana del martes 29 por la DANA, las autoridades locales no avisaron a tiempo a la población.
La agencia de protección civil emitió una alerta de emergencia a los teléfonos de los habitantes de la ciudad de Valencia y sus alrededores después de las 20:00 hora local del martes, cuando las inundaciones ya cubrían muchas zonas.
Por su parte el gobierno central de Madrid también enfrenta críticas por no haber movilizado al ejército a tiempo y por rechazar una oferta del gobierno francés de enviar 200 bomberos para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate.
“Se sabía y nadie hizo nada por evitarlo”, le dijo un joven al rey, que insistió en quedarse a hablar con la gente pese a la agitación, explicó en un cable la agencia Reuters.
En un momento de la visita en Paiporta, el monarca sostuvo en su hombro a un hombre que lloraba.
Parte de las competencias en la respuesta a la tragedia recae en la Comunidad Autónoma, en la que gobierna el Partido Popular, y otras son del Estado, donde gobierna una coalición de partidos liderada por los socialistas.
“Entiendo la indignación social y por supuesto me quedo a recibirla. Es mi obligación política y moral. La actitud del Rey esta mañana ha sido ejemplar”, dijo Mazón en la red social X.
La tragedia es ya la peor catástrofe europea relacionada con inundaciones en un solo país desde 1967, cuando al menos unas 500 personas murieron en Portugal.
Decenas de personas están en paradero desconocido, mientras que unos 3.000 hogares siguen sin electricidad, según las autoridades. Además hay numerosas infraestructuras dañadas e incalculables destrozos.
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