Una jueza federal bloqueó el miércoles el intento de Donald Trump de restringir la ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos, un duro golpe para el intento del presidente de poner fin a un derecho consagrado en la Constitución.
El fallo prohíbe indefinidamente la aplicación de una de las órdenes ejecutivas más controvertidas de Trump, que debía entrar en vigor en todo el país el 19 de febrero.
“La negación del preciado derecho a la ciudadanía causará un daño irreparable”, dijo la jueza de distrito Deborah Boardman durante una audiencia en un tribunal de Maryland.
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Destacó que los precedentes de la Corte Suprema protegen la ciudadanía por nacimiento y agregó que la orden de Trump “entra en conflicto con el lenguaje llano de la 14ª Enmienda”, informó el Washington Post.
“Ningún tribunal del país ha respaldado nunca la interpretación del presidente”, dijo. “Esta corte no será la primera”.
De acuerdo con AP, la audiencia se llevó a cabo a partir de una demanda presentada por grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes como CASA y el Proyecto de Apoyo para Solicitantes de Asilo (o ASAP por sus siglas en inglés), así como un grupo de madres embarazadas.
En total, 22 estados de tendencia demócrata y varias organizaciones han recurrido a la justicia para intentar frenar la acción ejecutiva.
La orden judicial se suma a una suspensión de 14 días emitida en enero por el juez federal del estado de Washington, John Coughenour, que consideró el decreto “descaradamente inconstitucional“. Trump declaró entonces que pensaba apelar el fallo.
La ciudadanía por derecho de nacimiento está consagrada en la Constitución de Estados Unidos bajo la 14ª Enmienda, que decreta que cualquier persona nacida en territorio estadounidense es ciudadana.
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El decreto de Trump se basa en la idea de que cualquier persona que se encuentre en Estados Unidos de manera irregular, o con una visa, no está “sujeta a la jurisdicción” del país y, por lo tanto, queda excluida de esta categoría.
Sus detractores argumentan que la enmienda, ratificada en 1868, cuando Estados Unidos intentaba recuperarse de la Guerra Civil, lleva más de un siglo vigente.
De aplicarse, la orden impediría la emisión de pasaportes, certificados de nacimiento u otros documentos a los niños cuyas madres están en el país de forma irregular o temporal, y cuyo padre no sea un ciudadano estadounidense.
Beijing informa que a partir del lunes impondrá sus propios aranceles de 15% a las importaciones de carbón y 10% al petróleo y camionetas provenientes de Estados Unidos.
China anunció una serie de aranceles a productos estadounidenses, en represalia por las tarifas a bienes chinos impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los aranceles chinos, que entrarán en vigor el lunes próximo, incluyen un impuesto del 15% al carbón y al gas natural licuado, además del 10% al petróleo, maquinaria agrícola, camionetas y algunos autos de lujo.
Este martes en la madrugada comenzaron a aplicarse aranceles del 10% a todas las importaciones de China a EE.UU.
El presidente Trump alega que la medida contra los productos chinos son en respuesta al déficit comercial que existe con la nación asiática y son una manera para forzar a China a que frene el flujo de fentanilo a EE.UU.
Por su parte, el gobierno de Beijing acusó al de Washington de violar las reglas del comercio internacional.
“La imposición unilateral de aranceles por parte de EE.UU. es una seria violación de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). No sólo no ayuda a resolver sus propios problemas, sino que además socava la cooperación y comercio normales entre China y EE.UU.”, dice el comunicado que anunciaba las tarifas de represalia.
Además califica la acción de “flagrante” y que “representa un ejemplo típico de unilateralidad y proteccionismo comercial”.
El Ministerio de Comercio de China anunció que presentará una queja ante la OMC para que intervenga en aras de “salvaguardar sus derechos e intereses legítimos”.
En una medida adicional, el ente de vigilancia de competencia en China afirma haber iniciado una investigación de la empresa Google.
La Administración Estatal de Regulación del Mercado dice sospechar que el gigante informático viola las leyes antimonopolio.
Con los anuncios, Beijing dejó claro que no rehuirá de un enfrentamiento comercial contra Washington.
No es la primera vez que esto sucede entre las dos principales potencias económicas del mundo, que ya se habían enfrascado en una guerra arancelaria durante el primer mandato de Trump en 2018.
En ese momento, Trump implementaba su agenda conocida como “EE.UU. primero”, imponiendo serie tras serie de aranceles a los productos extranjeros. Cientos de miles de millones de dólares en productos chinos enfrentaron nuevos impuestos o tarifas más altas, lo que motivó una represalia por parte de Beijing.
Durante el gobierno de Joe Biden, Washington mantuvo los aranceles y hasta incrementó algunos de ellos. Biden adoptó una estrategia más enfocada en el sector de alta tecnología con más tarifas y restricciones a los productos como semiconductores y vehículos eléctricos.
A pesar de las tensiones, estas dos grandes economías están profundamente entrelazadas, comenta João da Silva, analista económico de la BBC.
Ambos países son importantes socios comerciales. Las importaciones de China a EE.UU. alcanzaron US$401.000 millones en los primeros 11 meses del año pasado, mientras que China importó de EE.UU. el equivalente a US$131.000 millones.
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